Alarik

—¿Continuamos?...

Sonrió fría a Alarik. Suelto el agua a la máxima presión. Voy a la mesa nuevamente y tomo el fuete, sin más espera empiezo a marcar su pecho y espalda.

Ya que se cansó de gritar voy por mi segundo instrumento; mi navaja italiana un Asta Ciervo mi favorita...
Cuando me acerco a él Barone me toma por la muñeca.

—Creo que te queda más está —saca de su bolsillo una Stiletto hoja de 96 mm.

Lo miro sorprendida jamás me había topado con alguien que tuviera armamento italiano tan antiguo

—Vamos... —lleva mi mano a la suya y tomo la Stiletto, él en un movimiento que no vi venir me quita la mía, lo miro de mala gana señalando que la quiero de vuelta—. Te la cuido, estará segura —se da la vuelta y espera mi siguiente movimiento.

Empiezo a dar pequeños cortes pero profundos al cuerpo tendido frente a mí, le bajo los pantalones y hago lo mismo en sus muslos, por último en su costado clave más profundo, dos centímetros de profundidad aproximadamente, eso le ocasiona un grito que retumbo en todo el cuarto.

Sonreí con gran satisfacción al escucharlo. Lo que pasó después fue muy rápido, volví a mirarlo y tome unas pinzas de corriente las uní haciendo que brotara una chispa, Alarik me miro espantado.

—Espera.... Espera...Hablare... —dijo apenas con aire en sus pulmones.

—Que lástima que ya no me interese —dije tranquila, acerqué las pinzas viendo como temblaba.

—No... por favor...

—Pero si te estás muriendo, tengo que ayudarte y con esto resistirás más —dije con burla.

Ya no le permití más charla, empecé a ponerle las pinzas en cada abertura que había hecho con la navaja, todas menos la más profunda.

Solté las pinzas y metí dos dedos en la abertura de su costado, retorcí mis dedos, escucharlo blasfemar sólo me animo a continuar. Empecé a repartir golpes por todo su cuerpo, me consumía la ira.

De pronto ya no veía el rostro de Alarik, quien estaba frente a mí era el maldito de Bashcov, mí vista empezó a nublarse. Simplemente me deje llevar por la irá, mis puños impactaban en todos lados, incluso escuche algunos huesos crujir pero eso no me detuvo. Cogí el bate que estaba cerca de mí y empecé a darle en las piernas, después me vi gritando;

—¡INFELIZ DE MIERDA! ¡Ahora no eres tan hombre! ¿A quién vas a vender ahora INFELIZ? LAS MUJERES NO SOMOS GANADO. ¡Maldito BASTARDO! ¡Poco hombre! ¡VIOLADOR!

No sé en qué momento solté el bate pero me encontraba encima de su cuerpo dándole en todos los lugares donde veía, y así fue hasta que unos brazos me tomaron de la cintura y me arrastraron con ellos, forcejeo con él, sólo quiero acabar con ese maldito enfermo.

—¡Suéltame! ¡BASTARDO! ¡Figlio di puttana!! Te vas a acordar de mí desgraciado. Será un honor ser quien te maté... —digo sin aire y pegada a la pared, de pronto empiezo a sentir que me falta el oxígeno, el aire en mis pulmones no es suficiente, no dejo de ver al cuerpo inerte que aunque está lejos de mi puedo verlo perfectamente.

Los recuerdos empiezan a llegar y con ellos mi cuerpo empieza a temblar.

—¡MALIA! —no puedo dejar de ver su cuerpo colgado—. ¡Solberg! —mis piernas me fallan—. ¡LYA! —ese grito me trae nuevamente a la realidad.

Dirijo mí mirada al responsable del grito y la vergüenza me invade.

Reydmon está frente a mí con el ceño fruncido, no soy capaz de mantener mi vista en él por lo que la dirijo al cuerpo tendido, me suelto de su agarre y voy hacia él, cuando voy a tomar la navaja me toma del brazo y me coloca frente a él.

Su rostro es indescifrable, no muestra nada, no sé qué hará, si me tachara como loca; que eso es normal después de mi comportamiento.

—¿Qué demonios te pasa? ¿A caso tú sabes algo que hizo y no lo dijiste? —ahora sí puedo ver lo que reflejan esos ojos azules tan profundos; cólera, única y exclusivamente cólera.

—No, no sé... nada... sólo que... —pero ¿Qué me pasa? ¿Estoy tartamudeando? —. No sé nada que no sepas tú, sólo hay que acabar el trabajo, acabo mi trabajo.

—Ponerte como desquiciada y golpearlo hasta la muerte no es tu trabajo... —suelta amargo.

—Bashcov se merece más que eso y yo voy a darle su merecido.

—Ahora veo que sí eres estúpida, tú puedes castigar y todo lo que quieras a ese tal "Bashcov" pero al que tienes enfrente es Alarik e iba a hablar pero ahora dudo que lo haga gracias a tu ineptitud.

