44. Irresistible como cocaína
Nico confirmó que no era bueno escuchando a viejos magnates.
También confirmó, aquel día en el cumpleaños número trece de la adorada hija del empresario Tanaka, que estos hombres influyentes eran muy graciosos siendo, cínicos. Típico. Al burlarse de la naturaleza superficial de las conversaciones femeninas. Cuando ellos parloteaban peor que su tía Demir luego de tomarse cuatro copas de vino. Que la economía, que los impuestos, que la política; que los socios que no dejan de arruinar la compañía. Para los oídos de Nico, era un:
Blah, blah, blah, blah.
Por eso él decidió huir cuando tuvo la oportunidad. A pesar de que su padre le dijo: "Es importante oír las conversaciones de adultos, porque forman el carácter de un hombre". Ni siquiera le costó escapar, Caronte simplemente le advirtió que no se alejara demasiado, cuando se negó a que él o Albert lo escoltaran. Por favor, estaba en el cumpleaños de una fresa, él no necesitaba niñera.
El sol empezaba a desaparecer en el horizonte, tiñendo todo de naranja, cuando Nico salió de la Quinta para caminar al borde de un extenso y oscuro lago; donde pequeños botes y motos acuáticas flotaban con quietud sobre sus tranquilas aguas. Al principio, Nico no tenía un rumbo fijo al cual ir, pero a medida que se alejaba, observó que a la distancia había una pequeña pero moderna cabaña, de la cual, vagamente se oía música salir de su interior, y sombras de personas se distinguían a través de las ventanas.
Nico llegó hasta la casa de madera luego de unos minutos, y pronto comprendió cuando ingresó, porqué no había encontrado a chicos de su edad junto con los adultos en la casa principal. Todos ellos habían tenido su misma idea, y huyeron hasta aquí para crear su propia fiesta: Con mucha bebida, cigarrillos, y poca inhibición. La cumpleañera de rasgos asiáticos también estaba aquí, y bailaba de forma muy sexual contra la entrepierna de un chico norteamericano, para alguien que acababa de cumplir trece años.
Nadie se fijó en él al comienzo, y Nico aprovechó para estudiar su entorno. Había alrededor de doce adolescentes desperdigados por todo el lugar, y mucho humo por todas partes que el aire acondicionado no podía echar. Un par de parejas bailando del mismo modo que Drew, otro grupo de ebrios jugando a apostar cerca de la cocina; y justo en el medio de la habitación, más chicos sentados sobre dos grandes y largos sofás, con una mesa rectangular del mismo tamaño en medio de ellos.
Nico no pensaba quedarse fisgoneando mucho rato ese lugar, estaba considerando ir apostar en la cocina, ganar algo de dinero por diversión; cuando de pronto, distinguió una cara conocida entre ellos que lo sorprendió. Sentada en el sofá, aún sin verlo, estaba Katie, su prima amargada, aspirando de una pipa de vidrio, y a su lado tenía a un chico rubio, esperando ansiosamente su turno para tener la pipa entre sus manos. Nico agachó la mirada y encontró que sobre la superficie de la mesa, había extrañas bolsas con polvo verde y papeles de colores.
Curioso, Nico miró los demás rostros detenidamente. Al segundo que identificó fue al primo de Drew, un chico asiático de un año menor que Nico, que si no se equivocaba, se llamaba Arata, y a quien Drew solía molestar tratándolo como su sirvienta. Arata estaba desparramado sobre el sofá con los ojos cerrados, tenía un cigarrillo sobre sus gruesos y rosados labios, y sus piernas estaban estiradas sobre la superficie de la mesa.
—Hola, Nico. ¿Perdiste a tu papi? —Dylan lo saludó, justo cuando sus ojos cayeron sobre los de él.
La música no estaba tan fuerte como parecía, o Dylan tenía poderes telepáticos, pero todos en la mesa lo oyeron al segundo que él anunció su presencia. El menor de los Thompson estaba completamente acostado sobre el sofá de la izquierda, y encima de su pecho, tenía a una chica de pelo rubio rojizo abrazándolo cariñosamente; Dylan también tenía un cigarrillo, el cual quitó de sus labios para dárselo a su amiga, quien lo recibió gustosa; luego se movió un poco, y colocó su barbilla sobre su mano para mirar mejor a Nico.
Katie dejó salir primero un largo humo que se aglomeró encima de su cabeza, luego le pasó la pipa a su amigo, y finalmente le devolvió una mirada impasible a Nico que decía: "¿Qué? Di algo, mariquita, y te mato". Nico volvió a mirar a Dylan.
— ¿Por qué sigues allí parado? — Este se mofó de él, mientras jugaba con los mechones en forma de tirabuzones de la chica— Ven aquí, y siéntate a compartir felicidad con nosotros.
—No hay lugar. — Respondió cortante.
Era mentira, había espacio junto a su prima, pero Nico prefería cortarse un dedo antes que sentarse a lado de ella. Dylan se dio cuenta de esto sin mucha ayuda, formó una sonrisa divertida, y luego empezó a incorporarse, obligando a la chica sobre él, a levantarse para que ambos se colocaran en una posición sentada. La chica empezó a protestar por ser desplazada bruscamente, Dylan le puso los ojos en blanco.
—Abby, muévete — Ordenó irritado. La susodicha le dio un mohín enojado, y Nico pensó que haría un escándalo, pero al final, obedeció. Entonces Dylan le dio palmaditas al espacio que había creado junto a él, y dijo—: Aquí, Nico. Ven.
Nico dudó un momento, pero después se acercó al sofá, y se sentó a lado de Dylan. Delante de él, Nico se encontró con la profunda mirada de Arata sobre su rostro, lo cual no le sorprendió, pues esto siempre ocurría, aún así, lo hizo sentirse algo cohibido. Arata le regaló una sonrisa como saludo, y luego su mirada empezó a bajar por su cuello. Nico apartó sus ojos, y miró a su prima volver a agarrar la pipa.
— ¿Desde cuándo fumas? —Nico la interrogó, pero ella fingió que no lo escuchaba mientras aspiraba— ¿Mi tía Demir lo sabe?
—No — le contestó entre dientes, mirándolo con desdén — Y mejor que cierres la boca. Además, mamá siempre dice que debemos adorar a todas las plantas. Es lo que hago, ¿no? Relájate.
—¡Sí, Nico, relájate, hermano! — corroboró el chico a su lado, y a Nico le dio repelús el imbécil por alguna razón, —Oye, Katie, ¡Nunca he visto a tu primo sonreír! ¿Por qué parece que nunca es feliz?
— ¿Será porque su mami está muerta? — Drew contestó.
