48. Nuestra noche - Parte II
Enero.
—¡¿Qué rayos crees que haces, Jeon Jungkook?!, ¡Bájame ya mismo! —manoteó y pataleó un poco, pero Jungkook ni siquiera se inmutó y solo siguió caminando tajante.
—No.
—¡Jungkook!
—He dicho que no.
—¡Ash! —exclamó frustrado y el pelinegro soltó una risita—. ¡Eres malo!
—¿Soy malo?
—¡Sí!
—¿Por qué?
—¡Dijiste que me cargarías como a un bebé, no como a un costal de papas! —enseguida, Jungkook se detuvo en seco.
—¿Recuerdas eso? —y un silencio extraño hizo presencia en el ambiente, pues Kim Taehyung no pudo contestar. Sin embargo, el menor tiró un suspiro al leve viento y dejó a Taehyung en el piso, para plantarle un beso en la frente y volverlo a cargar, esta vez, sosteniendo sus piernas a la altura de su cadera, provocando que Taehyung enredara sus brazos en su cuello y sus mejillas se colorearan al toparse con los ojos amielados. Jungkook renovó su caminata y el castaño no tuvo más que recargar su mentón en su hombro, no tenía el valor de sostenerle la mirada—. Estabas muy ebrio, pensé que no eras consciente de lo que decías.
—No lo era —contestó—, pero estaba siendo honesto —confesó y un pequeño resoplido abandonó sus labios—. Esa noche, fue la primera vez en que sentí un mar de cosas por ti.
Y una sonrisa soñadora, hizo arribo en el rostro de Jungkook, mismo que sintió su pecho latir con armoniosa calidez—. Te comportaste tan tierno, que adoraría verte ebrio otra vez.
—Jungkook —soltó al quejarse y el menor le dejó un beso rápido en el cuello.
—Eres demasiado hermoso y adorable, TaeTae. No puedo con todo lo que siento, al pensar que tengo el honor de sostenerte entre mis brazos —entonces, ante la sensación eufórica que llenó el pecho de Taehyung, sonrió: Jungkook lo hacía muy feliz.
Avanzaron, quizá, por un minuto más, mismo en el que Taehyung decidió no hablar otra vez; debía poner en orden sus ideas. Tal vez, su enojo estaba siendo injustificado: Jungkook jamás había tenido malas intenciones hacia él, tampoco le había faltado al respeto o decepcionado de maneras directas. Seguro que era un malentendido, así que debía darle la oportunidad de explicarlo.
Y justo lo anterior lo llevó a preguntarse hacía dónde se dirigían, pues entre más caminaba el menor, más se alejaban de lo que parecía ser el fraccionamiento, hundiéndose, sin cautela, en un área natural, llena de árboles divinamente podados. Se aferró un poco más al cuerpo de Jungkook cuando notó que la oscuridad también se acrecentaba y sus ganas de estar en casa volvían a su mente.
—Jungkook, ¿A dónde...?
—Llegamos —soltó el menor.
La duda del castaño se hizo más grande cuando Jungkook se inclinó y lo dejó en el piso, sentándolo, cuidadoso, sobre una especie de alfombra; o al menos eso pensó que era, pues no tenía nada que ver con la textura del pasto que adornaba todo a su alrededor.
Entonces, las manos de Jungkook dejaron de rodear su espalda y fueron directo a su nuca, sorprendiéndolo al presionar con fervor en sus rozados belfos. Su corazón se enloqueció un poco y no pudo evitar sentir mariposas en el estómago, mismas que le hicieron comprender que el Golden Maknae seguía sintiendo lo mismo hacia él; por ende y después de unos segundos, deseó que aquel beso dejara de ser estático, deseó enredarse entre las comisuras de Jungkook, sentir su lengua recorrer su boca y morder con delicadeza su labio inferior, mientras el menor se dedicaba a abrazarlo con ímpetu, como si de ello dependiera su vida.
Sin embargo, antes de que estuviera dispuesto a separarse de Jungkook, para entreabrir un poco sus belfos y buscar que el pelinegro le correspondiera igual, el Golden Maknae se alejó, dejando a Taehyung con sus labios alzados en forma de piquito, rompiéndole las ilusiones de inmediato.
—Te besaré todo lo que quieras —le dijo y el castaño agradeció que estuviera oscuro, pues el sonrojo que adornó sus mejillas fue diabólico, primero: por lo ridículo que creyó haberse visto, levantando su boquita de esa forma tan necesitada; y, segundo: porque Jungkook entendió que estaba desesperado por probarle el resto de la noche—, pero antes —dijo y tronó sus labios sobre los de Taehyung para luego sonreír con plenitud—: tengo una sorpresa para ti.
