X I X.

Para Miyu, su día empezaba en el momento que su madre entraba por la puerta de su cuarto para despertarla, con aquellos toques en su puerta para indicarle que ella ya había llegado. Aunque siendo sincera, a la hora que ella entra, ella ya se encuentra despierta. Le gustaba ver el amanecer desde su ventana. No sabía el porqué pero tenía una bonita vista de Den desde su ventana. Podía sentir el aire fresco como también, era el momento en el que sus plantas empezaban abrir sus hojas para saludarla. Agradecía ese gesto de Spectre al darle aquellas flores que aunque su madre siempre se molestaba en darles su cuidado, ella se encargaba como podía gracias a las enfermeras que siempre iban a revisar el cómo estaba como para que le ayudara a la movilidad de sus piernas, aunque siendo sincera y después de aquel día, ya no tenía esperanzas de una vez más volver a mover sus piernas. Era ese "buenos días" que le gustaría escuchar siempre de él aunque a sus padres, no les gustara que él se acercara a ella pero era imposible que le quisieran negar algo cuando era gracias a él como de Aoi, que fuera visitada en la tarde y le dieran un poco de compañía hasta la hora en que se iban.

Era lo único que le pedía a sus padres y lo único que ellos respetaban. Aunque de alguna manera, mantenía en secreto que Yusa de vez en cuando la visitaba junto con Spectre o junto con Aoi. No sabía el porqué lo hacía pero había sido una petición de su amiga de la infancia. Sabía que ella ocultaba algo más pero tenía sus razones, una persona siempre tiene derecho a guardar sus secretos y si ese era su motivo, entonces no tenía porque hacer algo para presionarla. Desde que ella se fue, creyó que nunca encontraría a una amiga igual a ella, fue una fortuna, que la vida le pusiera a Aoi frente a ella. Esta vez, no iba a permitir que alguien le quitara su amiga.

En fin.

Así eran sus días desde el momento que paso ese accidente. Aún podía recordar en el momento que cerraba sus ojos y el chirrido de llantas se podía escuchar a la lejanía, podía jurar que el auto se encontraba más lejos por que al momento de que ella volteo, fue cuando el carro le golpeo sin siquiera detenerse, podía escuchar el grito de su madre, podía ver el rostro asustado de Aoi. Solo recuerda el fuerte golpe que sintió y solo vio oscuridad. No recuerda cuanto paso, se supone que debería estar muerta, se supone que aquel golpe la debió de matar pero no fue así. Podía escuchar los llantos de su madre, como su padre decía algo que no logro comprender. Como tanto Aoi como Spectre la visitaban y podía sentir el cómo tomaba su mano, tal vez como un consuelo. No podía moverse, no podía hacer nada más que escuchar, más que sentir. Fue en un día que ella abrió los ojos después de tanto estar dormida. Los abrió tan despacio que sentía, que se volverían a cerrar, la molesta luz blanca que le molestaba sus ojos, incluso el ruido de todas aquellas maquinas que le rodeaban. ¿Qué era lo que estaba pasando? No podía comprenderlo, hasta hace poco había estado sumida en la oscuridad pero en ese momento, todo estaba dando vueltas. Su cabeza incluso estaba dando vueltas. Quería mover su cuerpo pero sentía que algo no estaba bien.

Desde el momento que ella despertó, sintió que algo no estaba bien. Fue una sorpresa y casi un milagro, como la mayoría le habían mencionado, de que ella se encontrara despierta, de que ella pudiera recordar su nombre o de lo que paso en ese día. Sin embargo, aquel malestar siguió creciendo hasta que se dio cuenta de lo que pasaba. Sus piernas, había movido un poco los dedos de su mano, incluso se atrevía a mover un poco sus brazos aunque estos pesaban más de lo esperado pero eran sus piernas lo que más le dolía.

¿Qué había pasado con esos sueños que había tenido desde que era una pequeña niña? Quería ser una gran bailarina pero estando así. Ya no quería nada, ya no podía pedir nada. Dejo a un lado aquellos sueños. Por más que hiciera todas esas rehabilitaciones, era imposible que fuera a caminar una vez más. Estaba obligada a pasar el resto de su vida en esa cama. Las noches que ha llorado por eso, era algo imposible de cambiar, aquel pasado, ahora se había convertido en un presente y un futuro del que no seria para nada fácil salir de él.

--¿Estas lista, cariño? --Preguntaba su mamá a diario.

Salió de aquellos pensamientos cuando vio a su mamá entrar a su cuarto. Ella tuvo que sonreír para evitar querer soltarse a llorar. Solo sonrió.

