Capítulo 8

- ¿D...d...de quién...e...es...eso? - pregunta Valentina asustada y tartamudeando.

- ¡Dios mío! No lo sé. He entrado en el cuarto de baño e iba somnoliento y cuando he encendido la luz... - empieza diciendo Álvaro - me he encontrado esto.

- No perdamos la calma, chicos - nos dice Toni.

- ¡Cómo puedes decir que no perdamos la calma! ¡No sabemos de quién es esta sangre! ¡Dios mío! - dice Álvaro gritando y moviendo las manos.

- ¿Dónde está Luis? - pregunta Elena.

Miro hacia todos. ¡Dios mío! ¿Dónde está?

- No...no puede ser... - dice Chloe.

- Vale, no perdamos la calma. Saldremos a buscarlo por las afueras haber si ha salido a dar una vuelta o algo - nos dice Pablo.

No aparto la mirada del espejo. Me resulta familiar esa frase. Claro. La frase del sueño. La que me decía la voz de la persona misteriosa. No puede ser.

- ¿Laura? ¿Laura? - escucho que me dice Toni tocándome el brazo y zarandeando mi cuerpo -. Vamos a salir por grupos para buscar a Luis.

- Va...vale - tartamudeo.

- Esto no puede estar pasando. No puede ser. No hemos hecho nada malo. ¿Cómo puede estar pasando esto? - dice Aitana con los ojos llorosos y sin entender que está pasando.

- Vamos a tranquilizarnos. Vamos a buscar a Luis que seguro que no ha pasado nada. Habrá salido a buscar algo o dar una vuelta. Lo traeremos de vuelta y no habrá pasado nada - nos dice Hugo.

- ¡¿Y cómo explicas la sangre, eh?! ¡¿Cómo la explicas?! - grita Valentina poniéndose cara a cara con Hugo y levantando las manos exasperada.

- ¡Ya basta! - grito furiosa y nerviosa y con ganas de llorar.

Todos me miran estupefactos. Yo no dejo de mirar el espejo. No miro a nadie.

- Vamos a salir ahí a fuera y vamos a buscar a Luis - digo muy bajito -. Cuando lo encontremos volveremos aquí. Yo de mientras limpiare esto para no asustarnos más - termino diciendo sin saber que va a pasar y con miedo en el cuerpo.

- Venga, chicos. Ya habéis escuchado. Vestíos y vamos a buscar a Luis - les dice Toni a todos los demás.

Me quedo yo sola en el cuarto de baño y me miro en los pequeños espacios libres que quedan en el espejo a causa de la frase. Tengo los ojos como platos y rojos, con ganas de llorar. Me agarro al lavabo, fuerte, tengo los nudillos blancos. Cae una lágrima por mi mejilla.

- ¿Quién eres? - pregunto a la nada.

Me limpio la cara y salgo al pasillo. Entro en mi habitación y me cambio, poniéndome una sudadera amarilla y unos vaqueros negros rotos. Bajo al salón y busco en la cocina los productos de limpieza que compré en el supermercado. Lleno de agua el cubo para poder limpiar el suelo y cojo un trapo para limpiar el espejo.

Veo como los demás salen por la puerta. El último en salir es Toni, que gira la cabeza para mirarme y me sonríe triste, la sonrisa no le llega a los ojos. No le devuelvo la sonrisa. Agachó la mirada y sigo con los mío antes de subir y empezar.

Ya está todo limpio y los chicos no han vuelto todavía. No sé qué hacer. Cojo el móvil y veo un mensaje.

Número desconocido
"No me conoces"

¿Cómo que no lo conozco? ¿Entonces para que me habla? ¿Cómo ha conseguido mi número si no me conoce? ¿Cómo sabe donde íbamos a ir para decirme que tuviéramos cuidado? Muchas preguntas se me forman en la cabeza y no tengo a quién soltarselas. Decido contestarle.

Yo
"¿Por qué tienes mi número?

No entendía nada. No entendía porqué Luis no estaba. No entendía porqué escuchaba esa voz a todas horas todos los días sin saber de quién se trataba. No entendía porqué tuve ese sueño tan extraño en el que aparecía esa voz y no había nadie en la cabaña. No entendía nada.

Se abre la puerta de entrada y yo estoy apoyada en la encimera de la cocina. Entran todos con cara de tristeza.

- ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Luis? - pregunto.

- No está. No lo hemos visto. No lo hemos encontrado. No contesta a las llamada. No sabemos que hacer. ¡No entiendo nada! - dice Chloe alterada.

Me acerco a abrazarla y cuando lo hago se hecha a llorar desconsolada. La llevo al sofá y nos sentamos todos alrededor de la mesa. Estoy abrazando a Chloe cuando me fijo que en la mesa está todavía el tablero de la ouija.

- ¡Dios mío! ¡No puede ser! - digo con los ojos abiertos al completo.

- ¿Qué pasa? - me pregunta Toni mirándome preocupado.

Todos me ven que estoy mirando la mesa y miran hacia allí. Ven lo mismo que yo.

- ¡Madre mía! - suelta un grito Chloe y se lleva las manos a la boca sorprendida.

- Está llena de sangre - dice Elena, abatida, con los hombros caídos.

- No puede ser. Esto no está pasando. ¡Esto no está pasando! ¡Dios mío! - grita Valentina.

- No... - dice Aitana.

Todos la miramos extrañados porque se ha parado. Se levanta y no aparta la mirada del tablero.

- No nos despedimos - nos dice asustada.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top