Extra 1

Caminaba como si el mundo le perteneciera, con sus ojos color avellana, su piel clara, el cabello liso de un tono castaño oscuro, su gran porte, creía que nadie se podía resistir a él. Sus muchas conquistas avalaban su postura, pero ya se estaba hartando un poco de las chicas, quería probar algo más, después de todo, también habían chicos muy guapos.

Tan solo tenía 18 años, su ego tan alto como el monte Everest o hasta que el mismísimo Kilimanjaro, era hijo único y sus padres lo mimaban desde pequeño, le daban todo lo que el deseara, las chicas le llovían por montones y ahora también los chicos. Algunas chicas querían formalizar más con él, pero para Silas, solo era sexo, no quería nada de noviazgos, atarse una soga al cuello nunca estuvo en sus planes.

Hace poco le había echado el ojo a un lindo chico de piel canela, ojos azules y cabello negro, muy pronto se acercaría a él, muy pronto el pelinegro caería como todos los demás.

–Hey, hola – saludo el castaño, el de tes canela lo miro de reojo y fruncio el ceño.

–¿Que quieres? ¿y quien diablos eres?– el castaño sonrió de forma brillante y seductora.

–Yo, soy tu destino – el pelinegro alzo una ceja, luego de verlo por unos segundos decidió irse – Hey, espera.

–¿Que quieres?– dijo entre dientes.

–Yo.. Solo quería que nos conociéramos – volvió a sonreír, esta presa se le estaba haciendo mucho más difícil que las otras, pero ninguna era imposible para Silas Oliver.

–Mira, intento de Leonardo DiCaprio, no estamos en el mismo equipo y nunca lo estaremos, ahora aleja tu estúpida cara de mi vista, antes de que te la parta en dos – lo miro enojado, algo que odiaba el pelinegro era a los homosexuales, había conocido a un par hace un tiempo y lo malo de ellos, por lo menos para él, era que pensaban que cualquier chico querría dormir con ellos, aunque sea para probar.

                               ***

Para Silas la palabra no, no estaba en su vocabulario, odiaba que le respondieran con una negativa, pero aquel chico de cabello negro del cual ahora sabia su nombre, Jeremy Parker, él lo había rechazado y no una vez, si no que varias, habían pasado más de tres meses, ahora Jeremy tenía una linda novia, de tes morena, cabello castaño y ondulado, unos lindos ojos color chocolate, Silas estaba indignado, furioso, pero él no aceptaría esa respuesta, nunca la aceptaría.

Intento varias veces más acercarse al pelinegro, pero éste seguía rechazándolo y haciendo que se sintiera frustrado y humillado. Hoy una chica le dijo que no, Silas se enojo tanto que termino forzando a la muchacha, luego de amenazarla la dejo ir, lo mismo volvió a pasar un par de veces más, el pobre chico que estaba llorando desnudo en su cama justo ahora, ni siquiera hacia que sintiera la más mínima culpa o pena por él, ni por los demás que habían pasado por lo mismo.

Luego de enterarse que Jeremy había terminado con su novia, volvió a ir tras él, pero como antes lo volvió a rechazar, Silas había creído que como estaba en un momento de debilidad por su reciente ruptura, podría ceder, pero eso no había pasado y eso lo enojaba. Pensó que tal vez, debería hacer lo que le había hecho a los demás, obligarlo no estaba de más.

Lo intento, lo intento un par de veces, pero solo obtuvo unas enormes golpizas, ahora no solo su ego estaba lastimado, también su orgullo y su cuerpo, pero ya no más, Silas se vengaría de él, lo haría pagar, si él no lo podía tener, nadie más lo haría.

Después de sobornar a la seguridad de la casa en la colina, mando a un chico al que contrato a hacer el trabajo sucio, esperaba paciente a los pies de la colina, metido en su auto ya que había comenzado a llover, cuando vio aquel ferrari gris caer por la colina sonrió, por fin se desharía de Jeremy Parker, su celular sonó y al ver la pantalla contesto.

–¿Si?– la voz de su cómplice se escucho del otro lado de la linea.

–Silas, el plan no funciono – el castaño arrugo el entrecejo.

–¿De que hablas? Acabo de ver caer su auto– dijo mirando la escena.

–Si, es su auto, pero él no iba dentro– le decía el chico – Espera, ya voy llegando – le corto, luego de unos minutos, su cómplice se metió al auto, en el puesto del copiloto, el hombre estaba empapado, por lo que Silas lo miro mal, al ver su rostro se sorprendió.

–¿Que te paso?– pregunto apuntando la herido que éste tenia en su rostro, de la cual aún emanaba sangre.

–Uno de los guardias no acepto el soborno, pero no te preocupes, esto no es nada, el otro quedo peor – dijo mientras tomaba un pañuelo de la guantera, se seco el rostro y al alzar la vista y ver a su acompañante alzando una ceja, sonrió – Esta muerto.

–Bien – respondió el castaño, apretó el manubrio dejando así sus nudillos blancos.