Nico sintió su cuerpo ponerse rígido mientras observaba a Drew acercarse a ellos, y Katie fingía indiferencia. Estaba sudada, su vestido se veía muy arrugado, y estaba plana de pechos y cola. Con una sonrisa sarnosa sobre sus labios, Drew se tiró para sentarse a lado de Katie, y le arrebató sin permiso la pipa de sus manos para darle ella una calada honda. Su chico yanqui, manos largas, se sentó sobre sus piernas y rodeó sus hombros con un brazo; luego le habló a Nico como si ellos fueran amigos.
—¿Cómo murió? — alzó una ceja despectiva, cuando Nico ni siquiera lo miró— ¿Es cierto que su muerte te quitó las ganas de sonreír?
—No creo que sea por eso.— Abby respondió, como sintiéndose con el derecho de hacerlo por Nico, luego colocó sus piernas encima de los muslos de Dylan, sin importar que su falda mostrara la mitad de su nalga— La mamá de Dylan también murió, y él nunca se vio triste o afectado por ello. Y encima, su muerte fue del tipo feo. Super feo.
—¿Acaso hay una forma bonita de morir? — Katie se burló de ella, Drew también se rió, y distraídamente, empezó a acariciar la pierna de su yanqui, acercándose mucho a su entrepierna.
—O sea, obvio — Abby les sonrió con soberbia —Por ejemplo, yo, moriré de forma super tranquila e indolora en el hospital, mediante una gran dosis de morfina. Alrededor de los cincuenta, o cuarenta años. No quiero verme vieja, o con un hoyo en el cráneo, así que, lo decidiré con el tiempo.
En respuesta, Katie empezó a hablarle sobre lo poco ético o moral que aquella decisión consistía. Abby, le contestaba diciendo que las personas con dinero podían darse el lujo de burlar la ética, e incluso la de Dios.
— ¿Son tan insolentes, a que sí? — el susurro de Dylan llegó solo para los oídos de Nico, quien lo miró por el rabillo de su ojo— Pero las personas se aburren de molestarte, cuando notan que no logran hacerte tan miserable como ellos. Por eso, hay que despistarlos siempre con una bonita sonrisa.
Nico le frunció un poco el ceño, y no dudó en pensar de él como un raro. Fue el chico rubio, con ojos rojos, el que habló ahora de forma arrastrada:
—Hey Dylan, ¿es cierto que cuando tu mamá se mató, los sesos de su cerebro explotaron sobre tu cara?
—¡Sí, eso ocurrió! — Dylan le sonrió angelicalmente—. También ensuciaron las paredes, ¿quieres ver? Finch le sacó fotos y siempre me las muestra cuando quiere molestarme. Si se lo pides, estoy seguro de que te los enseñará.
—¿Dónde está tu hermano? — El rubio preguntó emocionado.
— ¡Teniendo más suerte que tú, Mark! ¡Follando en algun lado!
La conversación sobre las madres muertas acabó allí, y Nico podría haber tolerado estar un rato más entre ellos, para reírse en silencio de sus demás estupideces; no obstante, Drew Tanaka decidió en ese instante, que era un buen momento y lugar para empezar a besarse fogosa y ruidosamente con su yanqui. De igual modo, Nico pensó que podría ignorarlos, (porque vamos, había visto peores cosas en Internet) pero entonces, los movimientos pélvicos comenzaron; con tanto entusiasmo, que incluso forzaron a Katie y al rubio cederles el sofá y sentarse ellos en el suelo.
En seguida la espalda de Drew cayó sobre los almohadones, con su novio o lo que sea encima de ella, para hacerlo, prácticamente, delante de ellos. Nico se sintió extremadamente incómodo, su expresión de asco no podría ocultarla del todo, y para el colmo, Abby había iniciado también, a hacer cosas raras en el cuello de Dylan con su boca. Esa era su señal para largarse.
Nico miró hacia la cocina, y entonces, Arata se puso de pie. Caminó hacia él. Sus miradas se entrelazaron mientras se sentaba sobre el apoyabrazos del sofá que estaba a su lado, y luego los ojos de Nico fueron atraídos por el elegante movimiento de su mano, quitando el cigarrillo de sus labios. Con ojos coquetos, Arata expulsó un largo humo delante de su rostro, el cual poseía un extraño olor penetrante y agridulce.
—Hola, Nico — Arata le regaló una sonrisa encantadora —¿Quieres probar algo nuevo?
Arata no esperó su respuesta, inmediatamente colocó su mano cerrada delante de su rostro, y abrió sus dedos lentamente. Sobre la palma de su mano, Nico vio un cigarrillo como de aspecto casero recién hecho, y en su interior parecía haber polvo verde, con algo blanco mezclado, de forma casi imperceptible. Él había visto películas, una idea se formó en su cabeza de lo que podría ser. Y de pronto, sus ojos fueron inconscientemente sobre los objetos de la mesa, se fijó en el líquido de la pipa, y luego sobre el rostro desconectado de su prima y el de los demás.
Y entonces Nico lo comprendió.
No eran simples cigarrillos lo que estaban fumando, eran porros.
—¿Qué es eso? — aún así preguntó.
—Lo llaman, Angelito, algo así como tu apellido — Arata respondió alegre—. Así que confío que podría gustarte.
Nico no estaba seguro de eso. Pero Arata era guapo y él un adolescente estúpido. Así que no lo detuvo cuando colocó gentilmente el porro sobre sus labios, y tampoco se alejó cuando Arata juntó los extremos de sus cigarrillos para encenderlo con el suyo, sin apartar su mirada de la de él.
—Ahora, espera unos minutos.
A Nico le gustaba la habitación de Will, porque había un montón de objetos, que podrían hablarle más sobre él. Lo hacía sentirse como un detective buscando pistas, que crearía un marco de personalidad más, intrínseco, de su sospechoso. Secretamente, Nico no entendía porque se interesaba en conocer más a fondo a la persona con quien solo se acostaba, luego se respondía así mismo diciendo que Will era tan abrumadoramente distinto a cualquier hombre que había conocido, que sería imposible para alguien no interesarse en él.
Will era espeluznantemente peculiar en su especie, había tanto que aprender, y Nico estaba interesado hasta por el color de sus calcetines preferidos. Hasta ahora, Nico había obtenido grandes avances, por ejemplo, en su lenta recorrida alrededor del cuarto de Will, había descubierto que el rubio tenía una rara afición con coleccionar diferentes tipos de hojas, muy bien conservadas, dentro de un álbum.
Luego, caminando hacia el escritorio, encontró que Will se dejaba así mismo notas recordatorias, algunas con mensajes bastante agresivas como: "RECUÉRDATE, TONTO, EN SACAR LA BASURA LOS MARTES Y JUEVES", pegadas contra una lámpara de lava de color amarillo mediante cinta adhesiva. También descubrió, que tenía demasiados libros sobre medicina, los cuales, Will le dijo, pertenecieron a su padre y que al acabar la universidad, fueron a parar en los dominios de su hijo.
