Las garras del conejo
Aquí otro capi espero les guste .....
espero les guste la canción y por favor ponerla en reproducción para mejor lectura.
─ ¡Esa maldita perra!
El golpe que siguió a aquella exclamación expresaba el disgusto y colera de Kevin ante lo sucedido. Aunque su mal humor no le impidió ser regañado por la enfermera, quien parecía no inmutarse por el violento humor de mi compañero.
─ Señor Wills, los muebles de la enfermería no son antiestrés. Así que, le sugiero desahogarse en otro lugar. ─ con tono sereno e indiferente procedió a sermonearlo mientras recogía los restos de desperdicios médicos de la mesa auxiliar y acomodaba el botiquín de primeros auxilios en su lugar. ─ Las pastillas que le di deberán hacer efecto en unos minutos. Cuando se le pase el dolor de cabeza, regrese a clases. Si no quiere asistir, llame a alguien para que lo lleve a casa. ─ Después de dedicarle una ultima mirada, la enfermera se levanto de su asiento y abandono la habitación dejándonos a solas.
La mirada irascible de Kevin acompaño la espalda de la enfermera Kirts hasta que la puerta se cerró tras de si.
─ Deja a un lado la vergüenza, amigo. ─ Sentado de forma lánguida y despreocupada en una de las sillas de la habitación, Byron no dudo en dar su burlesco consuelo. ─ Ser dejado inconsciente por la mano de una chica, no es tan malo.
El enojo de Kevin no tardo en ser redirigido. ─ ¡Cállate! ─ bramo con repudio observando con advertencia a nuestro pelirrojo amigo. Este solo se rio aún más. ─ Hoy me tomo desprevenido. Fue mi culpa por no tomarla en serio. Pero mañana es otro día y esa perra no tendrá cielo que la ampare.
Viendo su perversa determinación solo pude dedicarle una mirada apática. Odiaba la forma precipitada de Kevin, solo causaba problemas innecesarios. ─ Mejor piensa antes de hacer algo estúpido con alguien que no conoces. Si no, terminaras peor que ahora. ─ comente con aburrimiento. Aun así, su mirada esquiva demostró que su cerebro todavía era capaz de entender la advertencia en mis palabras.
─ Hmm... ¿Desde cuándo Cristofer Johnson se volvió defensor de personas no aledañas a su círculo? ─ El cuestionamiento de Sarah no tardo en hacer acto de presencia. En estos casos es cuando valoro la importancia de Kevin. A diferencia de Sarah, él es capaz de entender el mensaje sin que tenga que hacer uso de muchas palabras.
Por tanto, solo le dedique un vistazo antes de ignorar su presencia. Lo cual no tardo en hacerla sentir disgustada. Sin embargo, esta vez guardo para si misma cualquier palabra recriminatoria hacia mi persona.
─ Cris tiene razón, ─ comento Daniel quien había estado callado mientras recargaba su cintura sobre la mesa auxiliar a un lado de Kevin. ─ Aquello no fue una simple paliza. ─ Esta última oración se gano un resoplido por parte de Kevin. ─ Su técnica es de alguien con experiencia en peleas. Si mañana buscas la revancha, aunque te duela, es claro que solo volverías a besar el suelo.
Estuve de acuerdo con Daniel en silencio, una patada en las partes bajas era auto defensa, un espinillazo o puntapié también, pero los golpes gestionados por la chica no eran algo que se aprenda en clases básicas de auto defensa.
Nuestro Ala-pívot guardo silencio nuevamente, aunque el disgusto en su rostro solo incremento ante la declaración de nuestro compañero. No obstante, Kevin se obligó a tragarse cualquier excusa. Pues, aunque odiara admitirlo, sabía que Daniel tenía razón.
─ Que experiencia, solo tomo a Kevin con la guardia baja. ─ Elisa, quien había permanecido sentada a un lado de Kevin en la camilla, trato de protestar. Ganándose una mueca de ironía por parte de Byron.
Sintiéndose apoyado por la ilusa compañera de Sarah, Kevin retomo su convicción de encarar a la recién transferida. ─ Arreglare cuentas con ella mañana...
Esta vez, guarde silencio. De nada me sirve gastar palabra en quien solo piensa con los cables cruzados.
─ Tu no arreglaras nada con nadie. ─ la voz de el entrenador Harrys interrumpió el ambiente, logrando causar un sobresalto en Kevin. No nos dimos cuenta cuando este abrió la puerta de la habitación. Sin embargo, su rostro no era de alguien que viene a comprobar la salud de uno de sus jugadores. ─ Te recuerdo que tenemos un importante partido dentro de unas semanas, si no quiere ser reemplazado abstente de causar problemas hasta entonces. ─ prosiguió mientras se adentraba a la pequeña habitación deteniéndose frente a la camilla.
