Parte única.

Tony Stark subió los tres peldaños que daban a su habitación tropezando un poco. Había bebido bastante durante la fiesta y sentía el cuerpo torpe y pesado.

Nada que una buena noche de sueño no solucionara.

Claro, luego estaba la resaca. Pero eso era un problema del Tony del futuro.

Rio por lo bajo ante su ocurrencia mientras se quitaba el carísimo saco Versace y lo arrojaba al suelo como si fuese un trapo de dos dólares. Le siguieron la corbata y el cinturón Hermès, los zapatos Ferragamo que se quitó de una patada y los faldones de la camisa Armani que comenzó a sacar del pantalón antes de quedarse completamente quieto.

No estaba solo.

En un segundo, el reloj de su mano derecha se desplegó convirtiéndose en un guante que apuntó al cielo raso sin siquiera titubear. Ni siquiera debió preguntar, puesto que conocía la voz aterrorizada que chilló ante el posible ataque. Dirigió el arma hacia el piso mientras que el pulso le batía en los oídos.

—Señor Stark, no dispare! Soy yo, Peter!Por favor, NO DISPARE!

Soltó todo el aire que contenía en los pulmones de una sola vez en un ruidoso resoplido. El joven descendió del techo con un ágil salto y se plantó frente a Él con una expresión mezcla de preocupación y disculpas. Tenía puesto el traje que le había dado, pero no la máscara.

—Niño, quieres que te mate? Qué demonios haces aquí a esta hora? —El chico se apresuró a hablar.

—Lo siento, lo siento muchísimo, no pretendía asustarlo-

—Asustarme? Casi te vuelo en pedazos. No vuelvas a hacer eso.

—No volverá a pasar, en serio, lo siento.

Mientras Peter continuaba su perorata, Tony siguió con su plan de "una buena noche de sueño". Pasó junto al chico desabrochándose la camisa, la arrojó a un lado y comenzó a pelearse con los pantalones. Aquella maldita cosa tenía más botones que un ordenador...

—Estúpidos dedos torpes, estúpido alcohol... —Murmuró.

—Señor Stark? —Oh, cierto. Peter seguía ahí. Y qué quería, por cierto? Lo encaró una vez más.

—Qué haces aquí? Uno no va por ahí allanando moradas sin un motivo.

—Deje que lo ayude...

Tony alzó una ceja. Ayudarlo con qué? La pregunta se respondió sola cuando el niño fue directo a su bragueta para desabotonarla. Le quitó las manos de un cachetazo y el horror hizo que su voz subiera tres octavas.

—Qué crees que haces!? —Se sintió un poco niñita al darse cuenta de que estaba protegiendo su entrepierna con las manos, así que cruzó los brazos y sacó pecho para imponerse ante el adolescente.

—Yo... Usted dijo que no... —Las mejillas de Peter estaban completamente rojas. Y verlo tartamudear era bastante adorable... El chico carraspeó, haciéndolo volver a la realidad. —Dijo que no podía quitarlo y pensé que podía ayudar-

—Con mi bragueta? —La nuez del chico subió y bajó cuando tragó nerviosamente.

—Bueno, sonaba mejor en mi cabeza y-

La nublada mente de Stark comenzó a unir puntos. El niño se había pegado a él todo lo posible desde que lo había conocido, lo idolatraba como a un dios y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa que le pidiera. Había pensado que era consecuencia de su fama y de la falta de figura paterna en la vida de Peter, pero tal vez... Tal vez hubiese otra cosa detrás... Frunció el ceño y escupió las palabras, cortando al chico que seguía deshaciéndose en explicaciones.

—Eres gay, Peter? —Los ojos del joven se abrieron tanto como era posible y aún bajo la tenue luz que entraba por los ventanales, pudo decir que todo el color se había drenado de su rostro. Tony continuó hablando calmadamente mientras se quitaba el reloj. —Porque está bien si lo eres. No estoy diciéndolo porque sienta asco o algo así, no soy un homofóbico de mierda ni nada de eso, pero acaba de pasar por mi cabeza y debía preguntar. —Se sentó en la cama con los codos en las rodillas y la vista fija en el niño frente a él. Ante la falta de respuesta, le dedicó una media sonrisa. —Mira, no te juzgo. Yo he hecho muchísimas cosas a lo largo de mi vida y encamarme con hombres es una de las más leves. Si eres gay nadie va a hacer escándalo. Ni siquiera el Cap. —Rio con ganas. —Lo has visto con el tipo del brazo robot, Bucky? Ahí hay algo, te apuesto mi fortuna entera. —Suspiró. —Lo que trato de decir es que tus elecciones sexuales no le incumben a nadie, pero creo saber porqué estás aquí.Y no, Peter. No puedo darte lo que quieres.