--Si, mamá

Gracias a su padre, le ayudaba a bajar de su cama para poder pasarla a una silla de ruedas y caminar por el hospital para un merecido desayuno que su madre siempre llevaría porque nunca confiaría en la comida de un hospital, aunque siendo sincera, no estaba tan horrible como siempre escuchaba decir. Iba a sus ejercicios, tratando de hacer algún movimiento, por mínimo que fuera y cuando se sentía tan cansada, era cuando le permitían regresar a su cuarto de hospital para un merecido baño. Era un tanto frustrante que no pudiera evitar mostrar su queja a cada rato. Sus padres sabían que cuando se encontraba de esa manera, era mejor que estuviera sola. Pasaba algunas horas a solas, mientras lloraba, mientras se desahogaba y dejaba sacar todo ese coraje de lo más profundo de su ser. Miraba con atención aquellas pequeñas flores que Spectre siempre le deja, así como iba su vida, solo sería un estorbo en la vida de todos.

--No eres un estorbo y no vuelvas a pensar que eres eso --Hablaba Spectre cada que entraba por su cuarto al no responder al llamado de la puerta. Dejaba sus cosas a un lado para poder tomar su mano con cariño y dedicarle un beso en sus nudillos.-- Nunca serias una carga, ni para tus padres, ni para Aoi, para Yusa o para mi, eres Miyu, eres nuestra Miyu que siempre sonríe a pesar de todo el dolor por el que ha pasado y que nunca se ha rendido

--Spectre

--Te quiero Miyu y nunca dejare de decírtelo --Acaricio con suavidad su mejilla.-- Ahora, sonríe, tengo muchas cosas que contarte y varias de ellas te alegrara al saber sobre las nuevas noticias de Ryoken-sama y la idiota de Yusa

--¿Algo nuevo? ¿Cómo qué?

--Tal pareciera que el par de idiotas ya está saliendo

--¡Espera! ¿Es en serio? --Gritaba sorprendida, Spectre no pudo evitar soltar una risita.-- Carajo, la muy maldita no ha venido a decirme las buenas nuevas

--Y espera que viene lo mejor

Miyu Sugisaki dejo de llorar en ese momento. Quito aquellas lagrimas de su rostro para poder sonreír y soltar risitas de todo lo que escuchaba. Sentía sus manos unidas con las de Spectre, era verdad, a pesar del dolor y la frustración que tiene, puede recordar con todas aquellas pequeñas plantas que la rodean, que a pesar de toda aquella oscuridad, siempre existirán personas que estarán siempre a su lado. Por esa parte, podía agradecer el seguir estando viva y que al menos, podía disfrutar de esa segunda oportunidad que se le ofreció para estar al lado de todos ellos.

Una nueva oportunidad para ver de nuevo a su querida amiga de la infancia y esta vez, no iba a perderla por nada del mundo. Haría lo que fuera por ella, incluso, se encargaría de mover esas piernas tan flojas solo por ir cuando ella la necesitaba.

.o.

Al momento que Spectre llego a su casa, después de visitar a Miyu como la hecho desde el momento que ella se encontraba en el hospital, lo primero que hizo, fue prender las luces y mirar que el único par de zapatos que se encontraba en la entrada, eran los suyos. No pudo evitar suspirar y solo quitarse su calzado para caminar descalzo hasta llegar a la parte de la sala y prender las otras luces para tan siquiera, tener un poco iluminado aquella casa tan solitaria. Se tiro un tanto cansado al sofá de su casa, todo era tan tranquilo, todo era tan silencioso que nunca le ha gustado estar de esa manera. Todo era lo mismo desde el día que su padre se fue, dejando atrás a un niño, aunque ahora con Yusa, sabe que está desaparecido aunque sigue teniendo el mismo significado, él no está a su lado. Puede que su padre siga vivo pero también existía aquella posibilidad en la que él se encontraba muerto.

Prefería no pensar en eso. Solo quería tener el recordatorio de que su padre se encontrara bien.

No pudo evitar suspirar al ver todas y cada una de aquellas fotografías que tenía en ese pequeño librero. Esas fotografías que se están empolvando, que ni se atreve a tocar. Eran recuerdos que se estaban desvaneciendo de su memoria. Podía recordar a su padre cuidarlo desde el momento que su madre murió por una enfermedad. Siempre se esforzaba aunque era un tanto despistado y desordenado. Era un tanto tímido pero al final en cuenta, era un buen padre cuando se trataba de él. Nunca le falto nada, siempre se encargo de estar en cada momento de su joven vida.

