31. Algo como esto
Septiembre.
—No estás molesto, ¿Verdad? —preguntó Min Yoongi al joven castaño, quién estaba sentado a su lado, en una banca perteneciente a un bonito jardín.
—¿Molesto?, ¿A qué te refieres? —contestó el otro, bloqueando su celular y guardándolo en su bolsillo.
—Sé que morías de ganas por ir a ese museo en Busan.
—¡Oh, Hyung!, ni siquiera lo digas. El museo no se irá de Corea, Coldplay sí. Hay prioridades —concluyó haciendo que el pálido soltara una carcajada—. Además, este concierto es importante para ti y Jimin. Por nada en el mundo faltaríamos.
—¿Por qué es importante para nosotros? —cuestionó el mayor casi al instante.
—No lo sé... Parece serlo. Dijiste que Jimin es muy fan.
—Lo es.
—Exacto.
—Taehyung —le llamó Yoongi de pronto, causando que el menor se girara a verlo. Tenía una expresión seria en el rostro y sus ojos permanecían perdidos en los arbustos que estaban frente a ellos—. ¿Alguna vez has sentido que tu corazón se acelera exageradamente cuando estás cerca de cierta persona? —preguntó, regresándole la mirada al castaño que se notó confundido ante el tema a tratar—. Hace unos días tuve la oportunidad de tomar las mejillas de Jimin, él se sonrojó mucho —pronunció lo último a la par que soltaba una risita—... pero yo... Mi corazón... latió con una velocidad... diferente... No sé cómo explicarlo —agachó la mirada y suspiró—. Yo no soy gay Taehyung —soltó de pronto y el cuerpo del castaño experimentó un temblor inesperado—... es solo que Jimin... es... tan pequeño que... solo quiero cuidarlo —confesó y subió su vista hasta perderla en el cielo oscurecido—. Así ha sido desde que lo conocí, pero esta vez, cuando le tomé las mejillas, simplemente no pude evitar sentir ese "algo". Sé que ni siquiera debería estar diciendo esto, en primera porque no lo merezco, él es como un ángel, y en segunda: porque ya le partí el corazón una vez.
—¿Le rompiste el corazón a Jimin? —de todo lo que había dicho Yoongi, fue lo único que Taehyung pudo cuestionar.
—Si. Él nunca me lo dijo, pero era demasiado evidente. A pesar de eso, no dejó de hablarme, aunque si me evitaba a toda costa. Entendí que no quería verme, sé que le hice daño... Pero es que yo no tenía idea de sus sentimientos por mí... Me siento muy confundido, no sé si Jimin me gusta o si, simplemente, es una idea que se me ha metido a la cabeza... Lo que sé es que cuando estoy con él, todo es muy diferente. Me siento aliviado y feliz.
—Yoongi —le detuvo el menor—, para mí está muy claro. Entre ustedes dos hay una sincronía sinigual. Te confieso que antes no me había dado cuenta, sino hasta el cumpleaños de Jungkook. Pero independientemente de todo, creo que ya me has dicho lo que era necesario. Si al estar cerca de él tu corazón se acelera y te sientes feliz, entonces solo significa que Jimin está ahí dentro, haciéndolo palpitar.
—Que cursi eres Taehyung —mencionó Yoongi y ambos se rieron.
—Ya lo dije.
—Quizá tienes razón.
—Yoongi, ¿Puedo preguntarte algo? —cuestionó de pronto, el pálido asintió y Taehyung tomó una bocanada de aire—. ¿No te causa incomodidad pensar en que ambos son hombres?
—¿Eres homofóbico?
—¡No! —respondió al instante y el azabache se burló.
—Taehyung, hay muchas cosas que aún no te he dicho —reconoció, pensando en cada una de las locuras que había hecho en el último año—... En realidad, pienso que no importa mucho el género de la persona, si de verdad te entrega su alma y te hace feliz, ¿Qué más da si es hombre o mujer?
—Buen punto.