Byron observo con sumo deleite los regaños del entrenador hacia Kevin, si estuviese a su disposición, estoy más que seguro que no dudaría en abrazar un cubo de palomitas para disfrutar de tal escena.
Por otro lado, Daniel se mostro poco interesado y guardo silencio. Sarah y sus amigas siguieron su acción.
En mi caso, acomode mi cuerpo en la silla a un lado de la puerta y descansando la cabeza en la palma de mi mano espere la predica de el entrenador hacia mi ahora incomodo y malogrado compañero.
─ ¿Qué crees que pasara si uno de mis jugadores principales termina lesionado por meterse en un problema que no era suyo? No solo malograras la reputación del equipo, tu imagen ante los promotores que asistirán al partido no será del todo agradable. ─ cada palabra era como un puñal para Kevin, sus manos no paraban de arrugar la sabana de la camilla. ─ "jugador es suspendido ante conflicto con una estudiante femenina en un intento de agresión" ¿crees que es un buen titulo para una reseña deportiva? Yo no lo creo.
Elisa no pudo retener su boca ante la constante predica del entrenador. ─ Pero, entrenador Harrys, ¡Ella fue la primera en comenzar la agresión!
Sin embargo, el entrenador Harrys le dedico un suspiro de burla. ─ Vi el video de vigilancia, mocosa. Se muy bien lo que paso, así que guarda tus tristes objeciones para quien si sea un ignorante.
Un deje de sorpresa paso por mis ojos ante aquella declaración. «Es raro que se tome las molestias para casos como este...»
Byron y Daniel parecían pensar igual que yo, pues sus ceños se fruncieron tras escuchar al entrenador.
─ Así que, le advierto señor Wills, haga lo que quiera luego del partido. Pero, hasta entonces será mejor que se porte como el ángel que nunca ha sido. En caso contrario, puede ir vaciando su casillero en los vestidores. ─ Kevin se veía indispuesto a seguir las palabras del entrenador, pero no le quedo de otra que asentir en compromiso. Viendo que el grandullón había acatado la orden, el entrenador Harrys se giro hacia Sarah y Dalila quienes observaron su acción con el ceño fruncido. ─ Y a usted, le pido que se abstenga de incitar a alguno de mis chicos para incursionar en sus riñas. Así como se mete en ellas tenga las botas bien puestas para salir por sus propios pies. ¿Quedo claro, señorita Corel?
─ ¿A qué debo la advertencia? ─ cuestiono con seriedad Sarah.
Viendo su "desentendimiento" el entrenador Harrys, adelanto dos pasos hacia esta y con una sonrisa irónica colgada en sus labios respondió: ─ Su mascara de inocencia no funciona conmigo, señorita Corel. ─ aunque Sarah mantuvo su expresión inmutable, el fruncir de sus labios ante las palabras del entrenador delataron su disgusto. ─ Se lo que hizo en los vestidores a la señorita Walker, así que no trate de montar un teatro frente a mi persona.
Los ojos de Sarah se abrieron en sorpresa y su rostro pareció contraerse al escuchar aquella oración. En un rápido parpadeo, su mirada recayó sobre mí. Me llamaría estúpido si no conociera esa expresión. Era el gesto que hacia cuando actuaba fuera de las reglas del grupo.
«¿Qué rayos hizo ahora?» sus ojos esquivaron en todo momento mi mirada. Esto solo comprobó mi suposición. Lo cual llevo a que mi rostro se mostrara más frio que de costumbre.
─ Su madre puede tener influencia en gran parte de los miembros del comité escolar por sus "contribuciones", ─ El rostro de Sarah se mostro disgustado por las siguientes palabras del entrenador Harrys, aun así, no abrió la boca para replicar. Ella odia que le recuerden su libre "albedrio" por la influencia de su madre, pero no puede ser tan hipócrita para negarlo. ─ pero su patio de juego termina donde mi dominio inicia. Puede frustrarse, llorar frente al Director e incluso quejarse con su "escudo", a mi me importara una mierda. Pues le dejo en claro desde hoy que, si cruza la línea en mi territorio, no solo usted saldrá perdiendo, también lo hará su punto de apoyo.
El silencio prevaleció luego de aquella advertencia, Sarah solo apretó los labios con frustración. Todos sabíamos a lo que se refería el entrenador Harrys, pues esta escuela no es prestigiosa solo por sus afamados logros, así como su posición dentro del reglón de mejores escuelas capacitadas para una excelente educación. La influencia que tienes dentro de esta es el secreto a voces que establece tu lugar y lo que puedes o no hacer.
Y el entrenador tenia conexiones que la madre de Sarah no podía ni mirar desde lejos.
─ Aun no he escuchado su respuesta, señorita Corel. ─ insto el entrenador, observando sin expresión alguna a Sarah.
Esta, aunque cabizbaja y con la ofuscación a flor de piel, dio su respuesta en tono cordial y comprometido. ─ No volveré a cruzar sus límites, entrenado Harrys.