—¿Por qué? — Nico preguntó, deslizando sus dedos por las tapas de los libros, mientras seguía con su recorrido.
—Pienso estudiar medicina cuando acabe el Instituto — Will respondió, su voz llegando suave hasta Nico—. Entonces mi padre me aconsejó, que empezara a leer desde ahora para que luego no me costara tanto como al resto. Así que, eso hago... Y a veces también los leo para quedarme dormido, porque admito que algunos son muy aburridos.
No lo ponía en duda; Microbiología Médica de Murray, Cliniguia, Harrison Principios de Medicina Interna, etc, etc. Nico sintió dolor de cabeza con solo leer los títulos, pero podía imaginarse a Will leyéndolos rigurosamente cada noche antes de dormir, como la persona única y excepcional en su especie que era. Sí Will llegase a convertirse en médico, y él alguna vez tuviera que someterse a una operación riesgosa, Nico acudiría a él sin lugar a dudas, porque sabría de su empeño.
—Doctor, sí — Nico dijo, moviéndose hasta una cómoda que tenía un espejo de medio cuerpo contra la pared. — Recuerdo que se lo mencionaste a mi tía Demir, cuando fue a consultar, y luego a ella volviéndose loca para que te casaras con su hija — sus miradas se enlazaron a través del espejo—. La invitación no tiene fecha de caducidad, ¿sabes?
El reflejo de Will se limitó a responderle con una sonrisa apenada, y luego agachó la mirada para fingir observar algo en la pantalla de la laptop, que descansaba sobre sus muslos. El rubio se encontraba tranquilamente sentado sobre un puff a lado de su cama, tenía la camiseta arrugada y los pies descalzos sobre unas pantuflas en forma de vaca. Nico lo observó fijamente por unos segundos, y después regresó a lo suyo.
Sobre la superficie de la cómoda, Nico observó figurillas de Link, y Mario Bros en una esquina, y en la otra, un montón de medallas de primer lugar por tiro al blanco. "Impresionante"— pensó Nico, y luego sus dedos estaban recogiendo el frasco de una colonia Calvin Klein, para llevárselo hasta sus fosas nasales. Inhaló. Al instante, Nico reconoció el aroma, junto con una sensación de dejavu poderosa, pues este había sido el mismo que Nico había percibido en Will, la segunda vez que se besaron, en aquel día, en aquel callejón detrás de la discoteca.
El recuerdo provocó una sonrisa involuntaria en Nico. Pues de esos primerizos besos hasta los de hoy, mucho habían avanzado los dos. Nico alzó la mirada, y encontró fotografías pegadas alrededor del marco del espejo. En todas ellas, Will salía en compañía de sus dos únicos amigos: el stronzo Cecil, y la chica Lou. Los miró uno a uno, y luego sus ojos se detuvieron en un recuerdo específico, donde un Will y Cecil de siete años, estaban disfrazados de vampiros y mostraban los colmillos a la cámara.
Era verdad. Nico alzó un dedo, y dio un golpecito a la fotografía sobre la cara infante de Cecil. Ambos eran amigos desde demasiado tiempo.
— Por cierto, Nico... —Will empezó con evidente nerviosismo — ¿Cecil te dijo algo cuando se quedaron solos hace rato?
Nico contuvo una sonrisa, su ser cizañero y diabólico despertó en su interior, y le exigió ser algo cruel con Will para vengarse. Aunque eso no tenía nada de lógica. Nico habló:
— ¿Tú qué crees que podría haberme dicho?
—No lo sé, alguna cosa estúpida, de eso estoy seguro. — Will contestó, poniéndole mala cara a Nico, por haber sido respondido con otra pregunta confusa. — Dime la verdad, sin evasivas. ¿O acaso morirás súbitamente, si eres honesto conmigo por más de cinco minutos?
Nico soltó una carcajada seca, el sonido de su risa, sorprendiéndolo brevemente por la fluidez en la que había salido. Luego recordó, que siempre había sido muy fácil reír cuando estaba con Will. Es decir, todo era más fácil cuando estaba con él.
Pero daba igual, Nico zarandeó su cabeza para apartar el pensamiento extraño, y acto seguido, se dio la vuelta para mirar a Will, frente a frente, mientras se apoyaba, colocando las palmas de sus manos contra la superficie de la cómoda detrás de él. Separados por varios metros de distancia, sus miradas volvieron a encontrarse y la lejanía se volvió obsoleta. Entonces, Nico jugó con el silencio de expectación unos segundos más.
—¿Y bien? — Will insistió.
—Él me contó, —habló serio— que ustedes dos ya habían estado saliendo románticamente, mucho antes de que yo apareciera; y que eso me convertía en solo un vil cuerno desechable. Oh, y todas las noches que no estabas conmigo, tenías sexo desenfrenado con él.
Se sentó recto. La boca de Will se abrió exageradamente grande, y luego empezó a pestañear de forma frenética mientras trataba de articular algunas palabras, al final con gran indignación, exclamó:
—Esa rata, embustera y traidora, ¡¿ESO DIJO DE NOSOTROS?!
—No. — Nico contestó tan directo, que dejó a Will descolocado por unos segundos, en los que solo se lo quedó mirando con confusión extrema— Solo te estaba probando.
Todo el cuerpo de Will, perdió su rigidez al instante, como un títere sin hilos, su cabeza cayó hacia atrás y se quedó mirando el techo con faz conmocionada. Un pequeño "Ah" salió de sus labios unos segundos después, y luego cerró sus ojos, dejando salir a la vez, un largo suspiro que denotaba cansancio. Will no volvió a hablar por varios minutos después. Y Nico, muy satisfecho de sí mismo, concedió a Will unos segundos de tiempo para que pudiera recuperarse de su experimento, en tanto; él volvía a voltearse para investigar de nuevo, los objetos que había sobre la superficie de la cómoda:
Un peine, más colonia, una tijera, antiguos boletos para ir al cine, y entonces, Nico encontró algo realmente interesante: Dardos.
Los recogió inmediatamente. Eran tres, y la diana del tiro al blanco lo buscó, encontrándolo rápidamente, pegado a la pared a pocos centímetros a lado del espejo. De pronto, Nico sintió una vieja y abrumadora emoción infantil atacarlo. Ansiaba ver a Will atinar los dardos en el centro ahora mismo, y no quería escuchar un "Ahora no" como respuesta. Retrocedió con zancadas, y luego se dirigió a él. Will aún tenía los ojos cerrados, así que no fue testigo del repentino entusiasmo de Nico, creando una pequeña sonrisa en su rostro.
—Olvida lo que dije hace rato, ¿quieres? — Will susurró con tono agotado, cuando sintió a Nico sentarse en la orilla de la cama para estar cerca de él—. En realidad, jamás podría saber cuando mientes y me dices la verdad.
