Capítulo 8 (Capítulo Final)

20 AÑOS ANTES
Vicente contemplaba a Anton. Estaban en el bosque buscando un oso para comer. A lo lejos, observaron uno. Andaba afilando sus uñas en un árbol. El niño debía ocupar la tarea de matarlo. Vicente procedió a tirar una piedra contra un árbol.
El oso dirigió su atención hacia los dos:
-Tengo miedo.-dijo Anton.
-Es normal tener miedo, Anton. Simplemente imagina que estoy a tu lado, aun cuando no lo esté realmente. No hay nada que temer. Tú puedes hacerlo. Lo haremos juntos. Siempre.
Aquél día Anton casi muere cuando el oso se le abalanzó encima. Vicente le rajó la garganta con un cuchillo. La cena estaba servida.
PRESENTE
Anton ahora se enfrentaba contra una amenaza mucho mayor. Ya no era un simple oso, era un demonio que mostraba su verdadera forma:
-Estúpida mujer. ¿Acaso tienes idea de cuánto me costó encontrar esa piedra? ¡¡¡Ahora tendré que esperar mil años más para pedir el deseo!!!
Uno de los tentáculos se dirigió hacia Anton. Lo logró esquivar y cortarlo con un cuchillo. Trató de avanzar hacia Haken cuando vio que otro se acercaba. Se agachó y volvió a cortarlo.
Esta vez se acercó más. Haken tenía una visible cara de frustración. Trató de atacar al mismo tiempo con los dos tentáculos que le quedaban. Anton cruzó los brazos y cuando se le acercaron, los pudo cortar ágilmente:
-¡Noooooo!
Anton avanzó rápidamente hasta donde estaba Haken. Éste trató de levantar a Anton. Sin embargo, apenas logró levantarlo:
-¡No! ¿Por qué?
El joven entonces se miró al cuello. Era el colgante de obsidiana. Estaba resplandeciente. Sin duda le estaba protegiendo de los poderes del demonio. Anton ahora, más desafiante que nunca, con su cuchillo, apuñala a Haken:
-¡Uaaargh!
Con el otro cuchillo le raja la garganta. Una gran cantidad de sangre sale de este. Asesta entonces el golpe final dándole con ambos cuchillos en los ojos. De estos, salen grandes chorros de sangre, mientras Haken se retorcía de dolor.
Rápidamente sentía cómo su cuerpo se iba destruyendo. Mientras gritaba, un destello azul salió de este y luego, su cuerpo explotó, salpicando una increíble cantidad de sangre que cubrió todo el lugar. Gran parte de esta salpicó encima de Anton.
Anton ahora veía a su alrededor. La amenaza había acabado por el momento. Se dispuso entonces, a acudir a donde reposaba su amigo y compañero.
Cuando se acercó a donde estaba éste, no encontró nada. El cuerpo había desaparecido.

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