—¿Una... sorpresa? —preguntó y la ilusión creció exagerada en su mente y corazón—. ¿Por qué?
—Porque... eres mi universo.
Y tras decir eso, cientos de lucecitas iluminaron el lugar, haciendo que Taehyung abriera los ojos sorprendido, pues había foquitos por todas partes, encendiendo intermitentes, siguiendo patrones distintos, rodeándolos de color plata esperanzado.
Miró a su alrededor analizando el sitio donde estaban: estelas de velos finos colgaban desde una estructura centrada, formando un círculo a su alrededor, dándoles la privacidad necesaria para vivir un momento romántico; además, había una gran alfombra bajo suyo y, a un costado, varias almohadas a color blanco, acomodadas estratégicamente para hacer lucir confortable al espacio. Levantó el rostro: era una noche oscura, no estaba la luna y tampoco se podían apreciar las estrellas, sin embargo, cientos de lucecitas colgaban con magnificencia.
Era tan fascinante... Y la sensación se acrecentó cuando Jungkook fue directo a encender un par de velas con olor a vainilla, que inundaron sus fosas nasales en cuanto la cera comenzó a derretirse.
Vainilla y nuez, sin duda, los aromas más exquisitos de la vida.
Sonrió maravillado, no tenía idea de lo que sucedía, pero le encantaba. Entonces vio a Jungkook acercarse, llevando consigo una mesita donde había un delicioso tazón de fresas con crema, una botella de vino blanco y un par de copas acaudaladas.
El menor se sentó frente a él, sirvió las copas con elegancia y le extendió una de ellas al mayor, invitándolo a beber cortésmente. Se sonrieron y dieron un pequeño trago, para luego dejar las copas en su lugar.
—Jungkook —habló Taehyung, echando otro vistazo al sitio—. ¿Qué es todo esto?
—Es algo que hice para ti —contestó y sus ojos se perdieron en los oscuros de Taehyung—... Quería disculparme por mi ausencia y demostrarte lo mucho que me importas.
—Koo —murmuró el mayor, sintiendo su pecho contraerse emotivamente—. Todo es tan precioso.
—No más que mi Tae divino —dijo y tomó una mano del joven, solo para besar sus nudillos con ternura, derritiéndolo más rápido que las mismísimas velas ya en proceso—. ¿Te gustaría probar esto?, Sé que es uno de tus postres favoritos —mencionó y una sonrisita tímida se estiró en su boca—... Yo mismo lo hice.
—¿De verdad? —preguntó el mayor, mostrando el asombro en sus ojos.
—Sí, pero no es obligatorio que lo comas: sé que ingeriste algo de helado y seguro todavía estás lleno.
—Quiero... Quiero comerlo —terminó diciendo, pues notó como la desilusión ocupó, etéreamente, la carita de Jeon Jungkook.
—Oh, lindo TaeTae —dijo y, al sonreír, llevó su mano hasta el tazón de fresas, tomando una con un tenedor y llenándola con la cremosa sustancia—. ¡Brrrum! —murmuró juguetón, acercando el bocado hasta los labios de Taehyung, haciéndolo soltar una carcajada ante el avioncito que acababa de arribar a su boca—. Come, bebé —pidió cariñoso y Taehyung mordió mientras le sonreía, a Jungkook, con ligereza.
—Oh —musitó, una vez que había comido—. Está riquísima.
—¿De verdad? —inquirió el menor con ilusión y Taehyung asintió emocionado, tomó una fresa de igual manera y se la ofreció a Jungkook, viendo a este recibir el bocado con gusto—. Wow, me quedó bastante bien.
—Lo sé... Me encanta, desearía poder comerlo siempre.
—Lo prepararé cada vez que quieras.
—Gracias, Kookie —dijo el castaño y se puso de rodillas, inclinándose lo necesario hasta plantar sus labios en los del atleta nacional, produciendo un beso casto, pero tan tierno como ningún otro.
—Taehyung —le llamó el menor unos segundos después, tomándolo por los hombros y haciéndolo sentarse sobre la alfombra—. Hay muchas cosas que quiero decirte esta noche, pero no sé por dónde empezar, ni cuál es la forma adecuada para hacerlo; por eso, lo escribí... ¿Crees que puedas leerlo ahora?
—Oh... claro, Koo.