En el momento que escuche que Alarik estaba ahí y no Bashcov me entró un escalofrío.

—No iba a decir nada, es una ingenuidad de tu parte que lo hayas creído, era obvio que sólo quería salvar su vida —me defendí sin voltear a verlo, vi lo que le he hecho al hombre que tengo enfrente, no me arrepiento, todo lo contrario, creo que puede haber hecho algo mejor pero nuevamente la ira me cegó. Alarik emitió un quejido haciendo que me sobresalte.

—Tengo que acabar con él —lo digo sacando mi pistola pero Reydmon se interpone y él es quien aprieta el gatillo de su arma, dando justo en la sien.

Nunca dejo de mirarme, ni siquiera para asegurarse de que su tiro fuera certero. Guardo mi arma y me marcho de ahí lo más rápido que puedo.

Regreso por el mismo camino, voy por las escaleras a mi habitación, soy consciente de que Barone viene tras de mí y que esto no se va a quedar así, de igual manera sé que no conseguirá nada.
En los últimos escalones me encuentro con Connor y antes de que hable avance rápido pero alcanza a atraparme.

—Ly ¿qué paso? —pregunta preocupado al ver mi ropa llena de sangre.

—Lo que tenía que pasar —respondo de mala gana.

—Las chicas...

—Ahora bajo espero que este todo en orden, encárgate de cualquier detalle —digo firme, me ve confundido y entonces me doy cuenta que no tengo porque pagarla con él—. Tranquilo ahora voy contigo —lo tomo de la mano y le doy un leve apretón, dudoso asiente y se va.

Yo sigo pero antes de dar dos pasos me detienen, sé exactamente quien es pero no estoy dispuesta a escucharlo, de un movimiento brusco me libero de él ocasionando que mi hombro truene.

—Exijo una explicación.

Entro a la habitación, tomo un cambio de ropa igual a la que llevo y me adentro en el baño pasando olímpicamente del mamut que no ha dejado de hablar. Al querer cerrar la puerta su mano me lo impide.

—¿No quieres hablar? Está bien, ahora sólo atente a las consecuencias... —dice amenazante, no doy tiempo a que note el escalofrío que ocasionó en mí y le cierro la puerta en las narices poniendo seguro.

***

REYDMON

Salgo de la habitación y voy directo a mi despacho, al entrar está Dante muy cómodamente sentado en el sofá. Cierro de un portazo y voy al escritorio, me quitó el saco que traigo puesto y lo colocó atrás de la silla.

Dante me mira extrañado yo sólo puedo bufar y pensar en lo que acaba de suceder. Puedo notar que sus labios se mueven, pero no alcanzo a percibir ningún sonido.

—¡Reydmon! —me llama exaltado, volteo a verlo en señal de que lo he escuchado—. ¿Qué ha ocurrido?

—Malia... —digo rendido.

—Con que no has podido domar a la chiquilla —dice burlón.

—Es tan....

—Espontánea, sexy, atractiva, sexy, mandona, decidida, sexy, inteligente, ¿ya mencioné que es sexy?... —dice con una sonrisa en su estúpido rostro.

—Sí, ya lo dijiste y NO, no me refiero a eso, es horriblemente terca, necia, engreída, insufrible, decidida, no tiene un pelo en la lengua; no la aguanto.

—Yo creo que es muy interesante —otra vez la estúpida sonrisa apareció en su rostro-. ¿No lo crees? —pregunta regresando su mirada a mí.

Y por supuesto que estaba de acuerdo simplemente lo que acaba de pasar no lo termino de comprender y sólo quiero saber más y más.

—No, en lo absoluto —finjo desinterés.

—Pues yo sí. —dice burlón y orgulloso.

—Dante, ella está aquí para trabajar no para que satisfaga tus necesidades carnales —digo de la misma forma.

—¿Y? ¿Qué tal y ella también piensa lo mismo?

—Dije no; trabajo y punto. Si quieres a una ramera ve a cualquier esquina. ¿Entendiste? Y es una orden —digo serio y mirándolo a los ojos, él asiente de mala gana pero no se calla.

—Yo nunca le dije ramera, no la veo así.

—No me interesa como la veas, el punto es que ¡no la aguanto! —digo antes de que siga alabando a la vagabunda.

—¿Por qué? ¿Ahora qué hizo? —pregunta acomodándose más en el sofá.

—No es sólo por hoy, sino desde el primer maldito día que la vi. No ha dejado de subestimarme, de amenazarme, de contradecirme. Dime: ¿De dónde saca tantas agallas para retarme? ¡Me disparo! ¡Dos veces! y a ti también —digo tosco—. Y hoy... —termino sin voz.

—¿Hoy qué? —pregunta con intriga.

—Hoy se puso como desquiciada, empezó a torturar a Alarik, normal incluso comparado conmigo fue amable, pero hubo un momento donde se volvió loca, SÍ, más de lo normal, empezó a repartir golpes sin importar si le daba o no, su vista estaba centrada en él pero su mente estaba en otra parte. Primero la llamé pero fue inútil después tomó el bate y golpeó sus piernas hasta que las rompió, soltó el bate y nuevamente se lanzó a él pero ahora con más furia que la anterior. Estaba desesperada era como si quisiera arrancarle la piel con sus propias uñas... —digo recordando cada suceso.

