Wow

Lucy: Ellos vienen, debemos hacer algo para que no nos descubran.

Natsu: ¡Maldición, no esperaba que vinierán tan rápido!

Lucy: Natsu... yo lo siento mucho pero no hay otra salida rápida.

Antes que Natsu pudiera decir algo, la rubia aprisionó los labios del pelirosa en un beso demandante y sensual, coloco su pequeña mano sobre el pantalón de Natsu masajeando su pene hasta sentirlo duro. El pelirosa se sorprendió pero no interrumpió el beso, ni las caricias; mientras se escuchaban los pasos de los guardaespaldas de Zeref acercarse, Lucy comenzó un camino de besos en el cuello del pelirosa bajando peligrosamente hasta sus pantalones.

Ivnel: ¿Quién anda ahí?

Justo cuando la rubia iba a liberar el miembro de sus pantalones, fueron sorprendidos, Natsu solo se limito a gruñir por la frustración.

Invel: ¿Quién anda ahí?

El peliblanco encendió la luz de inmediato, encontrandose con Lucy de rodillas desabrochando el pantalón de Natsu. Lo extraño ambos andaban de negro.

Invel: ¿Sr. Dragneel, qué hace aqui con la Sra. Eucliffe?

Natsu: Este...

Lucy: Sr. Dragneel esta no es su oficina, creo que nos confundimos.

Invel: ¿Ustedes tiene una relación a escondidas? Pero si usted es casada.

Con sumo cuidado Lucy abotonó el pantalón de Natsu, aunque le costó un poco por que ahora el pelirosa estaba muy duro e incorporandose se abrazó a Natsu.

Lucy: Mi vida privada no es su problema Sr. Invel. Así que con su permiso.

Con cuidado tomó su cartera, que contenía su computadora con la información sobre Zeref, arrastró a Natsu hasta la oficina de este. Invel solo se quedo sorprendido y procedió a llamar a su jefe.

En tanto Lucy y Natsu entrarón corriendo a la oficina, la rubia cerró con llave rogando a Dios que no los siguierán. En todo ese momento Natsu había estado callado, así que ella le quiso pedir disculpas.

Lucy: Bueno yo lo siento mucho por hacer eso pero fue lo que se me ocurrió para dar una escusa.

Natsu: Ni yo hubiese pensado algo mejor.

Hubo un silencio pero luego el pelirosa avanzó rápidamente hacia Lucy, tomandola entre sus brazos, acercandola tanto a su cuerpo que ella pudo sentir su erección.

Natsu: Ahora tú tendrás que perdonarme por lo que haré en este momento pero por Dios que te deseo tanto.

Antes de que ella pudiera responder, él apresó sus labios y esta vez el beso era muy demandante, con un firme propósito.

Lentamente él recorrió las curvas de la rubia hasta posar sus manos hasta sus caderas, apretandola fuertemente a su cuerpo. Aunque Lucy intentaba separarse, poco a poco suavizo su cuerpo dejandose llevar por aquel beso.

Lucy: ¿Creí que me odiabas?

Decía jadeando, ella de pronto se sentía caliente, su cuerpo se estaba revelando, le estaba pidiendo atención inmediata pero al mismo tiempo su mente estaba confundida ¿acaso Natsu no la odiaba?

Natsu: Desde que te ví te desee, eres muy linda pero jamás me imagine que fueras tan fascinante. Eres demasiado astuta.

Lucy: No te entiendo... Siempre actúas conmigo como si me odiaras.

Él la volvió a besar, esta vez de una manera más suave, saboreando sus labios y tomando su rostro entre sus manos.

Natsu: ¿Tú crees que yo entiendo qué demonios me pasa contigo? Pero me tuviste que besar, tuviste que tocarme de esa manera y creeme que me estoy volviendo loco por probarte.

La besó de nuevo y sus manos comenzaban a recorrer el cuerpo de Lucy.