El niño pareció superar su shock, puesto que habló con un hilo de voz.

—Y por qué cree que estoy aquí, Señor Stark?

—De verdad quieres que lo diga? —Lo miró a los ojos, y como él no bajó la vista, suspiró. —Bien. Quieres que me acueste contigo, verdad? Pues no va a pasar, Peter. Hay una enorme cantidad de leyes en contra de lo que quieres que hagamos y si bien suelo hacer la vista gorda ante ellas muchísimas veces, no voy a romper esas en particular. —Peter tenía los labios apretados y estaba completamente inmóvil. —Lo siento. Tal vez en unos años, cuando seas mayor de edad, si aún quieres-

—Yo lo siento, Señor Stark.

—Niño, uno no elige de quien enamorarse- —El joven negó con la cabeza.

—No por eso. Nunca por eso. —Apenas fue consciente del cambio en la mirada del chico. Un segundo después y sin siquiera poder reaccionar, Tony se encontró pegado a la cama. Peter se había atrevido a dispararle telaraña. Oh, en cuanto se soltase iban a tener una larguísima charla...

—Peter. Qué crees que estás haciendo? —Su voz fue dura y no titubeó. El alcohol había bajado lo suficiente durante la conversación como para permitirle ser más consciente de su entorno y de su cuerpo. Pero el chico parecía preparado para que intentase soltarse, puesto que en un parpadeo lo pegó también al techo, impidiéndole moverse aún si se pusiera de pie. La sonrisa que se dibujó en el rostro del niño no se parecía a nada que le hubiese visto antes. Enmudeció.

—Está incómodo, Señor Stark? Intenté no envolverlo completamente porque tal vez puede darle claustrofobia o algo... —Ya sin nadie para evitarlo, Peter comenzó a desabrochar lentamente los botones de su pantalón. —Sabe, Señor Stark? Realmente? No sé si soy gay. Solo sé que de verdad, de verdad quiero follármelo. —El chico lo miró y Tony abrió la boca pero no logró emitir sonido. Una mordaza de telaraña se lo impidió. —Eso me hace gay? También me gustan las mujeres, y no he sentido lo que siento por usted por otro hombre... Así que no estoy seguro de qué soy. —Se encaramó sobre él y examinó la telaraña del rostro. —Menos mal, temí haberle tapado la nariz. No quisiera que se desmaye. Al menos no hoy...

Las ideas de Tony giraban en su mente como un torbellino sin control. Las palabras de Peter se repetían una y otra vez como música de fondo para el resto de sus pensamientos. Observó el reloj sobre la mesa de noche y maldijo. Si no se hubiese quitado esa maldita cosa... Trató de forcejear, pero la mierda química de la que estaba hecha esa basura de telaraña podía parar un tren sin siquiera resentirse...

Estaba...

Indefenso.

Peter sonrió mientras se bajaba de la cama.

—Estuve viendo su habitación por un rato y tuve tiempo para pensar... —Tony alzó la cabeza y lo observó pasear por el cuarto antes de detenerse frente al espejo. —Quiero follarlo aquí. Quiero que vea mientras entro en usted. —Hizo una mueca. —Ugh, pero... —El joven miró alrededor, como buscando algo. —Si, creo que lo tengo...

El mundo cambió de perspectiva en cuanto Peter lo tomó por los tobillos y lo arrastró frente a la pared del espejo. En cuanto lo soltó, trató de alejarse reptando como un miserable gusano. El chico rio.

—Oh, no, Señor Stark. No se vaya antes de que termine la diversión. No sea aburrido.

Con manos espantosamente expertas, el chico flexionó sus piernas y las subió hacia los hombros antes de fijarlas en su lugar con telaraña, dejándolo completamente abierto para él. Rompió a sudar. La cara de Peter apareció frente a la suya.

—No se preocupe, se lo que hago. —Le dio un besito en la punta de la nariz antes de volver a sus maquinaciones.

Pronto, Tony estaba colgando frente al espejo como una especie de obseno capullo de araña. Agradeció aún llevar sus calzoncillos. Peter se asomó por sobre su hombro y vio su reflejo en el espejo.

