Capítulo 7
- Miren, estaba aburrida así que fui a entrenar, encontré un río y... traje esto - Puse la bolsa improvisada que armé con los peces dentro en el suelo.
- ¡Genial! - Los niños sonríen emocionados y miran todos los peces - Podremos cocinarlos y comer todos juntos -
- ¡Gracias! -
Sonreí y miré hacia un lado viendo a Mio, Dororo y Hyakkimaru en las escaleras, decidí acercarme cuando escuché la canción de Mio.
- Ah, entonces le gusta más su canción - Dije en broma mientras me cruzaba de brazos.
- Onēchan - Dororo sonríe pero entonces todos nos confundimos cuando Hyakkimaru me apunta.
- ¿Qué? - Miré a las otras dos en busca de alguna traducción.
Hyakkimaru se apunta ahora a sus labios y abre la boca como si hablara.
- Ahora quiere que tú cantes, onēchan -
- Am... pero si la canción de Mio es buena, mejor escuchen esa - Sonreí apartando la mirada y apoyando mi mano en mi nuca.
Pero entonces Hyakkimaru toca mi mejilla haciéndome girar el rostro y entonces toca mi labio.
- Creo que quiere escuchar la tuya - Habla Dororo.
- Bueno... - Miré hacia el otro lado - Ah, el sacerdote -
- ¿No hay caminos para salir? - Pregunta Dororo.
- No, tengo buenas noticias y malas noticias -
Fuimos a hablar adentro y el sacerdote nos cuenta sobre un lugar donde se podría vivir bien.
- Estarán a salvo allí incluso si comienza una guerra. Lamí el suelo, y me pareció bien -
- Vamos, Mio-nee. Vivamos allí -
- S..Si -
- Pero no tan rápido - El sacerdote vuelve a llamar nuestra atención - Algo ya posee esa tierra -
- Pero dijiste que era un lugar bacante - Cuestiona Dororo.
- Un demonio - Presté más atención a sus palabras - No es algo con lo que queremos meternos a la ligera -
- ¿Qué demonios? -
- ¿Quieres decir... un monstruo? -
- Es mucho más fuerte que cualquier ayakashi - Dice Dororo.
- Ya veo -
Hyakkimaru se levanta tras escuchar esto y yo estaba segura que quería ir a buscar a ese demonio.
- Oye, Aniki, no vas a ir a buscarlo ¿Verdad? -
- Si lo hará - Murmuré.
- Espera, no puedes con esa herida ¡Sacerdote, onēchan! -
- Aunque lo dije sabiendo que irías allí. No pensé que irias antes de que tus heridas se curaran. No puedes esperar ¿Eh? -
- Voy con ustedes -
Ambos nos levantamos y agarramos nuestras cosas para ir tras Hyakkimaru.
- ¡Sacerdote, onēchan, cuídenlo por mi! -
- Si, si, nos vemos - Dije sonriendo leve.
Los tres caminamos por la montaña en busca de aquel lugar del que hablaba el sacerdote. Llegamos justo antes del anochecer, había una casa pero frente a esta un gran agujero.
- ¿Lo ves? -
Miré a Hyakkimaru quien se quitó las prótesis destapando las katanas pero al parecer sus heridas le dolieron.
- ¿Estás seguro de esto? Debes esperar a que te hayas curado -
- Creo que el sacerdote tiene razón, no deberías hacerlo así... - Apoyé mi mano en su hombro pero él se endereza haciendo que la apartara.
Pero entonces aparece un gran demonio en la arena que la atrae junto a nosotros. Yo me apoyé en una roca de por allí.
El sacerdote y yo cortamos algunas de sus patas para llamar su atención.
- ¡Ahora! -
Hyakkimaru salta hacia el demonio y clava su katana en el cuello de este sacándole sangre verde pero entonces este se retuerce y lo agarra por la pierna mientras lo atrae.
- ¡Hyakkimaru! - Salté hacia él y clavé mi katana en la boca de ese demonio mientras el sacerdote atrapaba a Hyakkimaru por detrás.
Todo se detuvo y el demonio desapareció en la arena, yo me quité esta del rostro ya que apenas podía ver pero entonces escuché unos quejidos y gritos de dolor.
- ¡Hyakkimaru, tu voz... ! -
- Hyakkimaru... - Murmuré y vi su pierna la cual estaba desgarrada.
Me espanté por imaginarme el terrible dolor que debe de estar sintiendo, me acerqué rápido hacia él y ayudé para que los tres volviéramos fuera del agujero de arena.
- Tu pierna... sabía que esto iba a ser una mala idea - Dije mientras veía su pierna y él se quejaba de dolor.
- Debes regresar - Dice el sacerdote.
Asentí y entre los dos levantamos a Hyakkimaru y lo llevamos de regreso.
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