Lucy: Yo...

Un beso.

Natsu: Por favor...

Otro beso.

Lucy: Pero...

Y otro beso.

Natsu: Te lo ruego...

Él apresó uno de sus pechos con sus manos, lo que hizo que Lucy gimierá. Tanto tiempo siendo ignorada por su esposo no ayudaba a no poner resistencia, se sentía genial las manos de un hombre sobre su cuerpo, los cálidos labios de un amante devorándola poco a poco, el suave aliento sobre su piel era una sensación gloriosa. ¡Al diablo todo! Pensó la rubia, empezó por desabrochar la camisa de Natsu, mientras este tenía sus manos bajo la chaqueta de la rubia.

Poco a poco se fuerón desnudando, entre besos y gémidos. Nadie decía nada, solo era la melodía de dos amantes entregandose uno al otro.

Cuando la última prenda de ropa cayó del cuerpo del pelirosa, se acomodarón en el escritorio. La rubia abrió sus piernas para recibir en su interior a Natsu, el cual la penetró despacio, disfrundando de la calidez y húmedad de ella.

"¿Cómo es que estoy haciendo esto? ¿Porqué se siente tan bien? ¿Es esto real? ¿Despues que pasará?" fuerón preguntas que se materializarón en la mente de Lucy pero al sentirlo dentro de ella por compelto todo pensamiento lógico se fue.

Lucy se sintió llena cuando él termino de hundirse en ella. La rubia se aferro a su cuello soltando pequeños gemidos cada vez que él entraba y salía de ella.

"¡Se siente tan bien! ¡Por Dios, esta mujer me esta haciendo perder el sentido!" pensaba el pelirosa mientras hacía cada penetración más profunda. Miró a los pechos y sintió que no había probado ese manjar aún, así que se detuvo notando la frustración de la rubia.

A Dios gracias por que su hermano fuera demasiado presumido como para poner un sofá en cada oficina y otras cosas. Zeref decía que es muy útil tener determinadas cosas y ahora le daba la razón.

Natsu la cargó hasta el sofá, dejandose caer lentamente, no quería lastimarla, se llevó uno de sus pechos a la boca. Lo saboreaba lentamente, gimiendo del placer que sentía al probarla de esa manera.

Lucy solo se aferró más a sus hombros, comenzando a moverse lentamente sobre él. Natsu al sentir el movimiento de la rubia succionó más el pezón y recorriendo con sus manos las caderas de ella, siguiendo el ritmo que Lucy marcaba.

Una sensación se incrementaba en la rubia haciendo que sus movimientos fuerán más rápidos. Adentro-Afuera-Adentro-Afuera; cada vez más rápidos, ella sentía la necesidad de penetrar más profundo y Natsu lo percibió.

Desatendió los pechos de la rubia, sujeto sus caderas firmemente, se acomodo para poder embestirla mejor e hicierón contacto visual. En ese momento el tiempo literalmente se detuvo para ellos.

La mirada jade de Natsu literalmente ardía y la mirada chocolate de Lucy se derretía ante el calor que él le transmitía pero otra sensación estaba naciendo en sus corazones "plenitud". Era la satisfacción de saber que estaban disfrutando, a pesar de no tener ningún lazo que los uniera, ellos se sentían felices de estar haciendo el amor.

Sonrierón, luego se hundierón en un beso tierno, con cariño y muy cálido. Los movimientos que ambos hacían los estaban llevando a su limite y sin romper el beso, ambos llegarón al climax del momento. Lucy sintió cuando Natsu la llenó con su esperma y él sintió cuando la intimidad de ella apretó su miembro, cubriendolo con más flujo vaginal. Fuerón disminuyendo los movimientos hasta que la erección de Natsu paso.

Cuando todo terminó se quedarón abrazados, sus corazones latían al mismo tiempo, luego mirandose directamente a los ojos, solo pudierón decir: ¡Wow!

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