38. Elevarse, o hundirse.

Para el deleite auditivo, recomiendo oír la canción de multimedia mientras leen. Dedico el cap, al primer comentario ahre.

Los latidos de su corazón, eran como el goteo incesante de un grifo estropeado, del cual solo Will era consciente, sintiéndose apesadumbrado y desesperado al oírlo en sus oídos. Tenía las piernas ya adoloridas por el esfuerzo, las manos le temblaban y por alguna extraña razón no lograba ver bien el entorno de su alrededor, como si sus ojos fueran víctimas de una pesada neblina.

Había salido de casa a altas horas de la madrugada, y ahora pedaleaba su vieja y fiel bicicleta, en medio de las frías calles de New York, solo para llegar pronto a su destino: a él. Pronto, los altos murales de aquella mansión entraron finalmente en su escaso campo de visión, y a pocos metros, a través de la pequeña llovizna que caía y mojaba su camiseta, observó las rejas abiertas del portón en medio de la oscuridad, y divisó... a las sombras que parecían tomar la forma de manos que le indicaban entrar.

Los pensamientos de Will estaban tan dispersos, que incluso para él era imposible atraparlos. Se sentía fuera de su cuerpo... como si solo fuese un espíritu, un ser incorpóreo, atraído por el llamado desesperado y agonizante de otro. Él lo llamaba. Aquella alma buscaba consuelo en su calidez, y Will tenía que llegar antes de que fuera demasiado tarde.

¿Tarde para qué?

Y antes de que se diera cuenta, ya había dejado su bicicleta olvidada en algún lado, y estaba cruzando el jardín, arrastrando los pies más que caminando; porque que sus piernas no podían correr más rápido de tan duras que estaban, como si estas fueran de plástico.

Aquella tonada triste y melancólica, que provenía de algún lugar y desde hace rato le ha estado acompañando, se oyó aún más fuerte cuando entró dentro de la casa de Nico; y dió sus primeros pasos en el recibidor. Lo escuchó en todas partes, rebotando, saliendo, deslizándose por todas las paredes de su alrededor, dándole una ligera sensación de congoja en medio de su inexplicable anhelo por llegar rápido.

Tengo que huir...

Pero él estaba subiendo ya las escaleras, y de pronto, se encontró delante de su habitación, la puerta estaba abierta y de su interior salía una extraña humedad y frialdad que le ponía los pelos de punta. Huye, le seguía susurrando aquella voz que parecía colgar sobre su hombro a centímetros de su oído... Sin embargo, no pudo detener a sus piernas avanzar dentro de la habitación. Aquella otra alma le necesitaba, y su anhelante deseo por salvarlo, era más fuerte que su propia seguridad.

—¿Hola? — Su voz hizo eco en las penumbras, mientras su corazón había empezado a darse más deprisa con sus latidos — ¿Nico? Aquí estoy, ya llegué...

Sus pies pisaron algo de vidrio roto cuando hubo llegado al centro de la habitación, y al agacharse, observó que eran restos de un foco destruido, así que entendió porqué no había luz para ampararlo. ¿Dónde estás? Se preguntó; y en cuanto volvió a elevar la mirada, lo encontró, mediante el resplandor de un atento relámpago.

Allí estaba, sentado en el marco de la ventana dándole la espalda, peligrosamente cerca del borde con sus piernas colgando en un vacío donde parecía no haber suelo. La helada lluvia cae sobre su cuerpo, pero a él no parece importarle esto. No. Estaba más concentrado, estudiando la herida que tenía en el dorso de su mano, y la sangre que se resbalaba de esta hasta su codo y terminaba en el piso, mezclándose en un charco de sangre que ya había formado.

El corazón de Will trastabilla y casi cae del borde de su pecho hasta su estómago, él quiere llegar a él, y sus labios gritan "¡Nico!" sin emitir sonido alguno, una y otra vez, pero no tampoco pudo acercarse más porque de improviso, ya no sentía sus piernas.

¿Qué ocurre?

—No te le acerques — Una voz profunda y osca profirió detrás de él, —no puedes estar con él.