–Silas, deberíamos retirarnos por ahora – dijo el otro chico.

–¿De que hablas Clifford?– pregunto enojado.

–La policía no tardara en darse cuenta  del soborno, deberíamos mantenernos alejados por un tiempo – el castaño lo pensó, su amigo y cómplice tenia razón, aunque odiaba que le dijeran lo que tenia que hacer, esta vez lo haría.

–Te pago para que hagas el trabajo sucio, no para que me digas que hacer – le dijo enojando, encendió el auto y se fueron.

                               ***

Estaba enojado, furioso, aún no podía vengarse de chico que lo rechazo, tampoco había podido convencerlo de estar con él, y ahora, después de que Jeremy estuvo un largo tiempo en rehabilitación, ahora que por fin había salido, Silas se enteraba que tenia una nueva pareja y que tenían un hijo de un año, eso lo enfurecía. Ninguna mujer o hombre con el que había estado, tampoco a los que había obligado, violado, ninguno de ellos hacían que olvidara a Jeremy Parker.

Después de la muerte de sus padres, hace ya tres años, él había heredado todo y se había vuelto mucho más peligroso ahora, en una de sus tantas residencias, tenia a una chica de cabello negro muy hermosa, la cual no estaba ahí por voluntad propia, era una de las mujeres más hermosas que había tenido en su vida, cuando se acerco al cuarto donde la tenia habrio la puerta y la vio acostada en la cama, al sentir otra presencia en el lugar la chica se incorporo, miro con miedo al castaño, él comenzó a acercarse luego de cerrar la puerta tras él.

–Por favor, no me hagas nada, te lo suplico – lloro la chica, trataba de alejarse de su captor pero no era como si lo fuese a conseguir.

–¿Porqque sigues pidiendo eso Geraldine? Sabes que no pasara, tu eres mía – la halo por el antebrazo para acercarla a él, la chica siguió llorando y tratando de escapar.

–Sueltame – lloraba, Silas comenzó a besar su cuello y la abrazo más a él– No, no, dejame – siguió llorando la chica, pero con esas palabras solo consiguió que el castaño fuese más brusco.

La golpeo un par de veces ya que a pesar de llevar una semana ahí, la chica seguía resistiéndose, luego de forzarla como todas las veces anteriores la dejo ahí, desnuda, llorando. Salio del lugar y dejo a sus guardias, cuidando que la chica no escapara, tenían prohibido tocarala, no era la única chica o chico, que había llevado allí, pero si era la única que no quería compartir luego de tener sexo con ella. Salio de la residencia y fue a buscar a su nueva conquista, esa tarde Silas se acostó con un chico que había encontrado en un bar al que le gustaba ir.

Luego de días donde todo era sexo con desconocidos, forzar a la chica que tenia en su residencia y emborracharse, fue esta vez a un bar desconocido, una chica joven llamo su atención, era una chica refinada, su tes era pálida, su cabello castaño cayendo hasta su cintura, ojos grandes color gris, labios rojos, llamándolo a que los probara, era más baja que su querida Geraldine, pero para Silas, ella era la perfección echa persona, se acerco hasta ella.

–Hola – saludo, la chica lo miro algo tímida.

–H-hola – respondió, miro para todos lados buscando a alguien que al parecer no encontró.

–Tu, eres realmente hermosa – le dijo de forma seductora, la chica se sonrojo.

–G-gracias – respondió, él la miro curioso.

–¿No eres de acá? Tu acento... Es extraño– le dijo sonriendo.

–Ah, soy de México – dijo mordiendo su labio.

–Eso es genial, me encanta México, dúo hace años con mis padres, es un lugar hermoso – ella sonrió tímida – Oh, disculpa, no me he presentado, Silas Oliver.

–Guadalupe Rodríguez – se presento la chica, y acepto la mano que le era extendida.

–Un gusto, Guadalupe – Silas sonrió de forma sincera, la chica le hacia más que atraerle físicamente.

                             ***

Silas llevaba saliendo con Guadalupe más de un mes, era la primera vez que salia con alguien, pero ella era especial para él, todo era color de rosas a su alrededor, pero ni con eso él había dejado libre a Geraldine. Ya no iba todos los días a ver a la pelinegra, ahora tenía una novia con quien satisfacer sus necesidades, pero lo bueno nunca duraba en la vida de Silas, un día Guadalupe fue a la residencia de su novio, quería sorprenderlo, pero la única sorprendida fue ella, había mucha seguridad en el lugar, pero la habían dejado entrar al saber que era la novia del dueño, su sorpresa fue mayor cuando una chica de más o menos su misma edad, salio corriendo de una de las habitaciones, al verla se asusto, la pelinegra estaba algo maltratada, la detuvo en el camino.

–¿Q-que te paso? ¿estas bien?– le pregunto asustada, la desconocida tenía los ojos llorosos.

–¿Que haces aquí? ¿también te secuestro?– le pregunto tomandola por los hombros, Lupe estaba asustada y confundida.

