Capítulo 31

Cuando llevé a Wyatt a su casa y entramos juntos a la habitación, cayó sobre la cama boca arriba con los pies colgando y agarró una foto que estaba allí. Me acerqué, quedándome parado detrás de él para observar la imagen que tenía entre sus manos.

Era la foto de Sarisha de pequeña junto a su madre. Recordaba esa imagen; ella me la mostró cuando íbamos al mismo colegio. Siempre la llevaba consigo.

Me pregunté de dónde la habría sacado Wyatt, pero antes de que pudiera decir algo, él habló primero.

—Son muy guapas —murmuró, aún absorto en la foto—. Se parecen mucho. ¿Quién es esta mujer que está con ella?

—Su madre —me limité a decir.

—¿Su madre? —preguntó subiendo sus ojos hasta clavar su mirada en mi. 

Sus ojos estaban rojos, no por llorar, sino por las drogas que consumía para lidiar con sus problemas y el hecho de ver en ese momento sus ojos rojos, supe que se había drogado. También  tenía su cabello desordenado y el labio inferior partido, junto con los nudillos raspados.

Aunque noté esas dos ultimas cosas nada más verle, opté primero por llevarle a casa y luego preguntar.

Era evidente que Wyatt no estaba bien para nada.

—Era de esperar, se parecen mucho.

—Pero también puede... no sé  —intentó justificar.

Cerré los ojos, intentando mantenerme en calma, y suspiré.

—¿De dónde sacaste la foto? —pregunté.

—Se le cayó en la biblioteca el día que quedamos —respondió, volviendo a mirar la foto.

—¿En la biblioteca?

Recordé el día que habíamos quedado en la cafetería y la encontré yendo hacia la biblioteca. Le pregunté si le acompañaba y negó rápidamente prometiendo que vendría enseguida, cosa que al final no hizo y me extrañó. 

Sarisha no era de mentir, y mucho menos a mi.

¿Por qué no me dijo directamente que había quedado con mi primo allí?

—¿Cómo salió la llamada simulada? —preguntó, sacándome de mis pensamientos.

—Según lo planeado —contesté fríamente—. ¿Con quién te has peleado esta vez?

—Con unos chicos en un bar —respondió, volviendo a mirar la foto antes de suspirar y cerrar los ojos—. Cuando vi a Sarisha por primera vez... mi idea era seducirla, jugar con ella y luego dejarla. Nunca pensé que acabaría enamorado de ella, nunca pensé que fuera a convertirse en mi debilidad...nunca pensé...que acabaría destrozando la vida de la persona que más amo...— se lamentó para sí mismo.

—¿Tanto la amas? —pregunté—. ¿Por qué?

Wyatt levantó la mirada hacia mí, sus ojos rojos reflejando una mezcla de dolor y remordimiento.

—No sabes cuanto...—murmuró levantándose para sentarse en la cama dándome la espalda —Cuando la conocí, algo en ella me atrajo de inmediato. No sé si fue su personalidad, su manera de enfrentarse a la vida o simplemente su presencia. Pero lo que sí sé es que, a medida que la fui conociendo, descubrí que era diferente a cualquiera que hubiera conocido antes. Su fuerza, su determinación y la forma en que cuida de los demás, incluso cuando ella misma está herida, me hicieron darme cuenta de que había algo especial en ella.

Wyatt suspiró y continuó:

>>No fue solo su apariencia, aunque eso también ayudó. Pero más allá de eso, fue su esencia, su alma. Sarisha me mostró un mundo completamente diferente al mío, me abrió los ojos a una realidad que no conocía. La manera en que vive su fe, su cultura, su conexión con su familia, todo eso me atrajo de una manera que no puedo explicar.

Mientras hablaba, su mirada se perdió en la fotografía que sostenía, como si buscara respuestas en esos recuerdos. Yo me acerqué, rodeando la cama, para quedarme frente a él.

—Cuando me di cuenta de que la amaba, me asusté —continuó hablando—. Nunca he sido bueno con el compromiso, siempre he huido de cualquier cosa que me hiciera sentir vulnerable. 

—¿Sabes que tienes novia?