—Cómodo? —Sonrió. —No lo creo, pero qué vista tendremos! —El chico dio la vuelta y acarició su entrepierna. Tony se revolvió en vano. —Oh, sí. Resístase. Nada me gusta más que quebrar la voluntad de alguien... —Lo miró, rogándole con los ojos. Sonidos ahogados que el chico ignoró escaparon de su garganta. —Debería haber quitado esto de en medio antes... —Tiró del calzoncillo y lo soltó, chasqueándolo sobre sus pelotas. El escozor lo hizo estremecer. —Supongo que puede comprar más...

Rasgó la tela justo en la entrepierna, dejando su miembro y su entrada al descubierto. Stark se retorció y gritó. Peter lo miró, complacido.

—Si. Mucho mejor. —Alzó la mirada. —Me muero por trabajar con usted, Señor Stark.

Con eso, una de las manos de Peter subió hasta su mejilla mientras que la otra comenzaba a bailotear sobre su miembro, tocando casi sin tocar.

—No tenía idea de cómo era en realidad, verdad, Señor Stark? —Le acarició la mejilla con el pulgar. Tony se retorció con fuerza y fue recompensado con una fuerte bofetada que lo asustó. El chico lo tomó con fuerza del rostro y lo obligó a mirarlo a los ojos. —Me gustan obedientes, Señor Stark. Me gusta que me contesten cuando pregunto, y me gusta que me complazcan. Puede hacer eso? Todo será mucho más fácil para usted de ese modo...

Más... Más fácil para él?

—De verdad, Señor Stark. —Lo miró con decepción. —Por más duro que me ponga el castigarlo, prefiero la sumisión absoluta... Ahora... —Peter pellizcó su saco sacándole un agudo gemido de dolor. —No me imaginaba así, no es verdad?

Con la adrenalina saturando su sistema nervioso, Tony negó enérgicamente. Peter sonrió una vez más y la mano entre sus piernas volvió a su tarea de acariciar.

—Me creía inocente? —Asintió con convicción. —Un pequeño niño que quería que su héroe lo llevase a la cama y lo hiciera gemir? —Stark lo miró fijamente. No estaba seguro de qué quería escuchar... —Conteste sinceramente. —Tras respirar hondo, asintió una vez. —Si... Es bastante difícil mantener esa fachada, pero es menos complicado que explicarle a todo el mundo que me va el sado. —Se encogió de hombros. —Por qué será que la gente se espanta? O sea, ni que me excitase con animales o algo así...

Dos de los dedos de Peter rozaron su entrada y Tony cerró los ojos con fuerza.

—Señor Stark. Abra los ojos ahora. —La voz del chico sonó amenazadora junto a su oído.

Negó. Le habían hecho peores cosas que darle bofetadas a lo largo de su vida. No iba a mirarlo. No iba a verlo humillarlo de ese modo. La mano de Peter se cerró con fuerza sobre su saco, obligándolo a abrir los ojos a causa del dolor. Stark apretó los dientes mientras que el grito contenido le rasgaba la garganta. Estaba avergonzado, pero probablemente se le hubiesen escapado un par de lágrimas.

—De verdad, Señor Stark. Coopere. La pasará mejor así.

Pasarla mejor? PASARLA MEJOR? Ese niño estaba completamente desquiciado. En cuando se soltase iba a... Iba a... El hilo de sus pensamientos se perdió en cuanto Peter fue a su espalda y lo tomó por las nalgas. Qué...? Qué iba a...? Lo observó separar la carne para tener acceso a su entrada. Sus dedos acariciaron el perineo, presionando levemente y generando que su dormida polla comenzara a despertar.

—Es virgen, Señor Stark? —Sus ojos se dispararon de lo que pasaba en su entrepierna hacia la cara del chico sobre su hombro. —O sea, no se equivoque, está claro que ha tenido mucho sexo heterosexual. Y por lo que dijo, se ha follado hombres... Pero se ha dejado follar, Señor Stark? —Los ojos de Tony se abrieron enormemente a la vez que tragaba con fuerza. —Señor Stark? No ha aprendido nada?

Tony negó con fuerza.

—No se ha dejado follar o no ha aprendido nada? Parpadee una vez por la primera pregunta y- —Parpadeó marcadamente. Peter sonrió con sorpresa. —Entonces... Entonces seré el primero?

