30. Mutuas sensaciones
Septiembre.
Amar... Creer amar, ¿Cuál es la diferencia?
Sus ojos son dos luceros provocadores de inmensas sensaciones, su piel es tan suave y blanquecina que sacude el mundo de cualquiera que esté cerca. Su cabello es negro y reluciente, liso y, a veces, algo ondulado... Su belleza e inteligencia son incomparables.
Ella es perfecta para mí.
Pero... ¿Qué es esto que no siento en mi pecho?, ¿Por qué mi corazón no está palpitando acelerado, como si la cosa más maravillosa pasara?, ¿Por qué mi alma no se siente atrapada, asfixiada ante semejante ser?... ¿Cuándo se apagó la chispa?
Tal vez nunca estuvo encendida.
Eso era lo que estaba pensando Kim Taehyung mientras sostenía en su espalda una caja de chocolates amielados, misma que, segundos más tarde, sería entregada a la hermosa chica que se acercaba inocente desde lo lejos de aquel pasillo.
—¡Taehyung! —exclamó la joven enfermera en medio de una sonrisa gustosa. Tenía un par de semanas que no veía a su novio debido a un viaje de trabajo. Ahora estaba de vuelta en el hospital y se alegraba de que Taehyung la hubiera citado afuera de su consultorio.
Tal parecía que el fisioterapeuta la había extrañado, o al menos eso anhelaba sentir. No es que el chico fuera cruel en su relación, más bien, a veces, él se comportaba algo extraño, aunado a que no siempre tenía tiempo para pasar con ella. Ambos lo entendían, trabajaban en el mismo rubro. Conocían sus horarios y la manera en que se desarrollaban las cosas dentro del hospital, su vida estaba entregada al servicio, no era problema para ninguno... Pero, es que ella deseaba sentir, aunque sea un poco, el calor de los brazos de Taehyung.
Era el joven más lindo que jamás había existido: educado, inteligente, responsable. ¿Dónde estuvo toda su vida?, Eso fue lo que pensó cuando lo conoció y se sentía una afortunada al poder seguir diciendo que su novio era ese tipo de rasgos finos, piel canela y cabello extrañamente ondulado. Le quería, en serio que sí.
—¡Misuk! —contestó el otro como si fuera un saludo y ambas sonrisas se alzaron alegres en sus rostros.
De verdad que eran el uno para el otro.
—¿Qué tienes ahí? —preguntó ella, refiriéndose a las manos de Taehyung que se denotaban como escondite.
—Es solo —murmuró sacando la caja de chocolates y ofreciéndola a su novia—... algo que te compré.
—¡Aw!, ¡Taehyung!... No tenías que...
—Si tenía que —interrumpió él, acercándose y envolviendo a la pequeña con sus brazos—. Sé que últimamente las cosas no han ido bien del todo, me causa nostalgia pensar en lo distante que he sido contigo. Espero que algún día puedas perdonarme.
—Taehyung, esto... no es necesario. No tengo nada que perdonarte. Todo está bien, ¿Sí? —preguntó con un tono tierno, acomodando uno de los rizos del castaño tras su oreja.
Ambos se sonrieron, se miraron y descubrieron lo ilusionados que llegaban a estar entre los brazos del otro.
—Te quiero —le dijo Taehyung, viendo como las mejillas de la chica se coloreaban y sus ojos se tornaban cristalinos.
Entonces ella tomó la iniciativa y comenzó a acercarse con la intención de dejar un pico en los labios delgados del joven; Taehyung sonrió y cerró los ojos, esperando sentir aquel dulce toque en sus belfos. Por fin, después de mucho tiempo, se iban a besar... de no ser por un ruido molesto que los interrumpió.
Tras ellos, Jeon Jungkook, había dejado caer su ruidoso llavero, hasta rodar y estamparse a los pies de la pareja que recién se reencontraba.
Ambos se soltaron y se giraron alarmados hasta descubrir al atleta, quién los veía con una tensión indiscutible.
—Jungkook —murmuró Taehyung y de inmediato las mejillas blanquecinas se tornaron rosadas.
Definitivamente, Jungkook era capaz de hacer muchas cosas, pero en ese momento, podía jurar que dejar caer el ruidoso llavero no había sido intencional. Solo fue un descuido de su parte. Aunque, en efecto, propiciado por escuchar a Taehyung mencionar "querer" a la linda enfermera, que luego estuvo a punto de besar.