—No le des muchas vueltas a ello — Nico le contestó, admirando el perfil de Will en secreto —Lo único que debe importante, es saber que no soy bueno fingiendo orgasmos. Así que, cada sonido, gruñido, y gemido, que sale cuando estoy contigo, es totalmente legítimo. ¿Qué te parece ese tipo de honestidad?, ¿es suficiente para ti?
Will abrió los ojos de súbito, y se lo quedó mirando, mudo ante la declaración. Advirtió que lo había tomado completamente por sorpresa, y ahora no sabía cómo proceder, y Nico siendo franco consigo, tampoco lo sabía. De forma tardía, Nico se dio cuenta del peso de sus palabras, y se preguntó de dónde carajos habían brotado aquellas inesperadas palabras sinceras, y al no poder responderse así mismo de inmediato, empezó a sentirse incómodo.
Will empezó a hablar:
—Eso fue...
—Ten— Nico se apresuró a cambiar de tema, ignorando el ligero temblor de su voz—. Encontré estos —Will observó los dardos que Nico dejó caer sobre su regazo—. Obtendrás un beso por cada tiro al blanco que aciertes. ¿Te parece un buen trato?
Will colocó su celeste mirada sobre los labios de Nico, a continuación, formó una lenta sonrisa maliciosa. Contestó:
— ¿Para qué? No necesito de un reto barato, para conseguir besos tuyos, di Angelo.
Nico se quedó con la boca abierta. No fue tan rápido esta vez para poder controlar su reacción, pero logró alejarse y alzarle una ceja a Will, casi de inmediato. Decir que su atrevimiento lo había sorprendido era quedarse corto, Nico hasta se quedó en blanco, mientras seguía observando los intensos ojos azules de Will, devolverle la mirada con picardía, mientras el silencio reinaba la habitación. ¿Desde cuándo, este cabeza de espagueti, se tomaba tantas libertades con él?
Oh, cierto, que había subido su ego, hace solo unos segundos con un repentino arrebato de sinceridad de su parte. Will debía estar sintiéndose como en las nubes ahora mismo, y por un lado (que no se permitía reconocer) a Nico le fascinaba esta nueva actitud, y quería aumentar aún más su orgullo; pero, la parte más egoísta en su interior, le reclamó por dejar que esto ocurriera. Nico había provocado esto por descuidado, y ahora Will se sentía como si tuviera algún poder sobre él.
Lo cual, no era, para nada el caso.
—¿Desde cuándo eres tan osado con las palabras? —Nico interrogó, mitad divertido, mitad irritado.
—Yo debería hacerte esa pregunta— Will devolvió, y entonces, lo que Nico temía—: Lo que dijiste hace rato...
Su oración quedó incompleta en el aire. Y Nico sintió algo extraño en el estómago automáticamente. No era desagradable, pero tampoco del todo cómodo, simplemente, era parecido a tener gusanos moviéndose en sus intestinos. La guerra de miradas continuaba, se estudiaban fijamente, esperando a ver quién cedía primero, ante la presión ocular del otro. Ninguno de los dos se hizo para atrás. Ni siquiera Will, quien solo hace un mes, estaba sonrojándose locamente y agachando la mirada cuando tenía los orbes negros de Nico sobre él. Ahora Will lo enfrentaba sin pestañear.
Sí. Definitivamente, Will se estaba tomando demasiadas libertades con él, y demasiado rápido. Tal vez venir hasta su casa fue un error, le había metido ideas equivocadas en su cabeza. Pero este no era resultado de un único error, ¿a que sí? Nico hizo cuentas: Buscarlo, perseguirlo, besarlo, charlar a solas, luego hablar con él por teléfono, casi cada noche. Hablando sobre música, sobre chismes, o sólo sobre cualquier estúpida excusa para seguir oyendo su voz. Sabía lo que parecía. Entonces, Nico empezó a sentirse realmente raro, se relamió los labios, y se preparó para hablar, aunque no tenía idea sobre lo que iba a decir a continuación. Tal vez algo parecido a: "Detente un segundo".
Entonces, Will lo sacó de su apuro.
—Un beso por cada blanco, ¿cierto?, eso dijiste — él finalmente "completó" su oración— De acuerdo, será fácil — agregó, para después regalarle una sonrisa confiada.
¿Eso era lo que quería decirle? No. Nico tenía el extraño presentimiento, de que no era lo que él había querido confesarle, sin embargo, él no estaba dispuesto a ahondar más en aquel terreno peligroso. Su fingida indiferencia, era en realidad un gran alivio. Hizo que el peso sobre su pecho desapareciera como humo sobre ventilador, y su estómago volviera un poco a la normalidad. Por último, Nico dejó salir un suspiro imperceptible, y después se distrajo así mismo, volviendo a colocar su atención a su compañero de a lado.
Sin molestarse en ponerse de pie para tirar los dardos, Will permaneció sentado, holgazán y sereno, sobre su trasero en el puff. El único movimiento que efectuó, fue el de alzar su mano por encima de su cabeza, mientras entrecerraba ligeramente los ojos a través de sus anteojos. Él calibró la distancia. Entonces, hizo un conocido movimiento de muñeca, después apuntó, y cuando estaba por tirar el dardo, Nico lo detuvo velozmente.
—¡Espera! — colocó su mano justo a tiempo sobre la de él, y Will viró su rostro sorprendido hacia Nico. El azabache le sonrió antes de aclararse—: Lo siento. Se me acaba de ocurrir algo. A la cuenta de tres, y luego lo lanzas, ¿qué dices?
Will puso cara de desconfianza al instante, de forma tan automática, que casi provocó otra risotada en Nico; porque Will finalmente estaba aprendiendo la primera regla para sobrevivir con él: No confiar en Nico.
—Porque no— concedió, al final, con un encogimiento de hombros—. ¿Algo más, señor di Angelo?
Nico le dio una sonrisa misteriosa, y no dio ninguna otra respuesta verbal. Lo que hizo fue ponerse de pie inmediatamente, y luego empezar a eliminar la distancia entre ambos con la mirada de Will siguiéndole fijamente el paso. El italiano llegó a pararse a lado de su yanqui favorito, y entonces, dejó caer una mano sobre su hombro, mientras adornaba sus labios con una sonrisa maliciosa.
Un impulso de agacharse y apoderarse de labios de Will embargó a Nico, pero se controló adecuadamente, y solo desvió su anhelo por una causa mayor.
El rostro de Will era expectante, y Nico le dio golpecitos a su hombro, a medida que volvía a caminar, para esta vez, tranquilamente colocarse detrás de él. Ahora, Nico estaba fuera del campo de visión de Will, por lo que no pudo ver cuando Nico empezó a descender y a colocarse de rodillas a sus espaldas, mientras la emoción de lo que planeaba, actuaba en Nico como cocaína. La diana estaba delante de ellos, preparada.
