65. Deseos del Universo
¿Tener esquizofrenia y llevar una vida normal es posible?
Una persona con esquizofrenia debe reconocer su enfermedad, conocerla y convivir con ella. Para ello, es fundamental intentar normalizar la situación y seguir tres normas básicas para poder llevar una vida lo más normal posible:
Acudir regularmente al psiquiatra especialista.
Tomar correctamente la medicación.
No tomar drogas que empeoren la enfermedad.
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Cuando el cielo y el infierno se ponen de acuerdo, lo que va a suceder, sucederá. Sin importar cuánto se intente eludir el destino.
Las personas deben someterse a los deseos del universo.
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Luke salió al aire libre, tropezando y jadeando. La puerta detrás de él se cerró con un fuerte estrépito, provocándole un estremecimiento que le hizo doler hasta los huesos. Un rápido vistazo al callejón donde se encontraba y se convenció de que estaba solo, por supuesto, no había cambiado nada desde la última vez que Percy lo había arrastrado hasta allí, hace solo unas horas, para reclamarle sobre las malditas fotos que había borrado de su celular.
Muy en el fondo, Luke sabía que sus acciones habían sido incorrectas, pero el dolor en su corazón había sido más feroz que su discernimiento. No quería aceptar lo que hace meses venía presintiendo y terminó diciéndole cosas hirientes a su mejor amigo, exigiéndole respuestas que en realidad no quería oír. Pero, aun cuando Percy había decidido no confesar, Luke conocía cada mínima fluctuación en la expresión de su mejor amigo, ninguna mentira podría pasar desapercibida delante de sus ojos.
—Percy... —lo había sujetado de sus hombros, con una fuerza de la que no era consciente. Se aferró mientras su voz adquiría un toque de desesperación con sus siguientes palabras—. ¿Sientes atracción por ese tipo?
Ni siquiera había hecho falta pronunciar ese maldito nombre, Percy ya sabía a quién se refería. Antes de que Percy apartara el rostro y se apresurara a huir, Luke ya había conseguido un vistazo de una franca mirada acorralada y algo culpable que, inmediatamente ocultó con una capa de indiferencia. La verdad no había sido revelada verbalmente, pero de todos modos, fue tan tangible que, Luke sintió que se asfixiaba con ella.
Ese maldito Thompson. Esa sucia escoria. Desde que apareció en sus vidas, la relación entre Luke y Percy no había hecho más que deteriorarse y llenarse de pequeños problemas que se acumularon hasta convertirse en la tragedia de hoy. En definitiva, todo había sido culpa suya. ¡La culpa era de él!
Luke se tambaleó adentrándose más en el callejón. A la izquierda, había un pequeño pasadizo, bloqueado por otro edificio sin ventanas, tan alto que la luz de la luna apenas y esclarecía el inhóspito lugar. Su hombro se apoyó contra la pared de ladrillos, su respiración empezó a salir en bocanadas erráticas. Sentía que iba a morir por el dolor en su corazón y su cabeza. Ya no quería recordar la mirada de asco y las palabras despectivas de Percy después de haber acumulado el coraje para finalmente besarlo, así que, en un arranque desesperado, Luke empezó a golpearse la cabeza, contra la pared, hasta que algo caliente y pegajoso se le metió en el ojo.
Luke solo quería estar solo para curar el dolor de su alma, ¿quién hubiera esperado que alguien lo seguiría hasta su escondite para perturbar su mente ya caótica?
Una risa irritante inundó los oídos de Luke, aguda y burlona. Aún con la frente pegada contra la pared, sus ojos se trasladaron rápidamente hacia la esbelta figura femenina que había aparecido. Tenía el cabello rubio rojizo y por la poca iluminación del lugar, las facciones de su rostro se veían borrosas y distorsionadas, dándole un aire siniestro.
—¡No puedo creer lo que he visto! —siguió riéndose la mujer, y prendió la linterna de su celular para ponerla directamente sobre la cara de Luke, quien, pestañeó y alzó una mano para protegerse—. ¡Ahora todo tiene sentido! ¡Oh Dios! ¡Por eso no estaba interesado en mí ese día en la cabaña, incluso cuando me desvestí delante de él! ¡Percy Jackson es un marica!
El cuerpo de Luke recibió un temblor ante aquellas palabras. Por un segundo, su mente se quedó lo suficientemente lúcida para reconocer que Abby Chensen era la que estaba delante de él, pero no lo suficiente para notar que ella también estaba algo borracha.