Decir que el corazón de Jungkook había dolido sería poco, pero a estas alturas, bien conocía la situación y se había convencido de que las cosas debían ser así... a pesar de que se tratara del hombre de su vida en los brazos de alguien más.
—Una disculpa. No fue mi intención interrumpir —dijo como pudo, haciendo una reverencia exagerada.
—No hay problema —contestó Taehyung mientras echaba un ojo a su novia.
De pronto, y sin prestar real atención, ambos chicos se inclinaron por el llavero, reparando en una sola situación: el inadvertido toque entre sus manos.
Los dedos largos de Taehyung se quedaron inmóviles ante el apacible calor que le brindó la mano suave que cubría la suya. Levantó el rostro en un movimiento brusco, encontrando los lindos ojos amielados del joven atleta y, para su mala suerte, no pudo evitar reparar en esos sedosos labios que, tan solo unas semanas antes, le habían besado con regocijo, de la misma forma como lo iba a hacer Misuk.
Volvió sus ojos a los de Jungkook y, al notar que el menor también observaba con cuidado sus belfos, la sangre de todo su cuerpo se paralizó al instante.
Segundos más tarde, sus miradas se conectaron, entonces, a pesar de que el tiempo se había detenido para ellos, sus corazones latieron más acelerados que en cualquier otro momento. Un fuerte sonrojo, en ambos rostros, hizo presencia y el roce entre sus pieles provocó que las mismas se erizaran hasta más no poder. Un rayo de electricidad satisfactorio recorrió sus cuerpos enteros, dejándoles un dulce hormigueo en el estómago y en aquellas tersas manos que muy pronto sellará el destino.
¿Qué tipo de jugada estaba preparándoles la vida?
Eso... Eso era lo que ambos deseaban saber más que cualquier otra cosa, pues, evidentemente, sus verdaderos sentimientos estaban a punto de emerger.
Amar...
¿Qué es amar?, ¿Qué significado tiene en la vida de las personas?, ¿Por qué todos se esfuerzan por conseguir alguien que los ame?, ¿Qué tiene de especial?... Y lo más importante, ¿Cómo sabes cuándo estás amando?
Al tenerlo cerca, mi corazón se aceleró como si deseara salir de mi pecho.
¿Qué fue eso?, ¿Por qué ha sucedido?
¿También lo sentiste, Jungkook?
[...]
—Por favor, por favor, por favor, por favor... ¡Por favor! —exclamó Park Jimin por enésima vez, provocando que Min Yoongi levantara la vista de su monitor y la llevara hasta fulminar los ojos del rubio.
—¡Park Jimin!, ¡Ya he dicho que no! —le contestó y el jovencito se cruzó de brazos mientras dibujaba una mueca molesta, misma que el pálido imitó.
—¡Pero, Yoon!... ¡Es Coldplay!
—Sé que es Coldplay —dijo como si nada, levantándose de su asiento y yendo directo a una de sus gavetas, dispuesto a buscar un documento que al instante era necesario.
—Entonces, ¿Por qué no quieres acompañarme? —preguntó Jimin, dibujando un ligero puchero en sus gruesos labios.
—Porque últimamente me molestas demasiado y solo me usas a tu beneficio... ¿Acaso no tienes más amigos?
—¡Claro que sí!, ¡Pero eso no tiene nada que ver!, ¡A ti también te gusta Coldplay!
—¡A todo el mundo le gusta Coldplay! —pronunció Min, aun hundiendo su cabeza entre los papeles.
—¡Exacto!... ¡Eres gato muerto si no aprovechas que vienen a Corea!
—¡Jimin! —exclamó, mientras se giraba hasta encontrar al niño rubio que seguía sentado en las sillas frente a su escritorio, destinadas a los pacientes.
—¡¿Qué?! —cuestionó al instante, aún cruzado de brazos.
—¡Baja la voz, estamos en mi consultorio!
Jimin no pudo evitar soltar una carcajada ante la reciente respuesta del mayor—. Lo siento Yoonnie, es que discutir contigo es muy divertido... Pero como sea, ¡Vamos al concierto!, ¡Por favor! —pidió nuevamente con tono exagerado y Yoongi solo pudo negar, para después seguir buscando los documentos entre los cajones del bonito mueble que adornaba su consultorio.