Obteniendo la respuesta deseada, mantuvo la mirada sobre Sarah por un periodo relevante antes de girarse y observarnos a cada uno con detenimiento. ─ También va para ustedes, durante este periodo absténganse de hacer cualquier "juego" a sus anchas. No quiero tener que volver a repetir lo de hoy. ─ con aquella ultima advertencia, nos dio la espalda y abandono la habitación dejando tras de si el sonido de la puerta al cerrarse.
─ ¡Mierda! ─ La exclamación reprimida de Kevin no se hizo esperar, pero antes de que su puño se estampara contra la camilla desacelero su impulso y solo pudo seguir maldiciendo entre murmullos.
Byron no tardo en avivar el fuego. Riendo sin ninguna represión algún comento con voz cantarina ─ Parece que alguien se quedara con las ganas...
─ ¿Tanto te cuesta callarte? ─ cuestiono la bestia, Byron solo siguió riendo con inocencia.
Mientras observaba el intercambio el concurso de miradas de Byron y Kevin, deje salir de mi boca el nombre de la ahora silenciosa pelinegra. ─ Sarah... ¿De que hablaba el entrenador? ─ pregunte sin dedicarle mirada alguna. Aun así, sabía que me había escuchado. Sus seguidoras también reaccionaron a mi pregunta, pues Elisa no pudo ocultar su nerviosismo y Dalila, aunque trato de aparentar que no sabia nada, sus manos inquietas no la ayudaron en el proceso.
Daniel se mantuvo al margen, él no cuestionaría, pero tampoco se mantendría exento de la información. Byron y Kevin también hicieron una pausa en su infantil riña y dirigieron su mirada hacia la silenciosa Sarah.
─ ¿No vas a responder? ─ Esta vez, mis ojos se volvieron en su dirección. Sarah se mostro un tanto indispuesta para responder, pero poco me importaba su sentir. ─ ¿Y bien?
─ Solo me divertí un poco con el ratón de biblioteca, ¿No puedo? ─ Retomando su apariencia imperiosa, Sarah respondió con desgano.
La reacción ante su queja no llego, pues no fue la respuesta a lo que pregunte. Así que mis ojos permanecieron en ella sin ningún cambio de expresión.
─ Estamos esperando querida Sarah, vamos, no tengas miedo. Tu estúpida imprudencia no tiene por qué hacerte sentir insegura. Desde que la cabeza de la víbora está ausente, es una de tus costumbres meter la pata. ─ aquella declaración por parte de Byron agrieto la mascara de orgullo arraigada en el rostro de Sarah. Su tono de deleite ante el nuevo show era palpable en al ambiente. ─ Así que, ¿Por qué guardar silencio ante lo obvio? Las buenas niñas admiten su error...
Desplegando una sonrisa en sus labios, Sarah decidido contra atacar. ─ ¿Acaso la cola de la víbora se siente sola?
Era una buena defensa por parte de Sarah. Solo que, para Byron, aquello era como ser acariciado con una pluma.
─ Al contrario, esta cola esta mas activa que nunca. ¿Quieres ver? ─ su tono seguía siendo igual de insidioso y descarado, Byron había nacido con una piel gruesa natural.
Aun así, interrumpí su deleite. ─ Sarah...
Su atención volvió a mí y a pesar de mostrarse renuente y hastiada, decidió hablar de su pequeña descarga de frustración después de la clase de educación física.
Mi rostro no cambio durante su explicación, pero el tanteo de mi dedo anular sobre el reposadero de la silla nunca se detuvo aun cuando esta dijo su última palabra.
─ No hice nada fuera de las reglas, así que no veo cual sea el problema. ─ Añadió al ver que me mantuve en silencio.
«Si fuera así, no estarías presentando dicha excusa»
─ A veces no se si te vuelves ignorante por decisión propia o solamente te gusta colocarte el sombrero de idiota. ─ Comento Daniel en un largo suspiro.
Sara miro en su dirección con ojos agudos, obviamente disgustada por su comparación.
─ ¿Pensé que era el único que lo había notado? ─ Acuño Byron riendo con gracia mientras mostraba emoción ante un compañero con igual pensar.
─Nos divertimos un poco ¿Qué tiene de malo? ─ Cuestiono Elisa, a lo cual la observe. Esta, aunque incomoda por mi atención, no aparto su reñida mirada de mí. Valiente, pero hueca.
Kevin la tomo del brazo y la obligo a sentarse nuevamente en la camilla. ─ Solo estas apretando más la soga, cállate.
Después de permanecer todo este tiempo al margen, Dalila hablo con sutileza ─ Cris, Interactuar con nuestros compañeros mediante un dinámico juego de azar luego de una agotadora clase de ejercicio físico es algo común y desestresante para la mente, ¿En dónde está lo malo? ─ recargada en la pared, la rubia resto importancia al asunto.