—Bien —musitó el joven pelinegro y, de un bolsillo de su suéter, sacó una hoja de papel doblada en cuatro partes. Taehyung abrió los ojos con asombro, recibiendo el papel que le extendía Jungkook con esa mano que no había dejado de temblar desde que había amanecido; no obstante, estaba agradecido de ser tan determinado, pues podía contenerse cuando era necesario, en este caso, frente a los ojos de su precioso fisioterapeuta—. Léela con detenimiento, por favor —y el castaño asintió, llevando toda su atención hasta la hoja, desdoblándola con cuidado y encontrándose con la delgada caligrafía de Jeon Jungkook, adornando con elegancia cada parte del pliego rectangular.
"Para: Kim Taehyung.
Hola TaeTae bonito. Espero que te encuentres muy bien y deseo, con mi corazón entero, que te haya gustado el lugar que he preparado para sorprenderte esta noche... nuestra noche.
Resulta que, lo que leerás en los siguientes párrafos no fue algo sencillo de redactar, hice cientos de borradores hasta que este espacio quedó como lo deseé desde el inicio. En fin, ahora que estás frente a mí, no puedo evitar querer suspirar a cada instante, pues, incluso, tu parpadear me cautiva irremediablemente.
Quedo inerme cada vez que tus hermosos ojos profundizan en los míos, mi corazón se acelera por tu voz y mi estómago se vuelve loco ante las miles de mariposas que provocas en él. No sabes lo nervioso que me sigo poniendo cuando te acercas y me dejas uno de tus tiernos besos en la mejilla; mi piel se eriza, mi cuerpo entero reacciona y yo solo puedo pensar en lo afortunado que soy al haberte conocido.
Me gustas, Taehyung. Me gustas desmesuradamente.
Adoro cada cosa de ti, cada detalle, cada fragmento.
Me encantas completamente, así, justo como eres: con tus virtudes y con esos que tu consideras defectos.
Si cuando te vi por primera vez, hubiera sabido que te convertirías en mi mundo, en ese mismo instante te hubiera besado como un loco, te hubiera llenado de cariño en un abrazo incontrolable y te hubiera pedido brillar a mi lado.
Porque eres mi luz.
Porque eres especial.
Porque eres todo para mí...
Sé que lo sabes.
Ya casi son dos meses de que iniciamos con esta aventura y cada minuto que hemos compartido, se ha instalado en mi corazón para no irse jamás. No quiero que dudes nunca acerca de lo que siento por ti, deseo aclarar que cada latido en mi pecho ocurre porque estás a mi lado, ya que eres mi razón y mi única necesidad.
Hace unos días, cuando estábamos en el campamento, vivimos un par de situaciones inolvidables, mismas en las que me hiciste sentir y pensar muchísimas cosas. Soy consciente de todo, no ignoro que establecimos que iríamos lento, que nos conoceríamos bien y que analizaríamos si deberíamos estar y avanzar juntos; No obstante, no puedo esperar más para decírtelo:
Te quiero, Kim Taehyung.
Comprendo que aún no nos conocemos bien, que no ha pasado el tiempo suficiente y que esto puede llegar a afectar lo que hemos construido, pero espero que entiendas que no pude controlarme: esto que hay en mi pecho se ha vuelto tan fuerte, que a veces no puedo ni respirar.
No sé cómo pasó, no sé cómo mi gusto por ti se convirtió en este palpitar incesantemente divino. Sin embargo, has llenado mi corazón entero y lo has hecho tuyo sin consideración alguna: uniste cada pieza que se encontraba dispersa, curaste mis heridas y le diste sentido a mi existir.
Por ello, te voy a cuidar, te voy a apoyar y a apapachar siempre. Nunca te faltará nada. Haré que tus sueños se hagan realidad y sostendré tu mano en todo momento. Mi felicidad será la tuya y me encargaré de ser tu soporte para la eternidad.
No busco que te sientas comprometido con esto, mi intención es aclararte que estoy a tus pies y que no estarás solo jamás, pues eres mi prioridad. Espero que estas palabras te hayan conmovido, aunque sea un poco, ya que mi corazón ha sido el único implicado en cada letra que aquí aparece.
Para mí, eres lo más hermoso y especial que existe en este mundo. Por favor, nunca olvides lo que siento por ti.
Te adora con toda su alma: Jeon Jungkook."