La alarma se encendió dentro de su cabeza, Will tenía la misma sensación de cuando había sido perseguido por un alce a la edad de diez años, tenía esa misma necesidad de huir desesperado... La única diferencia era que, ahora, alguien lo necesitaba. Y no era cualquier "alguien" para él esta vez.

Su cuerpo le obedeció otra vez, cuando le pidió que se diera vuelta para observar al hombre que tenía a sus espaldas. Era alto, con un traje oscuro, y zapatos elegantes, así lo pudo divisar, pero su rostro... Tal vez por la oscuridad que los rodeaba, Will no pudo verle la cara.

—¿Por qué no puedo? — Inquirió entonces imperiosamente, — ¡Tienes que dejar que me acerque a él! ¡Puedo ayudarle!

— Él ya está perdido, —la voz del hombre sonó triste, pero por alguna razón, Will advirtió más complacencia que otra cosa — no hay nada que puedas hacer para salvarlo. Se está pudriendo, va a caer...

—No. — Jadeó, con el dolor atenazando su pecho y negando varias veces— Aún no es tarde. Todavía puedo hacer algo...

—¿Por qué crees eso? — Le preguntó el hombre, curiosamente intrigado — ¿Eres especial?

—¿Yo? —su ceño se frunció aún más, la interrogante le dejó desorientado por unos segundos — Yo, no lo sé en realidad...

—Si no eres especial, entonces tienes que irte. De otro modo, en vez de salvarlo, —su cabeza se ladeó suavemente — te hundirá también a ti. Ambos caerán.

—No puedo dejarlo. ¡A pesar de eso, no quiero hacerlo! —Will exclamó, elevando el volumen de su voz con enojo y cada vez con el corazón más desesperado por salirse de su tórax, sintiendo la adrenalina ayudándole para mover sus extremidades entumecidas— ¡Puedo ayudarlo, y eso es lo único que importa! —sentenció, y se giró de nuevo hacia Nico, quién ahora lo miraba de vuelta, pero su expresión era una de horror y dolor — ¡Nico!

Y entonces lo sintió, una sensación tan potente, aplastante y asfixiante nacida de en medio de su pecho. No podía respirar, no podía hablar, mientras sus piernas perdían fuerzas y caía de rodillas. Agachó la mirada, y en el centro de su tórax, vio que había una herida y de ella caía sangre, sin parar.

Sorprendido, Will volteó su atención de nuevo hacia el hombre misterioso, y vislumbra con sus ojos nublados, que éste sujetaba en su mano derecha, una pistola de color negro, con el caño apuntándole directamente en el rostro.

—¿Por qué primero no me dejaste ayudarle?

Pero la respuesta jamás llegó, y lo único que Will pudo oír a continuación, fue el atronador disparo del arma que resonó en sus oídos hasta incluso después de despertar abruptamente y encontrarse en su cama, dentro de su segura habitación, mientras sentía aún, un extraño escozor en medio de su pecho, en donde supuestamente la primera bala se había insertado. Y también, en medio de su frente.

—¿Will? —inmediatamente, oye a su padre llamándolo detrás de su puerta, y lo saca de su ensoñación con otro par de golpes contra este. — ¡Despierta! ¡Ya son las ocho, y dijiste que te despertara temprano hoy para no llegar tarde al gimnasio!

—¡Sí, ya desperté! — Will gritó de vuelta con un tinte somnoliento, mirando un punto cualquiera de su cuarto, y oía distraídamente el fuerte retumbar de su corazón. —Gracias, papá... Ya voy.

Su voz se perdió en un susurro, mientras que lentamente, su mente volvía a recabar los detalles más pequeños y significativos de su sueño. Nico... pensó en él, mientras cerraba los ojos fuertemente, tratando de recordar la sensación de sus labios contra los suyos, para olvidar completamente, el tan extraño y perturbador sueño.



