Capítulo 20
IVÁN
Necesita mi ayuda. Seguro que le ha hecho algo. No permitiré que la toque o le haga algo malo.
Yo
"¿Estas bien?"
Laura
"No. No soporto todo esto. Necesito que me ayudes, por favor"
Tengo que ir a por ella. Tengo que ayudarla y rescatarla antes de que le haga algo malo.
Salgo del motel y me dirijo por el sendero hacia la cabaña.
-----------------------------------------------------------------
Sigo en esta habitación a oscuras. Se me cierran los ojos solos, tengo mucho sueño pero tengo miedo de quedarme dormida estando con él aquí y sin saber que puede llegar a hacerme.
Escucho gritos y quejas detrás de la puerta y a través de las paredes. Frunzo el ceño al no saber de quién viene esas palabras.
- ¡No sabes lo que estás haciendo! - escucho que gritan. Parece la voz de Chloe.
Escucho un golpe seco y todo se queda en silencio. Abro los ojos como platos y respiro rápidamente.
- ¡Chloe! ¡Chloe! - grito desesperada.
Se escapan las lágrimas de mis ojos y lloro desconsoladamente. Libero mi mano de la cuerda para poder coger el móvil. Busco el contacto de Iván y lo llamo desesperada.
- Venga, cógelo, por favor - digo en voz bajo y repito en repetidas veces. Al cuarto tono lo coge.
- ¿Laura? - escucho al otro lado del teléfono.
- Iván, por favor, tienes que venir, por favor te necesito. No puedo más - digo en voz baja intentando no elevar la voz demasiado para que no me escuche.
- Laura, voy de camino. Dime qué estás bien por favor - noto en su voz la desesperación.
Voy a contestarle cuando la puerta se abre de golpe y suelto un pequeño grito.
- ¡¿Qué te crees que eres?! - grita Álvaro enfurecido.
- Por favor - digo como última esperanza.
Álvaro me quita el móvil, lo estamos contra la pared y se acerca a mí. Me da una bofetada.
- ¿Qué te crees, Laura? Aquí se hace lo que YO diga - dice recalcando el yo para que me quede claro sus intenciones -. Vas a sufrir. Eso te lo garantizo.
Lloro desconsoladamente. Cierro los ojos fuertes. Quiero que todo esto sea un sueño. No puede ser real. Necesito a Iván.
- Déjanos ir, por favor. Haré todo lo que quieras pero no hagas todo esto. No tiene sentido - suplico -. Todo...todo esto no va hacer que vuelvan tus padres - le hago entender pero su rostro se enfurece demasiado.
- ¡Te dije que dijeras esas palabras! - grita.
- Pero es la verdad, Álvaro. No hagas esto. No te llevará a ninguna parte. Créeme. Haré todo lo que quieras que haga. Lo prometo - digo desesperada. Quería hacerle entender que esto no le lleva a ninguna parte.
- ¿En serio? - pregunta intrigado.
- De verdad. Lo prometo. Te lo prometo - digo con un atisbo de esperanza al ver su semblante cambiar a uno más suavizado.
- Está bien. Te soltaré - suelto un suspiro y miro hacia el suelo -. Matarás a uno de tus amigos - dice a continuación.
- ¿Qué? - levanto la vista y lo miro a los ojos obnubilada.
Me quedo helada con su orden.
- No puedo hacer eso. No me pidas que haga eso, por favor - lloro sin parar.
Iván, por favor, ven a ayudarme.
- Si que lo harás. Me has prometido que harás todo lo que yo te diga. Te digo que mates a uno de tus amigos - dice muy convencido -. Y lo harás.
Abatida, dejo caer mis brazos y cierro los ojos.
IVÁN
Llego a la cabaña. No quiero hacer ruido entrando por la puerta de entrada. Voy hacia las ventanas para mirar pero no hay nadie. En una de ellas que da la vista hacia el salón donde se ve un sofá, veo a alguien tirado en el suelo. Es una chica. "No puede ser Laura", pienso. En la fachada hay una escalera apoyada en la madera, decido cogerla y subir para mirar por las ventanas de la parte de arriba. Por una veo a Laura sentada en una silla, llorando desconsoladamente, atada mirando hacia arriba. No hay nadie más en la habitación con ella, así que toco la ventana con mis dedos para que mire hacia mí. Lo hace y sonríe esperanzada.
No se puede mover para abrirme la ventana desde dentro, así que tengo que apañarmelas yo solo para abrirla desde fuera. Cuando lo consigo, entro sigilosamente para que nadie me escuche.
- Iván - escucho que dice Laura a mi espalda con la voz quebrada.
Me giro y la veo desolada. Me acerco a ella y me agacho para quedar a su altura.
- Has venido - llora.
- Claro que he venido. No te iba a dejar - explico mientras consigo desatar sus tobillos.
- Un momento - me detiene su voz -. Puede entrar de un momento a otro y si me ve desatada...
- Tranquila, haremos todo esto juntos. No te va a pasar nada - llevo una de mis manos a su mejilla y se la acaricio.
Asiente con lágrimas en los ojos y sigue desatandome.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top