—Si el amor de tu vida fuera un hombre, ¿Lo dejarías ir solo porque tú también lo eres? —preguntó, haciendo que el castaño abriera sus ojos sorprendidos. En realidad, no tenía una respuesta para esa pregunta, jamás se lo había planteado. Entonces, al notar aquella expresión, Yoongi solo volvió a reír—. Ya somos adultos Kim, sabemos lo que nos conviene y lo que no. Somos responsables de nuestro éxito y felicidad. La vida ya cambió, considero que no deberíamos huir de los temas tabú; Es decir, si te gusta: te gusta, si le quieres: le quieres. Acéptalo y no pierdas el tiempo, que la vida no te esperará.
—¿Por qué me estás diciendo esto?
—Por nada en especial, quizá solo quería sentirme comprendido. Pero quien sabe, al final de cuentas, si te miran a los ojos y te hablan desde el corazón, logrando hacerte sentir especial, entonces ahí es. No importa si es hombre o mujer, amor es amor.
—¡Hola chicos!, ¿Ya están listos? —preguntó Park Jimin acercándose a ambos fisioterapeutas, llevando detrás al joven atleta más admirado de toda Corea, mismo que al instante puso sus ojos en el bonito Kim Taehyung, para luego dirigirle una armoniosa sonrisa de conejo.
—¡Claro! —contestó Yoongi poniéndose de pie y dándole un par de palmadas al hombro de Taehyung—, ¡Divirtámonos en ese concierto!
[...]
Los cuatro chicos se encontraban en el concierto más magnifico de todas sus vidas, aunque, con sinceridad, no sabían si se debía a la buena música, al ambiente, al hecho de que estaban muy cerca del escenario o, incluso, a que la compañía era formidable.
Por un lado, estaban Jimin y Yoongi, coreando cada una de las canciones que la agrupación presentaba, a la par que el mayor se reía de lo sonrojado y eufórico que, de pronto, se ponía el pequeño rubio. Y por el otro, estaban Taehyung y Jungkook, quienes de a poco se iban dando cuenta que no sabían la mayoría de las canciones, pero al menos se burlaban de tal hecho y saltaban sincronizados al ritmo de la música. Solo tratando de disfrutar cada segundo y lograr hacer un buen recuerdo de aquel significativo momento.
Todo iba transcurriendo de maravilla, se podría decir que cada instante se volvía más esplendido. En todo caso, Kim Taehyung ya había pensado así, se sentía feliz de haber cancelado su fin de semana en Busan a cambio de mantener esa experiencia en su memoria. No siempre se podía disfrutar de la vida, esto de verdad era especial, nada podría arruinarlo.
Pero justo en el momento que había pensado lo anterior, los gritos emocionados de la gente que lo rodeaba, pusieron sus sentidos en alerta. Volteó hacia atrás y se encontró con una multitud de fanáticos que estaban por caerle encima, debido a que uno de los integrantes del grupo había bajado del escenario, con el fin de saludar a las personas que residían en primera fila.
Cuando se dio cuenta de lo que sucedía, ya era demasiado tarde, estaba a punto de verse aplastado por el mar de gente que salía con euforia de sus lugares. El pánico se adueñó de sus nervios y su cuerpo entero se congeló. En ese momento conoció uno de sus más grandes miedos y, a decir verdad, se aterró al pensar que quizá moriría por esa causa.
Cerró los ojos con fuerza, solo esperando el golpe de la gente que lo azotaría en una milésima de segundo, pero luego nada pasó. Se asustó aún más, pues estaba seguro de que la turba de gente ya debía haberlo acabado, entonces no tuvo más que abrir los ojos y darse cuenta de la realidad: Jeon Jungkook le estaba salvando.
No supo en qué momento había ocurrido todo, ni siquiera sintió la transición de los hechos. Para ese instante, su espalda descansaba contra una de las vallas metálicas que delimitaban la zona y, frente a él, el cuerpo de Jeon Jungkook le protegía de las personas que avanzaban enloquecidas hasta amontonarse en la primera fila.