—¿No estarás exagerando? Vamos, sabemos que es impulsiva y no se pone a pensar antes de actuar así que sólo pudo haber sido un arrebato.

—No, no estoy exagerando, no fue un arrebato era más que eso, después de pensar que lo iba a matar y que no tendría algo que me fuera útil la tomé por la cintura y traté de alejarla, la acorrale contra la pared pero no dejó de luchar, incluso la volví a llamar por su nombre y su apellido, solamente cuando le he gritado Lya ha reaccionado. Y eso no es lo peor.

—¿No?

—No, lo confundió.

—¿Confundió? ¿A qué te refieres con confundió?

—Con otra persona...

—¿Con otra persona?

—Sí con...

—¿Con quién? —pregunta desesperado.

—¡Mierda Dante! ¡cállate! ¡Deja de repetir lo que te digo! ¡Estas peor que un crío! Si dejaras de interrumpir hace rato sabrías las cosas —le digo ya sin paciencia.

—No te exaltes.

—Sólo cállate y déjame hablar —este lo hace y asiente con la cabeza—. Ella dijo un nombre, nombre que tú y yo conocemos perfectamente, ella dijo: Bashcov.

La cara de Dante era un poema, si estuviéramos en otra situación me burlaría de él.

—¿Estás hablando enserio?

—¿A caso tengo cara de payaso?

—¿Es una pregunta retórica?

—Tú deberías estar en la cárcel —digo rendido.

—¿En la cárcel? ¿Yo? ¿Por qué?

—Tanta estupidez debe ser delito y tú tendrías cadena perpetua o de plano la silla eléctrica.

Me mira mal pero después estalla en carcajadas.

—Vaya has hecho un chiste... después de todo tienes sentido del humor —dice con una sonrisa.

—Mejor déjate de niñerías y concéntrate en lo que te acabo de decir.

—Agregando que me has dicho idiota y te has burlado a mi costa, no me hace ni puta gracia lo que has dicho. Bashcov es el enemigo que nadie quiere y el aliado que todos necesitan —Dante se defiende.

—Sabemos que es de cuidado, ese bastardo es un niñato jugando al mafioso, en cuestión de poder estamos iguales y el hecho de que también sea ruso sabe cómo es el ambiente aquí —digo sin poder olvidar lo que presencie hace un par de minutos.

—No creo que tengamos problemas con él, el tratado de sociedad condicional ayuda a que no se meta con nosotros y de vez en cuando intercambiar mercancía, además a pesar de que están iguales, al final quien gane la partida es porque sabe jugar bien sus cartas. Y tú mi amigo sabes cómo hacerlo, tú tienes más ingenio que ese chaval.

—¿Chaval? —lo miro confundido.

—Niño, en España así llaman a los hombres jóvenes.

—¿Y por qué diablos sabes eso?

—Soy culto —dice engreído.

—¿Culto? ¿Tú? De culto no tienes ni una uña.

—Creía que el de las preguntas repetitivas era yo.

—El imbécil eres tú —aseguro.

—Vaya, ¿Por qué tanto insulto a mi persona el día de hoy?

Lo miro sin chiste, este idiota no deja de desviar el tema con sus estupideces y todavía hace bromas.

—Dale entiendo —dice como si me leyera la mente—. ¿Si no te preocupa el bastardo entonces qué? Dime, ¿Qué te acongoja cariño? —imita la voz de una madre.

Sin querer río, por algo este inútil está conmigo, siempre tiene buena cara en cualquier circunstancia.

—Malia.

—¿Malia?

—Dante... —le advierto.

—Ya continúa —doy un respiro para tomar un poco de paciencia.

—¿Cómo diablos lo conoce?

—¿A quién?

—¡¡A BASHCOV!! —termino gritándole—. ¡Es que eres imbécil!

—Mira engreído de mierda, mejor cálmate —dice ya molesto de tanto insultó.

Le dedico una mirada de advertencia y este calla inmediatamente tragando en seco.

—¿En qué esta o estaba metida Malia o por qué lo conoce? —comparto mi duda con él.

—Los dos sabemos que ese bastardo es de lo peor y no puedo imaginar lo que habrá pasado en sus manos.

Sólo asiento, preguntas del porqué y cómo llegó a él me abordan sin parar.

—Vamos no te atasques.

—Tenemos que hablar con ella —propongo.

—¿Enserio crees que quiera?

—No lo va a poner fácil.

—Nada. —asegura.

—Pero veré la forma, ahora tenemos que concluir qué acaba de pasar, vamos a ver que hacen nuestros inquilinos...

-------------------------------------------------

El primer capítulo con narración de Reydmon, me encanto escribirlo.
Si ya llegaron hasta aquí no les cuesta nada votar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top