Piedad, una palabra corta, fácil de pronunciar, pero con diferentes interpretaciones.

Para mi, en pocas palabras, es tener compasión por los demás, liberarlos de su sufrimiento, del peso sobre sus hombros que no los deja vivir en paz, que los atormenta y tortura cada segundo.

Para mí, no hay mejor muestra de amor hacia los demás que ella.
Aunque lamentablemente no todos la ponen en acción.

—Dime, para ti ¿Qué es piedad?
No seas tímida, dime. ¡Oh! Espera, deja te quito esto.— Digo mientras retiro con cuidado de su boca el pedazo de cinta gris.

—¡Por favor! ¡Déjame ir! Te juro que de ahora en adelante cambiaré, haré solo cosas buenas, por favor, no me lastimes.

—Pero si no te lastimo, hago todo esto para que dejes de sufrir, créeme, después, te sentirás liberada y feliz. Ya no tendrás que seguir actuando como este pueblo te obliga a hacerlo.

Le doy un pequeño y amoroso beso en la frente, como el que le da una madre a su amado hijo antes de que salga de casa para ir a la escuela. 
Limpio con el dorso de mi mano sus lágrimas, y entonces… la dejo caer en el río mientras ella suelta sus últimos gritos de súplica.

Pero no me preocupo, sé que después ella entenderá que hice todo esto por amor y piedad hacia su pobre alma.