─ Ok, yo te explico barbie...─ Byron expreso en tono juguetón mientras se levantaba de su asiento con languidez. ─ Sí, es normal divertirse con tus compañeros luego de un agotador momento de entrenamiento físico. ─ Prosiguió, acercándose a esta quien lo observo con indagación. ─ También, es válido hacer una dinámica basándose en un juego tan emocionante y atractivo como lo es el mundo de las apuestas. Mejor aún si hay dinero y chicas de por medio. ─ Continuo, la sonrisa en su boca se expandía con cada palabra.
Sus pasos se detuvieron a un centímetro de Dalila, quien cruzada de brazos lo observo con cautela. Aunque dicha mirada se vio interrumpida por la siguiente acción de Byron.
─ ¡Byron! ─ Grito Elisa con angustia.
Aunque fue algo en vano ya que la mano de Byron fue estampada en la pared tras Dalila y no en su piel. ─ Pero, no se debe disfrutar del juego con las personas incorrectas mi querida ricitos de oro falso. ─ su rostro estaba a la altura de la espantada chica, consternada por su agresiva acción mantuvo sus ojos hacia abajo pues no era capaz de aguantar la mirada vacía y sin emoción de su contrincante. ─ Nunca muevas una ficha al azar solo para ver que pasa, menos si dicha ficha es un peón cualquiera. ─ La sonrisa de Byron volvió a florecer como si nada hubiese pasado. ─ De nada. ─ comento, retirando la mano de la pared y mostrándole el pequeño insecto destrozado en su palma.
─ ¿Así o más claro, Sarah? ─ La mencionada aparto su rostro de Byron y me observo con el mal sabor de boca a flor de piel. Aun así, no podía refutar su tras pies cuando todo había sido dicho.
─ Fue estúpido de mi parte no haber pensado con claridad antes de hacer aquel movimiento para el juego, lo lamento. ─ declaro, sosteniéndome la mirada. ─ Pero, no me prohibirás limpiar mi mal disgusto con la transferida ¿verdad? ─ Inquirió.
─ ¿Tan rápido olvidaste la advertencia del entrenado Harrys?
Media sonrisa se adueño de sus labios. ─ Kevin pertenece su territorio, yo y las chicas no. ─ Contesto, dándole una breve mirada a mi compañero. Quien soltó un resoplido en respuesta. ─ Su amenaza pierde efectividad siempre y cuando mi próxima jugarreta lo excluya.
─ Oh, ¿planeas terminar contra la pared otra vez? ─ inquirió Byron con campante burla mientras acariciaba el cabello de Dalila con la misma mano que había aplastado el insecto. Esta se mostraba asqueada, pero no hizo nada para detenerlo.
El temor era más fuerte que su asco.
─ Fui impulsiva, subestime al intruso, lo admito. ─ Sarah se sintió disgustada por aquella pregunta, pero no pudo evadir la verdad, por más que le doliera. ─ Pero no tropezare otra vez con la misma piedra. Esta vez, jugare de forma evasiva. Dejare que se integre al ambiente y la hare desmoronarse sin que sea consciente de ello.
Tal parece que el ser bloqueado dos veces en un mismo día hirió su orgullo.
─ Suerte con ello. ─ comente al tiempo que dejaba mi asiento, ya no tenía más tiempo para perder. ─ Kevin, si ya te sientes mejor, vámonos.
─ Espera, ¿Qué pasa con esa actitud?
Deteniendo mi estiramiento de brazos, mire a la interrogante con pereza. ─ No entiendo a qué te refieres.
Elisa me observo ofuscada ante la falta de interés que mostraba. ─ ¿Porque le restas importancia al asunto? ¿A caso no ves lo que la estúpida intrusa le hizo a tu compañero?
─ ¿Y que pretendes que haga? ─ contra pregunté acomodando mis manos en los bolsillos de mi chaqueta. ─ Kevin, ─ El nombrado, se estremeció ante mi llamado y dirigió su atención hacia mí. ─ ¿Yo te pedí que agredieras a la estudiante transferida?
Este me observo con detenimiento y cuidado antes de abrir la boca para responder. ─ No...
─ ¿Te dije que te metieras en la disputa de Sarah y compañía?
─... No, no lo hiciste.
─ ¿Te pedí que incitaras o provocaras a la estudiante transferida?
El silencio prevaleció en el ambiente. Pero Kevin, sabia la respuesta a esa pregunta.
─ ¿Esta todo claro? ─ Esta, estaba dirigida hacia Elisa quien se mordía los labios con frustración. ─ Kevin, date rápido. No lo repetiré otra vez.
Seguido de Daniel, quien se mantuvo silencioso y Bayron, quien aun después de atravesar el marco de la puerta no dejo de hacer comentarios burlescos hacia Elisa, abandone aquel cuarto.
Siete minutos después, Kevin nos alcanzó el paso.
