134.

—Mex! Bienvenido!

Y con una sonrisa, Canadá le plantó una tremenda cachetada que resonó en el pasillo

—Qué chinga'os te pasa!

México se sostuvo la mejilla

—Bienvenido!

Y volvió a golpearlo.

Cuando quiso repetir la acción, México se alejó dos pasos

—No te voy a responder
—Por qué no? —la sonrisa de Canadá era dulce, pero su mirada estaba bañada en el rojo de la ira
—Conozco tus juegos, Canadá. Si te devuelvo el golpe, USA no me lo perdonará
—Y qué importa? Ya le has hecho demasiado a mi hermano. Pelear conmigo debe ser la menor de tus preocupaciones
—No voy a pelear
—Aunque mi hermano te perdone, yo no lo haré

Lo miró con desdén.

Porque ahora eran enemigos.

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