V I I.

Asientos separados es como ella decidió que se sentaran, incluso no se atrevía a mirar a Ryoken del cual, podía sentir esa pesada mirada a su persona. Era una desgracia que en ese momento, no hubiera tantas personas que viajaran por tren, alguien que hablara y rompiera aquel incomodo silencio en el vagón donde iban. Solo personas que se transportaban en silencio, otros jóvenes en grupo saliendo hacia algún lugar y ellos dos que desde el momento que subieron al vagón y se subieron, no hicieron contacto alguno. Yusa no se lo permitía aún cuando Ryoken había deseado hablar como el anterior día lo habían hecho. De alguna manera, había tenido la esperanza de que al fin las cosas se pudieran arreglar, era una lástima que no era así.

No pudo evitar mirarla de reojo. Iba vestida de una manera muy linda, algo muy diferente de aquellas veces que se la ha topado, aunque la mayoría de veces ha sido con el uniforme de la escuela. Aquel vestido blanco que cubría hasta arriba de las rodillas junto con aquel cinturón café en su esbelta cintura. Aquella coleta alta que le hacía lucir su cuello como pequeños aretes que tenía en sus orejas. El leve maquillaje que ella estaba utilizando y las sandalias en sus pequeños pies. Aquella bolsa tan grande y pesada que ella cargaba como el ramo de flores que ella llevaba en sus manos. Era hermosa, era bastante linda. Sintiendo como todo ese tiempo que se perdió estando lejos de ella, para verla transformar en una hermosa chica que lo sigue trayendo loco. No pudo evitar suspirar un poco y voltear a otro lado.

Yusaku no pudo evitar mirar a Ryoken de reojo al momento que lo escucho suspirar. Aquel cabello blanco que por más que quisiera peinar, nunca podría arreglar aquellos desordenados mechones de su rostro. Aquella piel, aquellos brazos que podía apreciar gracias a que las mangas del saco no cubrían hasta sus muñecas, incluso hasta no pudo evitar mirar aquellas grandes manos que tomaban con cuidado, los ramos de flores que había llevado para ese día. Aquellas ropas que le hacían lucir un poco más, incluso provocaba que se fijara en los ojos celestes de él. Tuvo que desviar su mirada al verlo tan atractivo, la pesada bolsa que estaba en su regazo, era un pequeño almuerzo que había preparado la noche anterior. ¿Por qué se había emocionado tanto en hacer de comer? Fue tanto lo que hizo que no dudo en dejarle a sus abuelos una gran porción. Soltó un pequeño suspiro. Sus ojos se enfocaron en las pantallas del tren, la estación donde se iba a bajar, era la que seguía.

Espero a que el tren se detuviera y ella se levanto para salir inmediatamente cuando las puertas se abrieron. Ryoken la seguía de cerca, había copiado sus movimientos y se encargaba de caminar a su lado para detenerse al momento que la vio cargar aquella bolsa en su hombro, inmediatamente, se ofreció.

--Puedo cargar esa bolsa por ti, se ve que es demasiado pesado --Fue lo que dijo Ryoken. Yusaku se iba a negar.-- No necesitar cargar solo tú las cosas, al menos, quiero ser de ayuda esta vez

Yusa medito las palabras para solo suspirar y pasarle la bolsa. Ryoken sonrió mientras al mismo tiempo, le pasaba los ramos de flores que había comprado. Era obvio que en ese momento, sus manos se iban a rozar, era obvio que iban a tener contacto como también, era obvio que sus corazones iban a brincar un poco.

--Gracias por ayudarme --Hizo una pequeña reverencia.-- Siendo sincera, no creí que realmente me ibas acompañar, con todas las cosas que te he dicho

--No me importan --Ryoken sonrió.-- Te dije que iba a venir, al menos, quiero despedir apropiadamente a tus padres, al final, también fueron como mis tíos todo este tiempo que llevamos conociéndonos

Yusaku sonrió un poco. Desde que eran niños, tomaron la costumbre de decir a los padres del otro "Tío o tía" nunca encontraron el porqué.

Ella avanzo en silencio para salir del tren y empezar a caminar a una pequeña colina. Los rayos de sol que los cobijaba, era una suerte que no tenían que caminar tanto o realmente, hubieran llegado agotados. Yusa se detuvo en la entrada del cementerio, Ryoken la miro con atención. La manera en que tragaba un poco grueso como que su propio cuerpo no dejaba de temblar. Miro sus ojos, se encontraban un tanto tristes. Sin pedirle permiso, tomo su mano con cuidado, no quería recibir un golpe más. Ella le volteo a ver, aquellos ojos esmeraldas que se encontraban un tanto temerosos, volteo a ver sus manos. Tal vez fue porque ella realmente necesitaba un poco de apoyo pero aquel apretón que ella le dedico a cambio, fue algo que no espero. La manera tan tranquila en que le miro y solo, volteo al frente para empezar adentrarse por el cementerio, caminar en silencio mientras escuchan a otras personas estando ahí. Un lugar apartado y tranquilo, donde el gran árbol les otorgaba una agradable sombra, donde el viento removía sus cabellos y al final. Dejo de sentir aquel apretón de manos al momento que ella empezó a caminar para acercarse aquellas dos lapidas que se encontraban ahí.