—¡Espera! Mm, ahora no estoy segura —llevó sus dedos hasta su barbilla en una pose pensativa, luego, lentamente, empezó a sonreír con malicia—. Es cierto, lo vi claramente empujándote y vomitando en el suelo después de que lo besaras —soltó una carcajada—, eso fue tan desastroso, ¡tan humillante! Luke, tú y yo deberíamos ser mejores amigos a partir de ahora, ¡a los dos nos ha hecho lo mismo ese maldito muerto de hambre!
—¡¿De qué demonios estás hablando?! —graznó Luke, sintiendo que sus manos temblaban.
—¡No te hagas! —Abby devolvió sin compasión—. Él te rechazó de la misma forma que me rechazó a mí. ¡Pobrecito! Tal como lo veo, tampoco tienes un lugar seguro en el corazón de Percy.
La visión de Luke se oscureció por los bordes. Pestañeó rápidamente para enfocarse. Pero de pronto, sombras extrañas parecían moverse en las esquinas, dirigiéndose hacia esa mujer, y transformando su sonrisa en algo sacado de una pesadilla.
—¡Qué sabes tú! ¡Por supuesto que estoy en el corazón de Percy! —luego rugió, con las pupilas tan dilatadas que casi se tragaron el celeste de sus ojos—. ¡SOY EL ÚNICO PARA ÉL!
—¡¡No me grites!! ¡¿Quién te crees que eres para gritarme, eh?! —reclamó Abby, enfadada, moviendo la mano con el celular, provocando que la luz chocara por todas partes y al mismo tiempo, hacía que la oscuridad fuera aún más profunda—. ¿Acaso estás ciego? ¿Eres imbécil? Hasta un perro es más importante que tú ahora mismo —chasqueó la lengua—. Contéstame algo, o realmente pensaré que venir a consolarte fue una pérdida de tiempo, ¿los rumores entre Percy y Dyl son ciertos?
La sangre se apresuró hasta acumularse en la cabeza de Luke, le pareció que estaba por estallar.
—¡BASTA!
Su grito podría haber destrozado el cielo, pero se perdió dentro de las paredes, absorbiendo todo el eco.
—¡¿POR QUÉ SIEMPRE TENGO QUE ESCUCHAR SU MALDITO NOMBRE EN TODOS LADOS?!
Los ojos de Luke se enrojecieron más, y un par de lágrimas surcaron sus mejillas velozmente.
—¡¿POR QUÉ PUTAS TIENE QUE ESTAR EN CADA MALDITA CONVERSACIÓN?!
—¡TE DIJE QUE NO ME GRITARAS! —devolvió Abby, agrandando los ojos con ferocidad. Parecía un demonio—. Sabes qué, no tiene sentido discutir contigo. Pensé que ambos podríamos unirnos para vengarnos, pero ya veo que eres un maldito loco.
"¡Eres un maldito loco!"
Escuchó la voz de su padre en ese momento, fuerte y nítida. Él también le gritaba que estaba loco, con esos mismos ojos llenos de repugnancia y odio. Y se repetía, una y otra vez. Luego, la discordante voz de su madre se mezcló con la de su padre, causando un barullo aún peor. Un montón de bocas, moviéndose y repitiendo las palabras, parecían brotar de los ladrillos que lo rodeaban.
—¡¿POR QUÉ ME LLAMAS LOCO?! NO, SOY, NINGÚN, LOCO.
—¡ESTÁS DEMENTE!
—¡NOOOO! —rugió Luke, y sus músculos empezaron a temblar.
Un atisbo de miedo cruzó por los ojos de Abby, quien instintivamente, dio un paso atrás y apagó la linterna de su celular.
—¡Eres un lunático, Castellan! No me sorprende que Percy te haya vomitado en los pies. ¡Imbécil!
Una mente enferma ya era difícil de controlar, sumándole sustancias tóxicas, ni aunque la mismísima madre de Luke hubiera aparecido delante de él, habría sido capaz de detenerlo. Después de todo, ella se había destruido por la misma enfermedad. Por lo que, una vez que comenzó, solo hubo un frenesí sangriento mientras gritaba: "NOO, NOO, NOO", y golpeaba la cabeza de Abby contra la pared, once veces, hasta que todo su cráneo se había vuelto algo blando como la papilla.
La sangre brotó y se derramó por todos lados, sus brazos ahora tenían marcas de uñas que Abby le había dejado tratando de escapar.
Después, lentamente, la conciencia de Luke regresó, y miró horrorizado el desastre bajo sus manos. Entonces rompió a llorar, y corrió lejos de la chica que acababa de matar, para acostarse con la espalda contra la pared y las piernas pegadas al pecho mientras susurraba: "No quería hacerlo, no quería hacerlo... fue su culpa, ella me provocó. Ella me hizo enojar. No quería hacerlo".