—Jungkook —murmuró Taehyung y el nudo en su garganta que creció mientras leía, hizo que sus ojos se humedecieran—... tú —entonces, alzó la vista y se encontró con Jeon Jungkook regalándole una sonrisa divina y sosteniendo un ukelele a color marrón acaramelado—... tú...
—Antes de que suceda cualquier otra cosa, escúchame un momento. Esto es para ti —y dicho lo anterior, afianzó el ukelele, acomodándolo correctamente sobre sus piernas. Tomó el brazo de este, poniendo sus dedos sobre las cuerdas y dando un profundo respiro. En seguida, sonrió pequeñito y su mirada viajó hasta los rojizos ojos oscuros—:
Wise men say
(Los hombres sabios dicen)
Only fools rush in
(Solo los tontos se precipitan)
But I can't help falling in love with you
(Pero no puedo evitar enamorarme de ti)
Shall I stay?
(¿Debo quedarme?)
Would it be a sin
If I can't help falling in love with you?
(¿Sería un pecado si no puedo evitar enamorarme de ti?)
Like a river flows
(Al igual que fluye un río)
Surely to the sea
(Seguramente hacia el mar)
Darling, so it goes
(Cariño, así es como va)
Some things are meant to be
(Algunas cosas están destinadas a ser)
Take my hand
(Toma mi mano)
Take my whole life too
(Toma mi vida entera también)
For I can't help falling in love with you
(Porque no puedo evitar enamorarme de ti)
Like a river flows
(Al igual que fluye un río)
Surely to the sea
(Seguramente hacia el mar)
Darling, so it goes
(Cariño, así es como va)
Some things are meant to be
(Algunas cosas están destinadas a ser)
Take my hand
(Toma mi mano)
Take my whole life too
(Toma mi vida entera también)
For I can't help falling in love with you
(Porque no puedo evitar enamorarme de ti)
For I can't help falling in love with you (Porque no puedo evitar enamorarme de ti)
Entonces, el último rasgueo en aquel ukelele ocurrió y, con él, miles de sensaciones hermosas llenaron el alma de Kim Taehyung, haciéndolo sentir justo como Jungkook esperaba: tan especial y apreciado como nadie más en el universo entero.
No había otra cosa, estaba tan conmovido que las lágrimas le corrían como si de una fuente se tratara. Su corazón palpitaba acelerado y no existía forma de hacer que la emoción desapareciera.
Sí, todo era una locura, ellos eran una locura: la felicidad que los embriagaba podía parecer una precipitada situación, pero el sentimiento de cariño mutuo era algo que no se podía negar, algo que les pedía estar cerca siempre; un deseo ávido de enredarse en los brazos del otro, de estar juntos sin interrupciones, sin ataduras, sin remordimientos: pues para ello se habían conocido.
En definitiva, Taehyung quería tomar las manos de Jungkook, quería tomar su vida entera y que el menor recibiera la suya también; porque así eran las cosas, porque su apego estaba destinado a suceder y porque, en efecto, Kim Taehyung tampoco podía evitar estarse enamorando de Jeon Jungkook.
—Jungkook —murmuró y la sonrisa que tenía el Golden Maknae en los labios, provocó que la suya apareciera al instante, aun cuando se desbarataba en llanto.
Enseguida, Jungkook hizo el ukelele a un lado y se acercó todo lo posible, tomando entre sus manos el cuerpo del castaño y subiéndolo sobre su regazo, para poder reconfortarlo con todo lo que él, a la par, estaba sintiendo.
—Cuando nos conocimos, dijiste qué harías todo lo que estuviera en tus manos para que volviera a ser el mismo de antes —mencionó y Taehyung sorbió su nariz, sin dejar de ver los orbes brillantes de Jungkook, esos, que denotaban centenares de constelaciones preciosas: pues el niño de los rulos, como la galaxia inmensa que era para el pelinegro, se reflejaba en ellos—; Sin embargo, descubrí que eso es lo que menos deseo... No quiero regresar a ello, no quiero volver a ser un Jungkook sin su Taehyung —confesó y los labios de Taehyung formaron un puchero enternecido—. Quiero estar contigo por siempre.
—Kookie —sollozó el mayor—... Quiero... quiero lo mismo.
—Oh, lindura —musitó y sintió que sus ojos se aguaban, contagiándose de los otros, justo cuando su mano fue a parar hasta la mejilla de Taehyung, acariciando, con cuidado, su suave piel humedecida ante las lágrimas—, me alegra muchísimo saberlo, porque hay algo que muero por preguntarte, pequeño bebito llorón.
