27. Crudo verano
Agosto.
Cuando los labios de Jeon Jungkook presionaron los de Kim Taehyung, el mayor abrió los ojos como platos, encontrándose con el pelinegro de piel blanquecina y aspecto angelical que, tiempo atrás, creía ser un caso perdido.
¿Qué diablos estaba pasando?
No lo sabía, pero estaba completamente asustado, perdido en una laguna de pensamientos que le estaban explotando en la mente.
Y aún estando fuera de sí, se tensó cuando el tacto del otro se hizo más fuerte... más intenso... más profundo.
Jungkook estaba frente a él, aprisionando sus mejillas con dulzura entre sus manos, manteniendo una expresión de alegría con los ojos cerrados y besando, con sus tibios labios, los estáticos suyos.
Su piel se erizó al instante y no supo si los latidos de su corazón se aceleraron o se detuvieron.
Estaba completamente paralizado, aún abrazando al deportista por el cuello.
Quería alejarse, quería decir algo, hacer cientos de preguntas, pero su cuerpo impresionado no le permitía moverse, y por lo visto, su mente tampoco reaccionaba al respecto.
Lentamente, Jungkook se alejó abriendo los ojos y figuró una sonrisa tan grande que le permitió ver sus dientes de conejo. Todavía estaba emocionado, todavía la sangre le corría con excesivo entusiasmo por todo el cuerpo.
Pero su luz se apagó cuando se dio cuenta de lo que había hecho.
Sus manos sostenían el rostro de Taehyung, ese rostro divino que lo miraba perplejo, asustado, lleno de desconcierto. Y sus labios, temblaban levemente por haber tocado, por primera vez, los belfos que ya llevaba varios meses anhelando.
¿Qué acababa de hacer?, ¿Cómo se atrevió a llegar a tal extremo?
Cuanto más lo procesaba, más aterrado se sentía.
Ni siquiera fue capaz de analizar sus movimientos antes de hacer la peor cosa que podía existir, antes de arruinar su grata amistad con Taehyung.
¿Por qué?, ¿Por qué hizo eso?
De pronto, reaccionó y alejó sus manos de Taehyung en un precipitado movimiento que, bruscamente, también provocó que el fisioterapeuta le soltara el cuello.
Los ojos oscuros lo estaban mirando y aquello le hacía sentir que cavaba su propia tumba.
No podía ser cierto, esto debía ser una pesadilla.
Pero cuando Taehyung abrió la boca preparándose para cuestionar lo que acababa de suceder, Jungkook no lo pudo soportar y se giró sobre sus talones, para después salir corriendo enloquecido, con su corazón rasgándose lentamente y pequeñas gotitas acumulándose en sus orbes.
En cualquiera de los casos, Taehyung ya se habría preparado para salir corriendo tras el Golden Maknae, pero esa situación de seguro ameritaba que se quedara en su sitio.
Y así lo hizo.
No tenía caso correr detrás de alguien que no deseaba ser perseguido. O al menos eso intuyó cuando vio tanto miedo entumecer los ojos amielados.
Ahora mismo se hundía en un precipicio relleno de dudas, las mismas que palpitaban incesantes en su corazón confundido.
[...]
La mirada de Kim Taehyung estaba completamente concentrada en las líneas impresas sobre el libro que Jung Hoseok le había recomendado leer hacía un par de semanas, pero a pesar de que ya llevaba un buen rato leyendo, su mente no lograba estar en paz.
En numerosos estudios, se ha demostrado que los pacientes con dolor crónico se benefician de conocer por qué se produce el mismo y qué mecanismos influyen y modulan la percepción del dolor.
Leyó y segundos después soltó un fuerte resoplido, tan fuerte que, incluso, alborotó las hojas sueltas que tenía dispersas por todo su escritorio. Maldijo levemente y tomó algunas hojas entre sus manos, con el objetivo de apilarlas en un orden adecuado.
Todos los días sucedía lo mismo, acostumbraba llegar del trabajo, tomar una ducha, cenar algo ligero e ir a su habitación. Hoy no había nada distinto, pero contrario al ambiente natural, la habitación se sentía solitaria, desolada... vacía.
Tenía la luz apagada, como siempre que necesitaba concentrarse en la lectura de un buen libro educativo, por lo tanto, el sitio solo era iluminado por una pequeña lámpara de escritorio que le acompañaba de frente, y por la tenue luz del exterior que se inmiscuía por la ventana.
Dejó los documentos de lado y volvió su atención al libro.
En numerosos estudios, se ha demostrado que los pacientes con dolor crónico se benefician de conocer por qué se produce el mismo y qué mecanismos influyen y modulan la percepción del dolor.
Releyó poniendo más atención que la primera vez, pero de pronto, como si viera una película, dentro de su mente se dibujó Jeon Jungkook aprisionando sus labios.
La impresión fue tan fuerte que casi se cayó de la silla donde se hallaba. Suspiró tocándose el pecho, sintiendo su corazón acelerarse sorprendido. Lo único que le quedó fue intentar recuperar el aliento mientras aceptaba que, definitivamente, durante esa noche, leer no sería una opción.