No lo iba a negar, ver todo aquello le causó una ansiedad terrible, pero el miedo se acrecentó cuando notó que el menor estaba recibiendo golpes por parte de la gente que se movía descuidada a su espalda. Su corazón se estrujó y, de un momento a otro, se abrazó con fuerza al cuerpo del pelinegro, atrayéndolo todo lo posible a su persona para tratar de hacer menos espacio y que la multitud pasara sin tratar de llevárselos.
Un par de minutos más tarde, toda la locura cesó. Las luces y el sonido se fueron apagando, la banda ya se había despedido y, por ende, la gente comenzaba a dispersarse.
Taehyung temblaba de pies a cabeza mientras tenía escondido su rostro en la curva del cuello del menor, seguía tan asustado como en un principio y solo podía aferrarse con fuerza a la chaqueta del atleta.
En su mente todo era un caos.
—Taehyung —le llamó Jungkook en un susurro e hizo que el mayor reaccionara levantando su rostro hasta encontrar el blanquecino—... Tae —repitió el pelinegro, angustiado—... ¿Te sientes mal?... Sigues temblando... ¿Quieres ir a un hospital?
—Koo —murmuró el castaño, casi sin aliento—... ¿Te lastimaron mucho? —preguntó y Jungkook negó de inmediato.
—No, no Taehyung... Estoy bien.
—Lo siento —dijo el castaño, lleno de arrepentimiento y solo pudo desviar su mirada.
—Tae —musitó el atleta y llevó sus manos hasta acunar el rostro del joven de los rizos para lograr que sus miradas se conectaran—... Oye... yo... no sé qué haría si algo te llegara a pasar —confesó, provocando que los ojos negros se agrandaran ante lo que significaban esas palabras—... Eres muy importante para mí —justificó—, así que no pidas perdón por nada, que yo... siempre daré todo por ti.
Entonces las palabras que Yoongi le había dicho, se repitieron incesantes en su memoria: si te miran a los ojos y te hablan desde el corazón, logrando hacerte sentir especial, entonces ahí es.
Por ende, su cuerpo tembló aún más. Tan solo recordar el beso que el pelinegro le había dado, su manera de sonreírle, de abrazarle, prestarle atención y, ahora, la confesión que acababa de hacerle... Quizá eso solo significaba una cosa.
—Jungkook...
—¿Están bien?
Entonces, Park Jimin le arrebató a Kim Taehyung toda oportunidad de conocer el sentido que tenían las palabras del Golden Maknae, por lo tanto, solo soltó un suspiro y se alejó del chico que fue capaz de sostenerle las mejillas con aquella extraña delicadeza.
¿Realmente, Jeon Jungkook, siente algo por mí?
No tuvo otra cosa que preguntarse, pues, poco a poco, las cosas se iban aclarando en su mente y todas las piezas empezaban a tomar su sitio.
[...]
Si contar los faroles del costado de la avenida fuera un deporte, Kim Taehyung sería un atleta muy destacado.
Se burló un poco al imaginar lo anterior y simplemente siguió viendo por la ventana de la camioneta de Yoongi, mientras a su lado, Jeon Jungkook jugaba con sus manos en señal de nerviosismo.
Todo había salido bien, incluso la cena que tuvieron de imprevisto luego de que se terminara el concierto y de que Jimin consumiera una alta cantidad de mercancía de Coldplay, que vendieron a las afueras del recinto.
Pero, aunque se la pasó muy bien, el joven castaño no dejó de pensar en su compañero de asiento, ni en la manera en que lo había protegido. Algo en el ambiente se sentía muy extraño.
Luego de varios minutos, en los que su cuenta de faroles ascendió a 46, un estruendoso sonido hizo que dejara de hundirse en su laguna mental y volviera a la realidad.
—¡Oh, oh!... ¿Qué fue eso? —preguntó Jimin, mientras su mirada viajaba hasta Min Yoongi, quien conducía a su lado.
—No lo sé, pero ya no avanza más —le contestó intercalando las velocidades en su palanca y tratando de hacer que su camioneta se moviera.
