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— No quiero perderte, maldita sea — Susurró, apretando con fuerza sus brazos alrededor de su propio cuerpo, por un momento creía que el teléfono que había entre su mano se quebrara de la fuerza con la que presionaba.
Escuchó un suspiro al otro lado de la línea, que solo hizo que la presión en su pecho se expandiera, lleno de angustia.
— No hagas esto más difícil, Scourge.
Luego la llamada se cortó de golpe; dejándole una profunda sensación de vacío y provocando que se comenzará a deslizarse contra la pared hasta quedar sentado en el suelo, empezando a lamentarse.
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