Capítulo 36
Narra ______
- ¿El castillo está ardiendo? -
- ¿Llegó el enemigo? -
- No, probablemente... -
- Aniki ¿Verdad? - Dororo corre hacia allí.
- Dororo... - Me intenté levantar pero el dolor en mi hombro se hizo más fuerte, miré el vendaje pero dejó de importarme.
- ¡O..Oye! No deberías ir allá -
- Hyakkimaru está luchando allí... debo apoyarlo - Usé la katana para levantarme.
- ¿También irá? - Escuché.
- Debo ir. Quienes están luchando allí son mis hijos. Tal vez no pueda hacer nada pero soy su madre -
La mujer pasa a mi lado pero me ayuda a enderezarme y a caminar.
- Gracias... - Murmuré.
- Ayudaste a Hyakkimaru y lo acompañaste y defendiste... es lo menos que puedo hacer por ti ahora -
Asentí, ambas comenzamos a caminar hacia aquel lugar lo más rápido que podía, trataba de ignorar el dolor y la falta de fuerzas, teníamos que llegar.
Caminamos bastante pero en un momento la mujer resbala con el lodo y cae, me apoyé en mi katana y la quise ayudar pero vi al sacerdote en frente.
- Tal vez no sea un guía pero puedo ayudarla -
- Biwamaru-dono... -
¿Qué?
Le pasa la mano y la ayuda a levantarse. El sacerdote y la mujer me miran, ella vuelve a pasarme la mano para ayudarme pero yo suspiré. Me enderecé ignorando el dolor en mi cuerpo, de a poco dejé de apoyar la katana y los miré.
- Vamos... -
Ellos asienten y continúan caminando, yo hice mi esfuerzo, debía estar bien para poder llegar más rápido hasta Hyakkimaru y Dororo.
***
***
- ¡Aniki! -
- Dororo - La llamé cuando la vi corriendo.
- Onēchan, sacerdote. Vinieron. Todo está en llamas ¿Qué están haciendo? - Dice viendo la cuerda que ambos sostenemos.
- Un pasaje secreto. Ni está ahí abajo -
- ¡Señora! -
Dororo se asoma por el pozo y la madre de Hyakkimaru le dice que se quede allí para ayudar a subir después y ella insistió en ir pero la madre se negó.
- Yo también lo intenté. No la harás cambiar de parecer - Dije apoyando mi mano en su cabeza, ella me mira pero ya no hace nada y la mujer se va.
Nosotros esperamos allí, aunque yo estaba muriendo por bajar e ir a buscar a Hyakkimaru, vimos que el fuego estaba actuando extraño y eso nos desesperó más.
- ¡Demonios! ¡¿Qué está pasando allá?! - Pregunta Dororo - No puedo quedarme sin hacer nada, sacerdote, onēchan, esperen aquí -
Dororo salta al balde del pozo y nosotros hacemos nuestro esfuerzo para que no caiga.
- Dororo... - La miré.
- Onēchan, quédate aquí, volveré con Hyakkimaru -
Me quedé en silencio pero entonces suspiré y sonreí.
- Cuento contigo -
- ¡Si! - Dice antes de irse por el pasaje. Yo miré hacia el castillo incendiado.
Hyakkimaru...
***
***
Vimos como el castillo finalmente caía después de sostenerse por mucho y eso me preocupó pero entonces escuché una voz familiar en el pozo.
- ¡Sacerdote! ¡Onēchan! -
- Regresaste. ¿Hyakkimaru también? Menos mal. Los sacaremos ¿Listos? -
- Espere un momento - Dororo comienza a toser.
- Listo - Abrí los ojos de par en par al escucharlo.
- Vamos, hay que subirlos - Dije agarrando rápido la cuerda y jalando de ella.
- Entendido - El sacerdote me ayuda a jalar.
Nosotros los subimos aunque tuvimos unas complicaciones ya que se movían bastante.
- ¡Oigan tengan cuidado! ¡Se caerán! -
- ¡¿Puedes ver mi rostro?! ¡Oye, Aniki! -
Volví a abrir los ojos de par en par en sorpresa por lo que escuché y estiré más fuerte consiguiendo que ellos salieran del pozo al fin y cuando estuvieron fuera de la cubeta solté la cuerda.
- ¡Hyakkimaru! - No pude evitarlo y lo abracé, sentí mi cuerpo temblando pero él estaba cálido - Menos mal... -
- _____... - Sentí su mano en mi hombro pero la otra en mi barbilla para levantar mi mirada - Eres hermosa... -
Abrí más los ojos a la par que me sonrojaba y sentía mis piernas fallando.
- ¿Puedes verme... ? - Murmuré. Él sonrió leve pero asintió.
- Tenías razón... el cielo es hermoso -
- El cielo... - Miré arriba pero nos concentramos en el castillo en llamas.
- Este es el fin de tu destino. Observa cuidadosamente, con tus ojos -
La tierra comienza a temblar bastante, yo me tambaleé al estar en peor estado que los otros pero Hyakkimaru me sostiene, volví a sorprenderme y a sonrojarme pero no me quejé ni me moví.
- ¿Qué pasa? -
Miramos a todos lados pero el temblor cesó, me separé de Hyakkimaru y suspiré.
Todo terminó...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top