36. Un lindo gatito

Noviembre.

—¿Quién es un lindo perrito?, ¿Quién es un lindo perrito?... ¡Así es!, ¡Tú, Tannie!, ¡Eres hermoso!

La mirada que le estaba dirigiendo Min Yoongi a Park Jimin, podía tener muchos tipos de significados, pero sin duda, el más grande de ellos, hacía referencia a los celos asfixiantes, provocados por ver cómo, el rubio cachetón, repartía caricias y abrazos apapachadores a Yeontan: su perrito de raza Pomerania que normalmente parecía estar enojado; todo lo contrario, a ese momento, pues, cuando veía a Jimin, se comportaba como el perrito más feliz y juguetón del planeta entero.

—¿Qué opinas de ir por un helado? —cuestionó el mayor después de mucho tiempo de observar aquella linda escena.

—Ahora no Yoongi —contestó Jimin, tomando las patitas de Yeontan; canino que permanecía sobre sus piernas.

—¿Un café?

—Yoon...

—¿Una hamburguesa?

—¡Yoonnie!, Estamos con Yeontan —indicó, mirando con detalle al azabache, por primera vez, desde que llegaron al parque—... Ha pasado mucho tiempo desde que jugamos la última vez... Solo quiero pasar tiempo con él.

—¡¿Y qué hay de mí?! —exclamó Yoongi al instante y, de un desliz, se movió sobre el pasto hasta quedar sentado al lado del menor—, Yo también necesito de tu atención —arguyó, recargando su cabeza en el hombro del chico rubio, quien lo miraba de reojo—. Hace una semana no pasas tiempo conmigo. Me hubieras dicho que solo querías salir con Yeontan. Entonces, yo hubiera optado por mandarlo en un taxi y quedarme viendo Shingeki no Kyojin en mi Smart TV de cincuenta y cinco pulgadas. Además, ¿Qué ha hecho Yeontan por ti qué yo no esté dispuesto a hacer?, no creo que mucho... Encima, nosotros nunca hemos jugado...

—¡Yoongi! —gritó Jimin cuando sintió que el rubor en sus mejillas comenzaría a aparecer.

—Jimin, por fis —pronunció llorón, atrapando una de las manos del ajeno y entrelazándola con la suya—, ven a platicar conmigo y dejemos que Yeontan dirija la caminata, ¿Sí?

—¡Aiñ! —expresó el rubio, soltando, de inmediato, la mano de Yoongi—, El gatito lindo está celoso de Tannie.

Ante el comentario, el fisioterapeuta se alejó para cruzarse de brazos—. No estoy celoso.

—No estoy celoso —repitió Jimin en un tono chillón.

—No me arremedes.

—No me arremedes.

—¡Jimin!

—Ya, está bien —y soltando una carcajada, se levantó, llevándose a Yeontan entre sus brazos—. Quiero comer una rebanada de pastel y tomar un capuchino. Vayamos a comprarlo, ¿Qué dices? —entonces, ofreció su mano al mayor, para ayudarlo a ponerse de pie.

—Que, a este momento de mi vida, le llamo felicidad.

Una vez que se hicieron de los bocadillos mencionados, decidieron sentarse en una de las mesas que había fuera del establecimiento.

Las expresiones de sus rostros eran distintas a las cotidianas, pues se notaba que estaban relajados y felices. No siempre podían dedicar toda una tarde para ponerse al día en sus vidas, observar el atardecer juntos y disfrutar del ambiente natural que les ofrecía aquel parque.

Llevaban buen rato hablando y degustando sus bocadillos, mientras que Yeontan los acompañaba bebiendo un poco de leche, que también decidieron comprar.

—... En consecuencia, me caí. Desde ese día: no he vuelto a tocar unos patines en mi vida.

—No lo puedo creer Jimin —musitó el azabache entre carcajadas—, ¿Qué tipo de fracaso es ese?

—¿Te parece un fracaso? —cuestionó, riéndose también.

—Por supuesto. Eres un atleta increíble, participas en competencias que involucran tu total coordinación, eres veloz y, a pesar de que comes sin medida, tienes la resistencia para hacer todo ese tipo de cosas... unos patines no deben ser un obstáculo para ti.

—¿Me dijiste gordo?

Entonces, Min Yoongi, supo que había arruinado la conversación. Quiso darse un golpe en la cabeza o arrojarse desde el puente más cercano, pero solo llevó su vista hasta Park Jimin, quién tenía una expresión de angustia en el rostro—. De todo lo que dije, ¿Eso fue lo que te pareció importante?

—No estoy gordo, ¿O sí? —preguntó el más joven, llevando sus manos hasta su abdomen.

—¡Claro que no!, pero si estuvieras, ¿Importaría?

—¡Por supuesto! —asintió al instante—, Yo... Tú... Sabes que es difícil para mí.

