Capítulo 28

- El podría enojarse si lo molestamos. Esperen aquí. Las primeras impresiones son importantes, saben - Habla Okowa luego de abrir la puerta de la habitación en donde estaba su padre - Ten tu espada fuera -

Dororo entra a la habitación y Hyakkimaru se asoma por la puerta.

- Ah, eso es muy interesante -

Entré de brazos cruzados y miré hacia el lugar al que apuntaba Dororo viendo unas máscaras en la pared.

- Padre. Tienes clientes. Quiere que reforjes unas katanas... y probablemente quiera casarse conmigo también... -

Aquello último que susurró fue imposible para mí escuchar, entrecerré los ojos mirándola pero resoplé y no dije nada.

Miré al frente y me di cuenta que ellos se dieron vuelta, al mirar también a los chicos me sorprendí.

- ¡¿Qué hacen?! - Dice Okowa, yo me aguanté la risa.

- Oye... -

- Papá, no te enojes. La primera impresión es importante ¿Si? -

- Esas katanas ¿Qué matas con ellas? -

***

***

- Onēchan, pruébatela - Dororo me pasa su máscara mientras caminábamos tras Okowa y su padre.

- Hm... - La agarré y me la puse - ¿Qué tal? -

- ¡Te ves graciosa, onēchan! - Dororo se ríe.

- ¿Ah si? Bueno, mejor corre porque te daré una razón para reírte - Levanté mis manos como señas de hacerle cosquillas.

- ¡Ah, Aniki protégeme! - Él corre en círculos alrededor de Hyakkimaru al igual que yo.

- ¡Oigan! - Nos detuvimos y miramos hacia Okowa - ¿Pueden calmarse un poco? -

Me levanté la máscara.

- Ah, lo siento... princesita - Rodé los ojos y le entregué la máscara a Dororo quien me mira un momento.

- ¿Qué? - Okowa me mira también.

- No dije nada - Me encogí de hombros.

No vaya a ser ahora que por pelear sin razón con una extraña su padre no quiera ayudarnos... ¿Qué me pasa hoy?

Ugh... molesta.

Seguimos caminando, aunque noté la mirada de Hyakkimaru sobre mi, pero llegamos al santuario y el padre deja el soporte de espadas en la mesa y comienza a rezar.

- Bishamon, es la deidad guardiana de aquí. Papá y todos los demás del pueblo le rezan. Ese Hyottoko es otro dios, uno de forjado -

Miré la máscara que traía Dororo.

- ¿Esto es un dios? Tiene una cara graciosa -

- Eso es porque está soñando en las brasas - Okowa aplasta sus mejillas.

- ¿Soplando en las brasas? - Murmuré.

- Eso ha sido pasado por generaciones en nuestra familia para alejar la mala fortuna -

- El dios Hyottoko, soplando en las brasas ¿Eh? Nadie sopla las brasas así -

Resoplé y miré al frente, hacia el padre de Okowa pero entonces vimos que Hyakkimaru miraba hacia arriba a la izquierda.

- ¿Aniki, qué pasa? -

Seguí su mirada pero no había nada.

- Oye. Pon las katanas allí - Habla el padre de Okowa.

- Si... - Dororo jala de la manga de Hyakkimaru y lo acerca al soporte pero entonces en lugar de poner las katanas sienta a Dororo - ¿Qué estás haciendo, aniki? -

- ¿Qué... ? -

- Cielos. No es momento para jugar - Dororo se baja, yo miré confundida a Hyakkimaru mientras él miraba sus manos.

Dororo agarra las katanas y las coloca en el soporte, luego los cuatro comenzamos a rezar, pero entonces miré de reojo a Hyakkimaru y Okowa notando que esta lo estaba viendo a él y cuando él la vió rápido volteó al frente de nuevo.

Dejé mi oración así y solo miré al suelo un momento. ¿Por qué... ? ¿Por qué me siento mal?