Sus manos fueron directo a su rostro y talló su piel, para después masajear por un instante sus sienes. Estaba cansado, había sido un día demasiado largo, demasiado inusual. Todo estaba bien, pero quizá le hacía falta tomar un respiro.
Así que se puso de pie y caminó hasta la ventana de su habitación, la abrió de par en par y dejó que su rostro reposara un poco con la brisa veraniega de ese aturdido día. Cerró los ojos, disfrutando aquella sensación de calma.
Jungkook.
Pero el sentimiento duró muy poco, pues su conciencia deseaba tener una charla en ese momento.
¿Por qué hiciste eso Jungkook?
Cuestionó mientras su mirada recorría el cielo nocturno. En otras ocasiones, Kim Taehyung gozaba de una buena vista, las estrellas se sumían sobre su cabeza y la luna brillante no era opacada por las luces intensas de la ciudad de Seúl. Sin embargo, ese día, todo lucía diferente, incluso la oscuridad parecía estar triste, y el castaño no encontraba una razón lógica que le explicara el comportamiento del universo ante su persona.
Yo no tenía idea.
Confesó para sí, a la par que su corazón latió acongojado.
Siento ser tan despistado. Pero de verdad que yo no... Nunca... ni siquiera lo había imaginado... No sabía que eras homosexual.
Llevó sus manos hasta uno de los bolsillos de su pantalón y sacó su celular, ingresó a su aplicación de mensajes y fue directo al perfil del pelinegro. Inmediatamente, notó que el joven había estado inactivo durante todo el día y se preocupó.
¿Estarás bien?
Pensó, sintiendo que su alma entera se tensaba y luego bloqueó el celular para guardarlo en su bolsillo nuevamente. No tenía intenciones de nada, ni siquiera de llamar al más pequeño. Mientras más analizaba la manera en que había reaccionado Jungkook después de besarle en los labios, más consideraba que el joven no deseaba tener ningún contacto con él... al menos no durante ese día.
Pero debía admitir que se sentía angustiado.
Ahora comprendo muchas cosas. Ahora sé por qué me veías de esa manera, con esa mirada tan soñadora y llena de vida. Ahora sé el porqué de tus atenciones... Pero... ¿No hubiera sido más fácil si me lo hubieras dicho, si me hubieras explicado todo desde un principio?... Yo te apreciaría igual.
Sin querer, llevó una de sus manos hasta tocar sus labios e inevitablemente volvió a ver a Jungkook frente a él.
¿Qué pasará ahora?, ¿Todo... cambiará?
Entonces se volvió a cubrir el rostro, aquel pensamiento le dolió hasta lo más profundo.
Tengo miedo de que quieras irte de mi vida... Jamás había permitido que un paciente fuera más que eso, pero cuando te conocí, sentía que tú... necesitabas mi apoyo... y en realidad, era al revés.
Poco a poco, un nudo se fue formando en su garganta. Le partía el alma pensar en eso, pensar en que Jungkook quizá se alejaría.
¿En qué momento, el joven pelinegro se volvió tan importante?
No lo sabía. No obstante, se había encariñado con él, de una manera inigualable. No era su mejor amigo, tampoco un amigo muy cercano, pero a pesar de todo, le interesaba mucho el pequeño deportista. Sentía que quería cuidarlo, quería estar para él siempre, acompañándolo, velando por su bienestar y celebrando cada uno de sus logros.
Tal vez, lo anterior, se escuchaba muy extremista para ser un simple fisioterapeuta a cargo de un atleta talentoso. Pero es que Jungkook era increíble, con una personalidad excepcional y tan considerada que, día con día, le demostró su verdadero apoyo.
Lo veía como el hermano que nunca tuvo, por ello, antes de resignarse y ponerse a llorar, decidió cambiar sus pensamientos.
Dio un pequeño golpe en una de sus mejillas y su vista viajó nuevamente hasta el opaco firmamento. Comenzó a considerar, que quizá, lo ocurrido fue solo un descuido, una equivocación causada por la emoción que ambos habían experimentado. Llevaba varios meses conociendo a Jungkook y él jamás había actuado de esa manera. Tal vez realmente fue un error. Esas cosas pasan, ¿No?, A cualquiera.
No lo sabía, estaba tan confundido. Al final de cuentas vería a Jungkook luego. Desconocía lo que sucedería, pero deseó, con todo su corazón, que el menor estuviera bien y pasando una agradable noche, contraria a la de él, que se dibujaba extrañamente oscura.
Todo está bien, Jeon Jungkook... Entre nosotros... todo está bien.
Sin embargo, mientras Kim Taehyung trataba de convencerse de aquello, el muchacho pelinegro descansaba sobre las piernas de su mejor amigo.
Jeon Jungkook había llorado toda la tarde hasta quedarse dormido. Sobre sus mejillas aún se notaba el camino que habían seguido sus lágrimas desde sus orbes adoloridos. Se sentía tan miserable, asustado y arrepentido que Park Jimin no encontraba la manera de tranquilizarlo.
Sin duda, fue un día muy difícil... El más cruel de todos.
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