Quería demasiado a su padre como para que de un momento a otro, este desapareciera, fue algo que le dolió tanto que no paró de llorar, no paró de gritar su nombre. Un niño que solo quería a su padre, no quería a otra persona más que a él, no conocía a otro tipo de persona más que a su amado padre. ¿Cómo es que un padre puede dejar atrás a su hijo así nada más? No podía comprender cuando solo era un niño y este se había marchado. No había ido por él a la escuela y fue un tanto misterioso porque él era de esos padres que iban a por su hijo y siempre estaba tan temprano en la puerta de la escuela para recibirlo con aquella sonrisa en su rostro y abrazarlo aunque decía que era un tanto vergonzoso pero le agradaba que su padre fuera de esa manera. Kiyoshi y Gerome, fueron los únicos que se dieron cuenta que algo no estaba bien. Fue que decidieron investigar pero nunca descubrió que había pasado realmente hasta que llego Yusa y le conto la verdad. No pudo evitar hacer su mano en un puño, todos sabían de los riesgos que se podían llegar a formar, todos estaban haciendo lo correctos pero ¿Dónde quedaron ellos como hijos? ¿Acaso nunca pensaron en los riesgos que ellos como hijos iban a sufrir? No lo entendió y no tenía ganas de querer entenderlo.

Un estúpido programa que nadie sabía de que se trataba, más que Yusa era la única que tenía en poder aquello que le quito a varios como a ella misma, las personas importantes para todos. Y ahora, ahora solo esperaría para que al menos, alguien esté haciendo algo para poder recuperar todo lo perdido.

Desde entonces, ha estado solo, cuidando de su casa para el momento que su padre decida regresar. Aunque nunca ha estado solo, el profesor Kiyoshi como Ryoken, han estado ahí para apoyarle en la escuela. Estar en la vida sin un padre, era más difícil de lo que uno esperaba.

--Empiezo a olvidar tu rostro ¿Realmente me sonreíste tanto? --Murmuro un tanto cansado, se levanto del sofá para poder hacer sus actividades en casa antes de querer hacer su tarea pero antes de eso, camino hasta el pequeño librero donde estaban todos esos marcos de fotografías, eran tan viejas que nunca se ha vuelto a tomar una foto.-- Solo realmente espero que te encuentres bien papá, donde quiera que tú te encuentres, yo me esforzare por saber toda la verdad, si estás vivo, por favor, sigue esperando --Sonrió.-- He llegado a casa papá

Fue en ese momento que empezó hacer cada una de sus actividades, poniendo un poco de música y regando las plantas que su padre tanto quería y cuidaba. Solo rezaba porque realmente fuera de esa manera.

.o.

Fue en un fin de semana donde Yusa fue invitada al partido de Takeru, su equipo de básquet de la escuela, iba a competir contra otra escuela. Estaba sentada al lado de Kiku que no paraba de emocionarse cuando este estaba jugando. Yusaku no pudo evitar mirar a su amiga y sonreír un poco por ella, al igual que ella, apoyaba a Takeru aunque no era tan ruidosa como ella, solo aplaudía y gritaba cuando era necesario. No podía evitar soltar risitas cuando podía encestarlo en la canasta o cuando fallaba. Nunca había ido a un partido entre escuelas. En Domino, no se le permitía salir tan seguido, era obvio que todo había sido por su seguridad pero por un momento, quería viajar como todos sus compañeros a otras ciudades, ir a otras escuelas y conocer algo nuevo.

No pudo evitar suspirar y sentir como alguien más se sentaba a su lado. No pudo evitar mirar de reojo y mirar que era Kenshirou, incluso sus ojos buscaron algo más hasta que lo encontro. Prefirió seguir concentrada en el partido de Takeru como acercarse un poco más a Kiku para evitar que esta quisiera saltar de la tribuna a donde estaba su amigo de la infancia.

--¿Por qué ya no somos tan cercanos como en el pasado? Antes éramos buenos amigos, incluso antes de que Kogami apareciera en nuestras vidas --Fue lo que pregunto Kenshirou a Yusa, estuvo a punto de tomar su mano pero fue ella quien se alejo de él.-- ¿Qué fue lo que cambio entre nosotros? --Kenshirou suspiro.-- ¿Todo fue por Kogami Ryoken? ¿Qué fue lo que hizo para que te enamoraras de él?

Yusa suspiro en ese momento y lo miro. Sin siquiera prestar atención a la anotación de Takeru y mucho menos, haber saltado junto con Kiku para festejar esa anotación.

--Eres mi amigo Kenshirou, lo sigues siendo a pesar de todo --Eso ultimo no lo entendió él.-- Pero lo que hay entre Ryoken y yo, no es algo de lo que te deba explicar, eso solo es algo entre nosotros dos, lo lamento

--Bueno, no es como si nunca lo hubiera sabido --Kenshirou suspiro.-- ¿Qué fue lo que provoco que te fueras? ¿No fue por su culpa?

--Si fue por su culpa pero no necesariamente fue eso --Ella suspiro, volvió a enfocar su vista adelante.-- Algún día te lo explicare, en el momento que no te siga ella

Hizo un pequeño gesto, incluso en ese momento, Kenshirou se dio cuenta que ella estaba ahí. Ni siquiera sabía que ella lo iba a seguir. Pero, volvió a mirar a Yusa, ¿A qué se habrá referido que le dirá pero sin ella presente?

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