2
Durante su vida como sicario pocas veces se había relacionado con alguien que no fuera Shadow lo suficiente como para saber que le molestaba y que no, junto con muchos otros aspectos. Pero no más de ahí, nunca intentó formar más amigos que no terminaran siendo tratados como "contactos" a la hora de poner las cartas sobre la mesa.
Al ser lo que es, no podía darse el lujo de estar rodeado de personas encariñadas puesto que solo las estaría exponiendo ante sus enemigos como un punto débil potencial, puesto que a pesar de ser temidos por una parte, la otra solo pensaba en como quitarlos del camino. Más de una vez se había visto envuelto junto a Shadow en un enfrentamiento de bandas rivales en cada zona. Bandas que estarían dispuestas a herir inocentes por todo. Y había visto en carne propia un claro ejemplo de hasta dónde podía llegar por sufrimiento ajeno de Shadow.
Pero ahora que se había alejado por un tiempo de él, no significaba que no estaría en punto de mira, apostaba todo a que la mayoria ya sabian que habia vuelto a su pueblo. No quería regresar, pero tampoco dejarlo. Estaba en un punto muerto. Tenía la oportunidad adelante de tener una vida sociable como siempre había deseado y estaba encadenado al suelo sin posibilidad de alcanzarla.
Pero vamos, que aún así estaba en medio de un puto club a media noche.
Aunque no se quejaba del todo, habían muchas personas con rostros sonrientes y buen humor. Sin mencionar la cantidad de bellas mujeres que se paseaban por ahí en grupo o acompañadas. Ya había salido a bailar con unas cuantas en lo que iba de noche, o madrugada, y algunas le habían invitado a ir a una zona más privada, pero las rechazaba. No porque fuera un hombre educado, que va, si no por el hecho de que se sentía incómodo ante el simple pensamiento de hacer eso. Se sentía incómodo con su conciencia por acostarse con una linda chica siendo un sicario, ¿Cuando habían visto algo así?
Exacto, nunca.
Era el único asesino en el mundo que se sentía mal con una acción como esa solo porque no dejaba de pensar en un tipo que prácticamente lo boto lejos.
Respiro profundamente cuando se dio cuenta que estaba abollando el vaso de plástico entre sus manos y que el contenido se había vaciado sobre su mano mojando las vendas que la cubrían, se haria un pegoste y se volvería más tarde un asco. Dejando el cómodo asiento que había estado ocupando por más de treinta minutos se encaminó hacia el baño, preparándose mentalmente para el desastre de lugar que sus ojos verían apenas abriera la puerta.
Pero para su asombro y sorpresa el piso no estaba sucio ni el espejo, sin mencionar que no olía como los mil infiernos. La pura curiosidad le entro y abrió un cubiculo libre, no exageraba en decir que casi se queda ciego por el reflejo de la cerámica blanca, estos si eran el tipo de baños que daban la gana de usar con gusto. Estaba por seguir admirando el retrete cuando la puerta se abrió de golpe haciendo que diera un salto por descuido y por puro instinto se metió en el cubiculo.
No entendia porque se había encerrado en el cubiculo, y estaba por salir cuando se empezó a oír una conversación.
— ¡Te lo juro hombre! Esta en el club.
— ¿Y si está aquí cómo es que no lo tengo a mis pies rogando?
— Tal vez porque tus pies son muy feos. — Se escuchó un golpe en seco seguido de un golpe. — Aunque no entiendo como pretendes poner a un sicario a tus pies.
Por un momento quiso salir y preguntarles de quien estaba hablando pero decidió mantener un perfil bajo y se mantuvo en silencio dentro del cubiculo, antento de cualquier cosa que oyera. Pero había un detalle, la venda al estar empapada de alcohol dejaba que las heridas en su mano quedarán expuestas, y podía decir que le estaban doliendo y picando demasiado para su gusto. Además. ¿Quien sospecharia de alguien que apenas estaba saliendo de un cubiculo? Fácilmente podría hacer como que no escuchó la conversación de aquellas personas.
Fingiendo que lo había usado, bajo la palanca provocando que el tanque se descargara, abrió la puerta sin preocupaciones y avanzó hasta el lavamanos, mirando de reojo a las personas que habían estado hablando sin percatarse de su presencia. Comenzó a silbar bajo al tiempo que empezaba a retirar la venda que cubría su lastimada mano, recordando que no debía volver a golpear una pared sólida en un ataque de cólera nunca más. No hace falta mencionar las múltiples cortadas que adornaban sus nudillos casi negros por los moretones.
Aún con su vista fija en sus manos escuchó a un costado como la puerta se abría nuevamente y luego el silencio volvió a rodearlo. Miro al lugar en donde estaban los dos hombros y noto que se habían marchado en silencio, puesto que ya no estaban ahí. Cuando acabó de lavar la venta la seco lo mejor que puedo y volvió a cubrir su mano con esta.
Salio por la única puerta que había y todo seguía como antes, con las personas bailando despreocupadas y sin percatarse de su ausencia. Un pequeño nudo se formo en su estómago. Ya quería volver a su solitario hogar. Una brisa helada lo golpeó apenas había salido de aquel club lleno de personas, y debía admitir que afuera estaba más fresco que dentro.
Se encontraba pasando por una calle cuando su cuerpo fue jalado con fuerza hacia un costado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top