Capítulo 37 || FINAL ||

Narra Omnisciente

- Entiendo lo que dices sobre no depender de los samuráis para ganarse la vida y lo haríamos si pudiéramos -

- Pero no tenemos esa fuerza. No sabemos como usar lanzas o espadas -

- No, no hablo de esa clase de fuerza - Dice Dororo.

- Entonces ¿Qué tienes en mente? -

- Escuchen muy bien... Dinero. No usaremos samuráis o demonios. No tendremos guerra, entonces, todo lo que queda es el dinero -

- Si ¿Pero dónde lo obtendremos? -

- No sufririamos todo esto si lo tuviéramos -

- Yo tengo dinero... Bueno, está algo lejos de aquí, pero es una montaña oculta de oro - Aquello llamó la atención de esos tres hombres.

- ¿En serio? -

- ¿Dónde está? -

- Cálmense. Bueno, iré a buscarlo en unos días, prepárense - Dororo se aleja pero se acerca al sacerdote que estaba por allí.

- Ya veo. Esa es una idea audaz -

- ¿Escuchaste eso? Tú fuiste el que me dijo que pensara como usar el dinero -

- No me refería a ello profundamente. Una tierra donde la gente construye su propio país ¿Eh? Supongo que nunca pensé en ello porque soy uno de los samuráis -

- ¿Tú? ¿Un samurái? -

- No es nada. Por cierto ¿Dónde están, Hyakkimaru y _____? Él parece pensar mucho desde entonces y ella parece prepararse para irse -

- Sí, así que les dije mis planes para animarlos. Pero _____ dijo que le gustaba seguir viajando así que se iría. Y Aniki se fue, diciendo que tenía algo que comprobar -

- ¿Comprobar? ¿Qué? -

- Dijo que era algo sobre sí mismo. Supongo que quiere ver si el cuerpo que recuperó funciona bien -

Hyakkimaru si quería comprobar algo con su padre, ahora mismo había ido a la sala infernal para verlo y hablar con él. A pesar de todo... él no lo mató.

- El camino que tomo... no es hacia allá - Hyakkimaru deja la estatua frente a él - Yo soy humano, tú tampoco te vuelvas demonio. Vive como humano -

Hyakkimaru sale de aquella sala recordando a _____, ella siempre lo vio como un humano y junto a Dororo siempre quisieron que no se volviera otra cosa.

Pero tenía que comprobar algo con ella, así que fue a buscarla.

Narra _____

- Uno, dos... Debajo de la ventana, donde los niños duermen. Flores blancas en la noche de una luna pálida. Tres, cuatro, ¿dónde florezces? En el marco del espejo de mamá... Una pequeña flor azul florece... -


Dejé de mirar la aldea desde la colina en la que estaba sentada y miré a un lado al escuchar los arbustos moverse y ahí apareció Hyakkimaru.

- ¿Terminaste lo que tenías que hacer? -

Hyakkimaru asintió y se quedó parado junto a ella. Ambos voltearon a ver la aldea desde allí y se quedaron en silencio un momento.

- Fue... interesante viajar con ustedes - Me levanté y volteé a verlo - Me divertí, pero ahora creo que será mejor separarnos -

Noté la sorpresa en su rostro.

- ¿Por qué? -

- Porque quiero conocer más... ir más lejos de esta tierra, y no sé si eso es lo que quieres tú. Dororo ya hizo sus planes aquí así que podrías quedarte con ella y... -

- No -

- ¿Eh? - Miré confundido a Hyakkimaru.

- Quiero quedarme contigo - Abrí los ojos de par en par sorprendida pero Hyakkimaru se me acerca - Dororo me explicó esto que siento... _____... Te quiero... -

Sentí mi corazón acelerarse y mis mejillas sonrojarse, bueno, todo mi rostro...

- ¿No... te estás confundiendo? -

Niega con la cabeza y apoya su mano en mi mejilla antes de sonreír levemente.

- Te quiero... -

Él se acerca un paso más y se agacha hasta unir sus labios con los míos, sé que jamás a besado ni ha visto bien un beso, por eso solo los une y se queda quieto... pero eso era suficiente para mi, ahora me toca enseñarle más...

Enredé mis brazos en su cuello y correspondí empezando a mover mis labios sobre los suyos, él pareció sorprenderse pero me siguió con torpeza y agarró mi cintura.

Entonces nos separamos por la falta de aire, apoyé mis manos en su pecho y pude sentir sus latidos.

- Hyakkimaru... también te quiero... -

Su corazón se aceleró, abrió más sus ojos sorprendido pero yo sonreí y volví a besarlo por un momento.

- _____... quiero ir contigo -

- Está bien... vamos juntos -

Me miró sonriendo, ambos miramos hacia la aldea un momento más antes de comenzar a caminar, nuestras manos se rozaban y yo decidí agarrar la suya y entrelazar nuestros dedos. Él me mira pero yo sonreí.

Miré por encima de mi hombro pensando en Dororo.

Suerte... nos volveremos a ver algún día, lo prometo.

Fin

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