—¡Wow!, No pises el acelerador, ese sonido va a ensordecerme —pidió Jimin tapándose los oídos, pues cada vez que Yoongi presionaba el acelerador, el ruido molesto se incrementaba relucientemente.
—Acabas de salir de un concierto de Coldplay donde tú y una multitud gigante no dejaron de gritar en ningún momento, ¿Y te ensordecerá el sonido que hace mi camioneta?
—Yoon, tu camioneta no es Chris Martin —argumentó con obviedad el pelirrubio, dispuesto a comenzar una discusión con su felino acompañante.
—Chicos, creo que debemos sacar la camioneta de la vía y ver cuál es el problema —pero Jungkook habló, justo antes de que Yoongi saliera a la defensiva.
—Exacto. Sé que no hay tráfico, pero no podemos quedarnos sobre la avenida. Es peligroso —secundó Taehyung, y tras haberlo advertido, ambos amigos bajaron de la camioneta sin siquiera esperar a los jóvenes causantes de su planeada reunión.
Luego de empujar la camioneta al costado de la autopista, comenzaron a revisar cada posible artefacto dañado en el vehículo.
—¿Cómo está el motor? —preguntó el cachetón al joven pálido, quién verificaba en el área del cofre.
—Se ve bien, no veo cual es el problema.
—Solo esto nos faltaba Yoon, quedarnos sin vehículo en plena madrugada.
—Jimin, eso no ayuda —contestó con franqueza y destapó el depósito del aceite.
—Ya lo sé, pero pudiste haber revisado tu camioneta antes de proponer que saliéramos en ella.
—¿Cómo sabes si la revisé o no?
—¡Estamos varados aquí!
—¡Revisé perfectamente mi camioneta, como lo hago rutinariamente!
—Entonces, ¡¿Por qué sucedió esto?!
—¡Yo qué voy a saber!, no todo en esta vida se puede controlar, ¿Sabes?
—¡Por supuesto que lo sé!
—Oigan chicos —interrumpió un Taehyung apenado, a los jóvenes susceptibles del sitio—, creo que Jungkook encontró el problema.
—Bueno, no sé mucho de mecánica —confesó el más joven llegando tras el castaño—, pero asociando el sonido "ensordecedor" con el hecho de que deja de escucharse cuando la palanca está en parking, creo que se barrió la flecha de la llanta delantera-izquierda —indicó que lo siguieran y luego de entrar en el asiento del piloto, procedió a demostrar su teoría.
—Tienes toda la razón. Llamaré a alguna grúa, no podré seguir moviendo la camioneta hasta que pase por un taller —y al decir eso, Yoongi, sacó su celular para teclear rápidamente.
—¿Cómo piensas conseguir una grúa a estas horas? —le cuestionó Jimin sin perder el tiempo.
—Debe haber algún sitio con servicio 24/7.
—¿Y si no lo hay?
Yoongi rodó los ojos y se alejó un par de metros de los chicos, siendo seguido por el rubio que solo buscaba tener su atención.
Tal parecía que, junto a ese par, la noche iba a ser muy larga. Eso, añadido al extraño silencio que Taehyung y Jungkook compartían.
—Hace frío, ¿No es así? —dijo el castaño, tratando de romper esa incómoda burbuja que los retenía.
—En definitiva, ya se siente el cambio de estación.
—Exacto —acordó Taehyung—... ¿No estás cansado? —preguntó, solo para no dejar que el silencio volviera.
—Un poco, ¿Qué tal tú?
—Tengo sueño —confesó—, ¿Qué hora es?
—Casi las 3 a.m.
—Vaya —musitó, perdiendo su mirada en el cielo oscuro.
—¿Quieres intentar dormir adentro? —propuso Jungkook, observando el lindo perfil de Taehyung—. Creo que Jimin y Yoongi disfrutan perder el tiempo discutiendo.
—Ya sé —murmuró el mayor soltando una risita—. No creo poder dormir, pero adentro es más cálido que aquí... Vamos ya.
Tras asentir en respuesta, Jungkook siguió a Taehyung hasta sentarse en el asiento trasero, dejando una gran distancia entre sus dos cuerpos ya entumecidos.
