Parte única

«Oh, no», pensó preocupado Jongdae cuando vio la primera gota caer cerca —muy cerca— del rostro de su compañero de habitación, Minseok.

No era la primera vez que el aire acondicionado daba problemas, pero nunca pensó tener que levantarse a las tres de la mañana para buscar una solución rápida y eficiente. ¡Solo si Baekhyun no hubiera golpeado el aire acondicionado con la pelota de golf!

¿A qué clase de persona se le ocurre hacer una competición de golf con los ojos vendados en casa?

A Baekhyun, por supuesto.

Sin pensárselo dos veces se levantó y rápidamente se dirigió al baño más cercano a su habitación, no le dio pereza alguna levantarse, en verdad llevaba sin poder dormir toda la noche.

Se abrió camino entre la oscuridad dejando la comodidad de su cama atrás y buscó a tientas el interruptor de la luz del baño, al quedar la habitación iluminada rápidamente cogió la primera toalla que vio y volvió a su habitación —llevándose algún que otro mueble por delante.

Por suerte la habitación que compartía con Minseok estaba bastante ordenada —ventaja de que su compañero estuviera un poco obsesionado con la limpieza—, encendió la lámpara de su mesita de noche, no queriendo encender toda la habitación por no despertar a Minseok.

Con cuidado se subió encima de la cama de Minseok y se regaló unos segundos para contemplar a su compañero durmiendo. ¡El pelirrojo era tan adorable mientras dormía! Su cuerpo se encogía buscando protección, su pelo estaba todo revoltoso y su boquita abierta le hacía ver como un niño pequeño. Jongdae quería cerrarle la boca besando esos rosados labios, pero tenía que contenerse.

Simplemente, tenía que contenerse siempre.

Se puso de pie, una pierna a cada lado del cuerpo de Minseok e intentó alcanzar el aire acondicionado. Una lástima que a sus 173 centímetros de altura y subido a una cama, siguiese sin poder alcanzarlo.

¡Agh! ¡Él sólo quería proteger a su amado del agua que echaba el aire acondicionado!

Se arriesgó a dar un pequeño salto para intentar alcanzar el aparato, fallando estrepitosamente. Perdió el equilibrio y cayó de rodillas bastante cerca de Minseok. Contuvo su respiración durante varios segundos, como si una pequeña corriente de aire pudiese despertar a Minseok.

En realidad hacía bien, era sabido por todos que Minseok tenía el sueño bastante ligero.

Suspiró aliviado, por suerte esta vez no había despertado a su compañero.

O quizá se equivocaba.

—¿Uh? —murmuró Minseok sin abrir los ojos.

Jongdae se asustó al oír aquella dulce voz, ¿qué debía hacer? ¿Volver corriendo a su cama? ¿Saltar cual ninja y tirarse al suelo?

Una lástima, había pasado demasiado tiempo pensando.

—¿Jongdae? —murmuró Minseok con la voz adormilada, haciéndolo oír, a los oídos del pelinegro, mucho más tierno—. ¿Q-qué haces?

Minseok esperaba que el menor no notase el ligero temblor que acompañó a aquellas palabras; no todos los días uno se levanta y se encuentra a su mejor amigo encima tuyo a mitad de la noche.

—Ah... N-no te preocupes por eso, hyung —respondió como pudo Jongdae, haciendo frente a la vergüenza y nervios del momento, porque no, Minseok no era el único que se moría de nervios—. Puedes... puedes seguir durmiendo, yo me encargo de lo demás.

No obstante, aquellas palabras no tranquilizaron al pelirrosa, todo lo contrario, aumentó su curiosidad por saber qué estaba haciendo Jongdae. Se sentó en la cama, haciendo que el pelinegro volviera a perder el equilibrio por segunda vez, sin embargo, esta vez estaba Minseok para agarrarle y le sujetó a tiempo antes de que este cayera de la cama.

Aun sobresaltado por el pequeño "indecente", el pelinegro agarró con fuerza los brazos de Minseok que rodeaban su cintura mientras intentaba recuperar la respiración.

—¿Qué estabas haciendo, Dae? —preguntó sugestivo el mayor, y aquel simple «Dae» hizo que la piel del nombrado de erizase.

—Esto... —Señaló el aire acondicionado, haciendo que Minseok girara la cabeza buscando ese algo que le daría una explicación—. Estaba echando agua encima de ti y... estaba intentando solucionarlo sin despertarte, pero fallé. —Jongdae rió nerviosamente por su comentario.

—Ah... —Minseok no sabía qué pensar de aquella respuesta, aunque por otro lado sabía que no iba a recibir un «tenía miedo y quería dormir contigo» por parte de Jongdae.