—¿Qué es lo que pretendes? — Will inquirió, poniéndose nervioso, cuando sintió el mentón de Nico; cayendo sobre el hueco de su hombro para permanecer allí, como si nada.
—Nada, —sonrió, apoyando sus manos sobre sus hombros — tú solo finge como que no existo.
—Será algo difícil con tu respiración chocando contra mi cuello, ¿sabes?
—¿En serio? ¿Acaso, algo tan simple como esto te afecta, Will? — Nico susurró, frotando su mentón juguetonamente sobre su hombro a la vez. Oh, Will siempre olía tan bien.
—No lo suficiente para hacerme fallar los tiros, si es eso lo que pretendes.
Nico fingió una cara apenada, luego cogió la laptop del regazo de Will, para luego colocarla cuidadosamente sobre el suelo. A salvo.
—Vamos — se limitó a contestar por último, y entonces, empezó la cuenta regresiva— Tres...
Nico observó a Will inhalar hondo, y luego lo sintió contener la respiración de repente. Sorprendido, lo miró, y encontró que Will tenía una expresión pacífica en su rostro, ¿podría ser que el aroma del azabache hubiese actuado en él, como un buen dopante allí mismo? Sería grato para Nico, descubrir que el efecto era mutuo. Un momento después, adoptó una nueva cara, Will volvió a ponerse serio y de nuevo, alzó la mano a la altura de su cabeza, preparándose para lanzarlo. Solo que esta vez, tenía a un astuto Nico, a centímetros de su cuello. Tan impredecible, como peligroso.
—Dos... uno...— la muñeca de Will se movió, el último movimiento quedó suspendido, Nico sonrió, y exclamó — ¡CERO!
Will lanzó el dardo al mismo tiempo que Nico mordía suavemente su cuello y Will jadeaba atónito. "Oye", gritó apartándose, pero antes de seguir con más regaños, Will se fijó primero en donde había acabado su tiro; mientras Nico sonreía victorioso, porque el dardo había caído, muy lejos del blanco en la diana. Justo lo que quería.
—¡Eso fue trampa! — Will se quejó embravecido, se dio la vuelta, y miró al chico que estaba a sus espaldas, riéndose de su fechoría. —¡Ese tiro no ha contado! ¡Es inválido!
—¿Ah sí? ¿Y cómo va a apelar esa defensa, señor Solace? — Nico se estaba divirtiendo demasiado.
—El sabotaje es ilegal aquí y en china, desgraciada copia del Al Pacino —Will escupió. — ¡Exijo invalidez!
—¡Para nada! No estipulamos reglas ni condiciones, por lo que el sabotaje entra en los parámetros de lo aceptable.
Will soltó un sonido de protesta, y luego empezó a negar con la cabeza, con expresión incrédula. Nico permaneció con faz imperturbable, mirando al rubio delante de él. Will se veía adorable cuando se enojaba, sus mejillas parecían más redondas, perfectas para pellizcar. Nico apretó la mano para no hacerlo.
—No voy a jugar con maquinaciones de por medio— al final respondió.
—Está bien— Nico se encogió de hombros, y descansó su barbilla sobre su mano—. Podemos dejar de lado el reto y hacer otra cosa, no más dardos — entonces, Nico soltó un largo suspiro como de decepción—. Aunque es una pena. Pensé que serías más habilidoso. Un profesional no se inmuta con nada, ¿no es lo que dicen? Pero bueno, supongo que cuando no eres capaz, no lo eres y ya, ¿eh? Lástima.
Will lo miraba como si quisiera estrangularlo. Al final, tomó una honda inhalación para serenarse, y ordenó:
— Haz la cuenta otra vez.
Nico sonrió complacido por su segundo logro. Will volvió a darle la espalda, y se colocó en la misma posición en la que estaba antes de incorporarse a mirarlo. Acto seguido, Will recogió otro dardo de su regazo, y nuevamente lo alzó a la altura de su cabeza para prepararse a lanzarlo. Esta vez, aún más concentrado que la vez anterior. Por lo que supo, que intentar sorprenderlo ahora, ya no tendría el mismo efecto anterior.
Nico debía ser más ingenioso esta vez.
—Tres... — Nico volvió a colocar su mentón sobre el hombro de Will, — Dos... — Nico alzó sus manos, y las colocó sobre los muslos de Will, este lo sintió tragar saliva. — Uno...
Con una sonrisa diabólica que Will no podía admirar. Nico dio rienda suelta a su segundo sabotaje, el cual estaba seguro, Will, jamás pondría queja acerca de ello. Sus manos empezaron la tortura, de arriba a abajo, de un costado a otro cerca de su cálida entrepierna; Nico sabía exactamente cuánto acercarse y cómo alejarse, para no tocar nada del miembro de Will, (solo lo suficiente para excitarlo) el cual poco a poco; empezaba a notarse, grande y consistente, debajo de su pantalón.
La respiración de Will se volvió superficial, y sus mejillas se tiñeron de manchas rojizas. Hermoso. Will siempre respondía tan bien y tan rápidamente con cualquier mínimo gesto erótico que Nico hacía en él, y eso, a él le encantaba. Lo entusiasmaba a seguir tocándolo, y a contenerse cuando quería rendirse y tocar más íntimamente a Will debajo de su ropa. Pero no, aún no. Nico siguió masajeando por un rato más, sin cometer ningún fallo, evitando a toda costa su miembro, hasta que finalmente, Will encontró la fuerza para hablar.
—¿Qué haces? — Le preguntó, con voz ronca.
—Estoy tratando de ayudarte a concentrarte. ¿No es obvio? —Nico contestó naturalmente, sin dejar de sonreír — Dicen que los masajes ayudan a serenarte, ¿está funcionando?
Will no pudo contestar, porque Nico cometió un error a propósito, y rozó con uno de sus dedos, la dura cabeza de su miembro erecto. Su reacción fue inmediata, el rubio soltó un brinco y luego sus párpados descendieron para ocultar el placer ilícito de sus ojos. Después, la cabeza de Will cayó ligeramente hacia atrás, y simplemente disfrutó en silencio, rendido, del delicioso masaje que Nico le proporcionaba. Él ya no luchaba, bueno, ni siquiera lo había intentado desde un principio.
—Cero. —Nico dijo un minuto después, pero Will no lanzó el dardo, ni siquiera pareció oírlo. —¿Will? —lo llamó— Esa era la señal, ¿recuerdas?
Will abrió lentamente sus ojos, negó con la cabeza, y dijo en voz muy bajita:
—No. No puedo. En serio. No mientras me tocas así...
