Exordio
Él era el silencio que asesinaba.
su mechero encendiendo sus caladas.
Él era sus auriculares de día entero, los recuerdos.
Sus cicatrices, el suicida que nunca moriría, si no fuera por ella.
Era el príncipe azul manchado del carmesí corriendo por sus brazos; era pena y melodía.
Él era Noah.
Y te da la bienvenida a su muerte.
©artlher
editada
08122015.
una historia heterosexual.
-la única probablemente-
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