IVÁN

- ¿Pero estas tonto? - le digo a Toni enfurecido y sin elevar mucho la voz.

Estábamos subiendo las escaleras cuando Toni se ha dado un golpe con el pie en uno de los barrotes de la escalera.

- Lo siento - susurra -. No lo he visto y le he dado sin querer - explica.

- Espero que no haya escuchado gran cosa - pienso en voz alta para que sea verdad.

Seguimos nuestro camino hacia la habitación donde está Laura con Álvaro.

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- ¿Qué ha sido eso? - pregunta Álvaro girando la cabeza para mirar hacia la puerta detrás de él cerrada.

- Habrá sido un crujido de madera. Suele pasar mucho - susurro para intentar convencerlo.

- No ha sonado a crujido - gira la cabeza en mi dirección.

- Claro que sí. Habrá sido eso, no te preocupes - repongo.

- ¿Qué estás intentando hacer? - pregunta con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido.

- ¿Qué intento hacer de que? - respondo con otra pregunta -. Sólo intento decirte que puedes cambiar, Álvaro. Estás a tiempo. Sé que puedes hacerlo. Te conozco muy bien de casi toda la vida y sé que eres capaz de hacerlo, o por lo menos intentarlo. Por favor - ruego.

- ¿Por qué estás tan empeñada en que cambie? ¿Qué problema tienes en verme tal como soy? ¡Yo soy así! - grita.

- No - niego con la cabeza -. Tú no eres así. Yo te conozco y sé que no eres así. Estás así porque te he contado la verdadera realidad y la verdad del asunto de... - hago una pausa y me decido entre decirlo o no - tus padres - al final lo digo -. Pero sé que en realidad no eres así.

Lleva sus manos hacia el pelo y se lo acaricia nervioso y sin saber que hacer con toda esta situación. Creo que estoy consiguiendo que entre en razón. Por fin.

- Está bien. Está bien, está bien - cabecea afirmativamente y se me ilumina la cara y la mirada ante esas palabras.

- ¿Qué quieres decir con que está bien? - pregunto para cerciorarme de que lo que estoy escuchando sea real y que al final va a entrar en razón.

- Que voy a intentarlo. Yo no soy así, Laura. Ahora me comporto así porque quería echarte las culpas a ti de la muerte de mis padres. Me quedé sin nadie. Ellos eran mis únicos seres queridos en la tierra. En mi mundo solo existían ellos. Y ese trágico accidente me arrebato lo que más quería en el mundo. Me llené de rabia y de ira y no sabía cómo actuar ante eso - mira hacia el suelo y al final levanta la mirada y dirige sus ojos a los míos -. Lo siento. Lo siento mucho, Laura.

Quedo estupefacta ante las palabras de Álvaro, pero ya no tiene perdón por todo lo que ha hecho. Aún así intento que sea creíble.

- Lo sé - cabeceó afirmativamente hacia él y hacia las palabras que acaba de decir -. Te creo - una mentira en toda regla.

Miro hacia mi regazo y me niego a mirarlo a la cara para que pueda ver que estoy mintiendo porque sería en vano todo lo que he hecho. No serviría de nada que descubriera que todo a sido para entretenerlo.

- ¿Puedes desatarme? - pregunto con la boca chica.

Después de un momento de pensamiento y confusión en su cara, se acerca hacia a mí y me desata despacio las muñecas y a continuación los tobillos.

Todo ocurre tan rápido que no sé ni cómo ha podido pasar. Levanto mi pierna al vuelo y le doy una patada en sus partes. Car al suelo y el cuchillo que empuñaba en su mano se desliza por el suelo. Corro rápidamente hacia él y noto que algo me atrapa el tobillo y caigo al suelo con un estruendo y lanzando un grito. Estiró mi brazo para llegar a coger el cuchillo antes de que él lo haga primero. Un tirón en mi tobillo y estoy debajo de su cuerpo. Me agarra las muñecas tan fuerte con sus manos y las aprieta contra el suelo.

- Todo era una estrategia. ¡Todo era una maldita estrategia! ¡Mierda! - grita en mi cara -. ¡¿Cómo pude ser tan idiota?!.

- Por favor - sollozo e intento zafarme de sus garras.

Con su mano me da un bofetón y mi cara se gira hacia la izquierda rápidamente y siento la mejilla arder. Las lágrimas escapan de mis ojos y corren por mi cara sin control.

- ¡IVÁN!