De esa manera, Dylan lo encontró, entonces, el ascenso, y la caída de la gloria, inició, justo allí.
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Nico dejó tirado a Percy en un sofá, de esos que los viejos ricos alquilaban para traer a sus chicas y divertirse detrás de las cortinas. El cubículo estaba decorado y ambientado para sentirse romántico y de ensueño, con los artículos necesarios al alcance de la mano, escondidos en pequeños recipientes de porcelana en forma de corazones. Fue difícil encontrar uno libre. El de al lado ya estaba ocupado por una mujer mayor, claramente adinerada, y un chico, visiblemente menor, con grandes esperanzas de conseguir unos premios a cambio de unas horas tortuosas, pero placenteras, para la señora.
Ahora mismo, sonidos húmedos y obscenos, apenas ahogados por la música provenían de allí. Nico no pudo evitar estremecerse del asco, y apresurarse a subirle el volumen al parlante de la música en la pared.
—¡Aquí estás! —Will apareció, y entró apartando la cortina con una mano. Estaba sonriente y con las mejillas un poco sonrojadas por bailar y beber, sus ojos brillaban algo violetas por la lámpara roja encendida en una esquina, provocando que su belleza subiera a otros mil niveles que dejó a Nico aturdido. Sus manos inmediatamente picaron por tocarlo—. Oh, ¿él se encuentra bien?
Por supuesto que la bondad de Will haría que fuera a ver primero, si el moribundo del sofá seguía respirando. Nico observó como su hermoso novio cruzaba el pequeño espacio, ignorándolo completa y tristemente, para acuclillarse enfrente de otro hombre, vil, apestoso, y pobre. Percy balbuceó entre sueños, su puño se lanzó en el aire como si hubiera oído los pensamientos maliciosos del italiano.
—No te preocupes por él, solo déjalo allí —dijo Nico, frunciendo un poco el ceño, descontento. ¡Pero Will se atrevió a seguir ignorándolo!
—Percy... Percy, ¿me escuchas? —Le preguntó Will, con una voz increíblemente dulce que le hizo doler un poco el corazón a Nico, por la indignación. (Estúpido Percy, ¿por qué siempre estaba inmiscuyéndose en sus oportunidades para toquetear a su novio?) Le envió una mirada agria a su primo, aunque éste estuviera ahogándose, ignorante, con su propia baba—. Vamos a llevarte a casa, ¿está bien? —miró finalmente a Nico, con una expresión de duda—, quizás es mejor que pase la noche en mi casa, para que su madre no lo regañe...
Antes de que Nico pudiera contestar, fue testigo de una de las peores atrocidades que ni siquiera su mente podría imaginar por el peligro de sufrir un zambombazo. ¡Veloz, como un tiburón a sus anchas!, ¡las inmorales manos de Percy rodearon el cuello de Will, y como si fuera poco, su pecosa y adorable mejilla, fue rápidamente frotada contra la de él! ¡Una y otra vez! Mientras murmuraba con voz empalagosa:
—¡Lindo! ¡Ah, muy suavecitooo...!
Con una brutal patada en su estómago (¡debía estar agradecido de que no fuera en sus bolas!), Nico logró apartar hábilmente al chicloso de su primo de la persona que solo él, ¡nadie más que él!, tenía el derecho de poner sus manos encima.
—¡Dios! ¡Nico! —Los ojos de Will se agrandaron por la sorpresa y la preocupación. Su voz se convirtió en una de regaño—. ¡¿Por qué siempre eres tan imprudente como violento?! ¡No puedes estar celoso de tu propio primo, míralo, está borracho! ¡Apenas y puede respirar por sí mismo!
—¿Seguro? —inquirió Nico alzando una ceja, al mismo tiempo que, lo alejaba lo más que podía de la figura ahora gimoteante de Percy—. ¿Cómo sabes que no está fingiendo para aprovecharse? No dejes que otros toquen lo que es mío, ¿entendido?
Will rodó los ojos, mostrándose irritado, pero había un brillo de satisfacción en ellos que lo delataba. He ahí la razón, del actuar sin límites de Nico di Angelo, ¿de quién más sería la culpa?, sino del propio Will, a quien en secreto, le encantaba aquella seductora posesividad que el italiano ejercía sobre él. Podría quejarse en voz alta siempre, pero su mirada oceánica siempre se volvería un par de tonalidades más intensa, instigando a Nico seguir con su mal comportamiento.
Las manos de Will juguetearon coquetamente con las solapas de la chaqueta negra de Nico, luego, esos delgados y estilizados dedos de músico se entrelazaron detrás de su cuello, terminando por enredarse con algunos mechones oscuros de su nuca.