--Hola mamá, hola papá, espero que no les haya molestado el invitado que hoy traje

.o.

Ryoken miro con atención el lugar mientras llevaba una pequeña cubeta de agua que le había pedido Yusa mientras separaba el ramo de flores y poder colocarlas una vez que los floreros estuvieran limpios. Ambos, no dudaron en hacer una pequeña reverencia, juntar sus palmas y cerrar sus ojos un momento para rezar, para poder permiso de limpiar ese lugar. Llego al lado de la chica y ambos empezaron a limpiar.

Fue gracias a ellos dos que pudieron terminar rápido. Donde un pequeño silencio se formo al momento que encendían incienso y una veladora. La chica ponía un poco de comida y solo tocaba aquellas lapidas con cuidado, pasando las yemas de sus dedos por aquellas letras talladas donde decía el nombre de sus padres. No pudo evitar mirar una tercera y pequeña lapida que se encontraba en medio, sin ninguna descripción en la misma.

--¿Por qué hay una tercera? --No pudo evitar preguntar curioso.

--Se puede decir que es mía --Yusa respondió, miro a Ryoken, este se había quedado paralizado, volvió a mirar a las lapidas mientras tocaba su estomago.-- La herida de mi abdomen era demasiado profunda que perdí bastante sangre, en el momento que llegaron los cuerpos médicos donde fue el accidente, yo ya me encontraba en mi último aliento, después, no recuerdo que paso para que yo siguiera viviendo, por más que intento recordar, mi mente lo bloquea, tal vez mejor que sea así --Soltó un pequeño suspiro.-- No recuerdo cuantos días pasaron, cuantos meses incluso, solo recuerdo que al momento que abrí los ojos, después de revisarme, no pude evitar preguntar por mis padres aunque ya sabía la respuesta, ellos murieron

--Lo lamento

--Escape del hospital para ver con mis propios ojos donde ellos se encontraban, llegue a este lugar, unas lapidas sin flores y sin que alguien les llorara --Sonrió con tristeza.-- No importaba si la herida en mi abdomen volvía a sangrar, mucho menos que llamaba la atención de todas las personas por las vendas en mi cuerpo, no pude evitar caer de rodillas y llorar por ellos --Miro al árbol, tratando de comerse aquel dolor. Ryoken solo prestaba atención, sintiendo aquel mismo dolor que de seguro, ella sintió en ese momento.-- Me dijeron que había una tercera lapida porque representaba a la de su único hijo que murió con ellos, ellos no sabían mi nombre, por eso, la dejaron en blanco, aunque tiene razón, yo morí ese día junto con mis padres, yo debí morir ese día

--Yusaku

--Pero tal vez no hubiera visto de nuevo a mis amigos que deje en Den, a mis abuelos, a las personas que esperaron todo ese tiempo por mí, yo no sé si está bien o mal, ahora solo quiero vivir por ellos y encontrar a las personas que hicieron esto, que me quitaron mi futuro

Un abrazo sintió en su espalda. Sentir aquella frente en su hombro como aquellos brazos rodearle el cuerpo. No pudo evitar alzar su mano para poder acariciar esos cabellos blancos. No era un escenario digno de un cementerio pero era algo que no se podía evitar.

--Lo lamento, es solo que yo, si hubiera descubierto que habrías muerto en ese accidente, yo no me lo hubiera perdonado, pensaría que fue mi culpa --Murmuro.-- Eres alguien importante para mi

--Lo sé --Volteo su cabeza un poco para mirarlo, al mismo tiempo. Ryoken alzo la mirada. Sus ojos se encontraron.-- Pero no puedo permitirlo Ryoken, tú tienes un futuro aún más brillante que él mío que solo se corto sin oportunidad de avanzar, tienes a tantas personas a tu lado que no debes preocuparte por mí, solo debes seguir caminando como todo este tiempo, lo has hecho

--Todos menos tu Fujiki Yusaku, tú, siendo la persona que más quiero en mi vida

Y sin poder evitarlo. Ryoken acerco aún más su rostro, tomo el rostro de Yusaku y junto sus labios en un tranquilo beso que ella no tardo en contestar. Sus ojos se cerraron, el cálido aire que los cobijaba. Se separaron despacio, sintiendo la magia de ese momento. Sintiendo algo tierno y cálido que todo ese tiempo habían buscado y que solo encontraban al lado del otro. Sabían que no era el primer beso que se daban pero no podían evitar sentirse un tanto nerviosos, con las mejillas calientes como los ojos contrarios que brillaban y se podían ver reflejados en los mismos. Sintió las grandes manos de Ryoken acariciar sus mejillas mientras limpiaba todo rastro de lagrimas que empezaban a salir de sus ojos. ¿En qué momento fue que empezó a llorar?