Día número tres sin Nico di Angelo cerca. Will Solace volvía al gimnasio, y en su rutina (la cual había adoptado desde que dicho italiano se fue, lejos) agarró su celular para mirar el buzón de mensajes de forma instintiva, para inmediatamente, volver a bloquearlo sin mirar si tenía nuevos mensajes. Es decir, no es como que él haya estado fingiendo una fuerza de voluntad que claramente no poseía, y evitaba a toda costa, escribir a cierto azabache a cada media hora del día, de cada maldito día... Solo para decirle que ayer, el pan de la calle palma, estaba quemado.

No es como que a cada rato, sintiera que debía ponerse clavos en los dedos contra la mesa para así poder evitar querer hablarle y en consecuencia, lucir demasiado dependiente, encantado, obsesionado o necesitado de Nico di Angelo. Claramente, eso era lo último que Will quería que él pensara. Se había jurado que no le escribiría a excepción de ciertos momentos de debilidad, ya que no quería agobiar a Nico con su "intensidad", por así decirlo, o hacerlo sentir presionado.

Debía admitir que era más difícil de lo que parecía. Él no podía comprender todavía cómo Nico se había convertido en alguien tan "importante" de su día a día, en tan sólo unos meses. Lo cual era absurdo. Y aún más ridículo, que ahora mismo por enésima vez mirara su celular esperando encontrar algo de él. Pero claro, nada, como siempre. Sin señales, del chico "me visto todo de negro porque soy demasiado cool". De no ser porque le había contestado la llamada ayer, pensaría que ni siquiera tenía su número guardado. O tal vez lo tenía agendado como "Rubio al que follo lunes, miércoles y sábado".

Dioses, ¿puedes controlarte un momento? Se dijo así mismo sorprendido, ante tanto disparate que rondaba en su cabeza.

—Mantén tus piernas abiertas para no perder el equilibrio, ¡no te pongas rígido! — escuchó la orden, proferida de una voz conocida que parecía haber hecho esfuerzo, — ¡Vamos, novato! ¡Al menos rozame un poco!

Una carcajada desenvuelta se oye en respuesta, de inmediato, tiene esa característica cadenciosa y juguetona, tan inconfundible en su tono, que no le resulta imposible adivinar de quién se trata.

—¡Pero si estamos en público, Luke! ¡Dios mío, ten un poco de decencia! —dice, mientras no puede parar de reír con desenfreno, — Lo sabía, mis ojos no me engañaban cuando lo tocabas demasiado para "enseñarle".

—Cállate, inútil, ¿además quién te invitó?

Will terminó de subir el último peldaño e ingresó dentro de la sala especial de Ares para entrenamientos con Boxeo, kick boxing, judo, mixtas o lo que quisieras hacer en tu tiempo libre. (El cual estaba en la segunda planta). Era amplio, como del tamaño de un estadio de tenis o Basket Ball dentro de un edificio, con grandes ventanales de vidrio con vista a Central Park, aire acondicionado, y un montón de espejos por doquier para alimentar a tu narciso interior.

No cabía duda de que el jefe tenía unas excelentes instalaciones de primer mundo, y admitía que la mensualidad era justa con todo lo que daba a cambio, a pesar de que fuera un monto, muy, muy, elevado.

Will dejó su cartera-no-gay en el suelo, contra la pata de una silla y se acercó hasta un chico de pelo castaño, de buen porte y con buena retaguardia desde cualquier perspectiva que uno lo mirara; tenía los brazos apoyados contra una de las sogas del ring, mientras sus curiosos ojos avellanas no dejaban de seguir los improvisados movimientos de pelea de dos de sus recientes "amigos". Aunque, pensándolo bien, para Luke, "amigo" era lo último en lo que él podría considerarlo.

—Hey, ¿qué tal les va? — preguntó el rubio cuando hubo llegado a su lado, y le daba un puñetazo amigable en su hombro en forma de saludo. —Sé que solo ha sido sábado y domingo, pero siento como si me hubiese ido por dos meses, como sea... ¿Hay mejoras?

—Bueno, Percy ha dejado de besar el piso del ring con toda su cara, así que... Creo que eso es un gran avance — se mofó Dylan con un rápido guiño coqueto, sus labios se curvan y para Will, (con su reciente autodescubrimiento homosexual) deseaba que él no fuera tan atractivo para hacerlo sentir tan nervioso — Aún así, hemos pasado un mes aquí y aun no puedo convencerlo de hacerse un tatuaje.