─ Que linda bolsa de hielo, combina con tus ojos. ─ Byron no dejo pasar la oportunidad de molestar al grandullón. Este solo le dedico una mala mirada y prosiguió a ignorarlo. ─ Ay, ya ni los halagos agradecen. ─ Continuo el sonriente chico. ─ Entonces... ¿Dejaremos que la ponzoña nos revele los trucos del conejo?
Un breve murmullo fue mi respuesta ofertada ante la pregunta de expectante de Byron.
─ Observación, es mi parte favorita del método científico.
Daniel a mi derecha, volvió el rostro hacia atrás con expresión indagatoria. ─ ¿Que no odias la clase de biología?
─ La profesora es odiosa, la materia es interesante. Son dos cosas totalmente distintas. ─ Aclaro el pelirrojo. ─ Además, el método científico se aplica en todo. ¿Qué no aprendes nada en la escuela?
─ Lo dice quien se salta la mayoría de las clases...
Kevin, quien solo nos seguía el paso pregunto con desconcierto. ─ ¿De qué rayos están hablando?
─ Pensé que el golpe solo había herido tu orgullo, pero veo que también tu cerebro. ─ Byron, con falsa tristeza, dirigió aquellas palabras hacia un confundido Kevin.
─ ¡Ya cállate, maldita sea! ─ Exclamo Kevin, pero Byron solo disfruto su infelicidad dejando escapar una carcajada. ─ Daniel, ¿Podrías explicarme qué diablos están hablando?
Daniel accedió a ello y expuso las cosas de una forma sencilla y fácil de comprender. ─ Usaremos tres gatos para ver qué tan afiladas son las garras del conejo.
─ Quieres decir qu-
─ Si ya captaste la idea, ─ interrumpí. ─ centra tu mente en el próximo partido y deja que la curiosidad mate a los gatos.
Con aquellas palabras, el tema se dio por cerrado.
─ Ok, tengo hambre ¿vamos al lugar de siempre? ─ Sugirió Byron adelantando el paso y dándose la vuelta para observarnos mientras caminaba de espaldas.
─ ¿Te saltaras las clases? ─ contra pregunto Daniel.
─ Bueno, nuestro amigo este herido y como buenos compañeros de clase tenemos el deber de acompañarlo hasta su casa para que tome reposo ¿Verdad?
─ Wow, que lindo ser usado de excusa. ─ Ironizo Kevin en un murmullo.
─ Siéntete honrado mi querido amigo, eres la primera excusa verídica que utilizo para saltarme las clases. ─ respondió el pelirrojo. ─ Normalmente me las salto y ya.
Ante aquella alusión Kevin solo soltó un bufido despectivo.
Sintiendo el movimiento el bolsillo de mi pantalón, saque el celular y al ver el identificador de llamada mi mirada se agudizo. ─ ¿Qué pasa?
─ Tienes quince minutos, trae a los demás.
Después de que aquella voz tan conocida diera el mandato, colgó la llamada. Ya hecha una costumbre, ignoré aquella falta de tacto y volví a colocar el celular en mi bolsillo. Podía sentir las miradas de todos en mí.
─ Si todavía tienes hambre, comerás en Exitus. ─ Byron soltó un suspiro desganado ante la noticia, pero no dijo nada en protesta.
─ Yo conduzco. ─ se ofreció Daniel.
Byron arrojo las llaves tras de sí mientras sus murmullos se perdían a según avanzaban sus pasos. ─ Que pesados, ¿no podían llamar en otro momento?
─ Byron...
Este me miro de soslayo.
─ Cállate.
Volviendo la mirada al frente, bufo ─ De acuerdo...
Luego de aquello, abandonamos la escuela y dejamos a un lado todo tema relacionado a la chica transferida.
─ Oh, señor... ─ Murmure luego de sentir que perdía la nariz después de aquel gran estornudo.
Una caja de servilletas se apareció ante mis ojos cuando levantaba el rostro en un intento por sorber mis mocos a su lugar de descenso.
─ Estos días ha habido muchos casos de congestión y gripe, procura no enfermarte niña. ─ aquella voz teñida por los años y visitudes de una gran trayectoria de vida, oferto un consejo amable ante mi situciasión.
Sonreí en repuesta al señor del bus recogiendo uno de los pañuelos que me ofreció con tanta amabilidad.
«Primer adulto cortes que me he topado en esta ciudad.» pensé sonándome la nariz.
─ No se preocupe, creo que es mas bien por que alguna persona esta hablando pestes de mí. ─ mi comentario causo gracia en el afroamericano señor.
─ Eres una niña muy divertida.
─ Y usted es un señor muy considerado, de esos que ya no se ven. ─ respondí, levantándome de mi asiento para bajar del bus.
─ Gracias por el alago, pequeña.