***

***

- Que cansancio - Dororo se tira de espaldas al suelo de la posada - Munetsuna dijo que traería las katanas cuando estuvieran listas -

- ¿Las katanas vendrán aquí... ? -

- Si, así que descansemos hasta entonces. No nos costará tanto como pensé, así que podemos relajarnos aquí -

- Buena idea, enana - Dije antes de bostezar.

- ¡Onēchan! - Me reí sin poder evitarlo.

- No las necesito -

- ¿Eh? - Ambos miramos a Hyakkimaru.

- Debemos estar agotadas. Creí escucharte decir que no las necesitabas -

- Igual yo... - Murmuré y volví a mirar a Hyakkimaru.

- No... las... necesito -

- ¿Qué estás diciendo? Las necesitas para recuperar tu cuerpo de los demonios - Me acosté de lado mirándo sorprendida a Hyakkimaru.

- ¿Hyakkimaru? -

Él se cubre la boca.

- Hyaku-sama, Dororo. Soy Okawa -

Miramos hacia la puerta. ¿Qué hace aquí?

- Entra - Dice Dororo.

- ¿Hyaku-sama... ? -

Ella abre la puerta y entra.

- Deben tener hambre, así que hice esto... ¿Eh? ¿_____? ¿Duermes aquí? -

Dororo y yo compartimos miradas pero las regresamos hacia Okowa.

- Am... si... ¿Por qué? -

- Ah... nada, nada... como Hyaku-sama es hombre... y tú... -

Otra más.

- ¿Es mal visto verme con él? Si, ya lo escuché - Me acosté de nuevo - Pero la última vez que me separé de ellos en la noche casi me come viva un gusano de seda gigante así que... -

- Onēchan se queda - Dororo sonríe ampliamente acercándose a mi, sonreí leve.

- La enana ha hablado -

- ¡No me digas enana! - Se cruza de brazos y me da la espalda.

- Aw no te enojes - La agarré y la jalé hasta mi, ella se intenta librar pero yo a la vez que la atrapaba le hacía cosquillas.

- ¡Onēchan, ya! - Dice mientras ríe.

Yo sonreí riendo un poco y la solté, ella tomó una gran bocanada de aire pero mira a Okowa quien se había sentado frente a nosotros.

- Bueno... traje esto - Ella desenvuelve la comida.

- Gracias. Tenía demasiada hambre... Wou. Se ve sabroso -

Dororo estaba por agarrar la comida pero recibe un manotazo por parte de Okowa, cosa que me sorprendió así que me senté.

- No puedes. Dororo, el amo de la casa come primero -

- ¿Amo de la casa? Hey, estamos en una posada... ¿Quién es ese amo? -

Okowa mira a Hyakkimaru nuevamente como si le saltarán brillitos y corazones de los ojos.

- Oye, Aniki, onēchan y yo estamos en un viaje muy importante -

- Si... una vez las katanas estén listas, nos vamos - Dije extrañada y desconfiada.

- Estoy lista para ir con él -

Me atraganté con mi propia saliva.

- ¿Qué... ? ¿Venir... ? -

- ¡Idiota! No es un viaje de regocijo. Solo yo y onēchan podemos manejarlo - Dororo se queda en silencio un momento pensando - Aunque... es a Onēchan a quien más escucha -

Me volví a atraganta con mi saliva. Miré a Okowa que me miraba a mi sorprendida.

- ¿A ella? -

- Si... estuvo la vez que ella lo detuvo para que no mate a un humano más, o la vez que volvieron a verlo y él quiso terminar con lo que empezó pero onēchan intervino, o las veces que él se preocu... ¡Hm! -

- Dororo, ya fue... suficiente - Dije cubriendo su boca - No hables como si Hyakkimaru no estuviera escuchando -

- Oh... bueno -

- Da igual. No se preocupen. Soy la hija del mejor fabricante de katanas de la tierra -

- Ah, cielos. Tú dile, Aniki. Dile a Okowa que no puedes estar con ella -

Todos lo miramos y sin entender porque... una gran parte de mi esperaba que le dijera claramente que no podía...

- Estaré con Okowa -

¿Qué... ?

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