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M... Mi...

Decías en balbuceos.

No te preocupes, pronto dejará de doler.

Te decía ella.

—¿Dannah?

, ella volverá. Nadie sería tan tonta cómo para dejarte ir.

La miraste y te volviste a aferrar de su vientre. La abrazaste hasta dormirte.

Estarás biente susurro.

Pero no estoy segura de que lo estarás.

No, ella no diría eso si supiera los pensamientos que se cruzan por tu mente.

¿No, Noah?

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