—Lo sé —respondió con una sonrisa irónica viéndome—, a ella la quiero...y a Sarisha la amo y si aun estoy con Carla, es por la maldita maldición. Temía que...en el momento en que hubiera besado a Sarisha, me olvidara de ella, cosa que no paso. 

>> Sarisha cambió eso. La amo porque ella me mostró lo que significa realmente amar a alguien, incluso cuando sabes que no eres perfecto. Aunque he cometido errores, ella siempre ha estado ahí para mí. Y ahora, al ver lo que hice...no sabes lo arrepentido que estoy. 

Guardó silencio por un momento, como si estuviera luchando contra sus propias emociones.

La amo, no por su religión o su origen, sino por quien es ella. Y sé que he arruinado las cosas, pero no quiero perderla. Estoy dispuesto a cambiar, a ser la persona qu...

—Olvídala —le interrumpí—. Recuerda que esto nunca te lo voy a perdonar, Wyatt. Ahora mismo estarías muerto si no fuera porque ella me lo impidió. A pesar de todo lo que hiciste...—en ese momento era mi turno de sonreír irónicamente—...ella solo te quiere ver destruido, cuando en realidad deberías estar muerto. Y créeme, Wyatt, créeme que no dudaré en ayudarla en lo que necesite.

—¡¿Acaso no estoy destruido?! —exclamó, levantándose y tambaleándose—. ¡MÍRAME COMO ME ENCUENTRO! Desde que la secuestraron, desde que me mandaron el vídeo... ¡NO HE DORMIDO NI UN PUTO MINUTO!

>> ¡No he dejado de pensar en ella ni un maldito segundo! La única forma... la única forma, que tenía de sacarla de mi mente, de olvidarla aunque solo fuera por cinco jodidos segundos, era bebiendo, fumando, tomando drogas o acostándome con chicas.

—¡¿Y de quién fue la culpa?! —pregunté, conteniéndome para no perder los estribos.

—¡MÍA! —admitió—, fue mi culpa. Yo... la metí en esto y no sabes lo arrepentido que estoy —dijo, llevando la mano a su desordenado cabello.

Iba a responderle cuando recibí una llamada y suspiré al contestar, ignorando a mi primo.

Aidan —escuché a Salma llamarme—, tienes que venir al hospital ahora mismo.

—¿Todo bien? —pregunté tensándome—. ¿Sarisha está bien?

No, le ha dado un ataque de pánico —respondió murmurando—. Los médicos le acaban de inyectar un calmante y ahora está dormida pero... no para de llamar a su padre o a ti en sueños.

—Ahora mismo voy —contesté inmediatamente y colgué la llamada clavando una mirada fría hacia Wyatt—. Me tengo que ir —añadí saliendo de su habitación.

—¿Qué ha pasado? —preguntó, siguiéndome.

—A Sarisha le dio un ataque —respondí bajando las escaleras.

De repente, sentí como sus pasos se detuvieron a mis espaldas y volteé para observarle.

—¿Ataque?

—De pánico —completé—. Desde que se despertó apenas puede dormir. Dice que cada vez que intenta cerrar los ojos o descansar, tiene pesadillas con todo lo que le pasó. Es incapaz de tener a su lado la presencia de los chicos aparte de mí y... ni siquiera puede estar con los chicos de F30.

Vi que bajó la cabeza y cerró los puños. Me giré para seguir mi camino hasta que escuché sus palabras.

—Quiero verla —dijo, y me detuve en seco.

—¡¿Qué?! —pregunté incrédulo volteando a verle—. ¡¿Cómo puedes tener la poca vergüenza de decir eso?! —exclamé, cerrando los puños.

—Quiero verla —repitió.

—Es incapaz de ver a los chicos, ni siquiera a los de F30 y... ¿crees que querrá ver al chico que la metió en este infierno? ¿Qué la destruyó?

—Quiero pedirle perdón —limitó a responder, y solté una risa falsa.

—¿Crees que pidiendo perdón le devolverás el honor, la dignidad que perdió ante el mundo, ante su país, ante su familia? —pregunté y su respuesta fue el silencio—. Pues eso, vete a la mierda y ni se te ocurra aparecer por allí —terminé de decir saliendo de la casa.

