Entrenamiento parte 1
XVII
Otro día... espero que hoy sea mejor que ayer...
Voy a la ducha como ya es la costumbre. El agua fría tiene un efecto en mi impresionante; me relaja cual bebé. Me tomo un par de minutos más bajo el agua pero muy a mi pesar tengo que salir.
Unos pantalones de licra negros y una blusa azul un poco floja me acompañan el día de hoy, sin mencionar mis botas de soldado. Cepillo mi cabello con más tranquilad, para terminar hago una coleta alta.
Una ventaja de amarrar mi cabello es que mis facciones resaltan más ya que mi cara es perfilada y mis ojos marrones claros se ven más obscuros.
Tomo mi celular y salgo a la cocina. Sí, siempre a la cocina ya son dos días que no he probado alimento más que la manzana de ayer, eso me hace recordar el beso que me ha dado Barone, y no sólo ese sino todos los demás, inconscientemente llevo las puntas de mis dedos a mis labios.
Ese hombre me desquicia, hace que quiera cortarle la cabeza... pero en dos segundos me hace estremecer, tengo que poner un alto.
—¿Todo bien? —pregunta Azucena sacándome de mis pensamientos.
—Claro, ¿llego tarde para comer algo? —en mi interior ruego para que su respuesta sea negativa.
—Sí —hace una pausa— pasan de las 10, pero te puedo dar alguna fruta.
En su rostro se marca una mueca que refleja que no puede hacer nada más por mí pero que intenta ayudar.
—Está bien, ¿me podrías dar los horarios que tienes para la comida? —pido mientras me siento en un taburete.
—No los hay, cuando Reydmon se levanta una hora después es el desayuno así que eso depende, la comida y la cena de igual manera él decide.
—Entonces ¿Cómo mierda voy a saber cuándo puedo comer? —grito molesta.
—¿Por qué tanto grito?
《Y hablando del rey de Roma...》
—¡¡Porqué eres un cabrón, me has dicho que sólo puedo comer si respeto los horarios, pero tú los pones!!
¡Llevo dos días sin comer, falta un puto día para que se termine mí "sanción" y te apuesto a que cuando llegue ese día seguiré igual y todo porque se te ha dado la gana!
Digo de la misma forma que le hable a Azucena pero Barone no dice nada, espero a que diga algo, pero tal parece que está procesando lo que he dicho.
Como no quiero verlo me voy, estoy enojada, tengo hambre y no he avanzado nada desde que llegue. Me siento en la sala y tomo el móvil, le mandó un mensaje a Marck;
"QUIERO RESULTADOS YA"
Espero que conteste rápido...
—¿Es cierto lo que dijo? ¿Lleva dos días sin comer? —escucho como Barone le pregunta a Azucena.
—Sabes que sí, sólo que no quieres reconocer que te ha dicho es verdad —contesta Azucena pero su voz suena indiferente.
—Hola —entra Connor y Dante a la sala y tras oír a su amigo hablar Barone llega a la sala. Los ignoro completamente, veo de mala gana a Connor y desvió la mirada.
—Ly, ¿sigues enojada? —habla Connor, pero lo único que hago es sacarle el dedo corazón—. Eres una malcriada.
—Barone necesito dos de tus hombres. —digo ignorando a Connor.
—¿Para qué?
—Entrenamiento.
—Acabas de decir que llevas dos días sin comer, has tenido enfrentamientos ya con mis guardias y te has desmayado logrando abrirte la cabeza. Ahora vienes a pedir hombres para entrenar. ¿Acaso eres bipolar? —dice molesto.
—Si dejaras de interrumpir te ahorrarías palabras estúpidas. No puedo hacer nada más, así que o les veo la cara a cada uno de ustedes o me voy a entrenar. ¿Cuál crees que elijo? —digo de la misma manera que él—. Y uno de ellos tiene que ser Ángel.
—¿Por qué él? —cuestiona curioso pero aún molesto.
—Porque con él ya me ha enfrentado y en ambas ocasiones he salido victoriosa, le daré su revancha, estará motivado en hacerme daño entonces yo tendré un mejor entrenamiento.
—No, claro que no. Tú tienes la espalda hecha mierda así que no vas a entrenar y menos con ese que fue él quien te dejo así.
—No me importa lo que tú digas, voy a entrenar y sí, lo haré con él.
—Mira sé que estas molesta conmigo pero...
—Ya dije. Desde que llegue a esta casa todos se creen que tienen libertad sobre decidir que puedo o no hacer, les informo que tengo la edad suficiente para hacer lo que se me venga en gana sin pedir permiso a ninguno de ustedes.
Miro a Connor y a cada uno de ellos
—Y tú —señalo a Barone—. Me vas a obligar a ir al cuarto de cada uno de tus hombres, provocarlo y obligarlo a luchar conmigo, o la opción fácil; los espero en media hora afuera de mi habitación.