—¿Para qué un tatuaje? —Inquirió Will confuso, mientras se sentaba en el borde del ring para estar más cómodo.

—¡Porque dan autoestima y personalidad! — exclamó Dylan, con falsa indignación por su ignorancia, —En fin, tal vez pueda convencerlo si su primo italiano me ayuda cuando vuelva. Y, hablando del rey de Roma, dime, —su sonrisa aumentó aún más de ser español posible cuando preguntó —¿ya has hecho un chat hot con Nico?

—¡¿QUÉ?!

A la par que profería con alarma, delante de ellos, Percy lloriqueo un pequeño grito cuando en el intento de golpear a Luke con un puñetazo en el costado de su cabeza, este lo agarró rápidamente con demasiada facilidad con las dos manos, para acto seguido, sin necesitar una pausa (dejando así desorientado al azabache), golpearlo en su espinilla, y hacerlo agacharse un poco para así, voltearlo de costado y tirarlo al suelo, (todo esto con las manos aún sujetadas), y lo único que pudo hacer Percy entonces, fue proteger su cabeza.

—Uhhhh, eso se vió doloroso — Dylan comentó, mientras Will observaba a Luke sonreír ampliamente encima de su espalda, y Percy hacía estragos para sacarlo de encima. —No te sientas mal Percesito, tomando en cuenta que estás peleando contra alguien que vio con obsesión a Connor Mcgregor y al negro ese, Floyd Mayweather Jr, desde los siete años. En realidad lo haces bastante bien, al menos en contenerlo por más de cinco minutos.

—También estudié Taekwondo y karate por cinco años, — agregó Luke, a la vez que soltaba a Percy y le daba un coscorrón amigable en su cabeza azabache, cuyo gesto, su amigo despreció con un manotazo y un mohín enfadado, que lo hacía lucir mono. — Así que sí, tienes talento innato por explotar, Jackson.

—Bah, cállense los dos, no quiero oír más. —lo miró, y sus ojos verde más le sonrieron—¡Hola, Will!

—¿Listo para el séptimo round? —prueba Dylan, a lo que él le contesta con una mueca:

—Después, — siseó, sin aire, al tiempo que se sentaba con las piernas estiradas y alcanzaba una botella de agua de la esquina —quisiera conservar lo poco que sobra de mi dignidad frente a Will — el susodicho le sonrió divertido, y Percy se lo devolvió mitad alegre y mitad ofuscado — Por otro lado, ¿estaban hablando de Nico?

Al instante, cada terminación nerviosa se despertó con alarma e inquietud dentro del cuerpo de Will. Sus ojos se abrieron de par en par, y Percy frunció ligeramente el ceño desconcertado, al notar su cambio. ¿Lo había escuchado? No. No, él no había oído "eso", estaba seguro, por lo tanto, se convenció en lucir calmado (lo cual no estaba logrando) para decir:

—S-sí, nosotros... E-estábamos hablando qué— tartamudeó el rubio, mirando nerviosamente hacia Dylan y luego de nuevo a Percy, para después improvisar una duda que realmente, quería saber — Se supone que Nico es tu primo, ¿no? Entonces, ¿no deberías haber viajado con ellos para la boda?

—Ah, sí, sobre eso... — inició el chico en tono dudoso, y una mirada que denotaba su incomodidad — Recibimos la invitación, hace una semana, pero... Ya sabes, mi madre no podía con los gastos del viaje, la ropa... y además, no había forma de sacar días libre en su trabajo, y en conclusión, ¡no fiesta para nosotros! Como sea, mi presencia no habría hecho mucha diferencia.

—Claro que sí, —Will exclamó inmediatamente, enérgico — para Nico eres su primo favorito, Percy. Siempre habla de ti, o al menos, suele mencionarte considerablemente cuando estamos juntos...