–¿De que hablas? ¿t-te secuestraron?– pregunto, el miedo apoderándose de ella –¿Quien lo hizo?

–Silas, debemos irnos, antes de que él venga – Lupe estaba en shook, su novio, el chico del que se había enamorado, había secuestrado a una chica.

–Es imposible, ¿dices que Silas te secuestro? No entiendo, ¿porque lo haría?– pregunto aún shoqueada.

–Esta loco, es un abusivo, violador, no soy la primera a la que le hace esto, muchas chicas y chicos, también pasaron por aquí, tal vez ellos recibiendo la peor parte de Silas – le dijo Geraldine con miedo – Debemos irnos.

Guadalupe asintió, aún no podía creer todo lo que acababa de escuchar, pero la chica era una evidencia viviente de todo, trataron de escapar del lugar, pero al llegar a la puerta principal y antes de abrirla, ésta se abrió, el dueño de las pesadillas de Geraldine las quedo mirando, primero a la pelinegra, luego a Lupe.

–Lupe, ¿que haces aquí?– pregunto con temor.

–Silas, explicame que es todo esto– le dijo la castaña, Silas fruncio el ceño.

–No tengo nada que explicarte – dijo enojado.

–¿No? Secuestraste a esta chica, abusaste de ella, ¿y de cuantos más? ¿que más me escondes Silas? – la chica dejaba escapas las lágrimas, estaba asustada, su novio había cambiado, su semblante era diferente, aterrador.

–Callate, ustedes – dijo mirando detrás de las chicas, dos hombre se acercaron a ellos– Llevenla de vuelta a donde estaba – los dos tomaron de los brazos a Geraldine y se la llevaron, la chica gritaba y lloraba, suplicaba que la dejaran ir, Guadalupe estaba asustada, quería salir de ese lugar, camino a la puerta para irse, pero Silas se interpuso en su camino.

–Sal de enfrente, dejame ir – dijo con ojos llorosos.

–No saldrás de aquí – las piernas de la chica temblaron, las lágrimas aumentaron.

–No puedes obligarme – quiso hacerse la fuerte a pesar del miedo, la macabra sonrisa que puso su aún novio, calo sus huesos.

–Claro que puedo, eres mía Guadalupe y no te iras a ninguna parte – la chica se sintió débil y antes de que Silas reaccionara, ella estaba en el suelo inconsciente.

                              [...]

Al despertar, se sintió mareada, talo sus ojos y se incorporo de apoco, al ser consciente de donde se encontraba y con quien, miedo fue lo único que sintió.

–¿Es por esto que viniste hoy?– pregunto Silas alzando en tubito de plástico, la chica no contesto.

–S-Silas, por favor, si me quieres o si alguna vez me quisiste, por favor dejame ir – el castaño fruncio el ceño.

–Eso nunca y menos ahora que tienes a mi hijo en tu vientre – dijo serio, Guadalupe comenzó a llorar.

–Lo abortare – dijo desafiante, aún con lágrimas, no quería tener un hijo con aquel monstruo – Si no me dejas ir, abortare, me tiraré por las escaleras o me golpeare el vientre hasta perder al bebé – Silas se levantó de forma brusca y se acerco a la castaña, la halo del cabello con fuerza.

–Escuchame bien, si haces eso, me encargare de matar a toda tu familia y haré que sufras por el resto de tu vida– la amenazo, la chica lo miro con terror, no dijo nada, él la soltó y salio del lugar.

Al pasar los meses, Silas trataba a Guadalupe igual que a Geraldine, la ultima siempre interviniendo para que él no golpeara a su nueva amiga, reduciendo así la pelinegra las golpizas y siendo abusada constantemente por Silas. Guadalupe ya estaba en su ultimo mes, sin previo aviso y sin poder conseguir un doctor, ella con la ayuda de Geraldine, dio a luz un bellos niño, pero lamentablemente, Guadalupe no resistió el parto, estaba muy débil, lo ultimo que dijo luego de ver a su bebé y estrecharlo entre sus brazos fue: Geraldine, por favor cuida del pequeño Mark, protegelo de ese hombre.

Murió luego de besar la frente de su hijo, por eso Geraldine trato de cumplir la promesa que le hizo a su amiga, ella cuidaba a Mark como a su propio hijo, el pequeño castañito que ya tenia tres años, se parecía tanto a su madre, los mismos ojos, su facciones y eso le hacia feliz a Geraldine, por lo menos el niño no se parecía a la escoria de su padre.

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N/A:

Hola, otra vez yo, pensaba escribís solo desde donde aparecía Mark, pero preferí al final ir un poco más lejos, así explicaba algunas cosas más 😅

Se que narre de forma distinta, espero les haya agradado.

Odien a Silas, yo lo odio jajjajaa más que a Jeremy, a él lo odie en mi otro libro, pero no tanto como a Silas 😅😅

Solo falta un extra y el epilogo.
Nos leemos pronto 😘

Ah GuadalupeYanascual tu deseo, lamento haberte puesto ahí, pero justo necesite un nombre 😅😅

HarunaNanami

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