—¿Qué clase de entrenamiento estas buscando? —pregunta sarnoso.
—Enserio que intento no insultarte. Intento no decir lo que pienso pero parece ser que te empeñas en que lo haga. Piensa un segundo; llevo un par de días aquí ¿cómo esperas que sepa dónde está el gimnasio? que esperen fuera de mi habitación y cuando salga ellos me guiarán a el —lo miro, ruedo los ojos y bufo—. Los espero en media hora.
Vuelvo a mí habitación para poder ponerme algo cómodo y poder moverme libremente.
Después de cambiarme pienso en si me dejo el cabello en una sola coleta o lo trenzo pero después de ver las desventajas que tiene dejarlo así decido hacerme unas trenzas de tapiz dividiendo mi cabello en dos.
Por último, tomo el botiquín que dejó Barone días anteriores y saco una venda, la coloco en mi rodilla izquierda ya que es la más "dañada" empezando por Ethan, después Barone y recientemente Ángel. Si sigo así nunca dejaré de vendarla.
20 minutos después salgo lista para divertirme un rato, tomo mi celular y me encuentro con Ángel y los dos mastodontes que también golpeé ayer, puedo ver los golpes en su cara y descaradamente me río de ellos, los tres ponen mala cara pero me da igual y me vuelvo a reír mientras bajamos las escaleras.
—¿Por qué tanta risa? —llega Dante hasta nosotros.
—¿Qué quieres? —pregunto tosca.
—Nada, sólo pasar tiempo contigo.
—Vete no estoy de humor.
—Pero si vienes riendo —sonríe mostrando todos los dientes.
—Dante —digo sin paciencia.
—Bien, sólo quiero ver cómo te parten el trasero, digamos que eso no se ve todos los días.
Le dedico una sonrisa torcida, paso un brazo por su cuello y me acerco a su oído—. Eso nunca lo vas a ver, o por lo menos no por ellos —susurro a la vez que le dedico otra sonrisa para alejarme y ser guiada por Ángel hacía el "gym" pero ahora con Dante tras nosotros.
Pasamos la sala y vamos por un corto pasillo que da directamente a unas puertas corredizas de madera, Ángel abre las puertas y tengo que admitir que no está nada mal pero el mío en Italia está mucho mejor.
Alrededor hay mancuernas, barras, discos, pesas, un saco de box, una mesa con guantes y vendas, por último, una colchoneta en medio de todo el lugar.
—Bien, ¿quién primero? — pregunto tranquila—. ¿Quiénes son ustedes?
—Señorita —habla Ángel—. Ellos son 12 y 15.
—¿12 y 15?
—Sí, esos son sus números de ubicación.
—Pedí sus nombres, no sus números de ubicación —me dirijo a los otros dos.
—No tenemos permiso para dar esa información, de hecho, lo tenemos prohibido —dice serio uno de ellos.
—¿Quién es quién?
—Yo soy 12 —habla el pelinegro de ojos verdes.
—Eso me deja como 15 —termina el moreno de ojos negros, este tiene una cicatriz que surca su mejilla derecha.
12 es atractivo pero no como Dante o Barone, todo lo contrario a Ángel, él es pelinegro de ojos marrones alto pero con pocos músculos, igual que los otros pero su fisonomía es la de todo un sicario.
Dante por otro lado es castaño claro y unos impresionantes ojos verdes tiene complexión delgada, sus facciones son más delicadas que los otros dos haciéndolo ver como un niño o incluso modelo.
Barone... un pelinegro de ojos azules con facciones duras, alto como todos los de aquí y respecto a su físico no podría decir mucho ya que siempre esta vestido de traje negro, pero lo que sí puedo notar es su espalda ancha así que se puede deducir que no está nada mal...
—¿Sigues aquí? —Dante chasquea los dedos enfrente de mi devolviéndome a la realidad.
—Sí, 15, tú serás el primero —me pongo en posición de defensa y espero.
Estaba tan concentrada en todo lo que ha ocurrido que no me había dado cuenta de que Dante y sobretodo Barone están demasiado buenos, lástima que sean tan insoportables.
Siento una patada en mi estómago que hace que me encorve hacia delante, 15 me toma del brazo haciendo una palanca logrando que caiga al piso.
—Al parecer no estás concentrada —se burla Dante.
Y por supuesto que no lo estaba no he dejado de pensar estupideces.
Decidida a librarme de él me pego lo más que puedo al piso para aligerar el agarré en mi brazo, cuando lo consigo giro y quedo boca arriba, con la pierna izquierda pateo su rodilla, suelta un quejido y suelto mi brazo.
Doy una voltereta hacia atrás y consigo ponerme de pie, vuelvo a ponerme en guardia pero esta vez no me distraigo, esquivo todos sus golpes fácilmente.