Narra Sarisha

Me desperté lentamente, sintiendo el peso de mis párpados antes de abrir los ojos. La habitación del hospital se iluminaba con una tenue luz, y mi vista se enfocó en Aidan, que dormía con su cabeza apoyada en mi cama a la altura de mis costillas, sosteniendo mi mano. La ternura de ese gesto me llenó de calidez, aunque mi cabeza pulsaba con dolor.

Traté de moverme, pero un dolor punzante recorrió mi cuerpo. Intenté llevarme la mano a la cabeza, pero la suave presión de la mano de Aidan me lo impidió. Quería soltarme sin despertarlo, pero la tarea resultó más difícil de lo esperado.

—Buenos días —dijo Aidan, frotándose los ojos y ofreciéndome una sonrisa adormilada.

—Hola, lo siento...mi intención no era despertarte  —murmuré, bajando la cabeza.

—Tranquila, al menos lograste dormir tres horas seguidas.

—Sí...

Y no era una broma. Desde que me había despertado apenas podía dormir y descansar bien, era la primera vez que logre dormir tres horas de seguidas.

—¿Tienes hambre? —preguntó y asentí con la cabeza—. Ahora te lo traigo.

—Aidan —le detuve antes de que se levantara para salir de la habitación—, no pienso comer de nuevo la comida del hospital.

—¿Por qué no?

—No tiene sabor.

—Lo dices porque estas acostumbrada al picante —me dijo entre risas.

—¿No me puedes traer algo de fuera? —pregunté y vi como su risa desapareció.

—¿De fuera? —preguntó, elevando una ceja, y supe que mi solicitud estaba destinada al fracaso.

—¿Por...favor?

—Ni lo sueñes —agregó con determinación.

Suspiré en derrota y me quede callada. Ganarle a Aidan en una discusión era una tarea imposible para mí y en aquel momento no estaba con energías como para intentar ganarle.

>>Buena chica —bromeó, y no pude evitar esbozar una sonrisa que enseguida lo oculté a pesar de mi molestia.

—Te odio —murmuré, más para mí misma, pero él me escuchó y se rió.

—Deja de comportarte como una niña pequeña —dijo entre risas.

—Diji di ñiñiñi —le imite rodando los ojos.

—¿Qué? —preguntó estallando en carcajadas—. ¿Ves lo infantil que eres?

—Vete al demonio —terminé diciendo cruzándome de brazos y poniendo los ojos en blanco.

—¿Vete al demonio? —repitió, riéndose de mi elección de palabra.

—Aarg... solo ve por el desayuno —le ordené, y se levantó con una risa persistente.

—Como desee su majestad —dijo haciendo una reverencia antes de salir de la habitación y me quedé observando la puerta sonriendo como una tonta una vez que se fue.

Había perdido la cuenta desde que me desperté en el hospital y cada día se volvía una prueba de paciencia. 

¿Cuánto tiempo llevaba ingresada?

Mi cuerpo aún dolía, especialmente cuando intentaba moverme o reírme. Las visitas de mis amigos y amigas eran lo que mantenía mi ánimo en alto, aunque la presencia de los chicos de F30 fuera limitada a saludos desde la puerta.

Mi padre, fuera del pueblo por trabajo, se aseguraba de comunicarse diariamente. Anhelaba el día en que pudiera abrazarlo de nuevo. Mis pensamientos se perdieron en esos anhelos cuando una llamada a la puerta me sacó de mis pensamientos.

—Adelante —permití, intentando incorporarme lentamente en la cama.

—Sarisha... —una voz apagada y familiar saludó dejándome helada en mi sitio. 

—Wyatt... —murmuré una vez que mis ojos se toparon con aquellos ojos verdes esmeraldas que alguna vez me estaban gustando.

Allí, frente a la puerta se perfilaba en la penumbra la figura de Wyatt Stoke, un eco desgastado de su antigua presencia. Su apariencia, una vez imperturbable, se desvaneció ante la evidencia de noches sin descanso y un enfrentamiento reciente. Las ojeras bajo sus ojos revelaban la falta de sueño, el cabello desordenado proyectaba descuido, y las heridas frescas en su rostro contaban la historia de una lucha que acababa de librarse. En sus nudillos golpeados resonaba la descarga física de la frustración.