Sonreí al amable abuelo, y agité mi mano para despedirme. A lo cual este respondió quitándose la gorra, dejando al descubierto su cabello blanco.
─ Cuídate, pequeña.
Me reí ante el adjetivo, pues, hace hora y media despedí a cierta pitufina que si merecía ser llamada pequeña a comparación conmigo.
Luego de ver la partida de viejo pero funcional bus, me di la vuelta y comencé a caminar en busca del lugar designado.
─ Y ahora... ¿Dónde está el susodicho parque? ─ murmure para mí misma. ─ Sigamos caminando, quien no conoce pregunta y de allí vemos si llegamos a roma.
Uno pide y Dios dispone.
luego de dos cuadras y más de quince preguntas a los transeúntes que encontré en mi camino, incluida una abuela que parecía entender todo menos la palabra parque, pues dure mas de 10 minutos escucharla hablar sobre la mejor forma de alimentar a las palomas... llegue al parque.
Aunque mi humor estaba un tanto cercano al de un perro que fue obligado a ir a vacunarse, tuve que admitir que el lugar era bonito. No se compara con la naturalidad de un clima templado o soleado como mi isla y sus mediterráneos paisajes veraniegos... pero es algo aceptable.
Agitando levemente mi cabeza, reanude mi andar por el parque. Mis ojos se movían atentos a cualquier indicio de la persona a encontrar. Había muchas personas, sentadas en el pasto o en las bancas, paseando a sus mascotas o incluso recostadas de árboles mientras compartían una que otra charla. Contrario a otros lugares en los cuales muchas personas se aglomeran, este lugar se veía más tranquilo.
─ ¿Dónde estará el ser idiota designado como mi hermano? ─ me cuestione, para mi suerte la respuesta se mostró unos segundos después.
"El camino lo eliges tu"
Sonreí al leer aquellas palabras griegas gravadas en una linda motocicleta negra y la alegría fue mayor al ver a aquel chico de gran estatura recargado en el asiento, observándome con aquellos ojos grises iguales a los de nuestro padre. La sonrisa en sus labios se acento más al ver que lo había encontrado.
No sé cuándo empecé a ir en su dirección, pero sabía que mi emoción de verlo al fin tenía que ver con la velocidad en que mis pasos aumentaron su velocidad.
─ ¿Poios tha to fantazótan óti éna mikró téras tha megálone tóso grígora? ─ Aquellas palabras me hicieron frenar en el acto, arruinar el momento con burlas; típico de él.
Aun así, ambos somos dueños de los mismos genes. ─ Me ton ídio trópo anarotiémai, ¿ópos kápoios pou daneístike chrímata apó ti mikróteri aderfí tou, katélixe na échei mia motosikléta Harley Davidson VRSCDX Night Rod? ─ mis ojos dieron una breve mirada al hermoso vehículo de transporte de mi hermano.
─ ¿Qué puedo decir? Lo hermoso debe de estar con lo hermoso. ─ canturreo este, sacudiendo el polvo de su hombro con presunción.
Ante nosotros: El ego de toda una familia en una sola persona.
─ Vamos, dale un abrazo a este adonis forjado por los dioses. ─ insto, levantándose de la moto y abriendo los brazos hacia mí. ─ Mira que muchas pagarían monedas de oro por esta oportunidad.
Y el ego sigue subiendo.
Alzando una ceja hacia su propuesta, cruce mis brazos y regale mi mirada de: Ni muerta. Pero el muy traidor uso aquel truco fastidioso.
─ No te atrevas...─ amenace.
Solo que fue muy tarde. Los ojos de Anker comenzaron a llenarse de lagrimas y la punta de su nariz, como si de magia se tratase, adquirió un tono rojizo y encerado. Hasta la voz le tembló al igual que sus labios.
─ ¿Peque-queño monstruo?...
La exasperación y quejumbres no tardo en salir desde lo mas profundo de mi garganta cuando me interne en su amplio pecho, correspondiendo el abrazo.
─ Eres un maldito tramposo...─ murmure con disgusto.
Su risa triunfal no tardo en llegar, lo cual me hacia enojar aun más. ─ Siempre funciona.
¡Dios! No se vale. Sabe que soy muy susceptible a sus lágrimas. Debió ser actor en su otra vida el muy maldito.
─ Son cinco años sin inmunidad, no celebres tan pronto. ─ Masculle con fastidio propinándole una fuerte palmada en la espalda, aun así, me era imposible negar que la añoranza de aquel abrazo. Cinco años no es solo un número.
Su quejido ante el repentino ataque fue música para mis oídos. Pero sus siguientes palabras me dejaron con los pelos de punta. ─ Dos pueden jugar ese juego...
«Mierda» fue lo único que pensé cuando mis muslos fueron sujetados y mis pies abandonaron la firmeza del suelo.