Y tras escuchar lo anterior, el mayor se levantó de su asiento—. Jimin, ponte de pie —pidió, manteniendo una expresión neutral.

—¿Para qué?

—Solo ponte de pie.

—No —contestó el pequeño—, vas a burlarte de mí.

—¡Agh, Jimin! —exclamó, para luego tomar entre sus brazos el cuerpo del chico y cargarlo con dulzura—. ¿Por qué me burlaría de ti?, ¿Acaso eres un payaso?

—Yoon —murmuró el menor, poniendo sus manos en los hombros del pálido y enredando sus piernas en la cintura de este. Observando, atónito, ese rostro de rasgos felinos, mismo que más de una vez había logrado confundirlo, justo como ahora.

—Minnie —habló Yoongi, conectando su mirada con el niño cachetón—, eres más ligero que una pluma, de lo contrario, una persona con mi condición obsoleta jamás podría cargarte tan fácilmente... Perdón por haber hecho ese comentario, no me expresé correctamente. En ningún momento tuve la intención de insinuar que estuvieras gordito —hizo una pausa—, pero si así lo fuera, no tendría nada de malo, porque tú, Park Jimin, eres lo más perfecto que hay en este planeta; no solo porque eres precioso, sino porque eres tú —susurró lo último y una pequeña sonrisita apareció en los labios del menor—. Por favor, no seas inseguro con tu apariencia, tampoco dejes de consumir la comida que te gusta, disfruta de ella y cuida de tu salud a tu manera. Al final de cuentas, pase lo que pase, yo seguiré aquí y tú seguirás siendo el chico más lindo del mundo, sin importar nada en absoluto.

—Yoonnie... Yo... no sé qué decir —murmuró un pequeño Jimin que se mantenía conmovido ante las palabras recitadas por el hombre que lo estaba cargando—. Muchas gracias... Te quiero —se animó a decir, conteniendo la respiración, esperando no haber arruinado el momento; pero cuando en el rostro de Yoongi se formó una sonrisa, el alivio recorrió su cuerpo entero.

—Y yo a ti, mucho.

La sensación cálida que envolvió a su corazón, hizo que sus mejillas se colorearan al instante y que su mente: confirmara lo que sentía, cada vez que miraba a ese chico extraño de actitudes desconcertantes.

—¡Aww! —soltó, cuando recordó que los ojos de Yoongi estaban perdidos en su rostro—, ¿Escuchaste eso Yeontan?, tu papi me quiere mucho.

—No digas eso; Yeontan es celoso, no resistirá.

—Más celoso que tú: no creo que se pueda —dijo entre risitas—, ¿Verdad Tannie? —cuestionó al pequeño perrito, esperando recibir una respuesta acertada, pero, después de unos segundos, nada pasó—. ¿Tannie? —volvió a preguntar, desviando su vista del rostro de Yoongi a cualquier otra parte del sitio, cayendo en la cuenta de que el Pomerania no los acompañaba más—. ¿Yeontan? —y después de observar que la vasija, donde habían vertido su leche, estaba abandonada, hizo que Yoongi lo pusiera en el piso, para confirmar la razón del pánico que se alojó en su pecho.

—Jimin...

—No está —soltó aterrado, revisando debajo de las mesas cercanas—. No está, Yoongi —aseguró y en su rostro denotó la angustia que comenzó a sentir—. ¡Yeontan! —gritó de pronto con exagerado nerviosismo, empezando síntomas de hiperventilación, haciendo preocupar al azabache.

—Jimin, tranquilo —le pidió, poniendo sus manos sobre los delgados hombros.

—¿Acaso no te preocupa? —le preguntó de inmediato.

—Claro que sí, Yeontan es mi compañero de vida, pero por lo mismo, lo conozco. Es un cachorro juguetón y despistado, pero cuando nota que no estoy cerca, suele regresar —explicó—. No debe estar muy lejos, es muy pequeño.

—¿Y si lo robaron?

—No había nadie cerca, lo hubiéramos notado.

—¡Yoongi!

—Lo sé, no estarás tranquilo. Debemos dividirnos —indicó y fue cuando Jimin asintió con desespero—. Iré por la izquierda, llámame si lo encuentras y nos veremos aquí nuevamente.

A continuación, y después de haber conseguido una confirmación por parte del rubio, ambos salieron corriendo en busca del pequeño perrito enojón.

Los minutos pasaron, y con cada uno, Yoongi se alejaba más del punto de reunión. Su mirada estaba completamente concentrada en el piso, pues esperaba ver a su cachorro divirtiéndose con otro par o persiguiendo avecillas, como normalmente lo hacía. Pero cuando el cielo se convirtió en oscuridad, sus nervios fueron desatados.