—¿Cuando estamos... juntos? —repitió Percy, formando lentamente una sonrisa conocedora, y Will, deseo que la tierra le tragase y lo escupiese en alguna selva remota de Costa Rica. Bajo un murmullo, también oyó a Dylan decir, "te atrapó", y a Luke lo vio subir las cejas sarcástico. —Okay, no sé que es más extraño a decir verdad, que ustedes dos pasen mucho "tiempo juntos", o el hecho de imaginarme a un Nico muy conversador.

—¿A qué te refieres con lo segundo? — Inquirió Will, la curiosidad tragándose su vergüenza, sin embargo, para su mala suerte, justo en ese momento, los ojos de Percy captan algo que lo desequilibra de inmediato, y no puede hacer más que, fingir que es invisible; ocultándose rápidamente detrás de la espalda de Luke.

—Oh, no, ¡lo olvidé totalmente! ¿vendrá por aquí? ¡Soy un idiota!

—¿Quién? —preguntó Will, no obstante, se contestó a sí mismo rápidamente, cuando apenas viró el cuello y observó a Ares pasar a unos metros de ellos —¿El señor La Rue? ¿Qué ocurre con él? Pensé que las cosas se habían calmado entre ustedes, y ya no trataba de aplastarte con pesas de 50 kilos.

—No es eso, — Percy soltó un bufido frustrado, mientras Luke imitaba su rostro preocupado — el problema es, olvidé que hoy se cumplía un mes desde que estoy aquí, y efectivamente, mi membresía dorada se vence hoy. No más días gratis, en el gym, y si lo hubiese recordado no hubiera venido. Apuesto que si me ve, me echará a patadas de aquí.

—Y hace unos días atrás, ya hablamos sobre esto, Percy — Habló Dylan, chasqueando la lengua con irritación. — ¡Luke o yo podemos darte el dinero fácilmente!

—¡NO! ¡No es no! — prorrumpe el azabache, indignado, sus ojos se entrecierran y cuando habla, a Will le sorprende esa ferocidad que antes no veía en su mirada —¡Son demasiados ceros! Y sería demasiado vergonzoso para aceptarlo, ¿cómo podré con la culpa?

—Solo tú le das mucha importancia a un puto papel, Percy — Luke le acusa, dándole un respingo a Will ya que había permanecido muy callado — Además, ni siquiera es mi dinero, es de mi padre...

—Eso me convence aún más — se burló Jackson, goteando sarcasmo de sus palabras. — Como sea, es mi último día aquí ¡y me vale una mierda! Me. Voy. A. Inyectar. Esteroides.

—¡Espera, espera! —Will se echó a reír, no es como que creyera la amenaza de Percy en meterse esteroides, sino que realmente se le había ocurrido algo— ¿Necesitas dinero? Escucha, al pasar por Central Park... ¿Conoces el acuario, no? —no dejó que le respondiera, con su expresión de entendimiento ya le bastaba. — ¡Bien! Hay un cartel de "Se busca empleado para Guía", y básicamente se trata solamente de guiar a un grupo de niños (ya que son los más concurrentes) mostrarles un par de peceras y decir: ¡Este es un pez! ¡Admiren, infantes, la maravilla marina! Y uala, dinero asegurado.

—¡Oye! ¡Eso es genial! — Dylan lo miró entusiasmado, para luego voltear hacia Percy con más emoción, cuyo rostro estaba entre la indecisión y la alegría todavía. Lo conocía, era más terco que una mula, así que rápidamente, Will volvió a hablar antes de que lo pensara demasiado y no de la forma positiva que le gustaría.

—Percy, tienes el trabajo asegurado. ¿No recuerdas cuando en séptimo grado tuviste que hacer una exposición en ciencias naturales sobre el mundo marino? ¡Sacaste un diez! Con la profesora más hija de... de su madre, del instituto. ¡Sólo tienes que presentarte en la entrevista y es tuyo! — poco a poco, notó como este inhalaba esperanzado — Gimnasio en la mañana, trabajo a la tarde, y dinero extra. Vamos, suena asombroso. ¿Qué piensas?