—Di... Dime, Koo —sollozó y llevó una de sus manos hasta posarla, con cariño, sobre la de Jungkook, quien seguía acunando su mejilla y dándole calor etéreo.
Entonces, el menor tomó una bocanada de oxígeno, llenándose del valor necesario para declarar eso que llevaba tanto tiempo deseando.
—Kim Taehyung... ¿Quieres ser mi novio?
Soltó por fin, dejando ir consigo su alma entera. Por ello, el llanto del mencionado, aumentó en desmedida. Nada era realmente importante en el mundo, nada, excepto ese joven de cabello negro que le estaba sosteniendo la vida.
—Sí —contestó y las lágrimas escurrieron, mientras sonreía cautivado.
—¿Sí? —inquirió el menor, sintiendo que su corazón estaba a punto de salir de su pecho.
—¡Sí! —exclamó con emoción el ajeno y entonces se tiró sobre el cuerpo de Jungkook, aferrándose a ese pecho que latía como un loco y que, a la par, le daba toda la seguridad que nunca antes había tenido. El pelinegro correspondió al abrazo y dejó que Taehyung se desahogara, limpiándose algunas lágrimas emotivas que escaparon sin prevención. Prontamente, Taehyung se alzó un poco hasta ver directo a los ojos de Jungkook y subió sus manos hasta enredar las mejillas del chico en ellas—... Me quieres —dijo con ilusión y Jungkook sonrió enamorado.
—Te quiero, bebito —reafirmó y destellos de felicidad explotaron dentro de Kim Taehyung.
—También te quiero, amor.
Y Jeon Jungkook no se pudo sentir más bendecido, más radiante, más feliz.
Amor... Kim Taehyung lo había llamado: amor. Aunado a ello, dijo que también lo quería.
¿No era eso lo más hermoso que podía existir en la vida?
Claro que sí. Incluso su piel lo confirmaba, pues se había erizado de una manera diferente, tan dichosa y jovial como en ningún otro instante de su existencia.
Y Taehyung lo entendió, la expresión fascinada en el rostro varonil de Jungkook le hizo saber que estaba tan conmocionado como él. Por eso, llevó sus labios hasta presionar con suavidad sobre los otros, dejando todo su cariño en ese toque brutalmente benéfico.
El menor se estremeció y correspondió al instante, estancando su sentir en ese momento de la vida, disfrutando de la hermosa sensación que le recorría el cuerpo entero y, por supuesto, agradeciendo, infinitamente, a ese hombre que acababa de declararse como suyo.
—Me llamaste: amor —murmuró el atleta cuando se separaron, sintiendo a Taehyung rozarle sus labios menesterosos, mientras, en sus frentes, sus rulitos acariciaban sus hebras negras.
—Eres mi amor, Jungkook —le contestó el mayor en un susurro y la respiración se le cortó de inmediato.
—Taehyung —fue lo que pudo decir y otro besito le fue plantado—... Eres mi amor también.
Dicho lo anterior, sus labios se unieron con regocijo, clavándose en esos roces inefables de afección, con ambos corazones palpitando al tope, trepidando, compartiendo cariño y sumergiéndose más y más en su querer.
Porque eso era todo lo que ellos se transmitían: un indescriptible y desmesurado querer.
Por fin hemos llegado a esta parte de la historia y no tengo palabras para expresar mi sentir ante tal acontecimiento. Hace un año, la presente escena, era inimaginable... y no lo negaré, fue complicada de escribir: me llevó algunas semanas, pues quería que quedara tan armoniosa como fuera posible. No sé si lo logré, pero creo que ya era tiempo de exponerlo frente a tus ojos, adorado/a lector/a.
En fin, dejo aquí el cover en el que me basé para expresar como Jungkook le ha declarado, todo su amor, al tierno Taehyung. (Imaginemos que lo canta Jungkook, con su divina y melodiosa voz).
https://youtu.be/p0lUu4NHKHg
O una versión mucho muy tierna, que me sacó más de un: aww.
https://youtu.be/VlPdfLr1FSo
PD1: Me vi cientos de covers para esto, jsjs.
PD2: Pronto volveré con la tercera y última parte del presente acontecimiento.
Como sea, infinitas gracias por atreverte a llegar hasta aquí.
Espero que este capítulo te haya gustado. Quedas en mi corazón para siempre.
Muchas gracias por acompañarme en esta aventura, por tus votos y por tus bonitos comentarios. No dejas de motivarme, así que te daré lo mejor de mí.
Se te quiere 🤍
Atte: Nia.
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