14. Crónicas de dos vigilantes

Junio.

Un hormigueo de felicidad y emoción recorría el cuerpo entero de Jeon Jungkook. No sabía si era por el clima fresco que adornaba tajantemente esa noche, o por la buena suerte que había tenido ese día; tal vez que desayunó su comida favorita, o quizá que logró caminar sin muletas.

Se debatió un momento intentando buscar la causa de aquel buen humor que había en su alma, pero posiblemente eran todas las anteriores.

Levantó su mirada inconscientemente y se encontró con el joven de los rulos castaños, lo observó por un momento, viéndole comer plácidamente el platillo que les habían servido en el restaurante-bar. De pronto, al sentir aquella mirada, los ojos oscuros encontraron los mieles, sonrojando en un santiamén a su propietario.

Y para Jungkook el tiempo se detuvo cuando la deslumbrante sonrisa de su fisioterapeuta apareció en escena, en la escena de aquella película que, internamente, deseaba repetir una y otra vez.

Entonces concluyó: la causa de su emoción era Kim Taehyung y su sonrisa.

—¡Chicos!, ¡Chicos! —habló Jimin llamando la atención de los siete jóvenes presentes—. Quiero hacer un brindis por Jungkook...

—¡Espera!, no tengo cerveza —exclamó alterado Namjoon, provocando que Jimin le lanzara una mirada desaprobatoria, pero en menos de un minuto, la mesa ya estaba repleta de una basta cantidad de botellas verdosas—. Lo siento Jimin, puedes continuar.

—Bien, gracias Namjoon hyung —dijo en una sonrisa agradecida por el buen botín que le esperaba, luego se puso de pie—. Como iba diciendo...

—Esperen, no piensan tomarse todo eso, ¿Verdad? —cuestionó Jungkook con intención de regañar a Namjoon, pues en el fondo le avergonzó que los profesionales de la salud conocieran el comportamiento de sus amigos en estado de ebriedad.

—¡Claro que sí!, ¿Qué esperas?, ¿Qué lo regalemos en la calle?

—No Jimin hyung, simplemente creo que es demasiado —explicó sintiéndose como un perrito regañado.

—Jungkook, no te molestes, sabes que mi papel "como el mayor" es cuidar de ustedes y llevarlos a casa sanos y salvos —dijo Namjoon en una sonrisa provocando una incrédula mirada por parte de Jungkook.

—¡Eso lo hago yo!, ¡Tú eres quién más bebes! —y ante el comentario de un Golden Maknae sufriendo, los cuatro chicos ajenos a la conversación se soltaron a reír.

—No se preocupe joven Jeon, nosotros nos sacrificaremos y ayudaremos a consumir el líquido para que su sufrimiento sea menor —soltó Yoongi provocando más carcajadas.

—Esperamos poder contribuir a la causa —complementó Kim Seokjin mientras servía su quinto trago.

—Además, esta noche no sufrirá solo, Taehyung es quien nos cuida a nosotros... Apuesto a que deben ser un gran equipo —comentó Jung Hoseok y Jungkook no pudo evitar mirar a Taehyung en un soslayo.

—Guarden silencio bola de vagos. Más vale que esta noche puedan salir caminando de aquí, no pienso cargar a nadie —advirtió el castaño y entonces Jungkook sonrió, al fin alguien comprendía su sentir.

—Tú no nos cargas, solo nos arrastras —recriminó Yoongi.

—Debes hacer más ejercicio Taehyung —añadió Hoseok.

—Malagradecidos —musitó el más joven de los fisioterapeutas escuchando como todos reían a su alrededor—. Como sea, ¿Podemos proseguir con el brindis?

—Gracias Kim Taehyung —soltó el rubio volviéndose a poner de pie—. Si alguien me vuelve a interrumpir juro que lo mataré...

—¡Jiminnie, te queda bien el cabello rubio! —exclamó Yoongi repentinamente y las mejillas de Jimin se tornaron tan rosadas que pudo habérsele comparado con un tomate.

Repentinamente su corazón se aceleró y miró con sorpresa al pálido, en el fondo, quiso lanzarse a abrazarlo. Min Yoongi no solía decir ese tipo de cumplidos, mucho menos a él, por ello la emoción se apoderó de su alma, y no le quedó más que fingir sentarse lentamente para regular su ritmo cardiaco.

—Me rindo —dijo unos segundos después intentando disimular su euforia—. Jungkook, felicidades por este increíble avance, me alegra mucho que puedas caminar nuevamente. Kim Taehyung, gracias por ayudar a mi amigo, eres magnífico en tu trabajo. Por favor, cuídenos esta noche —habló lo más rápido que pudo y tomó la cerveza que estaba frente a él para después beberla ansiosamente.

El tiempo transcurrió más rápido de lo notorio, entre charlas variadas, carcajadas contagiosas y bebidas embriagantes.