Buscó por todas partes, preguntó a cuanta persona se encontró y lo llamó cada que tuvo oportunidad, pero el Pomerania no apareció por ningún sitio. Bajo las pocas estrellas relucientes, su corazón latió acongojado y estuvo a punto de rendirse. Sin embargo, antes de dejarse caer sobre una banca, recibió un texto de su muñeco cachetón. Por ende, se echó a correr lo más rápido que pudo, poniendo en práctica las veces que Jimin le había obligado a ejercitarse. Agradeció que eso hubiera sucedido durante los últimos meses, de otra forma, sería muy difícil para él resistir su apresurado trote.

Entonces, cuando estaba por llegar, levantó la vista, esperando encontrar a sus pequeños sentados sobre la mesa que antes usaban. No obstante, había alguien más acompañándolos.

Park Jimin sostenía a Yeontan entre sus manos, acariciando, sin parar, su pelaje oscuro; y frente a él, un chico con bastante porte, estaba provocándole carcajadas espontáneas al rubio carismático.

Por ende, algo dentro del corazón de Yoongi, se removió inquietante.

—¡Ahí están! —exclamó, llamando la atención de los dos jóvenes—. ¡Oh, Tannie! —llamó al perrito y llevó sus manos hasta acariciar su cabecita—, estaba muy preocupado.

—Igual que yo. Pensé que no lo encontraríamos. Todo es gracias a Eunwoo —indicó el chaparrito, señalando al chico que estaba frente a ellos.

—¿Eunwoo? —preguntó Yoongi, llevando su mirada hasta el ajeno.

Se trataba de un joven pelinegro, guapo, varonil y ejercitado. Vestía ropa formal: parecía que era un hombre de negocios, dueño de alguna empresa o miembro ejecutivo de la Casa Azul. Sin embargo, aun cuando era muy alto y denotaba su imponencia, les estaba regalando una muy bonita sonrisa.

—Si, Yoongi. Te presento a Cha Eunwoo, fuimos compañeros en la primaria... ¿Puedes creer que encontró a Yeontan?, ¡Es una locura!

—¿De verdad? —inquirió Yoongi, tratando de procesar la información que acababa de escuchar.

—Si —soltó el más alto—, pero la verdad es que Tannie me encontró a mí —dijo, acercando su mano hasta el pelaje de Yeontan, provocando que Jimin hiciera todo lo posible, para que el chico pudiera acariciar al canino con detenimiento. En seguida, la extraña sensación en el pecho de Yoongi, se incrementó—. Estaba caminando cerca y él llegó hasta mis pies, es muy juguetón. Luego miré a Jimin merodear apresurado y no podía creer que fuera él. Teníamos muchísimos años sin vernos, ha cambiado un montón, pero no tanto para no reconocerlo, esas lindas facciones no las tiene cualquiera... Cuando gritó el nombre de Yeontan, supe que se trataba de este hermoso cachorrito —terminó de explicar y Jimin le sonrió en grande, recibiendo, de inmediato, la gigante sonrisa de Cha Eunwoo.

—Ah, ya veo —fue lo que dijo Yoongi e, impulsado por una extraña energía, llevó su brazo hasta rodear la espalda del más jovencito y enganchar su mano al costado de su pequeña cintura, haciendo que el muchacho pegara un respingo sorprendido y girara su rostro hasta observar el perfil de Min Yoongi—. Estaré eternamente agradecido contigo, Eunwoo —habló, sin quitar la vista del mencionado, quien no pudo evitar notar la manera en que Yoongi abrazó al cachetón—. Minnie y Tannie son lo más importante que tengo en mi vida —soltó con seguridad y los ojos de Jimin se abrieron como platos—. Hoy acabas de salvarnos, y... quisiéramos quedarnos a conversar, pero teníamos planes antes de que Tan decidiera ir a jugar. Así que debemos irnos, ¿Verdad, muñequito? —cuestionó, por primera vez, encarando a un, muy desconcertado, Park Jimin.

—C... c... cl... claro —dijo el más pequeño, después de unos segundos, siguiéndole la corriente al chico que no dejaba de abrazarlo—. Lo siento, Eunwoo. Sinceramente, me dio mucho gusto volver a verte. Gracias por lo que has hecho hoy.

—No agradezcas; por ti, Jimin, haría lo que fuera.

Entonces, el agarre de Min Yoongi se hizo más fuerte en la cintura del menor y, éste, solo pudo soltar un par de risitas incómodas.

—Gracias, nuevamente —pronunció Yoongi, manteniendo en su rostro esa sonrisa falsa que muchas veces había practicado ya—. Deseamos que tengas mucho éxito en tu vida. Disfruta la noche —y tras decir eso, sin dejar de enrollar al bonito rubio, hizo que ambos comenzaran a caminar en la dirección contraria de Cha Eunwoo.