─ ¡Anker, te lo advi...!─ mi grito fue ahogado cuando el entorno se volvió una mancha borrosa por las vueltas que el muy estúpido comenzó a dar conmigo a cuestas. Con un demo... el sabe que aquellas clases de vueltas me marean. Pero fue divertido por un instante, me hizo recordar años atrás cuando lo iba a ver al campamento. Esta era su típica bienvenida.
Involuntariamente, o es lo que yo quería creer, la risa no tardo en inundar mis cuerdas vocales. Como lo había extrañado.
─ ¡Ya basta! ─ Exclame, intentando detener la risa y reteniendo el mareo. ─ ¡Anker, te digo que pares con un demonio! ─Esta vez, la risa había abandonado mi rostro. El mareo se estaba apoderando de mi cabeza y eso empezaba a enojarme. También, las demás personas a nuestro al rededor eran las que comenzaban a disfrutar de nuestro espectáculo.
─ ¡Woa! Irémise teratáki! ─ clamo Anker, luego de sentir mi puño en sus costillas. Eso no detuvo su diversión, pero si sus incesantes vueltas. ─ Has ganado peso, ─ comento, manteniéndome sentada en sus brazos. ─ Eso me alegra.
─ Sabes que no dejo pasar una comida. ─ Profese con orgullo. ─ Este cuerpo no se mantiene a base de aire ¿sabes? ─ Proseguí, adoptando una pose arrogante.
─ Veo que sigues siendo la carnívora de siempre.
─ Y a mucha honra, ─ di por hecho con mirada de deleite. ─ ahora, has el favor de dejarme donde estaba.
Este adopto un rostro complaciente y cumplió con lo exigido. Solo que, tan pronto mis pies tocaron el suelo mi puño hizo una visita a la boca de su estómago.
─ Lo vuelves a hacer y el próxima irá a tu "cara de adonis forjada por los dioses".
Este respondió con un gesto de ok expresado a través de sus manos.
─ La hermosa y galante apariencia de mamá y la fuerza rabiosa de papá...─ logro articular después de unas cuantas respiraciones y escupitajos. ─ Una mescla monstruosa.
Al escuchar su comparación, las esquinas de mis labios hicieron un arco en descenso. Viendolo de soslayo, este ya se había reincorporado y seguía sonriente como siempre. Pero pude ver que sus ojos se empañaban levemente de tristeza. Pero como el suspiro en un cristal desaparecio sin dejar rastro.
─ No me parezco tanto a ella...
La caricia de su mano llego a mi cabello, el cual no dudo en alborotar a su antojo.
─ Eres su viva imagen. ─ confeso entre risas. ─ En fin, me alegra tenerte de este lado. Aunque sea por poco tiempo.
─ A mí también me da gusto verte, Anker.
Este abrió los ojos a mas no poder y comenzó a rebuscar en sus pantalones con desesperado afán. Acción que me dejo extrañada. Cuando vi que encontró lo que buscaba, su celular, realizo unas cuantas maniobras para luego acercarlo a mi rostro.
─ ¿Qué?
─ Repítelo, quiero dejarlo grabado como evidencia. ─ Sus ojos se mostraron expectantes al observarme, y yo solo quería propinarle otro puñetazo.
El celular fue retirado de mi rostro cuando este vio que comenzaba a sonreír hacia su persona.
─ Olvídalo, mejor lo guardo en mi materia gris.
─ Buena elección. ─ Felicite.
Luego de aquello, ambos nos recostamos en el asiento de la moto y comenzamos a hablar de mi viaje y el cómo me había ido desde que llegue.
Anker y yo, la mayor parte del tiempo, nos contábamos todo. Así que, la película de hoy no fue algo que omitiría. El solo disfruto mi relato, sabia que no me acusaría con nuestro padre. El y yo ya teníamos una bóveda de secretos que el viejo desconocía. Se sorprendió de que hiciera una amiga en mi primer día. Obviamente, le hice mención de su nombre y los sucesos que acongojaron el animo de la pitufina y este me escucho en silencio. En una ocasión pensé que no me estaba escuchando, pues su mirada estaba y no en mí. Pero su siguiente comentario burlesco me dio a entender que sí.
─ Una chica, amiga tuya... ¿Estas segura de que no amenazaste a la pobre chica para que almuerce contigo? ─ con una mirada de sospecha, pregunto.
─ Tengo muchas amigas. ─ respondí en defensa.
─ Las compañeras del club de cocina de la tía Andrea no cuentan. ─ replico, ─ Las mujeres del campamento tampoco. ─ prosiguió antes de que pudiera responder, causando que me mordiera la lengua.
─ Son mujeres muy agradables ¿Qué hay con que sean mis amigas? ─ Alegue, en pulcra defensa.
Anker solo me observo para luego reír en negativa, pero no prosiguió con el tema. Me estaba ahorrando la vergüenza y se lo agradezco.
─ Cambiando de tema, ¿Has pensado en hacer algo para no aburrirte luego de la escuela?