Volvieron a sumirse en un silencio inoportuno, tanto, que Taehyung comenzó a divagar en sus pensamientos mientras evitaba voltear hacia donde Jungkook residía.
Es mi imaginación, ¿Verdad? No le puedo gustar a Jungkook.
—Taehyung —le llamó Jungkook, casi arrepintiéndose al momento, pues cuando el mayor clavó su mirada en él, se sintió muy extraño—. Estás temblando —pero no tuvo más que continuar con su objetivo—... ¿Quieres... Mi... Chaqueta?
—¡No, no! —musitó el castaño al instante—, También debes tener frío, sería muy imprudente.
—No, en realidad, por mi está bien. No soy muy friolento.
—¿Qué me estás tratando de decir? —mostró una sonrisa burlona.
—¡No! —soltó una carcajada—. No me malinterpretes. Me refería a que puedo soportar el frío sin problemas y brindarte mi chaqueta.
—Me rehúso, podrías enfermarte —dijo y observó como el rostro de Jungkook se entristeció levemente—. Qué tal si mejor... me acerco un poco —propuso y el pelinegro lo miró extrañado.
—Como gustes —habló, sintiendo una inesperada tensión.
—Bien —murmuró y se deslizó en el asiento hasta quedar a centímetros del cuerpo de Jungkook. Pero de pronto, el menor se quitó la chaqueta—. Jungkook, dije que no te quitaras la chaqueta.
—No es eso Tae —aclaró—. ¿Podrías acercarte un poco más? —pidió con timidez y Taehyung lo analizó por un par de segundos.
Jungkook no gusta de mí.
Pensó, y al final decidió acercarse, hasta terminar rozando su brazo con el del atleta. Entonces Jungkook puso su chaqueta sobre sus dos cuerpos asegurándose de cubrir en mayor parte al castaño.
Taehyung observó detenidamente a Jungkook y este le regaló una amable sonrisa. Segundos después, tuvo el valor de acomodarse lo más cerca posible del fisioterapeuta, provocando que el corazón del último se sobresaltara sin remedio.
No gusta de mí.
—Es más cálido, ¿Verdad?
—Lo es —contestó Taehyung, casi sin querer.
—Si quieres, puedes ponerte cómodo —dijo el otro y le indicó que descansara su cabeza en su hombro.
No gusta de mí.
Taehyung se repitió al instante y aceptó acurrucarse en el cuerpo del menor.
—Creo que el invierno será muy frío —pronunció, solo para intentar no seguir pensando.
—Sería divertido si nevara.
—Es cierto —rio—. Por muy infantil que suene, tengo ganas de jugar en la nieve.
—No es infantil... o quizá solo un poco —ambos rieron—. Pero si nieva, prometo jugar contigo, aunque nos veamos extraños.
—¿De verdad?
—Si —aseguró y su mirada buscó la de Taehyung—. Ya lo dije, haría cualquier cosa por ti... Siempre.
Y ante su sinceridad, Taehyung solo pudo volver a pensar en las palabras que Min Yoongi le dijo al anochecer.
Quizá, la única realidad, era que Jungkook gustaba de él.
[...]
—¿No te parece que son el uno para el otro? —preguntó Jimin desde el asiento del copiloto, admirando con entusiasmo al par de jóvenes que se habían quedado dormidos en una situación bastante tierna, siendo Taehyung quien se acurrucaba como un niño, en el cuerpo trabajado del atleta.
—Jimin, no todo el mundo es homosexual —le contestó Yoongi mientras terminaba de enviar su ubicación al servicio de grúa que más tarde iría a buscarlos.
—Lo sé, lo sé... Pero ellos... en verdad parecen el uno para el otro.
Y entonces, Min Yoongi, observó al par desde el espejo retrovisor.
—Tal vez es cierto, se ven muy lindos juntos. También parece que han encontrado la almohada perfecta.
—Concuerdo... Espero que su sueño culmine en algo espléndido.
—Definitivamente, así será.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top