Parece que estoy peleando con un costal, no manda golpes con intención de dañarme sólo de cumplir con lo que he pedido, eso me enfada entonces decidí atacar yo. Todos mis golpes le dan, es muy lento al cubrirse.
Estresada por tanta ineptitud doy una patada directo a su mandíbula, se tambalea y cae hincado, agita la cabeza para poder restablecer el equilibrio.
—No estás peleando... —digo molesta y voy al centro de la colchoneta—. Tú turno... —miro a Ángel, espero que este tenga más actitud.
Me pongo en guardia y tiro una patada que logra esquivar a la perfección, aprovecho su altura y me apoyo en su pierna izquierda usándola de escalón, y con la mía le doy directo en el pómulo.
Caigo de lado y de un salto me paro, doy otra patada en el abdomen y por último un golpe en su pómulo izquierdo. Ángel hace lo mismo que el otro e intenta ponerse de pie pero esta mareado.
—Ahora.
12 hace lo mismo que los demás. NADA. Bloqueo sus ataques y mis golpes dan perfectamente a donde van dirigidos
—¡Basta! —expresó ya harta.
Todos se muestran atentos y enojados, muy enojados menos Dante que está tranquilo.
—Dante quiero que te largues ¡ahora mismo!
Va a hablar pero no tengo planeado permitírselo
—O dejas que en verdad tenga un combate con ellos o juro que te dejo inconsciente, te amarro al costal y después nos ponemos a entrenar...
—No sé de qué me hablas.
—Que coincidencia que estés aquí y ellos no hagan nada por defenderse o por lo menos no esquivar los golpes. No soy estúpida así que ven ahora mismo y pelea para que no te amarre al costal.
Vuelvo a ponerme en guardia y está vez sin consideración empiezo a golpearlo, más rápido y fuerte que los demás.
Esquiva e incluso recibo algunos de sus golpes. Quiero hacerlo enojar por lo que esquivo un par de sus golpes y mi empeine lo estampo en su ingle, se encorva y cae de rodillas, lo tomo y golpeo su cabeza en mi rodilla ocasionando que sangre inmediatamente de su ceja izquierda.
Espero a que se levante, está enojado, puedo verlo en sus ojos pero no le doy oportunidad de hacer algo, una patada a su mandíbula, otra a su rodilla para dejarlo a mí alcance, un derechazo y un uppercut hacen que caiga inconsciente a la colchoneta.
Suelto el aire que estaba reteniendo en los pulmones y volteo con los demás.
—Listo, sólo falta amarrarlo al saco, pero creo que ahí no estorbará —señalo el lugar donde está inconsciente Dante—. ¿Quieren seguir sin hacer nada o desquitarse de una vez por todas?
Y así pasamos las siguientes dos horas, uno a uno, en estos momentos ya estoy cansada y adolorida, cada vez soy más lenta, mi rodilla no deja de punzar, mi espalda ha sido su objetivo durante todo este tiempo así que mi cara está casi intacta sólo por un golpe directo a mi labio de Ángel.
Justo ahora estoy bebiendo de una botella que me trajo él, después de estas dos horas es más amable, creo que sí logró desquitarse. Dos tragos son los que bebo para después volverme a colocar en la colchoneta.
—¿No estás cansada? —pregunta 15.
—Puedo un poco más —es obvio que ellos no están como yo, prácticamente se han estado turnando—. Pero ahora los tres juntos.
—¿Los tres? —interrumpe Ángel.
—Sí.
Cuando se acercan empiezo a moverme para no quedar acorralada pero los quejidos de Dante capturan toda nuestra atención.
—¡Maldición! —mascullo.
Parpadea un par de veces, nos observa a cada uno y en cuanto sus ojos se posan en mí su rostro cambia totalmente, se pone de pie y con paso decidido se acerca a mí.
—Te lo advertí —hablé antes que él—. Nos has dejado tranquilos dos horas más o menos.
—Eres una....
—Ya lo sé.
Le vuelvo a interrumpir ocasionando que su respiración sea cada vez más pesada.
—Así que, o nos dejas terminar, te unes a nosotros o ve a que te revisen —esto último lo digo con sorna por lo tanto su mandíbula se contrae.
Se quita el saco quedando sólo con su camisa y pantalón de vestir, sólo que la camisa es roja y casi no se notan las manchas de sangre como en el saco o pantalón ya que el traje es de color gris.
Todos se ponen en guardia e intento hacer un plan rápido como me ha enseñado Ethan.
Enfrente tengo a Dante, a mi izquierda a 15, atrás a 12 y Ángel a mi derecha, sí, exactamente ocurrió lo que intentaba evitar; quedar rodeada.
Sonrío, esto será divertido, pero creo que no saldré del todo ilesa.