Eso había pasado a la historia hace mucho, cuando él y Minseok se unieron a EXO-M como miembros coreanos sin saber nada del idioma y cultura. Tenían más lazos y amistades con otras personas, los otros miembros de la subunidad siempre estaban ahí y aquello era algo que se agradecía, pero a la hora de la verdad, cuando estaban los dos solos y dejaban los suspiros escapar, ambos de daban cuenta de que se necesitaban. Aquello solían demostrárselo cuando terminaban los ensayos y Jongdae solía buscar con desesperación a Minseok para abrazarlo, o cuando llegaba la noche y ambos, extrañando su casa, buscaban refugio en los brazos del otro, compartiendo cama y sueños.

Minseok sabía que aquello había acabado hace tiempo, por favor, Jongdae ya no era un bebé, ya no tenía 19 años ni estaba asustado de viajar a un país extranjero. Y aun así, el de mejillas de hámster seguía esperando una oportunidad para volver a dormir con Jongdae.

Porque había algo que el mayor guardaba muy en secreto, y aquello era que, en todas las noches en las que habían dormido juntos, había acabado enamorándose del rostro relajado del más pequeño después de llorar, había acabado enamorándose de las sonrisas tímidas que le mostraba cuando sin querer le rozaba alguna parte más íntima y, para acabar, también había acabado enamorándose de los chistes tontos que Jongdae contaba cuando estaba nervioso.

Y en cuanto el pelinegro le explicó la situación, algo, en el fondo de sus pensamientos, le dijo que sería una fantástica oportunidad para volver a tener al joven entre sus brazos.

—Eso no se puede solucionar así, va a seguir goteando —añadió, y aquellas palabras no fueron para hacer sentir mal al contrario, solo reflejaban una verdad de la que el menor no parecía haberse dado cuenta—. Tendremos que llamar a alguien, pero habrá que esperar hasta mañana.

El pelinegro asintió y, a pesar de que no quería, se separó de Minseok y se puso de pie, dejando escapar un alargado suspiro.

—Puedes dormir en mi cama, hyung —dijo buscando una almohada en el armario—, yo dormiré en el sofá.

Oh, no, no. Minseok no estaba dispuesto a dejar que su compañero durmiese en el incómodo sofá, y aun menos cuando habían compartido cama antes y ninguno de los dos había tenido inconveniente.

—Podemos dormir juntos.

Jongdae estrujó la almohada que había cogido y apretó los labios con excesiva fuerza. ¡Oh Dios mío! Minseok le había propuesto dormir juntos, en la misma cama, como hacían cuando eran más jóvenes. Llevaba tanto tiempo esperando otra oportunidad, Minseok se mostró tan feliz cuando ''superó'' el hecho de estar sin su familia y no necesitaba acurrucarse junto a él que todo aquel tiempo no volvió a pedirle dormir juntos por miedo de que el mayor pensara que seguía siendo un inmaduro y un niño. ¿Por qué entonces, ahora que su amor (secreto, cabe recalcar) le proponía dormir juntos, sentía sus piernas flaquear y no saltar de alegría?

—¿Ocurre algo? —preguntó Minseok algo preocupado al ver que el menor no había respondido a su propuesta—
. Ah... Si no quieres dormir conmigo no pasa nada. Pero seré yo el que dormirá en el sofá, no tú.

Aquellas palabras hicieron que el pelinegro reaccionase, así que rápidamente se dio la vuelta.

—¡No! —El grito alarmó y asustó un poco al mayor—. Q-quiero decir... No tengo problema en dormir contigo, no quiero que duermas en el sofá.

Minseok esbozó una sonrisa que derritió el corazón de su compañero. Acto seguido se tumbó en la cama de este último, dejando al contrario espacio suficiente, como cuando eran más jóvenes.

Jongdae se acostó algo temeroso, esperando que el pelirrosa no notase que le sudaban las manos o que le temblaban las piernas. Se acurrucó a él disfrutando del contacto, el calor no iba a ser un obstáculo para no poder disfrutar de los brazos del mayor alrededor de su cintura, como hacía años.

Todo era exactamente igual a la primera vez que durmieron juntos. Ambos al ser coreanos no les dejaban compartir habitación, sin embargo, en la noche Jongdae se escapó al cuarto que Minseok compartía con Tao. No era que Kris no pudiera consolarle, era sólo que Jongdae no sabía decir «extraño mi casa y mis padres» en chino.

