Capitulo 4

El hermoso Omega observó todo con ojo crítico. La aldea que había visitado hace no más de un mes había sido arrasada.

No entendía la situación. Varios demonios habían salido de las sombras para esparcir el caos innecesario entre otras razas y los humanos. Bufo con molestia, le quitaban su ganancia.

- Esto parece ser una mordida fea - dijo al notar la mitad del cuerpo de un aldeano - Se dieron un festín sin invitar. Mal educados.

- Bello jovencito - la voz a su espalda lo exaltó, retirándose a pocos metros de el - No tema, no estoy aquí para lastimarlo. Más bien, para darle una oferta. - comento el sujeto con traje de raro. Yho lo miro con sus impresionantes ojos azules, advirtiendo.

- No me interesa nada de lo que tengas, híbrido. Lárgate de aquí o serás despellejado vivo - mostró sus afilados colmillos en una sonrisa sádica. No estaba de humor.

- Tan peligro y rebelde como los rumores dicen - continuo, ignorando lo dicho por el Omega, haciendo que este se enfade - ¿No desea acaso ser más fuerte de lo que es ahora?

- No me interesa - afirmó el Omega cruzándose de brazos - ¿Quieres morir, insecto?

- Morir no, ayudarlo si.

- Me ayudaría al dejarme en paz.

- Si es lo que desea entonces, me iré - comenzó a desaparecer en miasma, cómo si de un espectro se tratara - pero nos reuniremos en un punto, Mi Lady. Solo espere y vera. - desapareció por completo.

- Semejante raro - abrazo su cuerpo con desagrado - Seguramente un pervertido.

No dió muchas vueltas al asunto. No le temía y tampoco le interesaba si el era el causante de la masacre, no, por mucho que la tristeza podría invadirlo su lado demoníaco hacia presencia y acoplaba sus emociones. Aunque de ser diferente ¿Que podría contra tantos demonios? Si bien su especie y genero era algo a destacar no tenía fuerza física. Era débil a comparación de demonios como sesshomaru o su padre.

¿Convivía con los humanos solo por qué eran igual a el? ¿Igual de débil?

- Que fastidio - miro por última vez el lugar y se fue caminando. No perdería el tiempo buscando sobrevivientes.

Durante gran parte de la mañana y la tarde contemplo los desiertos caminos por los que iba. No había ninguna señal de aldeanos o algún transporte comercial , nada, ni siquiera sabía si había una aldea por el camino que tomo.

Esperaba...

¿Que era aquello tan brillante?

Sostuvo entre sus manos el brillante objeto, relucía en un color entre morado y rosado. Ese color, la forma, la textura.

— La Perla de Shikon — Murmuró sorprendido, apretó el agarre en ese fragmento — por esta porquería Inu...

Los recuerdos llegaron con fuerza ante sus ojos, no quería recordar el dolor que recorrió su cuerpo al enterarse del accidente de su pequeño hermano menor, su pequeño Inuyasha. Realmente quería destrozar el fragmento, quería destrozar aquella mujer estúpida que lo lastimo y sello.

¡¿Quien fue lo suficientemente estúpido para romper la perla con tal poder?!

Aquella perla nunca debió existir, pero sé creo con el sacrificio de alguna sacerdotisa. Si había fragmentos cómo estos regados por toda la región sería un problema mucho más grave de que pensaba. No solo afectaría a los humanos si no también a los demonios, los enfrentamientos a muerte aumentarían, las tazas de nacimientos bajarían, el alimento podría escasear. No. Tantas posibilidades por una acción.

Pensó por un momento sus futuras acciones, si aventaba en fragmento algún demonio lo obtendría y daría más problemas de los necesarios, en cambio si se quedaba con el corría peligro de ser atacado, no siquiera podía esconderlo pues su presencia era fuerte. Su única opción era darle el fragmento a una persona capacitada.

— Sesshomaru. — susurro el Omega. Cubriendo su boca rápidamente al escuchar lo que dijo.

—Yho.

La voz tras el lo hizo sobresaltar. Encaro al demonio que se encontraba tranquilo, sin expresión, pero con un brillo poderoso en sus ojos que lo hizo estremecer. Estiró su mano con el fragmento. Sesshomaru no hizo movimiento alguno de tomarlo.

— Vamos Sesshomaru. No quiero tener esta cosa conmigo. — hizo un tierno puchero para ablandar al demonio cosa que no pareció funcionar — Bueno. Si no lo tomas tendré que llevarlo conmigo y —

— A partir de ahora, tu hogar es el palacio del oeste — interrumpió sin rodeos.

— ¿Perdona? ¿Has olvidado las normas? No puedes llevarme sin antes tomarme cariño. — sonrió divertido, guardo el fragmento y dió media vuelta.

— Hablé con tus padres.— el demonio perro detuvo el paso del Omega notando en su cuerpo la tensión — Están ansiosos por no saber tu paradero.

— ¿Es eso malo? Nunca les importe sesshomaru. Soy solo un objeto de intercambio para tener más poder — nego son dar su brazo a torcer.

— Me importas.

Un leve sonrojo cubrió sus mejillas ante lo dicho por el demonio. Era tan directo y sin vergüenza que era difícil odiarlo por sus sinceras palabras.

— Lo se a pesar de casi ser violado, comprendo que soy importante para ti. — sus labios temblaron, frunció el ceño y soltó lo que tenía en su latiendo pecho — Tu también me importas, idiota.

Sesshomaru sonrió levemente ante la declaración de su pareja. Acercó su cuerpo y tomo su menton, sellando sus labios por un corto tiempo.

Yho reaccionó de una forma brusca al separarse y cubrir su sonrojado rostro con ambas manos, se abstuvo de gritar como adolescente enamorado y solo cubrió su cuerpo. Su bestia interna salto de la emoción, queriendo obtener más que un simple beso de niños.

— Tomaré ese fragmento. — alzó el pedazo que cayó al suelo con el movimiento brusco — Estaré ausente por unos días. — pareció divertido por los gestos que hacía el Omega para calmarse.

— ¿Por qué? — cuestionó curioso al recobrar la compostura — ¿Tiene algo que ver con los demonios?

— No. — respondió al instante. Dando media vuelta para retirarse — Buscaré al inútil mitad bestia de mi hermano.

Yho reaccionó.

— ¡Espera!

Demasiado tarde, sesshomaru se había ido. Inuyasha. Hablaba de Inuyasha cómo si no estuviera en un solo lugar.

¿Eso quiere decir que su hermanito estaba despierto del sello?

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— Jaken.

— ¿Si? amo bonito

— Prepara la distracción.

— Ya está listo amo bonito pero — trago con fuerza para armarse de valor — quisiera preguntar sobre el amito Yho. ¿Estará sin cuidado mientras partimos a la tumba de su padre?

— Cállate. — agarro al Kappa de forma brusca, lanzando al pobre demonio a un lado de su camino.

No dejaría desprotegido a su pareja. Había dejado un protector en forma collar sobre su delicioso cuello. Dicho protector era una advertencia para aquellos que pasaran tocar a su Omega. Sabía que con solo su olor los demonios no se atreverían a tocarlo ni siquiera verlo.

Comenzó a caminar, dejando al sirviente atrás. Su objetivo era claro. Obtener la espada. Con esa espada, podría por fin demostrar su valía y fuerza al Omega.

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