—No seas cruel con él —musitó Will, dándole una expresión encantadora—. Acaba de pelearse con su mejor amigo y también está pasando por su "despertar", ¿sabes? Debe estar muy triste y asustado.
—¿Y? —dijo Nico, acercándose al cuello de Will—. ¿Por qué quieres consolarlo? Mejor consuélame a mí. Acabo de ver algo horrible, ¡estoy totalmente traumatizado!
—Deja de jugar —lo regañó Will, y entonces, se mordió su suculento y carnoso labio, y añadió—: ¿Sabes si ha resuelto las cosas con Luke?
—No seas un chismoso —devolvió Nico, a centímetros de su oreja, para seguidamente, besar la suavidad de su lóbulo. La acción provocó que Will se riera, y luego perdió el aliento, cuando una lengua maliciosa empezó a bajar por su cuello, besando y lamiendo su piel—. Solo concéntrate en mí. Nadie más vale la pena, Will. Mi Will.
Emocionado pero igual de nervioso, la mirada de Will revoloteó en dirección a Percy, quien ahora roncaba y se abrazaba así mismo, en posición fetal.
—¡Compórtate! Alguien puede entrar o Percy puede despertarse... —La boca de Will estaba llena de protestas, pero no detuvo los avances de Nico, y simplemente se dejó saborear como si fuese una paleta de piña muy dulce, y a la vez agrio, por el sudor que cubría su piel.
Nico no conocía ningún tipo de recato cuando se trataba de Will Solace, sin importar donde estuvieran, y si se hallaba al alcance de sus codiciosas manos, era noventa y cinco por ciento seguro que ya se habría lanzado sobre él, como un duende encontrándose con oro. Aquello no significaba que desobedecía los límites de Will, o que lo forzaba en tales situaciones, de hecho, ¡era justamente por la incapacidad de resistirse de Will que varias veces terminaban en este tipo de "problemas"! Y envalentonar sus avances.
Por ejemplo, en ese mismo momento, Will ladeó su cabeza para que Nico tuviera más acceso y pudiera seguir besando su cuello, mientras dejaba salir pequeños suspiros que sabía, harían perder aún más el minúsculo control al que el italiano se aferraba en forma de un hilo de lana finísimo. Divertido, Nico mordió su clavícula en forma de castigo, y luego lo empujó sobre un sofá libre, para subirse encima de él, con una rodilla en medio de sus piernas, y empezar a besar sus labios como si hubiera droga en el interior de esa cálida boca.
Él no era un idiota que dudaba ante las oportunidades.
Su lengua se enredó con la de Will, y la suavidad que sintió lo embriagó hasta el punto de que su cabeza parecía que estaba flotando entre nubes de placer. Con los ojos entrecerrados, Nico contempló maravillado la apariencia completamente erótica que Will lucía debajo de su cuerpo: mejillas sonrojadas, mirada vidriosa y labios rosados e hinchados. La iluminación roja sobre su piel y su pelo lo hacía parecer como un tipo de demonio seductor que estaba listo para succionar toda la energía vital de su cuerpo. Nico estaba más que encantado de proveérselo. Moriría feliz sirviéndole.
Como si le hubiera leído la mente, Will colocó sus dientes, justo sobre la vena palpitante de su cuello, cual vampiro, lo mordió con fuerza y luego lamió y chupó la piel marcada. Hecho esto, cuando Will se apartó un poco para admirar su obra, sus ojos brillaron con genuino orgullo.
Este acto, a Nico le pareció adorable, y a la vez, hizo que se sorprendiera de sí mismo otra vez. En el pasado, si alguno de sus amantes hiciera algo como esto, su reacción inmediata sería molestarse y alejarse, con toda la excitación yéndose al carajo. Sin embargo, con Will, se sentía complacido, feliz de que buscara formas de reclamarlo como suyo y que todos lo supieran. Esta vez, Nico no sentía ninguna repulsión por el hecho de pertenecer a alguien. En realidad, era muy gratificante.
Sus manos no se quedaron quietas. Se metieron debajo de la ropa de Will, para acariciar los músculos duros de su cintura y espalda. A la par, sus caderas se apretaron con las de él, provocando un jadeo en ambos, que hizo que sus bocas se separaran solo unos segundos para, luego regresar a seguir saboreando y lamiendo los labios del otro. Will tampoco era un amante sumiso y tímido, sus brazos hace rato ya habían rodeado la espalda de Nico y sus dedos se aferraban a veces a su chaqueta, y otras, a los mechones de su pelo, dejándolos aún más desordenados. Una de sus piernas acariciaba tiernamente la de Nico, un contraste notorio a como besaba, con mucho desenfreno.
Podrían haber seguido hasta el final, pero Will, a pesar de sus osadas acciones, aún no se había convertido en un completo pervertido.