—Inténtalo — la voz de Nico era suave y cadencioso en el oído de Will —. ¿No dijiste hace rato, que podías conseguir fácilmente mis besos, Solace?
Will soltó un ligero bufido irritado. Esta era su venganza, ahora se daba cuenta. Y Nico creyó que él volvería a protestar, sin embargo, para su sorpresa, Will alzó la mano con el dardo, acto seguido, trató de poner algo de concentración dentro de esos ojos nublados. Nico también esperó que él intentara apartar sus manos de su pelvis, pero Will no lo hizo, él simplemente fingió ignorarlo, y empezó a amagar el lanzamiento.
—Cero.
Will falló el blanco demasiado lejos, y se quejó con un gruñido, enfadado.
—Es tu culpa — refunfuñó.
—Te queda un tiro, —Nico se limitó a responder, luego añadió con argucia—: ¿Acaso habré venido hasta aquí, y luego me iré, sin conseguir ningún beso?
Como un fogonazo, Will se lanzó hacia Nico, sus labios trataron de capturar los suyos, y lo hubiera logrado, de no ser porque Nico tenía unos reflejos bastante desarrollados para su edad. Lo vio venir desde lejos, y antes de que sucediera, se apartó a la misma velocidad, dejando a Will Solace suspendido, con un fracaso abismal en su misión para robarle un beso. Will puso un mohín enojado, y Nico se rio ligeramente, viendo como él casi perdía el equilibrio y se caía de bruces.
—No hay honor en los ladrones — Nico anunció, aún riéndose.
—Ni en los saboteadores —Will le frunció el ceño— ¡Tú has jugado sucio!
— ¿Quieres intentarlo una última vez?
Will guardó silencio, pensando. Sus ojos azules se quedaron impregnados en los ojos negros de Nico, hasta que se cansó de tratar de ganarle. Por esto era divertido hacer retos con él, Will jamás se negaba, cuando algo tocaba su orgullo, se obsesionaba, y no se detenía hasta lograrlo. Así que, dejando salir un bufido angustiado, Will volvió a voltearse, y miró la diana con pena, como suplicándole que le ayudase. Después, agarró el último dardo, y esa fue, la señal para que Nico volviera al ataque. Pero ahora, con mayor fuerza que la vez anterior.
Sus manos se colaron debajo de la pretina de los pantalones de Will, y ahora él tenía completa predisposición de su miembro desnudo, para hacer de él lo que le plazca. Su masaje no se hizo esperar, Nico inició a frotar alrededor de su pelvis, luego sobre su miembro, y más abajo, después mucho más abajo. Sus dedos estaban rozando las zonas sensibles que se sabía de memoria, las que le provocaba temblores de placer a Will y rápidamente, robaban jadeos y más suspiros de sus labios, que le indicaban a Nico para que no se detuviera. Los sonidos de Will eran la mejor parte.
Pronto, de forma inevitable, él empezó a sentirse excitado también a causa de su trabajo manual, así que en un arrebato de inspiración, su boca también invadió el cuello de Will, para darle un montón de besos húmedos con esmero.
—Dios, Nico — suspiró Will, y sin pensarlo demasiado esta vez, lanzó el dardo de un solo movimiento.
¡Clac! Las manos de Nico se detuvieron al oír el sonido, y Will soltó un sonido de queja, mirándolo indignado. Nico le sonrió con dulzura, y luego, sacó una de sus manos de los testículos de Will. Con los dedos libres, Nico agarró el mentón de Will, para mover su rostro en dirección a la diana, y que observara su resultado. El dardo se había incrustado perfectamente en él, y estuvo tan cerca, solo un centímetro del blanco, sin embargo...
—Que lástima — Nico murmuró, adornando sus palabras con un tinte de tristeza— Y estuviste tan cerca.
Will no respondió, absorto por la incredulidad de haber fallado por tan poco. Nico, con una pequeña risa muda, le dio un último beso de despedida al cuello de Will, y después, sacó la otra mano de sus pantalones, para entonces ponerse en pie y empezar inmediatamente, a caminar lejos de él en dirección a la diana, donde llegó para curiosear más de cerca su vil éxito.
Tres dardos estaban incrustados lejos del blanco, como si estuvieran burlándose de la mala suerte de Will. Ahora no sabía, si sentía satisfecha o autoestafado.
—Aquella vez, en la discoteca cuando tu padre propuso aquel reto— Nico recordó, tan vívidamente, que podría jurar que volvía a sentir a Will ahora mismo, a centímetros de su cuerpo mientras lo ataba a los grilletes. — Es una suerte que nadie te estuviese desconcentrando como hoy, o muy probablemente, yo no estaría aquí ahora mismo, mirando tus pósters de Michael Jackson — se dio la vuelta, — ¿Cuál te gusta más, su versión blanca o...?
Will le robó las palabras de la boca con un desesperado y sensual beso, y las entrañas de Nico parecieron derretirse. Ocurrió sin previo aviso, un segundo Nico pensaba que Will seguía sentado plácidamente sobre su puff, y al otro, lo tenía casi completamente encima de él, sosteniéndolo con fuerza de la cintura, para que Nico no pudiera apartarse y escapar, hasta que Will se satisficiera por completo. Tampoco era como que fuese muy necesario, pues al momento que Will lo había besado, se había sentido maravilloso sobre su boca. Incapaz de rechazarlo.
Lo último que Nico quería en el mundo era dejar de ser devorado de forma tan placentera, sin embargo, él aún tenía mucho que decir antes de que sus pensamientos fueran completamente controlados por su pene. Aún necesitaba vengarse por una cosita más. Así que, utilizando una fuerza sobrehumana de su interior, Nico se inclinó hacia atrás bruscamente, y de esa manera, liberó sus labios de los poderosos y abrumantes besos del rubio; pero no de la jaula de sus brazos.
De pronto, Will y Nico se encontraron mirándose, jadeantes; uno estaba sonriente, el otro exasperantemente confundido por haber perdido a su víctima. Entonces, Will le frunció el ceño enojado, sus dedos se hincaron posesivamente sobre su cintura, y luego trató de volver al ataque.
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—Espera — Nico lo frenó, colocando la palma de su mano sobre la boca de Will, este lo miró desconcertado al instante. Nico se explicó, divertido—: Me siento un poco usado. ¿Crees que solo vine hasta aquí para ser comido a besos? ¿A retroexcavar con el sinhueso? ¿A acariciarte el ombligo por dentro?
—No sé por qué siento... —Will empezó, luego de un largo silencio— que tienes más de cien sinónimos memorizados para referirte al sexo de forma colorida. ¿Algo más?
—Si —Nico le dio una mirada triunfal, y recitó—: Además, no solo soy un objeto sexual. A veces necesito, atención espiritual y emocional con mi amigo. ¡Necesito más que roces pervertidos!