[...]

Era la hora del almuerzo cuando, Min Yoongi, visualizó a Kim Taehyung, sentado en una de las mesas de la cafetería. Frente a él, tenía un pequeño plato de fruta picada, y aunque sostenía un tenedor plateado, era sencillo adivinar que no había probado bocado alguno, pues dedicarse a mirar hacia la nada, ya se había vuelto una de sus actividades favoritas.

Iba a ignorar su presencia, seguir adelante y comprar su almuerzo, pero desde lo lejos, pudo notar como, el castaño, soltó un suspiro melancólico y simplemente siguió observando hacia el frente, dónde había una simple pared blanquecina. Entonces, Min Yoongi, no lo pudo soportar y tuvo que acercarse hasta el más joven, con el propósito de contribuir a su bienestar.

—¿Aún no te has disculpado? —cuestionó y logró que el chico de los rulos saliera de sus pensamientos, pero solo para hundirse en otros más dolorosos.

—¿De qué hablas? —inquirió y las cejas alzadas del pálido, le dieron la respuesta—. Yoongi...

—Taehyung, tu sonrisa se apagó desde hace un mes —enseguida, las cartas estuvieron sobre la mesa—. Todos sabemos que la causa de que seas un deprimente árbol de otoño, es que Jungkook y tú no se hablan más.

—¡Yoongi! —exclamó, sintiendo que su pecho se alteraba con la simple mención de ese nombre.

—¡Taehyung! —soltó Yoongi en el mismo tono—, chico tonto... No quiero verte sufrir así. Me duele saber que estás pasando por este momento tan duro y que, aun así, no quieres prestar atención a nada más que no sea tu conciencia y ese miedo estúpido que tienes de aceptar que sientes algo por un hombre.

—¿Cómo te atreves? —pronunció de inmediato.

—Escúchame Taehyung: "Amor es amor" —dictaminó—. Lo que menos importa es el género de la persona que te hace sentir feliz y especial.

—¿Qué sabes tú de lo que yo siento?

—Buen punto. Realmente no sé qué es lo que hay dentro de ese corazoncito testarudo, pero lo que sí puedo deducir, es que Jungkook la está pasando igual de mal que tú. Desde hace un mes no ha puesto un pie en este hospital. Me parece que contrató a Hoseok para recibir sus sesiones directamente en su casa.

—No me interesa saber de él, ni cualquier cosa que esté haciendo —dijo, desviando su mirada hasta su comida. Pensó en Jungkook por unos segundos y, cuando su recuerdo le afligió, sustituyó su imagen por la de Misuk—. Además, tengo novia.

—Como digas, niño prodigio; pero Misuk no es Jungkook, ella jamás podrá llenar ese lugar ni hacerte sonreír de la manera en que lo hacía el atleta... Por ende, no lograrás nada si sigues encerrado dentro de tu cueva oscura, pues terminarás hibernando eternamente. Creo que es momento de que pienses qué es lo que realmente quieres para tu vida, qué es lo que hay en tu corazón y la razón de lo que ambos sabemos que estás sintiendo. No quiero que te quedes estancado aquí... De vez en cuando, no está mal dejarse llevar... Es normal tener miedo, es normal que nuestro corazón se sienta presionado, pero no ganamos nada si solo nos dedicamos a encerrarlo dentro de una cajita para privarlo de sentir lo que desea. Asusta, pero necesitas avanzar, sea cual sea tu camino... Y no es que sea adivino, tampoco leo las cartas del tarot: pero no hace falta que busques la puerta, una de ellas llegó solita en Abril.

—¿Y —balbuceó Taehyung, volviendo la mirada hacia su mayor—... sí prefiero que esa puerta se mantenga cerrada?

—Es tu decisión —contestó a la brevedad—. La realidad radica en que cualquier cosa que elijas estará bien, porque no importa nada más que tu bienestar. Tú, siempre debes ser tu prioridad. Por ello, mi único deseo es poder verte feliz, saludable y satisfecho, sin importar tus elecciones... Pase lo que pase, contarás con mi apoyo, pero debes comenzar a caminar, de lo contrario, te quedarás atrás y sufrirás hasta destruirte por completo —describió, tratando de dar a entender al menor sus pensamientos; haciendo alusión a la idea de que no era necesario elegir una persona, más bien, tratar de sanar su corazón, el cual parecía estar bajo una tormenta sin final cercano—. Recuerda que tú tienes el poder de hacer que las cosas pasen o no —tras decir lo anterior, colocó su mano en uno de los hombros de Taehyung—. Eres fuerte, inteligente y dedicado: Vas a estar bien. Pero no te olvides de luchar por ti y por tus sueños; sé que podrás cumplirlos todos y cada uno, incluso, los que no sabes que tienes.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top