—¡De verdad tenemos que irnos ya! —dijo Will, con la respiración agitada, al tiempo que empujaba a Nico hasta que ambos estuvieran sentados y a una distancia prudente. Distancia que Nico intentó volver a eliminar—. ¡Es tarde! Ayúdame, ¿sí? Son las dos de la mañana.
Las cejas de Nico se fruncieron con algo de confusión.
—¿No estarás planeando ir a clases hoy, o sí? —soltó una risotada cuando vio que Will no lo negaba—. ¿En serio?
—Algunos de nosotros deberíamos hacerlo. No es que quiera ir —se defendió Will, arrugando un poco el entrecejo—. Es solo que si todos faltamos, será sospechoso. Los profesores creerán que fue una broma, y nos castigarán a todos quitándonos puntos. Pero si alguno de nosotros va, podría abogar por el grupo.
—Mmm, eres tan altruista —canturreó Nico, entrecerrando los ojos con diversión.
—Si no funciona, al menos podremos salvarnos a nosotros mismos.
Nico abrió la boca, pero todo lo que salió fue otra risotada. Acto seguido, dejó un rápido y casto beso sobre los labios de Will. A sus espaldas, Percy murmuró algo inentendible y cambió de posición en el sofá.
—Deja que el idiota de Thompson y Castellan se encarguen del estúpido de mi primo, ¿está bien? —habló Nico—, tú y yo, podemos regresar a tu casa... o en la mía...
—Cecil y Lou dormirán en mi casa, y yo estaré con ellos —lo detuvo Will, sonriente—. No te hagas esperanzas.
—No puedes pedirle a un hombre que no sienta esperanzas, después de dormir con lingotes de oro todos los días —contestó Nico, muy seriamente.
Will rodó los ojos, por segunda vez delante de él. Seguidamente, tomó la mano de Nico y lo instó a levantarse del sofá.
—Vamos, ayúdame a encontrar a mis amigos —luego agregó, con un tono extrañado—. Sabes, no he visto que Cecil y Lou hayan bebido demasiado. Especialmente Lou, no es de las que se emborrachan fácilmente. No es de su gusto. Pero ambos, incluso Percy, que juraría que sólo se tomó un vaso de freeze, han perdido completamente sus sentidos. ¿No es un poco raro?, claramente le dije a Paolo que trajera bebidas con bajo alcohol, entonces, ¿cómo?
Nico no interrumpió la línea de pensamientos de Will, pero tampoco lo ayudó a averiguar la verdad. Por supuesto que no era para encubrir a Dylan. Simplemente no quería que Will se preocupara por algo inútil. Y tampoco era como si le importara mucho el resto de las personas. Mientras Will no estuviera contaminado de esas peligrosas sustancias, ni siquiera le preocupaba que su primo, a quien estaba abandonando sin piedad, muriera allí ahogado con su propio vómito.
Mentira, tampoco era tan insensible. Por eso, antes de marcharse con Will, Nico acomodó a Percy sobre su costado para que no se ahogara.
"¿Lo ven? Era un buen primo".
Nico empezó a caminar tranquilamente al lado de Will, quien miraba por todos lados y llamaba impaciente a sus amigos en voz alta. No obstante, su voz era consumida por la fuerte música de los parlantes. Desde la zona vip, Nico bajó la mirada, pero no el rostro, provocando que su aspecto luciera como el de un monarca desde el balcón de su castillo, observando con el mentón en alto, a los plebeyos de abajo, bailar o aparearse entre todos. Era difícil saberlo.
Encontró a su media hermana, que era definitivamente demasiado joven para bailar como lo estaba haciendo, al lado de un chico que lo superaba en años, en altura y complexión física. Ese chico era Frank. Ambos estaban cerca del escenario. Pero Nico no estaba preocupado por Hazel, de hecho, le envió una oración al pobre chino que se había encontrado con un monstruo como él pero versión femenina.
De pronto, Nico recordó que no había advertido a su media hermana sobre las bebidas con sorpresa... Su comportamiento empezó a cobrar sentido.
Nico se giró hacia Will para decirle que quizás deberían ir a salvar a Frank, pero entonces, su celular empezó a vibrar con una llamada.
—¿Por qué te está llamando? —preguntó Will cuando vio el nombre de Dylan T., aparecer en la pantalla. Pero no en forma acusatoria como un celoso irracional lo haría, sino con genuina curiosidad.
Nico sintió un mal presentimiento, pero trató de no revelarlo en su expresión. Dylan casi nunca le enviaba mensajes, y ni hablar de las llamadas, eran casi nulas. Si acaso lo hacía...