¡Pum! ¡Toma esa, Solace! Nico sintió unas locas ganas de alzar los brazos y celebrar. Finalmente, la venganza, había sido completada. Un soldado, podía retirarse ahora. Will soltó una carcajada, que Nico hubiese dicho, exactamente, (con punto y coma) las mismas palabras que había escrito en aquel mensaje de texto antes de que viniera, realmente lo había dejado tan atónito que no pudo hacer otra cosa más que reír.
Nico frunció levemente el ceño, él no quería que Will se riera, Nico quería que sintiera la misma frustración, desmotivación, que sintió cuando le escribió esas mismas palabras dichas. No obstante, no pudo enojarse con él mucho rato, porque su atención se desvió sobre las mejillas de Will, en donde un par de adorables hoyuelos hacían acto de presencia en el perfecto rostro de Solace. Dos. Hermosos. Putos. Hoyuelos.
"Por todos los Ángeles de Will" — Nico exclamó en su fuero interno, exasperado — "Lo que faltaba, ¡¿Por qué demonios no tienes defectos?!
—Okay. — Will habló, desviándolo de su diatriba— ¿Ya acabaste?
—Sí, — Will le entrecerró los ojos — Lo prometo. Sí. Ya me desquité totalmente.
—Genial — él contestó, y dejó salir un largo suspiro satisfecho, cabizbajo. Entonces, sin motivo alguno, Nico sintió las manos de Will moverse de su cintura hasta su cadera, luego de ahí hasta sus bolsillos, en donde metió los dedos para indagar su interior. Sus cejas rubias se alzaron con sorpresa, cuando encontraron los dulces de Nico. Preguntó—: ¿Por qué siempre llevas chupetines contigo?
—Ah, — Nico sonrió con nostalgia— Son sustitutos para evitar un mal hábito. Antes fumaba.
—¿Fumaste? ¿Cómo?
—Era débil de mente — se rio — Tenía trece años, y como cualquier adolescente promedio, fui fácilmente persuadido para fumar en un grupo de "amigos".
—Pero lo dejaste, ¿no? — Will preguntó preocupado.
—Sí. Sabía que era malo, pero quien realmente me obligó a soltarlo fue Caronte. Un día me descubrió fumando hierba, con Dylan, y... — Nico soltó una carcajada larga, Will negó en un gesto de reprimenda— Wow, se enojó muchísimo, más que mi propio padre. Él solamente dijo: "Las sustancias degeneran la mente" y ya. Caronte me regañó en cada oportunidad que tenía durante dos semanas. Hasta hoy en día, de vez en cuando.
Will lo miró fijamente, y luego, con expresión aliviada, le dio un pequeño cabezazo a Nico. Solamente un toque, y luego él no se alejó. Sus frentes estaban unidas, pero él no lo miraba, parecía perdido en sus pensamientos; y Nico guardó silencio, confundido, colocó lentamente sus manos sobre las caderas de Will, y se preguntó qué se supone ahora debía hacer. Entonces, Will rompió el hechizo.
—Tengo que contarte algo — a Nico no le gustó su tono pesadumbre—. Yo... nosotros, no estipulamos reglas o condiciones, sabes, —su voz adquirió un débil tono divertido — así que... no sé si lo que hice fue correcto en tus parámetros de lo aceptable... Pero yo le dije a Cecil... sobre nuestro usufructo, Nico.
—Ah, solo era eso — sus hombros se desplomaron, y se regañó por ser tan evidente.
—Pero créeme, sé que no conoces a Cecil de nada, pero yo sí, y si se lo pido, jamás dirá ninguna palabra a nadie. Él es completamente confiable...
—Lo sé — Nico lo interrumpió, luego chasqueó la lengua—. Sé que no dirá nada. Es un idiota, pero puedo reconocer su... lealtad — no pudo evitar soltar una sonrisa sarcástica con lo último—. Como sea, me da igual. Pero creo que a ti te incomoda bastante el mencionar nuestra tipo de relación, ¿no? La próxima vez, puedes... solo decir que... estamos saliendo.
La cabeza de Will se hizo para atrás, y lo miró con ojos centelleantes de júbilo. Nico sintió chispas de nerviosismo, su boca empezó a hablar antes de pensar:
—Pero, esto no cambia nada en...
—Lo sé— Will le dio una sonrisa forzada — Tranquilo, Nico. Sé exactamente que solo soy tu sujeto para sexo fijo y sin consecuencias. No me estoy haciendo ilusiones.
Nico se sintió decepcionado. Totalmente incoherente y ridículo, porque Nico siempre pronunciaba esas palabras en su mente y en voz alta. Pero ahora, escuchándolas de la boca de Will, con su cortante voz, Nico solamente sintió un enorme desagrado. Repugnante. y de pronto, Nico sintió que quería hablar sin parar, de cualquier cosa, para que le devolvieran la tranquilidad y normalidad de hace rato. Miró a los ojos de Will, y pensó, pero los planes del rubio no eran los mismos que los de Nico.
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Will acortó la distancia y con exagerada lentitud, mordió el labio superior de Nico, fuerte; luego su lengua acarició esa zona mordida, con una suave lamida que causó un brinco en la entrepierna de Will. Su atención se movió, hizo exactamente lo mismo, pero ahora con su labio inferior, le dio una mordida atrevida, y después juguetonamente lamió las marcas que dejó. Nico jadeó hipnotizado, y entonces su boca se abrió y dejó que la lengua de Will entrara y se divirtiera como en su casa.
Los besos lentos, pronto pasaron a ser desenfrenados, de delicados a agresivos. Las manos de Nico se introdujeron dentro del montón de rizos rubios de su cabeza, y las de él, jalaron a Nico para eliminar la escasa distancia entre sus cuerpos. Y así de fácil, Nico volvió a sentirse estable, y al mismo tiempo desbalanceado, no tenía explicación lógica para su sentir, pero tampoco le interesaba mucho pensar en eso ahora. Nico se puso duro rápidamente, y al juzgar por lo que sentía, rozando, contra su miembro, el de Will también.
Nico sonrió entre besos, calidez naciendo de todos lados. Lo pusieron: mareado, tan mareado, que apenas oyó la voz de Will. Sus palabras parecían provenir desde la lejanía.
—Ahora, señor di Angelo, ¿me permite proceder a realizar roces pervertidos contigo?
Nico dejó salir un suspiro de felicidad.
—Me encantaría, señor Solace —. Contestó, y su rubio, único en su ser, le regaló una sonrisa con hoyuelos.