Dante se acerca, lleva los puños apretados y su respiración es similar a la de un animal.
La única salida que veo es dejarlos inconscientes, estoy lo suficientemente cansada como para alargar el asunto.
Me empiezan a acorralar menos 12, esa es mi señal para atacar; una voltereta hacia tras, me giro y quedó al costado de 15, mi puño izquierdo impacta directo en su pómulo, seguido de mi derecha en su nariz, inmediatamente empieza a sangrar, mis golpes llevan más fuerza aunque son más lentos.
Ahora los golpeó enserio, ya no sólo es para librarme de ellos, ahora es para ganar está revancha.
Vuelvo a repetir el acto en 15 pero este se aleja y 12 me toma por la espalda, intento zafarme pero pone más presión en mis brazos, me quedo quieta esperando quien va a atacar.
Ángel y Dante se miran como si se comunicaran mentalmente, después de unos segundos Ángel me da un gancho justo en mis costillas y Dante le sigue con uno en mi abdomen.
—¿Te gusta que te traten así no es verdad? —Devora me tiene contra la pared repartiendo golpes sin piedad...
Otro golpe de Ángel en mi abdomen hace que salga de mi trance, me concentro y antes de que vuelva a impactar su puño doy una patada directo a su entrepierna, se retuerce y le abre paso a 15, él está inclinado a mi izquierda por lo que me es fácil hacer lo mismo con él.
Antes de que Dante venga hacía mí me pego al pecho de 12, le aplasto el pie con todas mis fuerzas, le doy un cabezazo y una vez que me he soltado un poco de su agarre mi codo va directo a sus costillas, me giro quedando de frente a él y nuevamente con el codo izquierdo le doy en la quijada.
No logró girarme completamente cuando tengo a Dante a un costado pero en el ángulo perfecto para poder darle un derechazo directo al ojo.
Me alejo lo suficiente y empiezo a repartir golpes, Ángel se acerca junto con 15, en un movimiento rápido pateo el pecho de Dante, voy hacía 15, con el costado de mi palma le doy en su oído izquierdo, logro aturdirlo y en un segundo le doy un par de ganchos al estómago, me pongo en cuclillas jalando su pierna izquierda hacia mí al mismo tiempo que le estampo mi puño en su rodilla.
Me pongo rápidamente de pie para dejar que el cuerpo de 15 caiga completamente noqueado a la colchoneta. Es ahí donde me doy cuenta que mis golpes ya no van con la misma fuerza que inicie.
Giro hacia los demás y todos me ven serios, no les doy tiempo de preparar algo cuando me voy contra 12, mi derecha en su mandíbula, mi rodilla en su plexo branquial, tomo su brazo haciendo un candado hasta que truena y así logro que caiga inconsciente colchoneta.
Suelto el aire que tengo en mis pulmones apenas dándome tiempo para respirar.
Ángel y Dante se vuelven a mirar y una vez más Ángel es el primero en acercarse.
Flexiona las piernas para tener un mejor equilibrio y tomo ventaja de ello, vuelvo a usar su pierna como escalón y la mía va con todas mis fuerzas directo a su pómulo. Ángel cae conmigo a la colchoneta, mi rodilla vendada impacta directamente y se me escapa un gemido. Me pongo de pie con dificultad por la rodilla.
Cuando estoy enfrente de Dante intento alejar mi rodilla de él así que cambio mi guardia al lado contrario.
Una punzada hace que me muerda el labio para no quejarme, espero a que ataque y lo hace, me deshago de sus primeros golpes fácilmente, todo se complica cuando tira de mi pierna lastimada hacia él y me hace caer.
Rápidamente se coloca sobre mí, con una mano me toma ambas muñecas y con su pierna mantiene presión en mi rodilla, cada vez que me muevo él presiona, me mantengo quieta y aligera la presión, su otra mano la mantiene en mi barbilla haciéndome mirarlo.
—Creo que es tú turno de dormir un par de horas muñeca.
Su mano baja hasta mi cuello y empieza a ejercer presión, el aire no entra se atasca en mi garganta, mis ojos pican y mis pulmones me empiezan a quemar.
Empiezo a moverme pero vuelve a presionar mi rodilla, lo miro pero ya no es él quien está ahí...
—Tú.... nunca aprenderás... —Dreck me tiene contra el piso y con ambas manos me asfixia.
Lo único que hago es llorar, solo eso puedo hacer, tomo sus manos pero mis fuerzas son mínimas, lo miro a los ojos y segundos después lo único que veo en ellos es placer y satisfacción cosa que refleja en una sonrisa...
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Espero les guste esta primera parte, me ha costado mucho trabajo describir cada cosa, pero de igual manera he disfrutado escribirlo así que espero que ustedes lo disfruten igual.
Ya saben que hacer con la estrellita.
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