Oh, no. Sobre su cadáver. Volvió a negar. No le importaba si eso le valía otro castigo. Cuando la mano de Peter se cerró en su miembro se preparó para sentir dolor, así que se sorprendió cuando el chico comenzó a masturbarlo. Lo vio trabajarlo por el espejo. Se estremeció cuando el pulgar rozó la cabeza de su pene y comenzó a acariciarla. Algo húmedo tocó su oreja y llevó allí su mirada. Peter lo estaba lamiendo.

—Así que... Cómo va a impedirme algo, eh?

La voz del chico, terciopelo puro, hizo que la respiración de Tony se acelere. Se retorció en vano ante las atenciones y, aún sin quererlo, se puso completamente duro.

—Oh, sí. Así está mucho mejor... —La húmeda lengua del chico jugueteó con el lóbulo de su oreja, sus dientes apresaron la carne suavemente antes de soltarla y repetir en el cuello. Tony rompió a sudar mientras la mano de Peter lo masturbaba con ritmo creciente. Cerró los ojos, avergonzado por la reacción de su cuerpo. —Ah, no. —La queja del niño fue acompañada de un tirón algo brusco a su miembro que le arrancó otro gemido de dolor. —Qué le dije de cerrar los ojos? Quiero que se vea.

Si. Verse. Eso.

Tony clavó la mirada en el espejo, poco dispuesto a que siguiera ensañándose con su pene. No debió hacerlo. Se vio completamente abierto y duro. La cabeza de su miembro estaba roja, desesperada porque siguiera tocándolo. Una gota de lubricación chorreó desde la punta, haciendo más resbaladizas las cosas.

La expectación comenzó a acumularse en el fondo de su estómago y de pronto toda aquella situación comenzó a darle algo más que asco y enojo. La mano de Peter atendía muy bien su entrepierna mientras que su boca continuaba su trabajo en el cuello. La humedad y la fricción comenzaron a obrar milagros en él, y cuando el chico cortó hábilmente un trozo de la telaraña que cubría su pecho y encontró un pezón, gruñó.

Peter también tenía la vista fija en la imagen del espejo, disfrutándola incluso más que él, y cuando sus miradas se encontraron, Tony quiso gritar. Pero todo lo que salió de sus labios fue un gemido ahogado por la mordaza.

—Quiere que lo deje en paz, Señor Stark? Quiere que me vaya? —Mientras hablaba, una de sus manos continuaba subiendo y bajando sobre su miembro y la otra jugueteaba con su pezón, tirando, pellizcando y acariciando, impidiéndole pensar con claridad. —Dígame. Quiere que lo deje?

Si. Definitivamente quería que lo deje. Pero... Pero no ahora que estaba tan cerca de... Miró el reflejo de su miembro en el espejo desesperadamente, preguntándose qué mierda quería.

El chico pareció notar que su orgasmo se aproximaba, puesto que sonrió.

—Quiere venirse primero? Es usted tan sucio, Señor Stark.

La rosada lengua de Peter atrapó el lóbulo de su oreja una vez más, llevándolo más allá del clímax. La tensión en sus pelotas aumentó hasta ser insoportable, y justo cuando estaba a punto de llegar a la cumbre... Peter lo soltó. Como si fuera basura. Tony gimoteó, sintiendo como el orgasmo se escapaba de sus manos.

Y luego se dio una patada mental, porque tener o no un orgasmo debía importarle muy poco en aquella situación. Jadeando, miró a Peter a través del espejo. El chico sonrió.

—Está feliz, Señor Stark? Lo deje, justo como quería. —Hizo un mohín antes de volver frente a él. —O realmente quería venirse?

Qué debía contestarle? Si, quería venirse, pero no QUERÍA VENIRSE. Gruñó por toda respuesta, sintiéndose expuesto y sucio. El niño rio.

—Quiere que siga? —Bajó la vista hacia su miembro. La cabeza estaba prácticamente violeta y tan hipersensible que el más mínimo roce lo llevaría a desgraciarse ahí mismo. Tragó con fuerza. —Si quiere que siga puedo hacerlo. —Peter se encogió de hombros. —No me molesta. Y nadie se enterará. Y luego me iré y todos seremos felices.

Se iría? De verdad se iría? Entonces... Entonces tal vez debería...

Asintió sin pensarlo mucho.

—De acuerdo!

Con un fluido movimiento, Peter disparó telaraña al techo. En cuanto hubo trepado por ella a la altura suficiente, pasó sus piernas por sobre los hombros de Tony, dejando su entrepierna a centímetros de su cara. Stark lo miró con pánico en cuanto el chico se soltó y todo su peso quedó sobre su cuerpo. El chico lo miró con diversión.