—Que ahora entiendo porque Nico, el rey de los antisociales, está tan deslumbrado contigo. —el subidón de sangre de la vergüenza en su rostro fue al instante, incluso hasta en sus orejas, Will pronto intentó decir algo, lo que sea, pero se encontró balbuceando cosas sin sentido frente a tres chicos, para nada idiotas, para comprenderlo todo — Pero, el punto es... Aunque consiguiera el trabajo, todavía tendría que esperar un tiempo para recibir mi paga y...

—¡Ay, Dios mío! ¡Deja que te demos dinero, joder y luego nos pagas! —Gritó de repente Dylan, llamando la atención de todos a nuestro alrededor, mientras tanto, Will no podía dejar de pensar en la palabra "deslumbrado" y Nico en la misma oración; estaba entre feliz y nervioso. — ¡Mi hermano derrocha dinero en putas más caras que la mensualidad de Ares! Ya, olvídalo, lo haré aún sin tu permiso.

—Primero veamos si consigo el trabajo, y... —Percy bufó, asintiendo a regañadientes — luego hablamos sobre los intereses de la deuda.

—Necesito ir al baño, — anunció Will distraído.

—Iré contigo, — agregó Percy, —tengo sudor en toda la cara — y al siguiente segundo, Luke manifestó que también quería ir al baño, con ellos. Eso había sido raro, ni que él fuera peligroso o contagiarte, pensó algo molesto Will. En tanto, sus ojos azules se encontraron con los celestes de Luke Castellan, tratando de descifrar algo de sus pensamientos ocultos. No obstante, más que una mueca, fue todo lo que pudo conseguir y a no ser que quería que Luke mal pensara de él, apartó la mirada lo más pronto posible.

La cara de Dylan, era una obra maestra llena de mofa, les barrió con su mirada y soltó:

—A veces debo recordarme su masculinidad, de otro modo, pensaría que irán a intercambiarse toallitas higiénicas o retocarse el maquillaje en el baño.

Percy le lanzó agua en la cara sin ninguna advertencia antes de que el castaño pudiera reírse a carcajadas, el agua que había salido en un potente chorro del pico de su botella, entró de lleno en sus fosas nasales e incluso así, tosiendo y con la cara mojada, Dylan se rió con la respiración entrecortada. Luke le murmuró entonces un: "Buen disparo" con tono orgulloso, y luego lo empujó de forma amigable.

Percy se bajó del ring de un salto, y acto seguido, Luke también lo hizo como una sombra acechando. Entre risas, chistes y conversaciones sin sentido, los dos se alejaron en dirección al baño, y antes de que Will los siguiera, una mano húmeda lo sujeta de su antebrazo y lo retiene junto a él para decirle:

—Por cierto, gracias por lo del Acuario — su sonrisa se ensanchó aún más, y el rubio pensó, que de atractivo, también lo tenía de algo espeluznante — Alguien estará muy satisfecho cuando se entere de que has ayudado tan "desinteresadamente" a su primo favorito. De segura habrá una "recompensa jugosa".

Una vez más, sus mejillas se sentían calientes, (de alguna forma, tenía que aprender a controlar esto).

—No lo hice por "él" — aseveró, deshaciendo de su agarre al mismo tiempo — Percy es un buen chico, me agrada en verdad. Ha pasado por demasiadas cosas, y por primera vez, estando aquí, lo veo realmente feliz y entusiasmado. Solo buscaba ayudar a un amigo, no, más.

—Claro... — contestó Dylan cortante, y estando tan cerca de èl, Will pudo atisbar en sus ojos, el color verde musgo que protegían sus espesas pestañas. —Olvidé que eras altruista.

Antes de que pudiera volver a contestar, su teléfono sonó indicando un nuevo mensaje. Lo primero que hizo fue observar la expresión de Dylan, quien solo le alzó una ceja curiosa, y después, sacó el celular del bolsillo trasero y encontró lo que tanto había estado buscando hace dos días, sin poder expresarlo en voz alta a nadie.

Llegó a la noche. Hurra.