—¿Qué sucede? —contestó Nico en forma de saludo, en tono neutro, y los labios duros en una sola línea.
—Ven al callejón ahora, y ven solo —respondió Dylan, inusualmente serio—. No estoy jugando. Apresúrate.
Y colgó. Nico se quedó pensativo unos segundos, tanto que casi no escuchó la pregunta que le hizo Will:
—¿Ocurrió algo malo? —Se veía preocupado.
—No lo creo —rápidamente Nico lo calmó, jalándolo hacia su cuerpo, para que el borracho a sus espaldas no cayera sobre él. Por lo que el sujeto terminó rodando por las escaleras, e inconsciente en el piso. Nadie le dio una segunda mirada—. Debe de necesitar mi ayuda para contener a Castellan. O quizás se pelearon y lo dejó inconsciente, y ahora necesitamos arrastrar su cadáver junto con el de Percy.
Se rio, pero los bonitos ojos de Will se llenaron de preocupación.
—¿Debería ir contigo?
—No es necesario —sus manos empezaron a masajear sus hombros, quitando la rigidez de su cuerpo—. Es mejor si nos separamos. De este modo, podremos marcharnos más rápido. Hazme un favor, ¿puedes llevarte a mi hermana contigo? Definitivamente un embarazo adolescente no es lo que necesita en este momento.
—De acuerdo —los labios de Will se curvaron suavemente—. Llámame, o envíame un mensaje si me necesitas. Estaré atento, ¿sí?
—Sí —contestó Nico, y por un momento, se sintió reacio a separarse de Will, que lucía demasiado guapo, y podría significar un peligro en medio de tanta gente sin escrúpulos. Estaba frustrado. Consideró seriamente ignorar el pedido de Dylan, sin embargo, por alguna razón, su instinto le decía que fuera allí—. Recuerda, no dejes que otros toquen lo que es mío —susurró por último, y se acercó para depositar un dulce beso en su mejilla, tan poco propio de él.
Los ojos de Will se suavizaron por el cariño. Movió su rostro para capturar los labios de Nico y darle un rápido, pero profundo beso, lleno de sentimientos cálidos. Seguidamente, con el grito del gentío rodeándole, por las nuevas burbujas que salían del techo, Nico se alejó y caminó en dirección a la parte trasera de la discoteca. Donde sólo unas horas atrás, había disfrutado de un tonto espectáculo entre dos idiotas confundidos y desesperados, al lado de otro estúpido que ni siquiera sabía que era el catalizador.
Sin embargo, antes de poder alejarse más, alguien lo detuvo.
—Oye, ¿has visto a Thompson?
Nico se giró. De pie al lado del mostrador en el que iban y venían varios Barmen, se encontraba Mark. Nico no ocultó su desgana al identificarlo. Mark frunció el ceño, ofendido.
—¿Por qué crees que sé dónde está? —inquirió Nico, con leve ironía.
—Pues, últimamente no se despegan, ¿no? Desde que el idiota anda con Jackson, ambos deben haberse vuelto muy amiguitos.
—¡JÁ! —Se burló Nico, y soltó una risa verdadera—. Definitivamente es la cosa más loca que he oído hasta ahora. Mira, no sé dónde diablos está. Así que, ¿por qué no dejas de imaginar tonterías, y, mejor lo llamas? Tienes su número, ¿no? Utiliza el cerebro.
—¿Así como tú lo hiciste para perder todo tu dinero? —devolvió Mark, con la precisión de una víbora venenosa. Los músculos del rostro de Nico se entumecieron al instante, dándole una apariencia gélida, y terrorífica. Sin embargo, ya que Mark era un verdadero imbécil, ¿cómo podría haber advertido el peligro que corría?—. Lo sé todo, di Angelo. Mi padre me contó sobre la última reunión que tuvieron. Faltaba uno de los diamantes que tu padre tenía a su cuidado. Supongo que lo intercambiaste por mucho dinero, o quizás se lo regalaste a alguna perra como Arata.
>>Pero a cambio, lo perdiste todo. Es obvio, porque le pediste dinero a Drew, y tú jamás harías algo así. ¡Qué patético! Y eso qué habías estado trabajando tan bien, cumpliendo los trabajos sucios, eliminando las molestias que mi padre te ordenaba. Una lástima, me dijo que había estado empezando a valorarte, nadie mata mejor que tú, como si tuvieras hielo en las venas.
Después de una considerable cantidad de tiempo, Nico forzó unas palabras de su boca:
—Por supuesto, extrañaré tanto oír la voz de Minos dándome órdenes.