—Qué? De verdad pensó que usted podría venirse y yo no? Es muy egoísta, Señor Stark. Tal vez por eso Pepper lo dejó.

La mención a su ex lo hubiese hecho enfadar más si Peter no hubiese comenzado a abrir la entrepierna de su traje. El miembro del chico, completamente duro, apareció frente a sus ojos. Era mucho más grande de lo que pensaba. Cómo demonios ocultaba aquella cosa en los ajustados pantalones que gustaba de usar?

Peter tomó su pene y deliberadamente lo pasó por su mejilla.

—Qué pensaba, Señor Stark? —Tony trató de mover el rostro lejos de la condenada cosa, pero los muslos del chico le impidieron ir muy lejos. —Sorprendido por el tamaño? —Ahora le dio un par de golpecitos suaves sobre la mordaza. —Sé que lo estaba. —Sonrió. —Quiero follarle la boca. Gritará si le quito la mordaza?

Si. Le pediría a Friday que activase sus trajes y sacaría a aquel condenado niño de su casa y lo mandaría directo a-

—Piensa en pedir ayuda? —Peter frunció el ceño. —Pero a quién llamará? Friday está... De vacaciones, por así decirlo...

Qué?

—Sorprendido? Vamos, Señor Stark, el traje que me dio estaba monitoreado por ella. No fue mucho trabajo encontrar una brecha para poder suspenderla por un tiempo... Y eso mismo hice aquí. —Sonrió. —Así que... Ahora que sabe que nadie vendrá a ayudarlo... No es mejor cooperar?

La desesperanza se instaló en el pecho de Tony. No tenía otra opción que... Chupar su camino a la libertad. Peter pareció notar el cambio puesto que la sonrisa volvió a su rostro.

—Bien. Me agrada cuando coopera, Señor Stark.

El chico le quitó la mordaza de un tirón, irritándole la piel.

—No se preocupe, me encargaré de usted en cuanto termine conmigo.

Tras una honda respiración, Tony aceptó en la boca lo que Peter le ofrecía. Nunca lo había hecho, pero supuso que repetir las cosas que a él le gustaba que le hicieran sería suficiente. Usó la lengua en la punta, lamiéndola en círculos rápidos, antes de subir y bajar. Peter jadeó.

—Sí, exactamente así. —El chico trabó los tobillos tras su nuca, golpeando, al hacerlo, el fondo de la garganta de Stark. El sonido ahogado que escapó de Tony llamó su atención. —Oops, lo siento. O tal vez no? —Un nuevo embate contra su boca volvió a ahogarlo, y Peter rio suavemente mientras le acariciaba el cabello.

Tony se afanó en su tarea, chupando, lamiendo y succionando cada centímetro del miembro del chico, arrancándole jadeos, gemidos y gruñidos guturales que viajaron directamente a su propio pene y lo volvieron a endurecer.

—Todo esto está muy bien, pero lo quiero más... Profundo. —Con esas palabras, Peter aferró su nuca y lo embistió. Esta vez realmente dolió, y Tony estuvo seguro de que le estaba haciendo daño de verdad. —De eso hablaba...

Sin ninguna consideración, el chico comenzó a penetrar su boca, empujando su garganta sin miramientos. Stark se esforzó por respirar y controlar las náuseas que los embates le provocaban. Se sentía ahogado. Tenía la boca tan abierta como era posible y toda ella estaba llena del pene de Peter.

Era...

Bastante erótico...

Pensó en la situación.

Estaba atado, colgando del techo, completamente indefenso...

Una vez más, el calor comenzó a acumularse en su cuerpo.

Aquello... Aquello le estaba gustando. Observó el rostro del chico. El placer había suavizado sus facciones hasta hacerlo parecer casi angelical...

Y era por él. Sus gemidos y jadeos eran por él...

Los jadeos crecieron en intensidad y las embestidas fueron cada vez más rápidas, dándole a Tony la pauta de que el chico estaba a punto de correrse. Solo un poco más.
Aguantó con los ojos llenos de lágrimas hasta que sintió a Peter derramarse en el fondo de su garganta. El líquido caliente lo ahogó, llenándole la boca por completo. El chico lo tomó por los cabellos y quitó su miembro, terminando de correrse en su cara.

—Trague, Señor Stark. Y luego limpie lo que queda.

Stark respiró hondo por la nariz. Estaba hecho un asco. Tenía semen en el rostro y chorreando de su boca junto con el exceso de salivación producido por lo que acababa de hacer. El miembro le dolía e incluso su entrada se sentía extraña. Como si ella también deseara atención.

