—Tu papá vendrá a cuidarte un par de días hasta que yo vuelva, estrellita
—Tan pronto te aburriste de mí?
—Qué?
—Te irás de nuevo por un año?

USA lo miró desde el sillón, sin muchas ganas, asomándose apenas.

México se acercó de inmediato, arrodillándose y mirándolo preocupado por los malentendidos

—Tengo un par de cosas que arreglar en el extranjero, pero volveré pronto. Tu papá me relevará
—Son mis hormonas —intentó mentir cuando se dió cuenta de lo que dijo
—No te abandonaré
—No pasa nada, México... Está bien. Debes tener a tu pareja o alguna cita y no es bueno que lidies con un gestante problemático como yo
—Estrellita, solo te quiero a ti en mi vida

USA empezó a llorar

—No. No. Está bien. Ya no quiero mentiras. Si te quieres ir, solo vete. Nunca te impediría ser feliz. Estaré bien yo solo
—Cómo podría irme así nada más? Sin llevarme al amor de mi vida y a nuestro bebé

USA lo miró un momento entre sollozos

—Ya vete, Mex... No me hagas caso. Son solo mis hormonas y mi ansiedad

México se arriesgó a tomarle de las manos y besarlas suavemente una y otra vez hasta que USA se calmó un poco

—Tú y el bebé me hacen feliz y son todo lo que necesito
—No es tu hijo.
—Pero es tu hijo y eso me basta para quererlo como mío

USA se alejó entre sollozos, escapando de su pequeña crisis, encerrándose en su cuarto y arrepintiéndose del tonto drama que armó.

Porque ya no debería importarle lo que hiciera México. Si apenas lo toleraba. Ya no lo amaba, estaban juntos para que su bebé naciera bien. No lo quería como su pareja de nuevo

Pero le daba miedo que se fuera otra vez

No quería quedarse solo