--No hagas esto Ryoken, no soy la indicada para ti --Fue lo que ella murmuro. Ryoken no pudo evitar pegar sus frentes, sintiendo aquel calor que ambos se brindaban.-- No puedo decir ni hacer nada por ti, por más que me lo pidas, no puedo encontrar las palabras que quieres

--¿Por qué no? ¿Por qué aún tienes secretos que guardas? ¿Por qué no me quieres decir que pasó contigo como para que cambiaras? --Beso su frente.-- No me importa si no me dices, solo permíteme estar a tu lado hasta el momento en el que te sientas segura, ya no te hare más daño

Ambos se miraron en ese momento. No entendía el dolor que en ese momento Yusaku cargaba pero era bastante doloroso el solo verla y no poder hacer nada para que fuera más ligero. Aquellos ojos tristes que le pedían ayuda pero aquella garganta que no podía sacar las palabras que quería decir. Sin embargo, sus manos decían lo contrario, su cuerpo, su corazón. Lo pedía cerca de ella por más que quisiera alejarlo, sus manos no podían evitar tomarlo con fuerza. Su corazón, se aceleraba de igual manera que el suyo y su cuerpo, su cuerpo reaccionaba a su calor. Reaccionaba para que fuera cobijada en sus brazos, buscando aquella protección que todo ese tiempo ha buscado. Tal pareciera, que no ha cambiado nada de esa niña que lloraba cuando veía un insecto o de ella quien solía tropezarse y rasparse las rodillas.

Un pequeño silencio se formo. Escuchando con atención, las palabras que tanto se querían decir pero que no eran capaces de decir. Momentos íntimos donde ambos se buscaban para reparar todo el daño, toda aquella soledad que vivieron.

Al final, fue necesario separarse al momento de escuchar que sus estómagos buscaban un poco de comida, no pudieron evitar soltar una risita. Romper un momento así, digno de una historia de humor sin nada de romance. Ryoken le ayudo a levantarse, ambos se despidieron de las lapidas prometiendo visitarlos un próximo día. Volvió a tomar la bolsa de la chica mientras le indicaba que cerca de ahí, había un parque donde podían detenerse y comer lo que ella preparo. Solo dieron media vuelta, con ese silencio entre ellos. Sin darse cuenta que sus manos seguían unidas.

Sin darse cuenta que era aquello como realmente les gustaría estar.

.o.

Kogami Kiyoshi no pudo evitar suspirar mientras miraba la fotografía de su escritorio, no pudo evitar tomarla con cuidado y pasar con cuidado, las yemas de sus dedos por el vidrio. Que buenos tiempos eran aquellos cuando todos estaban juntos, cuando todos se encontraban vivos. Y dispuestos a lo que sea. Accidente tras accidente, fue el causante de que uno por uno empezara a desaparecer, empezara a morir o preferían alejarse de todo lo que pudieran estar involucrados. ¿Y todo para qué? Por estar con las personas equivocadas, para sentir como habían sido traicionados desde adentro sin saber quiénes fueron los causantes. Miro a los padres de la pequeña de ojos esmeraldas, ha sido las personas que más le ha dolido perder, habían sido amigos desde hace tiempo. A partir del momento que ellos murieron, ha cumplido su promesa con cuidar a la chica. Por darle un hogar, por hacer más cosas por ella de lo que no le ha contado.

Sintió un pequeño golpe a su mano. No pudo evitar mirar a Ai que ese día se encontraba en su casa ante la petición de Yusaku de cuidarlo para no molestar a sus abuelos. Recuerda a ese cachorro molesto que le compro a la chica dueña del corazón de su hijo para que se pudiera apoyar en alguien. Para que no se sintiera sola en sus rehabilitaciones y quien estuviera a su lado cuando tuviera aquel terror nocturno. Aquel pequeño cachorro que creció muy grande y fuerte. Que no dudaría en proteger a su dueña. Había sido gracias a ese perro tonto que ella volvió a sonreír. Podía sentir la preocupación del perro por su dueña, no verla, le causaba un poco de malestar.

--Ellos estarán bien Ai, no te preocupes por ellos --Murmuro. Acariciaba la cabeza del peludo mientras recargaba su hocico en su pierna.-- Ryoken cuidara muy bien de Yusaku, además, Kengo esta cuidándolos a lo lejos, no creo que algo les pase a ellos, no permitiré que le pase algo malo a mis hijos

Soltó un pequeño suspiro. Tal vez esas palabras no solo era para tranquilizar al perro que ahora movía su cola de un lado a otro y se notaba más tranquilo, si no, también para tranquilizar su viejo corazón. Nunca estuvo hecho para eventos tan fuertes pero tuvo que aprender a sobrellevarlos. Tuvo que aprender con el dolor de su corazón y crecer gracias a ello. En algún momento, los secretos saldrían a la luz, en algún momento, atraparían a las personas y les harían pagar por lo sucedido.

Por romper sus familias, por su amada Harumi y la felicidad de esos dos chicos que realmente lo merecían.

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