Claro... la canción
Decidí ponerme algo informal, algo que no me llevara demasiado tiempo pensar, y esperé a que mi acompañante viniera al lugar que habíamos quedado.
Y creo que fue esta una de las primeras veces que me hizo esperar tanto tiempo, pero al fin y al cabo, las cosas no siempre iban a salir como estaban planeadas.
Era muy pronto para ir a un sitio como el cine, pero el vendaval que hacía te privaba de hacer todas las demás actividades y prácticamente te obligaba a quedarte en casa, pero aquí estamos nosotros, entrando en una sala oscura, con prácticamente nadie a parte de los amigos de Kai, asique nos tomamos la libertad de coger los asientos que quisimos.
Cada uno se puso de la forma que iba entrando y al final me tocó en uno de los laterales, pero al parecer Kai no estaba conforme con eso.
— Cámbiame el sitio — dijo levantándose de su asiento y esperando a que yo haga lo mismo. Pero entonces vi de quien se trataba la persona que estaba... estaría a mi lado si aceptaba esa mala, pero tentadora oferta.
— Estoy bien, gracias — dije con mi mejor tono de voz, pero el no era idiota y sabía por donde iba la historia.
— Me dijiste que lo ibas a intentar — susurró de forma que solo yo pudiera escucharlo.
<<¡Para qué demonios dije eso!>>
Rodé los ojos y acabé cediendo mi sitio después de varios intentos por hacer que cambiase de opinión.
Me recosté en el asiento y me hice casi una bolita intentado buscar el poco calor que proporcionaba la sala y esperamos lo que me pareció una eternidad para que empezara la película — que ni siquiera sabía de qué iba a tratar — y cuando por fin empezaron a salir las primeras voces de los actores, todos nosotros guardamos silencio.
Está perdiendo el hilo de la película y no conseguía mantener los ojos abiertos por mucho que lo intenté y para quitarme ese peso de encima quise coger mi bebida, asique me la llevé a los labios sintiendo como ese liquido frio recorría mi garganta de la manera más deliciosa posible.
— ¿Puedo? — susurró Alec a centímetros de mí, consiguiendo que me sobresalte. Aún tenía que hacerme a la idea de este tipo de cercanía.
Pensé que se estaba refiriendo a la bebida, así que encantada se la ofrecí, pero en vez de eso la tomó y la dejó donde inicialmente estaba, solo para ocupar mi mano ahora con la suya.
Me quedé sin aliento y el aire estaba dejando de llegar a mis pulmones. Muy seguramente mis mejillas se habían sonrojado, pero ahora con las luces apagadas nada podía decirlo. No correspondí el roce de manos al momento, en verdad me costó procesarlo, pero cómo podía negarlo.
Apreté levemente la mano con la mía sin dejar de mirar la pantalla que ahora estaba enfrente de nosotros. Debía haber olvidado lo que era eso, tal vez lo que buscaba en ese momento era sentirme más llena y siempre había esperado que Kai pudiera darme eso que me faltaba, y todavía seguía esperándolo.
Acabamos con nuestras manos enrolladas y entrelazadas entre sí y creo que en ese momento soltarlas no era una de las opciones que estábamos contemplando. Al menos él no lo había pensado.
El agarré era suave y delicado, pero decía mucho más que palabras y aborrecía que eso fuera de esa manera. Así que sintiéndolo como pequeños alfileres bombardeándome, aparté la mano y la guardé en mi bolsillo.
Estaba acobardada y no sabía cómo manejar la situación, pero como ya había dicho antes una y otra vez, convenciéndome de eso, ya no me importaba y tenía otra vida totalmente paralela a la persona que era antes con él. ¿Pero eso era lo que quería? Pues quizás no, pero quién iba a decirme lo contrario si esto iba a ser un secreto. Nuestro secreto.
El castaño quitó su mano despacio y no llegué a leer bien su expresión, pero pude ver un atisbo de desilusión y casi tristeza, pero eso no fue todo, este se levantó y bajó las escaleras para salir de la sala.
Le seguí con la mirada y sin embargo recibí una mirada de desaprobación y desconcierto por parte de mi pareja — la cual ignoré por completo, como estaba claro —.
Pero a partir de ese momento dejé pasar el tiempo como a mi mejor me complacía. Tenía la mente en blanco y por alguna razón sentía que el aire de dentro empezaba a ahogarme poco a poco.
— Vengo ahora — murmuré avisando a mi pareja, quien ahora debía de haber olvidado que seguía a su lado.
Salí casi con prisa afuera, necesitaba aire y aquí al parecer no podía encontrarlo.
Me senté en el suelo de una barandilla y dejé mi cabeza caer sobre los barrotes que había detrás a pesar de que todo era incómodo. Jugueteé con mis pies moviéndolos de una lado a otro.
— Vas a coger frío — levanté mi cabeza y vi una mano colgando de una chaqueta bastante conocida.
— No la necesito, gracias — dije rechazándola amablemente, pero eso no fue suficiente, Alec se sentó ahora más lejos de donde estaba yo, quizás para darme el espacio que había venido a buscar.
Pero esa prenda acabó sobre mi hombros de alguna manera y acabé agradeciéndolo sin saber por qué... — pero olía a él —.
— ¿Qu-
— Toma — me calló acercándome un casco, y sin rechistar lo acepté.
Empezó a buscar en su teléfono una canción y sin haber candado mucho, esta empezó a sonar. Era tranquila pero con una letra que hablaba por sí sola. Can I be him, así se llamaba la canción. Y si las palabras no eran suficiente para comunicarse, igual esto podría compensar el resto.
— Me gusta la canción — dije intentando suavizar el ambiente que se había creado, una especie de burbuja diría yo.
— ¿La canción? — repitió este y yo asentí con la cabeza.
— ¿A ti no? — este se encogió de hombros.
— A mi me gusta otra cosa — asentí sin querer decir demasiado, pero mi corazón era un traicionero y empezaba a acelerarse por cosas simples, bueno, quizás él podía ser una excepción, igual que lo fui yo en aquel momento.
Me quedé pensando en eso último que había dicho y sin querer, sonreí, pero no dejé que él lo viera.
— Déjame el teléfono — le pedí.
Alec, después de pensárselo un rato, me lo acercó desbloqueado y listo para mí. Empecé a buscar alguna canción aleatoria que me permitiera responder a aquello que con tanto cariño me había puesto. Quería alguna que definiera lo que era y consistía en un romance que no podías tener, pero que en alguna parte, querías — aunque eso último fue algo personal que quise interpretar de la letra —.
Y de hecho la encontré.
Me quedé mirándolo para ver cuál sería su reacción, y lo único que hizo en el momento fue cerrar los ojos y procesar la letra de la música. Se relajó y copió el mismo gesto que había hecho yo cuando llegué.
— Podría estar mejor — comentó él con completo desacuerdo con la canción que había elegido.
— A mi me parece que está perfecta — repliqué. — No todo siempre tiene por qué acabar bien, ¿sabes?
Este hizo una pequeña pausa cuando fue a responder.
— Pero puedes hacer algo para impedirlo, o me equivoco.
— No lo sé — respondí sin más. No quería extenderme más, si lo hacía, esto solo podía acabar de una forma, y esa no era la que yo estaba esperando. — Tal vez.
— ¿Solo tal vez?
— Tal vez — repetí — Pero no ocurre con todos los casos.
— No significa que este sea uno de ellos... — me quedé mirándolo, intuyendo lo que quería decir con esas palabras y entonces vi otra sonrisa salir de sus labios — el de la canción, quiero decir. — aclaró él.
— Claro, el de la canción — dije ocultando mi sonrisa.
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