Mark sonrió triunfante, toda su cara exudaba arrogancia. Se necesitó hasta la última pizca de autocontrol, para que Nico no se lanzara allí mismo delante de la gente para matarlo. "Paciencia", se dijo, "paciencia, tendrás tu oportunidad".
—Dile a Dylan que se me acabaron los kilos de cocaína que siempre me da, y que necesito más —habló Mark, en tono mandón—. Dile que se apresure. Ya sabe cómo son los drogadictos. Si no consiguen su nueva dosis lo más pronto posible, empezarán a ponerse peligrosos con ganas de matar. Tenemos que evitar las situaciones difíciles.
—Quita tu farsa, a ti no te dan miedo los drogadictos, ni siquiera te importan. Solo temes que dejen de necesitarte, si dejas de proveer, automáticamente te conviertes en uno más del montón —dijo Nico, enviándole una mirada desdeñosa—. Entonces, asumo que aún no te has enterado sobre el castigo del hermano mayor de Dylan, ¿no? —Los ojos de Mark se agrandaron, y la sonrisa de Nico regresó—. Drew no te lo ha contado. Su padre lo castigó por vender metanfetaminas a sus espaldas, así que ahora estará a cargo de vender todas las dosis que le correspondían a sus hermanos, junto con las suyas. Así que, sí, por un mes, o quizás más, Dylan ya no podrá proveerte droga para tus amiguitos.
>>Ahora somos dos desempleados, eh, Mark. Tú y yo. Parece que tendremos que buscar otras formas de ganarnos la vida.
—Estás mintiendo —siseó Mark, lívido.
—Puedes ir a preguntarle a Drew o a Abby —Nico se encogió de hombros. Luego alzó una ceja con burla—. Desde que perdiste el favoritismo de Dylan frente a los demás, la gente ya había empezado a murmurar sobre ti. Y ahora encima has perdido tu calidad de generoso proveedor... —le dio una falsa mirada de lástima—. ¡Vaya, qué pena por ti!
El rostro de Mark se volvió tan oscuro como si la sangre en sus venas se hubiera podrido por la rabia. Satisfecho, Nico hizo el amago de marcharse, sin embargo, se le ocurrió algo:
—¡Ah! Gracias por cierto, por hacerme cambiar de opinión.
Dicho eso, abandonó a un perplejo y confundido Mark. Éste nunca sabría que, Nico, por algún desajuste mental, se le había ocurrido que podría haber colaborado con Mark en su nuevo "emprendimiento", el cual, pronto se llevaría a cabo. Simplemente, necesitaba la última pieza para completar el tablero de ajedrez. Y para conseguirlo, ya tenía un plan...
El plan se fue al carajo.
Nico contempló, absorto. El desastre de sangre y miembros flácidos que constituía Abby Chensen, tendida en el suelo con los ojos semi abiertos. Todavía tenía las mejillas húmedas de lágrimas y su boca se había quedado abierta. Se veía pálida y dura. Indudablemente muerta.
Dirigió su mirada a Luke, que tenía la mirada gacha, y sus manos y hombros temblaban como si tuviera parkinson. Estaba lleno de sangre. Luego miró a Dylan, y le alzó las cejas, en un gesto de asombro.
—Es destacable como siempre logras acabar en medio del caos, Thompson. Dime, ¿lo buscas o te lo encuentras?
Los pálidos labios de Dylan se apretaron con disgusto.
—No estoy de humor —dijo, y se acercó a él con dos zancadas. Su voz fue baja—: Ayúdame con el cuerpo. No hace falta que te diga que esto debe quedar entre nosotros, ¿verdad?
Nico le dio una sonrisa sarcástica, antes de responder:
—¿Por qué estás tan seguro de que voy a ayudarte?
—No hubiera recurrido a ti si tuviera elección. En este lugar, no se me ocurre a quién más podría preocuparle que la reputación del establecimiento de su novio, se fuera a la mierda, por culpa de un homicidio —contestó Dylan, y se acercó aún más—. Si no quieres ayudar, entonces vete. Pero no me quedará de otra que llamar a Will para que pueda decidir sobre qué hacer con esto. ¿Realmente vas a dejar que tu adorado sol se aflija? Bah, al final de cuentas, parece que él no te importa más de lo que te han importado tus anteriores chicos de cama.
Nico le sostuvo la mirada, con calma. La provocación era tan obvia que resultaba ridícula. Que Dylan no pudiera formular una mejor manipulación era algo realmente inimaginable, algo extraño, que solo evidenciaba lo nervioso que debía sentirse. La expresión de Dylan era severa, no había un solo temblor sobre sus labios, pero dentro de sus ojos marrones, podía ver un destello de miedo.
