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Quiso, quiere y querrá morir en esa habitación vacía y silenciosa. Absorto en su propia miseria, este no era él. No era el mismo "Hijo de puta" que no dudaba en tomar lo que quería y, de ser necesario, matar a cualquiera que se le cruzara en el camino. Se había vuelto una bola de masa viscosa que se le escaparía de las manos a cualquiera, siendo débil y patética.
Todo era su culpa.

Lanzó lo primero que tuvo a la mano con fuerza hacia la pared de frente a él. Escuchando cómo al instante el sonido de algo quebrándose hacía eco en su mente y la habitación y todo las desdichada casa, y no le importo en lo absoluto, de cualquier manera se encontraba solo y sin nadie que le reprendiera sus acciones. 

Levantó su mirada por encima de su brazo, observando como el gran espejo que estaba en frente de su cama se encontraba ahora lleno de grietas y algunos pedazos habían caído al suelo, entre las grietas y los trozos que aún seguían en pie noto su ahora grisáceo rostro, no hay falta mencionar las enormes bolsas que se hacían bajo sus apagados ojos.

No podía seguir, no así.

Con rabia se levantó y caminó descalzo hasta el espejo, tomandolo y descolgando de la pared, llevándolo luego hasta la ventana más cercana que era la que se encontraba a su izquierda, ni se molestó en pensar en qué dirían sus vecinos inexistentes, por lo que sin más arrojó el espejo por la ventana. 

Asomo su cabeza por la misma, agarrándose con fuerza del marco comenzando a gritar: 

— ¡No voy a dejar que pase! — Gritó, completamente absorto con una sonrisa en la imagen de aquel espejo completamente hecho pedazos y esparcido por el césped.
Estaba seguro de que se vería en estos momentos como un maníaco. Inhalo todo lo que pudo. — ¡No voy a caer en la maldita depresión! ¡Yo soy mejor que ella! ¿¡Me escuchas?!

Volvió a meter su cabeza en la habitación, sintiéndose eufórico hasta un punto que le resultaba agobiante y sumamente molesto, maldijo en voz alta repetidamente mientras corría por el lugar poniéndose una camisa que le se cruzó por el camino, corriendo escaleras abajo y saliendo por la puerta principal. Terminando en el patio cubierto por pasto y más adelante había un campo reseco por la temporada que dejaba ver hileras de plantas resecas y amarillentas.

Estaba tan sumido en su estúpida melancolía que no se habia dignado a apreciar el lugar en donde estaba, ¡Que estaba en su maldito país, en su maldito estado, en su puto pueblo y en su bendita casa en el campo! ¿Cómo no había disfrutando del lugar en donde estaba?

Entonces un recuerdo corrió por su cabeza dejándole la respuesta en la garganta, por supuesto que sabía el porqué no había disfrutado todo esto que le rodeaba, se encontraba en este estado por su culpa, por creer que todo había funcionado y que se quedara estático en un momento preciso en que el estaría completamente despreocupado y dichoso. 

No se molestaba en admitir que era conformista en la mayoría del tiempo pero la otra parte, la más pequeña, se la pasaba pensando en todas las cosas que podría hacer con el tiempo, tenia varias listas guardadas en toda la casa y sus pequeñas libretas. Tener una pareja estaba entre ellas.

Meneo su cabeza a la nada, intentando convencerse a sí mismo que no ganaría nada estándo aquí recordando aquello por lo que ya paso y siguen sufriendo con solo pensarlo u mencionarlo. No quería sentirse estúpido y vulnerable. No era esa clase de persona; de las que caen completamente en un agujero solo por un mal de amor.

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