Aquello levanto mi curiosidad, conociéndolo bien, esa pregunta arrastraba una propuesta.
─ ¿Qué tienes para mí?
En su rostro se podía leer el mensaje de: eres perspicaz.
─ Bueno, como sabrás, estoy manejando un gimnasio de boxeo a nombre de papá. ─ comenzó a resaltar. ─ Pero, en estos momentos estoy necesitando de alguien que me ayude co-
─ No seré tu asistente, tampoco hare nada concerniente a estar sentada tras un escritorio. ─ me adelante a dejar en claro.
Este se llevo la mano al pecho para demostrarse ofendido. ─ ¿Esa es la imagen que tienes de mí? ─ cuestión en tono herido. ─ No te preocupes, tampoco quiero un pequeño monstruo con sangre dictatorial para ser mi asistente. ─ bufó, ─ Este trabajo es algo que se adapta a tus gustos. ─ expreso muy convencido. ─ Quero que seas una de las entrenadoras del gimnasio.
Fruncí el ceño ante su propuesta ─ ¿Qué ya no lo eres tú?
─ Sí, pero también soy el mánager y administrador. ─ enumero quejumbroso. ─ Necesito ayuda, ¿Qué tal? Si quieres, podemos ir y te presento a los que estarán a tu cargo así puedes-
─ Hey, no tan rápido amigo. ─ Frene su discurso, pues este ya estaba sacando las llaves para encender la moto. ─ ¿Cuándo acepte? ─ Pregunte cruzada e brazos, tanteando mi dedo anular derecho sobre mi brazo izquierdo y observándolo con seriedad.
─ No hagas eso, siento que papá me esta observando. ─ su petición fue acompañada de un leve temblor en sus hombros seguido de un rápido cascar de sus manos detrás de su cuello. ─ Haciendo mención de su persona, fue el quien sugirió integrarte al equipo. Al principio, yo me negué. Yo puedo brindar un entrenamiento menos doloroso para ellos. En cambio, tu...Digamos que tus métodos, no son muy lindos de este lado del mundo. ─ chasquee mi lengua ante aquella mención, yo era suave comparado con papá. ─ Aun así, ─ Prosiguió. ─ en este caso, es lo que el gimnasio necesita.
Su mirada de complicidad me daba la sensación de que me iba a arrepentir de mis siguientes palabras. Pero, aunque no lo admita. Es mejor que mantener una rutina de ida y vuelta de aquella prisión estudiantil durante todo un año.
─ Dudo que, en este lugar, un grupo de grandullones acepten de buena gana a una entrenadora de dieciocho años. ─ aunque no era un "esta bien" o "acepto", el comentario daba a entender mi acuerdo para con su propuesta.
Este no tardo en sonreír con satisfacción, a lo cual yo solo resople. ─ No te preocupes, te dejare convencerlos.
Eso me gusto.
─ Quieres decir que... ¿tengo luz verde? ─ indague con interés.
Este se levantó de la moto y yo igual hice lo mismo. Observe como retiraba el pedal de apoyo de la moto, tomaba lugar en su asciendo y procedía a encenderla.
─ Solo, procura no lesionar a nadie. ─ Me advirtió con diversión mientras se colocaba su casco y me pasaba otro de igual color.
Tomando el negro artefacto de protección procedí a tomar mi lugar tras de él. ─ Despeja tus preocupaciones, seré todo un amor con ellos.
─ Estoy empezando a arrepentirme. ─ comento entre risas, arrancando la moto y tomando carretera.
Yo solo tome agarre en su cintura y deje que el viento se llevara mis palabras. ─ Muy tarde...
Espero les halla gustado el capi tanto como a mi, y eso que yo lo escribí jajajaja
en fin el próximo capitulo sera mas emocionante ya me estoy mordiendo las uñas por lo que pasara.
Chicos y chicas, perdónenme por mi anterior mensaje en el pizarrón de mi perfil. Estoy pasando por varias crisis depresivas y de ansiedad. Tanto, que me congestionan el pensamiento y solo me la paso llorando o sintiendo ganas de llorar. Lo cual, no es nada lindo. Sobretodo para mi salud. Aquel mensaje fue un suspiro de desahogo para la frustración que siento por no poder crear lo que tanto ustedes como yo disfruto.
Les juro que estoy dando lo mejor de mi para estabilizarme, pero siempre me tranco. Hoy encontré el día para terminar este capitulo, porque ustedes y yo nos merecemos disfrutar de esta historias.
Pero nada, pa' lante como dicen en mi país. No puedo y no quiero dejarme vencer por un mal sentimiento, solo es dejar que el daño me consuma.
Y Yaiza, Acenet, Mishka, Inoa y demás personajes de mis historias no querrian eso de mi. Tampoco ustedes. Así que, seguiré en pie de lucha. Con Dios por delante, saldre de estos malos sentimientos.
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