Obedientemente, Tony tragó lo que tenía en la boca antes de usar la lengua para limpiar lo que se había derramado a lo largo del miembro del chico, afanándose en dejarlo limpio del semen que lo cubría. Llegó a su saco y lo introdujo en la boca diligentemente, chupando hasta la última gota del líquido blanco.

—Quiere su recompensa? Pídala y la tendrá.

El pene adolorido de Stark saltó, respondiendo por sí solo. Deseaba que lo atendiera. Deseaba... Deseaba que siguiera haciendo con su cuerpo lo que quisiera...

—Sí. —Dijo sin titubear.

Peter sonrió ante la única palabra antes de bajar y volver a su espalda. Una mano apareció frente a su boca. Imaginando que lo que el chico quería, Tony la lamió, dejando en la palma una buena cantidad de saliva.

—Me encanta que sepa lo que quiero.

En cuando la mano del chico aferró su miembro, Tony gimió con alivio.

Se abandonó a las atenciones, entregándose por completo. La imagen que el espejo le devolvió ya no le desagradó para nada. Estaba manchado de semen, abierto de piernas... Y estaba dispuesto a pedir más. En cuanto sintió el duro miembro del chico frotándose entre sus nalgas, pegó un respingo. Él quería follarlo.

Y a esa altura poco le importaba.

—Peter... —Gimió. Su voz sonó estrangulada.

—Sí, Señor Stark?

—Peter, por favor... —El chico sonrió.

—Por favor qué?

—Encárgate de mí...

—Oh, eso quiere? Quiere venirse? —La cabeza del miembro del chico se frotó contra su entrada. La sensación viscosa lo hizo abrirse aún más. Quería tenerlo dentro...

—Quiero... Quiero que...

Sus pensamientos se cortaron en cuanto el niño hizo algo de presión, forzando lentamente la punta de su pene en su interior. Lloriqueó en cuando Peter retrocedió. El chico volvió a hablar en su oído.

—Quiere que lo meta? Quiere que bombeé en su interior?

Si... Sí, eso quería...

Asintió desesperadamente.

—Es usted un sucio bastardo, Señor Stark... Ruégueme.

Cualquier rastro de decoro abandonó su cuerpo en cuanto en chico volvió a presionar.

—Por favor, fóllame. Fóllame por detrás. Quiero tenerte dentro, quiero que te vengas en mí...

—De verdad? No quería que me fuera? —El chico se mofó, y él negó con fuerza.

—No, ya no. Por favor...

—Vaya... Quién hubiese pensado que Anthony Stark era una zorra...?

Peter soltó su miembro para abrirle las nalgas por completo y juguetear con su entrada. Usó dos dedos para dilatarlo, introduciéndolos y trazando círculos, abriéndolos en su interior, haciéndolo jadear y pedir por más.

—No es suficiente para el Señor Stark?

Peter sacó sus dedos y volvió a tentarlo frotando su miembro.

—No es suficiente, no lo es...

Con una sonrisa de superioridad, Peter introdujo su pene en su interior, estirándolo y llenándolo por completo. Tony gritó su nombre mientras recibía los embates implacables del chico.

—Quiere que lo toque también? —Gimió un sí y la mano de Peter aferró su pene, subiendo y bajando rítmicamente.

Tony lloriqueó, perdiendo la cabeza ante la arremetida incontenible de placer, abandonando su cuerpo a la voluntad del chico. Recibió toda su longitud una y otra vez, y cuando Peter golpeó el punto justo que lo hacía explotar por dentro, gritó su nombre una y otra vez.

Se vino con fuerza, cubriendo la mano del niño de su semen, y en ese momento sintió que el chico volvía a venirse. La sensación desencadenó otro orgasmo.

Diablos.

Podría hacer eso todos los días...

Cuando Peter sacó su miembro, el semen chorreó de su dilatado ano, haciéndolo desear tenerlo en su interior una vez más.

La mano que el chico había usado para masturbarlo apareció frente a él, y la lamió para limpiarla.

—Buen chico, Señor Stark. Siga siendo así de obediente y lo recompensaré todos los días.

—No te detengas... —Gimoteó. Aún quería que lo folle...

—Oh? Acaso quiere más? —Tony asintió y el chico sonrió. —Creo que tengo un par de ideas...

Si... Sí... Él se moría por ver sus ideas... 

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