—Si tú haces eso, no me quedaría de otra que contarles a todos... —lanzó una mirada divertida hacia Luke, que parecía perdido, sin escucharlos. Aún así, por seguridad, bajó su voz—: Sobre eso que hiciste con las bebidas, ¿recuerdas?
El semblante de Dylan no cambió, pero se puso dos tonos más pálido de lo normal, casi tanto como la piel de Abby.
—¿Vas a ayudarme o no?, maldita ra... —Dylan selló sus labios, pero no le resultó difícil saber lo que había censurado.
Nico le sonrió, sintiéndose de muy buen humor.
—Es extraño que un hijo de puta como tú intente ayudar a alguien. Especialmente a Luke —comenzó con un deje de burla—. Supongo que debes sentirte tan culpable, ¿no? Si no se hubieran peleado por ti... Si no hubieras puesto eso en la bebida... Nada de esto habría pasado. Está escrito en toda tu cara.
—Sí, es mi culpa que sucediera, por eso necesito resolver esto para Luke, ¿contento? —soltó Dylan, enojado—. Además, Percy no puede enterarse. ¿No te importa cómo le dolería esto a tu primo?
—Creo que a ti te importa más, que él no se enteré de que tú, provocaste esto —Nico sonrió, con malicia—, porque eso haría que te odiara hasta la muerte, ¿lo sabes, no? Tú, que retorciste a su mejor amigo hasta este punto. ¿Lo puedes imaginar?
Finalmente, el semblante de Dylan se rompió un poco. Sus labios temblaron mientras pestañeaba varias veces con fuerza. Sus grandes ojos marrones, dejaron salir todo su miedo y vulnerabilidad en ese momento, al descuido de la malicia de Nico.
Lo que le tomó completamente por sorpresa. Casi se quedó boquiabierto.
Cuando él dijo lo de Percy, en realidad estaba jugando. No había creído que de verdad le afectaría tanto para derribar sus defensas casi perfectas. Al parecer, había subestimado el inesperado poder que Percy Jackson había conseguido sobre el tipo más insensible e hipócrita que resultaba ser Dylan Thompson.
En realidad le hizo sentirse un poco orgulloso de su primo.
Pero desapareció tan rápido como se vio, como si jamás hubiese ocurrido. Los ojos de Dylan se volvieron duros como el metal con sólo un pestañeo. Su rostro se endureció, y su voz se volvió mil veces más severa, haciendo difícil creer que hace solo unos segundos, había mostrado debilidad.
—¿Qué es lo que quieres? Habla rápido.
—Te ayudaré —respondió Nico, con dulzura—. Sobre lo que quiero a cambio... Podemos conversarlo después, cuando hayamos resuelto esto.
—¿Por qué siento que voy a querer matarme cuando lo oiga? —se mofó Dylan, y se despeinó el pelo con las dos manos—. Como sea, no tengo opción.
—No tienes opción —coincidió Nico, y sonrió mostrando los dientes, lo que resultó aterrador.
No había movido un solo dedo, y las cosas salieron a su favor, como si el cielo aprobara sus deseos. Como si el universo quisiera que sucediera a toda costa. Como si fuera el destino de Nico conseguir la gloria. Sin embargo, lo que Nico había olvidado era que la gloria solo podía conseguirse después de un fuerte sufrimiento. Si la gloria venía antes... ¿Qué clase de tribulación tan atroz vendría después para el reajuste de cuentas?
Aquello, solo el mismo universo encargado del destino podría saberlo.
HOLAAAAA. Ay, pasaron cosas. En fin, ¿qué tal el capítulo? ¿Les gustó? Qué les pareció la conversación entre Mark y Nico. O el de Nico con Dylan.
Prometo que el siguiente vendrá pronto, puesto que es uno que me emociona.
Quisiera contarles que, estuve enferma, y tuve problemas en el trabajo. Resulta que tengo ovarios poliquísticos. También Hipotiroidismo.
Y el trabajo es duro y es incierto. Quizás pierda mi empleo ahre. Jeje. Así de mal vamos.
Pero he encontrado tiempo para hacer esto que me hace feliz. Quiero que sepan con total seguridad, que no abandonaré mis historias. Si ven que me tardo, que sepan que solo estoy realmente muy ocupada y estresada pero mis deseos de escribir son inmensas así que apenas pueda hacerlo, lo haré, y les traigo un capítulo nuevo.
Recuerden dejar su voto y su comentario.
Me encanta este capítulo, no sé, hay algo en la oscuridad de este capítulo y el de Nico, que me emociona y me calienta jajajajaja
Gracias por estar aquí leyendo ♡ Tkm
Psd: ya me estoy medicando y voy mejorando. ♡ Tomó muchas medicinas hormonales y son una mierda. Pero son necesarias. Byeee
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