Taehyung llevaba un buen rato riendo, hacía mucho tiempo que no salía a ninguna parte con sus amigos, así que, aunque sabía que tenía unos pendientes en casa, intentó olvidarse de todo por un momento. En el fondo, agradecía que Yoongi lo hubiese obligado a asistir, aunque sinceramente aceptó cuando vio los esperanzados ojos del menor del grupo pedirle, disimuladamente, que asistiera.

También estaba algo nervioso, la realidad es que no sabía cómo comportarse teniendo frente a sí uno de sus más importantes pacientes, aunado al hecho de que todos sus amigos se "colaron" a la reunión. Creyó que con lo anterior incomodaría al par de amigos deportistas, pero cuando llamaron al más grande de su grupo y observó con atención la buena armonía que se dibujó al rededor, simplemente se relajó.

Su móvil vibró dentro de su bolsillo, era una llamada de su padre, en su rostro se dibujó una mueca de preocupación y de inmediato se disculpó levantándose en un movimiento. Caminó alejándose de las personas, hasta llegar a la terraza del piso donde se encontraban, contestó la llamada y quiso perderse, ¿Por qué siempre que se sentía bien tenía que ocurrir algo así... tenía que aparecer su papá?

Desde el gran salón del segundo piso, Jeon Jungkook siguió con la vista a Kim Taehyung. No pudo evitar preguntarse qué era lo que sucedía en la vida de su fisioterapeuta, pues aquella angustia que se dibujó en el rostro del ajeno no logró pasar desapercibida, al menos para él.

Y mientras un Jimin embragado le hablaba sobre una de sus aventuras universitarias, los ojos amielados se dedicaban a cuidar de Taehyung.

—Ya ve —el rubio le susurró a su mejor amigo en un intento de ser tolerante, sinceramente le molestaba que no le pusieran atención cuando hablaba, pero se dio cuenta perfectamente hacia donde viajaban los diminutos soslayos del pelinegro y no le quedó otra opción.

—¿Qué dices? —preguntó desconcertado y saliendo de su transe. Jimin rodó sus orbes ofendido, pues notó como el Golden Maknae solo escuchó las últimas dos palabras de su conversación.

—Ve con él —indicó, y Jungkook abrió los ojos avergonzado comenzando a negar.

—¿Con... quién?

 —No digas nada tonto, es imposible no notar donde está tu atención, además ya colgó la llamada, solo ve y ya. Me uniré a la conversación de los otros.

Y empujándolo un poco, el chico de las mejillas regordetas dejó al prodigio del deporte, abandonándolo en aquella esquina de la mesa. Lo pensó un par de veces más y miró como el castaño recargaba sus brazos en el barandal de la terraza, con su celular ya guardado en el bolsillo de su uniforme.

Respiró con profundidad y se puso de pie. 

No pudo evitar observarse, estar parado sin tener que apoyarse en las muletas le hacía sentirse diferente, bastante extraño, a decir verdad. Dio un paso, y la sensación se acrecentó en su pecho. Sonrió y alzó la mirada, viendo a lo lejos como Kim Taehyung observaba la noche con tranquilidad.

Entonces se acercó lentamente intentando no alterar la bonita calma que le brindaba su terapeuta.

—Dicen las estrellas que nosotros somos los fugaces —dijo, llegando al lado del castaño y posicionando sus manos sobre el barandal.

Taehyung lo miró—. ¿Por qué siento que ya he escuchado esa frase?

—No lo sé, la leí en internet —confesó haciendo que una carcajada divertida saliera de la boca del contrario, y se sorprendió al notar lo melodioso que resultaba aquel sonido. Pudo sentir algo extraño en su interior, algo que le incitó a querer seguir escuchando la risa del mayor; luego se regañó por sentirse tan eufórico, tal vez era por estar de pie, aún no superaba su emoción—. La verdad no sabía cómo comenzar la conversación.

—Me gustan las frases y el cielo nocturno, así que escucharé todo lo que quiera decir, incluso si lo encuentra en línea —contestó el castaño provocando que esta vez rieran ambos.

—Entonces crearé un documento y lo tendré listo para cuando se necesite.

—Me agrada la idea —expresó y su mirada volvió a perderse entre las luces de la ciudad y el cielo oscurecido.

—¿Todo bien? —se animó a preguntar y el rostro de Taehyung bajó hasta observar los autos que pasaban fuera del restaurante.

—Aún estoy sobrio, supongo que sí —soltó, y aunque estaba afligido no quiso que el menor se diera cuenta, así que intentó ser gracioso para que el momento no se volviera serio, pero para su suerte, Jungkook estaba inconscientemente dispuesto a reír hasta de sus peores chistes.

—Ya lo creo, Jimin ya no debe saber quién es —dijo el pelinegro y volvieron a reír.

—Comienzo a pensar que a veces hace falta perderse, aunque sea un poco —confesó en medio de una sonrisa y Jungkook asintió.