Aunque la presencia de Wyatt solía irradiar seguridad y confianza, en aquel momento se manifestaba como una versión desaliñada y herida. Se mantenía en la puerta, como si llevara consigo la carga de sus propios errores, listo para enfrentar las consecuencias de sus acciones.

—Sarisha... —su voz, apagada y cargada de arrepentimiento, resonó en la habitación al tiempo que daba unos pasos más hacia el interior.

—¡¿Q-Qué haces aquí?! ¡LÁRGATE! —dije con mi voz llena de indignación.

¿Cómo tenía la poca vergüenza por aparecer delante de mi?

—Déjame explicarte po...

—¿Explicarme? —interrumpí con una risa amarga—. ¿Qué me vas a explicar, Wyatt? ¿Qué no tenías nada que ver en todo esto? ¿Qué no fue tu culpa?

—No te lo voy a negar, fue mi culpa —su confesión apretó mi corazón. No quería que admitiera, anhelaba escuchar que no era su culpa, que alguien más estaba involucrado—. Yo... no te tenía que haber metido en esto.

—¡¿Qué te hice yo para que jugaras conmigo de esta manera?! ¿Qué te hice para que me destrozaras la vida?

—Sabías que fue mi culpa, ¿por qué no me denunciaste? —preguntó, ignorando mis preguntas anteriores.

—Sabes perfectamente por qué no te denuncié, no serviría de nada meterte en la cárcel para que salieras en menos de un minuto —respondí con firmeza—. Quiero que te vayas de aquí.

—Vine a verte —murmuró.

—¿A verme? ¿Para ver que tu plan no salió como querías?

—No es eso, Sarisha, no sabes lo arrepentido que estoy.

—¿Crees que estar arrepentido me devolverá lo que perdí? —pregunté con una mezcla de tristeza y rabia—. Wyatt, por tu culpa estuvieron abusando de mí todos los días, torturándome. Hombres pagaban por tener relaciones conmigo, quedé embarazada [...]

La habitación se llenó de un silencio pesado después de mis palabras, como si el peso de la verdad se hubiera vuelto tangible. Wyatt bajó la mirada, incapaz de sostener mi mirada directa. Suspiró profundamente antes de continuar.

—No sabía que llegaría a ese extremo, Sarisha. Si hubiera imaginado siquiera que algo así podía suceder...

—¿Imaginado? ¿Crees que el simple hecho de imaginarlo justificaría lo que hiciste? —mi voz temblaba con una mezcla de furia y dolor.

Wyatt parecía desmoronarse frente a mí, y pude ver la verdadera magnitud de su arrepentimiento. Aunque cada parte de mí quería rechazarlo, algo en su expresión me hacía dudar.

—No puedo cambiar el pasado, pero estoy aquí para ayudarte a recuperarte, para estar a tu lado —dijo Wyatt, buscando desesperadamente mi mirada que aparté de él.

—¿Ayudarme? ¿Después de todo lo que pasó? —mis ojos se llenaron de lágrimas reprimidas, y mi voz se quebró.

La imagen de aquellos días oscuros se proyectó vívidamente en mi mente, y la sola presencia de Wyatt desenterró recuerdos que preferiría olvidar. Mi resistencia se desvaneció, y una sensación abrumadora de vulnerabilidad se apoderó de mí.

—Lo siento, Sarisha. Nunca quise que sufrieras de esa manera. Si pudiera retroceder el tiempo...

—Pero no puedes. No puedes borrar lo que pasó ni deshacer el daño —mi voz sonó más suave, pero la frustración seguía presente.

La sala se llenó de un silencio incómodo mientras ambos procesábamos la realidad de lo sucedido. Miré a Wyatt, con su aspecto desgastado y arrepentido, y me pregunté si de verdad quería ayudarme o si era solo una forma de lidiar con su propia culpabilidad.

>>Wyatt, necesito tiempo para procesar esto. Por favor, vete —mi voz temblaba mientras pronunciaba esas palabras.

Él asintió, aceptando mi solicitud, pero justo cuando estaba apunto de abandonar la habitación, apareció Aidan.

*  *  *  *

Después de la intensa confrontación entre Aidan y Wyatt, la habitación quedó impregnada de una tensión palpable. Las palabras cargadas de emociones aún flotaban en el aire cuando Wyatt abandonó la estancia, dejándonos a Aidan y a mí en un silencio incómodo. La puerta se cerró tras él, creando un espacio que resonaba con el eco de la discordia.

