Capítulo 11
- ¿Qué hace ella aquí? - pregunto interesada y confundida.
- Hola - dice Sonia -. ¿Puedo pasar? - pregunta un poco cohibida.
Iván la deja pasar y yo sigo un poco confundida. De la historia que me estaban relatando no entendía nada. Lo único que tenía claro era que no paraban de decirme que no confiara en ninguno de mis amigos y que no conocía a nadie al 100%. Sonia confirmaba que también había sido amiga de esa persona que no me querían decir el nombre, preferían que estuviera atenta y con los ojos bien abiertos y que lo descubriera yo misma. Han dicho que descubrían cosas de esa persona y se quedaban muy impresionados porque no lo veían capaz de hacer eso.
- Laura, nosotros sabemos de lo que hablamos. Tienes que confiar en nosotros - me dice Iván.
- Queremos ayudarte y lo vamos hacer, pero de la persona que estamos hablando no te lo vamos a decir. Preferimos que lo descubras tú y que a partir de ahora estés con los ojos bien abiertos a todo y contra todos - dice Sonia.
- Esto es una locura - digo poniéndome de pie y caminado en círculos -. Es que no sé cómo puede pasar todo esto. No sé quién es esa persona de la que habláis y me parece muy fuerte y no me puedo creer que alguno de nosotros pueda haber hecho algo malo - digo nerviosa y sin poder creermelo.
- Queríamos que supieras nuestra historia. La que nosotros hemos vivido con esa persona. Ya te daremos los detalles más adelante pero es importante que estés alerta a todo - me dice Sonia.
No quiero ir a la cabaña. No quiero volver por lo que me han dicho y de saber que a lo mejor pueden pasar más cosas en estos días. Maldito sea el día en que decidimos venir aquí solos sin saber nada. Aunque no quería pero tenía que volver a la cabaña, sino sospecharían de algo.
- No quiero volver a la cabaña - digo mirando al suelo y tocándome las manos a cada minuto.
- Laura, mírame. Tienes que estar tranquila, no te va a pasar nada, puedes confiar en mí - se acerca Iván y me dice agarrándome las manos -. Tienes que volver a la cabaña para que no sospechen nada.
- Iván, Laura, yo me voy a ir. Tengo que hacer cosas y no puedo tardar mucho - nos dice Sonia. Se acerca a mí y me dice -. Si necesitas algo, le puedes pedir mi número a Iván. No te va a pasar nada con él.
Asiento y sonríe. Se gira y sale de la habitación, dejándonos solos a Iván y a mí.
- Tengo mucho miedo - digo casi llorando -. No quiero que les pase nada a mis amigos. Los quiero demasiado pero ya no sé si confiar o no en ellos.
- Mira, Laura. No puedes confiar en ellos porque no los conoces realmente. Ni a la persona que está involucrada en esto como todos los demás. Puedes estar segura, puedes confiar en mí cuando te digo que no te va a pasar nada - me dice sin soltarme las manos.
Pienso y le pregunto.
- ¿Cómo conseguiste mi número?
Sonríe y me suelta las manos para darse la vuelta y sentarse en el borde de la cama.
- El día que nos chocamos sin querer en el pasillo del instituto, yo te vi pero sin querer me choque y pues decidí pedirte disculpas. Me fui corriendo y no me giré ni siquiera a mirarte ni ver cómo estabas - comienza diciendo sin mirarme -. Al paso de los días me acordé de ese encuentro y me enteré de que eras amiga de esa persona y de otros más, te observaba con ese grupo de amigos y entre ellos esa persona, y decidí buscar tu número hasta que me lo dieron y pues te hablé para informarte, en cierta manera - acaba diciendo y me mira.
Le sonrió como puedo y me siento al lado suyo.
- Al principio me asusté porque no sabía porqué un número desconocido me hablaba y ni siquiera como consiguió mi teléfono. Decidí contestar y pues llegué a esto - le explico -. Cuando ese día me empujaste y me hablaste, esa voz se me metió en la cabeza y la escuchaba todos los días pero no lograba verte. No entendía porqué. En un sueño también apareciste pero eras oscuro y no llegaba a verte, solo oía tu voz al decirme la frase no te fíes. La famosa frase que me lleva hasta aquí - digo girandome para mirarlo. Él hace lo mismo y me sonríe.
- No tengas miedo. No te va a pasar nada. Puedes confiar en mí - dice sonriendo y agarrándome las manos otra vez.
Asiento y sonrió mirando nuestras manos entrelazadas. Subo la mirada y me encuentro con sus ojos oscuros mirándome fijamente y me pierdo en ellos.
- Cre...creo que me...voy a ir yendo - tartamudeo sin dejar de mirarlo.
Me levanto y me sacudo las manos en los pantalones. Estoy sudando.
- Si necesitas cualquier cosa, puedes llamarme o venir a verme. Voy a estar aquí un tiempo - me dice.
Asiento y le sonrio. Me despido y con cuidado me dirijo hacia la cabaña, pensando en todo lo que ha sucedido hoy. Y lo que está por llegar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top