88.

—Juro que nunca quise hacerle daño a su hijo

México miró a UK con seriedad manteniendo la calma, pero en el fondo estaba en pánico.

—No sabes lo decepcionado que estoy, México

El británico soltó un largo suspiro y restregó sus ojos

—Confiaba en ti, te elegí, te di la oportunidad y solo me decepcionaste
—Juro que haré todo para recompensar mi error. No tiene que matarme
—Está bien
—Qué?
—Tuve una pequeña reunión con los miembros de mi familia... Y decidimos que está bien
—Repito, qué?
—Debido a la maldición de mi hijo, no puede tener un amor correspondido. Está destinado a la traición y al dolor... Sin embargo, eso no le impide enamorarse
—Sigo sin entender
—Lo traicionaste y seguramente lo volverás a traicionar
—Yo no...

UK le dió una mirada severa para que se callara y México obedeció

—Pero al mismo tiempo lo haces feliz y le demuestras cuánto lo amas.
—Lo amo demasiado
—Todos creemos que eres el equilibrio para que mi hijo tenga una vida más o menos buena. Y aunque suene horrible... Todos creemos que es la única forma en la que USA puede seguir viviendo

UK carraspeó para mitigar las ganas que tenía de llorar

—Para mi hijo eres el amor de su vida, pero también eres un castigo constante. Representas la maldición que no pudimos quitar, pero también le brindas toda la atención y cariño que se merece.
—No quiero hacerlo sufrir
—Fuiste infiel y lo llevaste a declarar una relación abierta para no perderte. Te ama como a nadie, pero lo lastimas constantemente... No hay otra opción... Todos aceptamos que sigas junto a mi hijo. Aunque duela y no nos guste. No vemos otra solución
—Señor... Yo lo siento mucho. Soy de lo peor
—Solo haz feliz mi a mi hijo... Ámalo con todas tus fuerzas y cuando lo lastimes, solo compénsalo el doble. No lo dejes solo... Creo que eres lo único que lo mantiene en pie hasta ahora... No quiero perder a mi hijo, así que no tengo otra opción

Se limpió las lágrimas

—Nueva Zelanda y yo seguiremos buscando la manera de quitarle la maldición a USA, pero hasta ese entonces intenta con todas tus fuerzas no volver a cometer esos horribles errores... No confiamos en ti, pero no tenemos de otra

México agachó la cabeza.

Porque no podía argumentar

Él también creía en el fondo de su alma, que no tenía otra opción

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top