—Mira, muñeco cachetón, no es que no quiera ir, sino que ya tengo planes para ese día.
—¡¿Cómo te atreves?!
—¿A hacer planes?... Pues, verás...
—¡No!, ¡A decirme "muñeco cachetón"!, ¡¿Sabes cuánto me afecta ese tema?! —clamó el menor haciendo que el pelinegro se girara a verlo de inmediato.
Un fuerte resoplido salió de sus labios mininos y se levantó para sentarse en la silla desocupada que estaba a un lado de la del muchacho rubio—. Jimin —pronunció con firmeza al mismo tiempo que envolvió las mejillas del mencionado entre sus manos, para luego comenzar a acariciar sus pómulos con sus pulgares—... Tus mejillas son las más lindas que he visto en todo el planeta... Eres increíblemente hermoso y destacas ante el mundo entero. No quiero que vuelvas a pensar así, pues, efectivamente, eres un muñeco cachetón muy bonito y distinguible... El único en existencia... Por ende, estaría fascinado de acompañarte al concierto, pero me gustaría que entendieras que no puedo, hice un compromiso antes.
A medida que el mayor hablaba, las mejillas de Jimin se fueron tiñendo de un tenue carmesí que terminó dejándolo en evidencia, pues llegó a ser casi tan rojo como el color de su playera favorita.
Para ser sincero, moría de ganas por lanzarse a abrazar al bonito prospecto que seguía sosteniendo sus mejillas y observándole con detenimiento. Se mantuvo totalmente conmocionado, pues luego, ambos jóvenes, pasaron un momento en silencio, solo dedicándose una tierna mirada que intentaba, sin mucho éxito, descifrar lo que les sucedía. Pero Jimin, a pesar de la situación, decidió que el momento debía terminar. No tenía palabras ante lo que Yoongi acababa de decirle, así que solo terminó hablando del último asunto que mencionó el chico que le robó, inconscientemente, el corazón entero.
—¿Qué compromiso? —cuestionó y Yoongi no tuvo más que deshacer su cariñoso agarre.
—Con Taehyung. Iremos a Busan porque ambos tenemos papeleo por atender en la universidad donde estudiamos.
—¡Boo, boo!, ¡Yoon me está cambiando por papeleo!, ¡¿Cómo es eso posible?!
—¡Minnie!
—Lo siento, pero esto jamás podré perdonarlo. Te estás negando sin fundamento alguno... Incluso, las escuelas solo atienden en días hábiles, el concierto es un sábado por la noche. No es justo —argumentó.
—Es que... pensábamos quedarnos todo el fin de semana.
—¿Por qué?
—¿Por qué no?
—Yoonnie, gatito lindo... me has perdido —dijo dramático, para luego levantarse de la silla y caminar hacia la puerta.
—Jimin... Yo... quisiera poder cancelar a Taehyung y la cita que tenemos en la universidad, pero sé que no puedo hacerlo... Si tan solo Taehyung...
—¡Eso es! —gritó de pronto cerrando de golpe la puerta que ya había abierto.
—¿Eso es? —cuestionó Yoongi, observando a Jimin acercarse a su persona nuevamente.
—Invita a Taehyung al concierto —sugirió con seguridad, dejándose caer nuevamente en la silla que antes había usado.
—¿A Taehyung?, ¿Sabes lo complicado que es hacer salir a ese hombre?
—He escuchado un poco al respecto, pero tengo una idea brillante. Taehyung no podrá decir que no.
—Jimin, ¿Qué rayos...?
—¡Shh! —exclamó el joven rubio poniendo su dedo índice en los labios del fisioterapeuta, mientras sacaba su celular de su bolsillo y buscaba un número telefónico—. Jungkook —habló con alegría, una vez que su mejor amigo le tomó la llamada—, ¿Te gustaría ir a un concierto de Coldplay conmigo y Yoongi?... Taehyung dice que, si tú no vas, él tampoco lo hará... Ya sabes, sería muy triste que ambos se perdieran de esta experiencia, ¿No crees?
—Creo que ahora tengo que hablar con Taehyung, ¿Verdad? —murmuró el mayor sabiendo que no tenía otra opción. Park Jimin resultaba ser demasiado astuto cuando se lo proponía.
—Efectivamente, lindo gatito —susurró el pequeño para luego sonreírle en grande y volver a prestar atención a la conversación telefónica que estaba teniendo con el Golden Maknae.
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