Will se mordió el interior de su labio, tratando de contener su emoción frente al menos de los Thompson. Según había investigado, su vuelo duraría dos horas con 45 minutos, no importa si llegaba a las tres de la madrugada, estaba casi 99.9 % seguro, de que iría a darle la bienvenida en su casa. Y de pronto, la pesadilla que tuvo explotó en su mente, no obstante, pronto lo deslizó al fondo de su mente sin darle importancia.

—¿Buenas noticias? —Dylan le preguntó, y Will tuvo que luchar para no demostrarlo demasiado, (rayos, parecía una chica) — Oh, aprovecha y pregúntale a Nico su opinión sobre los tatuajes.

Estaba a un instante de preguntarle a Dylan sobre: ¿cómo sabes que me llegó un mensaje de Nico? Sin embargo, otro mensaje suyo lo distrajo nuevamente.

Por cierto, no mires las noticias. Solo no lo hagas.

Y justo cuando terminaba de leerlo, oyó a Dylan a su lado exclamar con rostro pasmado.

—Oh, mierda. Se viene algo grande...

En el gimnasio, había un montón de tv's plasmas colocadas contra la pared en todos lados. Para que a nadie le pudiera ser negado el entretenimiento por cable. Normalmente, estos transmitían canales donde aparecían video clips de músicas famosas, o chicas bailando seductoramente, pero justo hoy, justo ahora, con el volumen a toda potencia para que nadie pudiera ignorarlo. Este transmitía, un noticiero nacional.

Se trataba de uno de los empresarios más millonarios del país. Era obvio que estaría en todos los canales posibles. Will leyó, con estupor, el texto que aparecía abajo mientras el periodista narraba los trágicos acontecimientos: "TIROTEO EN NEW ORLEANS". Ese era el título, y las letras más pequeñas decían: "Ceremonia nupcial termina con la esposa muerte y su hija herida".

Will sigue escuchando en silencio, (sus ganas de ir al baño estaban en el olvido ahora) mientras por el rabillo de su ojo, siente la pesada mirada de Dylan Thompson estudiarlo en silencio con atención. El periodista habla sobre una posible, ¿implicación mafiosa? Y luego sigue comentando sobre la forma en que murió Maria Di Angelo Levesque. Fallecida esposa, a quien ni siquiera le habían dado el tempo de usar su nombre de casada.

Te explicaré cuando llegue.

Le escribió Nico, sonando impaciente en el mensaje, con una mueca en el rostro, le contestó:

Tarde.


🌞🌞🌞


La mente de un ansioso es un laberinto oscuro, cruel y confuso. Vagas, y vagas por horas en el mismo pasillo y cuando piensas que por fin has salido de ese lugar, te encuentras con otra pared; o en el mismo lugar, en el mismo punto de partida. Es desesperante, desolador, y el único consuelo, es la soledad.  Así estuve por dos meses, pero, creo que estoy bien. 

Tuve que irme de wattpad, porque me perdí a mi misma, no sé si tenga sentido, pero me sentí como una extraña. Cometí un error en el pasado, y me atormento hasta hoy día, pero trato de ser feliz, viviendo el día a día. Admito que me da alto miedo ver sus comentarios, o ver la carencia de estos, y para que negarlo, si veo pocos votos, muy seguro me vuelva a deprimir un mes. xdxd. Ya estoy aquí, no me iré, seguiré escribiendo y oh, ya que me fui un mes, diré el siguiente ESPOILER: HABRÁ ACCIÓN SEXUAL EN EL PRÓXIMO CAP, ADIVINA... SÍ, EXACTO. 

AMOR ETERNO A ESTE MEME, me sacaste una risa sincera, y últimamente están en extinción en mi sistema. De verdad, gracias, cada que lo miro, se me peta un pulmón. Gracias secta Fuckyeah nunca cambien. 

luzerivas  quiero agradecerle por el separador que hizo. Tengo dos, pero el otro lo guardo para una escena especial.  

¿Todavía lees a esta pobre escritora? :c lo shiento, me enfermé. Bye, like si notaste que mi sis y yo, publicamos al mismo tiempo ahre. 

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