Aidan, la persona que siempre estuvo atento a mis necesidades, se acercó lentamente a mi cama y una vez que llegó, me envolvió entre sus brazos. Su presencia se sentía reconfortante, como un refugio en medio de la tormenta emocional que acababa de desatarse.

—Lo siento mucho por tardar —susurró Aidan, su voz llevando consigo la calidez de la compasión.

Las lágrimas que habían estado amenazando con caer finalmente se desataron, y Aidan respondió a mi angustia con gestos suaves y cariñosos. Sus dedos acariciaban mi cabello con ternura, y un beso en mi frente se posó como un consuelo silencioso pero significativo.

>>Sshh... ya estoy aquí —murmuró, y me permití sumergirme en su abrazo, dejando que su cercanía actuara como un bálsamo para las heridas abiertas.

—¿Por qué Aidan? —pregunté susurrando mientras me limpiaba los ojos— ¿Por qué no me dejaste morir? ¿Por qué me trajiste aquí?

—No digas eso, agradece a dios por darte una oportunidad más —respondió dándome una sonrisa triste—. Si Allah te dio una oportunidad es porque sabe que eres capaz de superar esto. Tu misma me hablaste de tu religión, tu misma me dijiste que Allah solo pone situaciones que sabe que su gente es capaz de soportarlo, eres fuerte Sarisha. A pesar de todo lo que pasaste desde pequeña, aun sigues aquí, luchando.

—Estoy harta, ya no puedo más —dije con un hilo de voz—. Me odio a mi misma, quiero arrancarme la piel, ya...ya no aguanto —continué hablando—. Tu sabes perfectamente cual es el sitio de una chica que ya no es virgen antes del matrimonio en mi país y...sobre todo si ha sido secuestrada y violada.

>>Cuando la gente de mi país, de mi cultura...se enteren de lo que paso conmigo, avergonzaran a mi familia, a mi padre... 

—Sarisha, deja de pensar en eso —dijo agarrando mi rostro entre sus manos—. No te tiene que importar lo que piense la gente, no eres un problema. Tu padre te quiere mucho, te ama y lo sabes perfectamente —continuo hablando mientras acariciaba mi mejilla—. Además, me tienes a mi. Tienes a mi grupo, a tus propias amigas de infancia y...a las chicas de F30. Todos nosotros te queremos Sarisha, no estas sola. 

>>Siempre estaré contigo, un paso detrás de ti o un paso delante para protegerte, para hacer que te levantes cuando caigas, es más...no te ayudare a levantarte porque nunca dejare que te caigas. No dejare que nadie te haga daño...estaré a tu lado me necesites o no, tenlo por seguro.

—Gracias, gracias por todo Aidan —murmuré.

A pesar de las lágrimas que aún resbalaban por mis mejillas, el afecto de Aidan comenzó a calmar la tormenta interna. Mientras sus palabras resonaban en el aire, se convirtieron en una promesa de apoyo incondicional, una luz en medio de la oscuridad.

La habitación, antes cargada de tensiones, se transformó en un refugio temporal donde el consuelo empezaba a encontrar su espacio. Las preguntas sin respuesta seguían rondando mi mente, pero por ahora, me permití descansar en el apoyo de Aidan. Juntos, enfrentamos el silencio compartido, encontrando consuelo en la conexión que iba más allá de las palabras.

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APARECÍ!!  :)

Y PIDO PERDÓN POR DESAPARECER :(      

Espero que hayan comenzado bien el año y que os vaya muy bien <<33 

Lo prometido, aqui os dejo UNA NUEVA ACTUALIZACIÓN!!! Yujuuu. No saben como eche de menos a mis niños. 

Aqui tenemos el primer encuentro de los protagonistas despues de todo lo que paso y en el prox. cap volvemos a la mente de Wyatt.

Que les pareció el cap?? espero que os haya gustado.

Déjenme sus opiniones...........>>>>

P.D: Arriba volvemos a ver la versión de nuestra protagonista y en el siguiente del chico de ojos verdes esmeraldas.

Os quiero!! <<333



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