Will, inmediatamente coló sus manos debajo de su camiseta, y Nico disfrutó en silencio, de las suaves caricias que le estaba proporcionando. Volvieron a besarse, pero un rato después, Will se apartó, solo para dirigir sus labios hasta su cuello, en donde se entretuvo lamiendo la piel sensible cerca de su mandíbula, como Nico lo había hecho anteriormente cuando intentaba lanzar dardos. Y de un momento a otro, Will se detuvo de saborearlo, al parecer; solo para admirar detenidamente la tez de Nico ante sus ojos, entonces:
— Tu piel es tan blanca como la leche en polvo, Nico — Will le susurró al oído, seductoramente.
Nico abrió los ojos de súbito. Un escalofrío pasó por su espina dorsal, mientras soltaba una pequeña risa irónica. Will alzó la cabeza, y miró a Nico con una interrogante en sus pacíficos ojos azules. Viéndose algo avergonzado, preguntó:
— ¿Demasiado cursi?
— También, — respondió intranquilo— pero no es eso. Revocaste un recuerdo desagradable, es todo.
—Lo lamento. ¿Hay algo que pueda hacer? — Will le preguntó preocupado.
—No te preocupes. Y sí—. Nico volvió a juntar sus labios con los de él— Solo bésame hasta que lo olvide, Will.
Bastaron dos minutos para que Drew Tanaka y Mark, se cansarán de solo rozarse con ropa delante de ellos, y luego se levantarán para dirigirse a una habitación, a terminar lo que empezaron en el sofá. Ninguno de los dos se despidió, simplemente se fueron dando tumbos y dándose uno y que otro beso en el camino.
"Ellos probablemente tendrán un bebé después" —Nico dijo en su fuero interno, y luego empezó a reírse por el pensamiento de Drew teniendo una panza de embarazada. Pero realmente reírse, como nunca en su miserable vida lo había hecho, y sin sentirse forzado a hacerlo o incómodo. Dylan giró la cabeza sorprendido al oírlo, primero observó a Arata, luego sus ojos miraron el porro en los labios de Nico, y todo cobró sentido para él.
— ¿Ya está haciendo efecto, eh? —notó—. Solo cuando lo pruebas es que entiendes porque la gente mata por conseguir un poco de esto.
—¿Tú mataste a alguien? — Nico interrogó interesado.
—No — Dylan formó una sonrisa enigmática—. Se lo robé a mi hermano mayor. Mike. Pero cuando se de cuenta que le falta un par de kilos, estoy seguro de que va a intentarlo. Lo escuché hablar con sus amigos el otro día, dijo que ganaba tanto dinero con ella que podría permitirse una orgía para él y todos sus camaradas por meses.
Nico alzó las cejas sorprendido.
— Entonces se volverá loco cuando sepa, que un par de idiotas se la están fumando gratis.
—No espero menos — Dylan soltó una risotada, y luego miró a Nico como si se lo hubiera ocurrido algo interesante— Oye, tú y yo podríamos hacer un gran negocio también. Los drogadictos tiran mucho dinero en hierba. ¡Seríamos ricos!
—Yo no necesito dinero. — Terció Nico, aunque de haberlo necesitado, probablemente su respuesta hubiera sido otra.
—Yo tampoco, —Dylan comentó, creando figuras de humo con los dedos — pero sería divertido.
Nico se rio, la palabra "divertido" le parecía muy divertida.
— ¿Qué tal se siente? — Dylan le preguntó suavemente, dándole un golpecito a la punta de su porro.
—Bueno.
Más que bueno, a Nico le fascinaba la sensación de paz y alegría que le embargaba, era como estar flotando cinco centímetros por encima del sofá, y sus pies eran arrastrados por la corriente de un gentil arroyo. También sintió la urgente necesidad de quitarse la ropa, y comprendió con ello, porqué Drew había olvidado sus inhibiciones hace rato.
Entonces, como si Arata hubiese leído sus pensamientos, Nico sintió los dedos del asiático jugar con un botón de su camisa marrón, y luego una de sus uñas estaba rozando su piel, a través de un hueco. El gesto lo incómodo.
—Está excelente, ¿no? —Arata le dio una sonrisa provocativa, Nico asintió, mareándose con el gesto, y luego, sus rostros estaban demasiado cerca— Nico, ¿quieres probar algo aún mejor?
Nico se lo quedó mirando. Él tomó su silencio como un sí. Ensanchando aún más su sonrisa, Arata agarró la mano de Nico para obligarlo a ponerse de pie mediante un fuerte tirón. De un segundo a otro, Nico se encontró siento jalado por el japonés, y en el camino, él estaba tan mareado que no pudo evitar tropezarse con la pata de la mesa y terminar chocando contra la espalda de Arata. Sin embargo, aquello no detuvo a su captor, solamente afirmó su agarre y volvió a ser tironeado detrás de él.
—¡Qué Drew no te descubra, Arata, o estás muerto! —Nico oyó a Dylan gritar, y luego ellos estaba saliendo por la puerta de enfrente.
Fue arrastrado torpemente, hasta que ambos llegaron a la parte trasera de la casa, donde no se veía absolutamente a nadie y había un árbol frondoso de pino, escondiéndoles de los ojos curiosos.
Nico estaba tan felizmente drogado que no le importó ser empujado bruscamente contra una pared, para inmediatamente, tener las manos de Arata, recorriendo la parte superior de su cuerpo con deseo. En realidad, sentir unas manos masculinas por primera vez, incluso por encima de su ropa, no estaba resultando nada desagradable. Así que Nico no se apartó cuando Arata eliminó la distancia entre sus cuerpos, no se alejó cuando le dio un beso en la mejilla, y ya no se sintió cohibido cuando los ojos del japonés empezaron a examinar lascivamente cada parte visible de la tez de Nico.
—Tu piel es tan blanca y pura como la cocaína, Nico — Arata le susurró seductoramente cerca de los labios, — Y a mí me enloquece la cocaína.
Mareado, Nico simplemente tragó saliva. Arata le sonrió una última vez, y luego se arrodilló delante de Nico, quien demasiado drogado, no podría haber detenido sus manos sobre sus pantalones, aunque lo hubiese querido.
Aquel día, Nico confirmó que era gay.
Dato: La quinta es el mismo donde Drew volvió a realizar su cumpleaños en la actualidad. Y la cabaña es la misma donde Percy fue acorralado y casi violado por la Abby. Si las memoria no les falla, Dylan había jugado con Abby también.
.8.624 palabras. NO tienen porqué quejarse ^.^
Muchas gracias por leer, hasta la próxima. Dejen sus comentarios :3 pero lo más importante, elpinche voto que solo les cuesta un segundo de sus miserables vidas :3
Los amo.
psd: este capitulo hubiera sido publicado el viernes, pero pus me engripé, sorry.
Espacio para hacer preguntas y terminar dudas ====
¿Qué haces aún aquí? Bye.
Ya wey.
DIJE ADIÓS QUE MAS QUIERES DE MI YA TE DI TODO JFKJSDKFJKDJFKJDFJKD
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