—Minseok, ¿estás despierto? —preguntó mientras de acerca de forma sigilosa hasta su cama. Sonaba estúpido, pero Xiumin (el nombre que le habían asignado a su amigo) le transmitía toda aquella paz de su hogar y evadía la nostalgia que sentía al pensar en su familia.

—¿Qué? —murmuró adormilado el nombrado.

Jongdae tragó saliva, planteándose de si verdad merecía la pena preguntar aquello. Tenía miedo de que su compañero le llamase bebé llorón o algo por el estilo.

—¿P-puedo dormir contigo? —preguntó en un susurro.

No recibió respuesta, y cuando estaba dispuesto a volver a su habitación, Minseok hizo hueco en su cama para que el pequeño entrase. El moreno se acurrucó junto a él, aspirando su aroma.

—¿Has tenido una pesadilla? —Minseok tapó ambos cuerpos con la sábana.

El menor negó.

—Solo es que echo de menos mi familia.

Minseok sonrió, aquella peculiar sonrisa que mostraba todos sus dientes y parte de su encía, aquella hermosa sonrisa que enamoraba a miles de fans y en secreto, a Jongdae.

—Yo también, pero nos tenemos el uno al otro, ahora somos familia —respondió jugando con el largo pelo de Jongdae.

El pelinegro sonrió pensando en aquella noche y sin darse cuenta sus mejillas tomaron un tono rojizo que no pasó por alto ante los ojos del mayor.

—¿En qué piensas qué te deja tan rojo?

—A-ah, en...

No busques una excusa, te ha pillado.

—»En cuando estábamos en China y dormíamos juntos.

Minseok rió, «Me acuerdo de eso, Yifan siempre decía que para que nos hacían dormir separados si por la mañana acabábamos durmiendo en la misma cama» respondió Minseok.

Lo que este no dijo era que llevaba esperando mucho tiempo por volver a dormir con él.

Todo era tan parecido y diferente a la vez. Los sentimientos eran los mismos, pero ambos habían cambiado tanto. Jongdae el que más, cuando debutaron, cuando solía buscar a Minseok para dormir juntos, él era mucho más pequeño, delgado y débil. Minseok recordaba con una sonrisa el ceño fruncido de su compañero cuando su estilista murmuró «tienes cuerpo de niña, envidio tanto tu cuerpo». El rostro sonrojado de Jongdae era tan bonito. Minseok también había cambiado, ya no era tan tímido, ya no tenía miedo de hablar, era mucho más abierto y cuidaba mucho más de sus compañeros. Había adelgazado un poco pero ahora era mucho más fuerte, y, para que negarlo, más de uno en EXO envidiaba aquellos abdominales.

El menor se acercó aun más, cerrando los ojos y escondiendo su rostro del contrario.

—Ahora no hay excusa para dormir juntos —murmuró Minseok—, pero igual extrañaba mucho dormir contigo, Jongdae.

Y al nombrado no le dio tiempo a reaccionar, sintió los labios del pelirrosa presionar levemente contra los suyos. Fue el beso robado más corto que había recibido en su vida, pero no por ello iba a generar menos sensaciones.

Se llevó la mano a sus labios, dónde Minseok había presionado —porque había sido tan rápido que no sabía si denominarlo beso— y sonrió inconscientemente. Con algo de miedo le devolvió el "beso", presionando sus labios contra los contrarios.

—A mí también me gusta dormir contigo, Minseok.

Fueron las últimas palabras que el menor pudo decir antes de caer rendido en los brazos de Morfeo —más bien en los de Minseok— y, como consecuente, no pudo ver la gran sonrisa que esbozó el pelirrosa al oír aquello.
El mayor apretó aun más contra su pecho a Jongdae. Este ya no era su pequeño bebé, ya no lloraba en sus brazos cuando extrañaba a su familia, pero él quería seguir protegiéndolo de todo aún sabiendo que el menor sabía defenderse sólo.

¿El resto de la historia? Bueno, las lágrimas y el miedo dejaron paso a risas, sonrojos y besos que ni el cansancio por los ensayos ni las numerosas presentaciones pudieron combatir, quedándose fuera de la fortaleza que Minseok y Jongdae usaban para protegerse de los malos momentos. Aunque no se podía saber con certeza si aquella fortaleza eran ellos mismos o las sábanas de la cama que desde esa noche compartirían.

Fin♡

¡Espero que os haya gustado! Como algunos os habréis dado cuenta, la "historia" es verdadera. En el Showcase del comeback de Lucky One, Chen y Xiumin contaron la historia (que es básicamente la que habéis leído), sólo que yo la adapté y decidí escribir lo que hubiera pasado después.





¡Muchas gracias por leer!

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