—Sí algún día decide perderse, no dude en llamarme, yo cuidaré de usted y lo llevaré a su casa sano y salvo —la sonrisa de Taehyung se acrecentó, le pareció muy tierno aquel ofrecimiento proveniente de su atleta favorito.

—Si me lo dice de esa manera, creo que tarde o temprano le tomaré la palabra.

—Cuando guste —dijo el pelinegro animadamente, pero luego se puso serio, pues pensó detenidamente en el rumbo que tomaría la conversación—. Disculpe si resulto ser un entrometido, pero me gustaría preguntar... ¿Hay algo que le preocupa?

La mirada de Taehyung encontró la suya y su corazón se achicó—. No realmente, es solo que —se detuvo mientras sus ojos volvían a observar el cielo e intentaba organizar su explicación—... Durante esta temporada del año no me va muy bien emocionalmente... El recuerdo de mi madre se acrecienta bastante en estas fechas, y no puedo evitar sentirme nostálgico.

—¿Por qué sucede eso? —cuestionó el pelinegro algo nervioso de haber tocado ese tema, conocía muy poco al castaño, pero sabía muy bien que le rompía por dentro, así se sentía él cada vez que hablaba de su padre.

Taehyung respiró profundamente y soltó con lentitud aquel aire acumulado en sus pulmones—. Hace unos días, cuando falté al trabajo, era el aniversario luctuoso de mi madre. Ese día del año está reservado para dejar de luchar contra todo, simplemente me escondo y me derrumbo. No asisto a ninguna parte que no sea el cementerio, dejo un ramo de orquídeas en la tumba de mamá y regreso a mi habitación, para lidiar con lo que siento sin molestar a nadie.

Entonces Jungkook se quebró por dentro, jamás imaginó que detrás de la linda sonrisa del muchacho, hubiera tanto sufrimiento, un sufrimiento que él conocía, pero que nunca se había permitido vivir de esa manera. A la par, recordó el lindo ramo de flores con las que el castaño llegó al hospital unas semanas atrás.—. Eso... es algo muy profundo. Siento mucho su pérdida y realmente me gustaría poder ayudar.

 —No se preocupe, yo estoy bien. El tiempo no se detiene y agradezco sentirme resignado, aunque con sinceridad, nunca deja de doler —contestó borrando cualquier rastro de felicidad que antes hubo en su rostro—. Me aterra olvidarla —confesó por último y la comprensiva mirada de Jeon observó detenidamente el perfil del chico rizado.

—Yo creo que es imposible que eso suceda, una madre jamás se olvida, mucho menos si fue tan buena madre como la señora Kim. En realidad, considero que ella debe estar muy orgullosa de usted, es una gran persona y, sinceramente, me conmueve mucho su forma de ver el mundo.

Y la sonrisa de Kim Taehyung se dibujó lentamente sobre su rostro, provocando que apareciera la de Jeon Jungkook—. Es la primera vez que le hablo a alguien de ello, me alegra que haya sido usted. Gracias por escucharme y por su opinión joven Jeon, me siento mucho mejor.

—Me alegra escuchar eso —habló girando su rostro para observar los autos que avanzaban libremente por la avenida—. Sé que va a sonar tonto y lamento cambiar drásticamente el tema, pero me gustaría que me llame simplemente por mi nombre. 

—¿No es inapropiado? —cuestionó Taehyung mirando como los mechones oscuros del rizado bailaban ligeramente con la brisa calmada que los acompañaba esa noche.

—Inapropiado o no, así lo prefiero. Es extraño cuando me nombra formalmente.

—Hagamos un trato, yo le llamaré Jungkook y usted puede decirme Taehyung, sin ningún inconveniente.

Jungkook se giró encontrando la mirada brillosa de Taehyung y soltando una leve risita—. Eso si es inapropiado.

 —¿Enserio? 

—Un poco.

—No es justo —dijo Taehyung formando con sus labios un tierno puchero que hizo derretir los sentidos de su acompañante—. ¿Cómo puedo solucionar eso?

—Seamos amigos —dijo de pronto y hasta él mismo se sorprendió, arrepintiéndose al instante por aquella mueca de desconcierto que apareció en el rostro más atractivo que había visto en su vida.

—Me gusta la idea —soltó el mayor unos segundos después de haber analizado los pros y contras de la situación.

—Trato hecho —contestó Jungkook en una sonrisa y Taehyung rio levemente.

Ambos se giraron para observar el horizonte, el ambiente estaba tan tranquilo que les sorprendía, pues el bullicio de la ciudad resultaba ser inmenso a esas horas. 

El corazón de Jungkook estaba tan feliz y satisfecho que latía enloquecido dentro de sí mismo.

—Es extraño, no veo ninguna estrella —dijo, cuando por fin pudo dejar de prestarle atención a su palpitar.

—Pensaba lo mismo... Estamos ante una noche muy oscura Jungkook.

—Ojalá que pronto aparezcan las estrellas Taehyung.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top