Capítulo siete

—¿Sabes cariño? Hace un rato te estuvieron llamando los japoneses para que cierres el negocio con...

—Eres mi esposa. Comportate como tal —bufé entrando a la habitación e ignorando lo que tan sonriente me estaba informado Haerin, ahora mismo eso me importa una mierda.

Estoy harto. Cansado que de que no me tomen enserio. Haerin es la madre de mi hija, mi esposa, la que debe complacerme diariamente en el sexo. Ya me tiene cansado el hecho de que cada vez que la busco ella siempre saca la excusa perfecta para evadirme. Dolores de cabeza, que está cansada, que la niña la necesita, que el trabajo la consume ¡Basta de todo eso!, si ella fuera una mujer activa, yo no tendría porque estar buscando placer en toda parte ¿no?

Sigo pensando que Yuna es una niña. Una niña la cual tarde o temprano se cansará de mí. Conocerá otro hombre, de su edad, se enamorará de él y quizás formen una familia ¿Entonces yo dónde quedo si eso llega a suceder? Simplemente no puedo confiarme, la calentura no puede acabar con algo que llevo construyendo por años.

—¿De qué estás hablando? —mí esposa dejó su cepillo para peinar a un lado, para enseguida colocarse de píe y mirarme fijamente.

—Ahora mismo tendrás sexo conmigo, y no quiero oír excusas que no te creeré —me quité el chaleco y la camisa de muy mala manera arrojandola hacia el suelo. Haerin me miraba anonadada, era la primera vez que me veía actuando así —Desnudate ¿Qué esperas? —la empujé contra el colchón.

—¡Jeon Jungkook!, no me gusta en lo absoluto esa actitud tuya ¿Se puede saber por qué estás tan molesto? —frunció su ceño. No recibiendo una sola respuesta de mi parte, sin espera alguna le arranqué su su pijama hasta conseguir dejarla en ropa interior —¡Para ya! Así no me gusta. De está manera, no —quiso apartarse de mí, pero bruscamente la devolví contra la cama hasta terminar de desnudarla completamente.

—Eres mi esposa, maldita sea ¿O quieres que busque en otra mujer lo que no me das? —le hablé seriamente. La de cabello teñido se quedó viéndome lela, sin tan siquiera pestañear —¿Ves? Entonces después no me andes reclamando —susurré contra sus labios una vez estuve encima de ella.

Haerin me arrebató un beso asfixiante, enredando sus brazos en mi cuello y entrando su lengua en mi boca buscando la mia . Lo que le dije lo tomó con mucha razón, tanto así que no se quiso arriesgar a que mis palabras se hicieran realidad (aunque con el pequeño detalle de que ya se habían hecho realidad)

La llené de besos, caricias y mordidas por cada rincón de su piel. Más que ganas de sexo lo que tenía era cólera, frustración, una gran impotencia. Kim se atrevió a revolcarse con el bago bueno para nada de TaeHyung, y precisamente eso, es lo que me tiene de esta manera.

—¡Aah! Cariño, nunca te había visto tan desesperado por hacerme el amor —siguió besándome al mismo tiempo que me desnudaba y quedábamos en igualdad de condición —Hazme un oral, bebé. Te necesito —abrió sus piernas en mí cara para que la complaciera un rato como ella quería.

Con las yemas de mis dedos le terminé de abrir esos labios vaginales que ya estaban húmedos y lubricados.

—Maldito Kim, haz probado a mí cría y eso no te lo perdonaré jamás —ataqué la intimidad de Haerin con furia, como si quisiese comérmela ahí mismo. Yuna me atormenta, no paraba de pensar en ella y en todas las formas en como se la follaron.

—¡Amor! ¡Eso duele! Con cuidado —la oía hablarme pero no le puse ni la mas mínima atención.

—Ella es mía —pensé posicionandome entre sus piernas y comenzando a entrar  mi polla dentro de ella sin mediciones —Yo soy el único que tengo derecho de verla desnuda. Jadear y gemir, nadie más —la embestí con fuerza entrando de golpe —Yuna es mí cría, y yo soy su dueño —cerré mis ojos con fuerza.

—Solo suya, señor Jeon. Solo suya —abrí mis ojos rápidamente al oír su dulce voz ¿Pero será cierto? ¿Es a ella a quién me la follo y no a Haerin? Al verla a los ojos logró sonreírme un poco, así la estuviera rompiendo por dentro —Dame más, señor, dame más —gimió excitada.

Sonriendo ladino elevé un poco su cadera con mis manos, de aquella forma lograré incrustarle mi pene mucho más adentro y con mayor velocidad.

—Mi cría —la besé mientras incrementaba el movimiento de mis caderas. Las estocadas en su interior pasaron a otro nivel, hacían convulsionar mi miembro de una manera alucinante —Me vuelves loco, Yuna, me vuelves loco... —Murmuré cerca de su oído y lamí su lóbulo.

—¿¡Yuna!? —Haerin consiguió apartarme de su lado con un empujón que casi me deja sin aire. Con aquél acto consiguió despertarme de mis alucinaciones —¿¡Por qué me llamaste Yuna!? ¡Contesta Jeon Jungkook! —se vio tan enojada la castaña cuando la miré a los ojos —¡Qué me contestes —presionó. ¿Como decirle que por unos leves instantes la confundí con Kim Yuna? ¿Como decirle que es a ella a quién quiero romper hasta dejarla en silla de ruedas?  ¿Con qué tontería podría defenderme para salirme de esta?Definitivamente soy un gilipollas bien grande.

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YUNA

Lo extraño. Extraño a mi hombre. Me duele que estemos tan distanciados, esa manera fría de tratarme me desmorona el corazón.

Todo esto es algo que no puedo soportar, aún no asimilo que nos tratemos como dos extraños. Como dos personas que nunca tuvieron un roce, o siquiera nos hubiésemos hablado, es incluso frustrante.

—¡Auch! —me quejé al sentir como un libro gordo y muy pesado, me cayó en todo el ojo después de que inoportunamente se resbaló de la repisa en donde limpiaba el polvo de la pequeña biblioteca.

Furiosa tiré al sacudidor al suelo.

—Yuna, ve y llevale un café a mi esposo —la orden de Haerin me puso alerta ¡Perfecto! Ya no tengo que inventar una excusa para  ir a verlo.

—Si señora, ya voy —emocionada me dirigí a la cocina con rapidez. Lo serví en una taza de porcelana blanca, lo probé un poco y una vez deduje que ya estaba listo y perfecto de azúcar mi rumbo se dirigió certero hacia el despacho.

Antes de querer ingresar, agarré una bocana de aire que fui sacando despacio. Al sentirme lista, moví el pomo de la puerta para abrirla y entrar.

—Permiso, señor. Le traje un café —Sonreí un poco. Jeon tenía su vista fija en unos papeles que tenía encima de su escritorio y eran bastante, pero sus ojos buscaron los míos cuando escuchó mi voz.

—Yo no pedí que me trajeran café —su seriedad me preocupó, eso significa que todavía tenía en mente la estúpida idea de mantenerme alejada de él.

—Amm...

—Dejalo ahí —evadió nuestra conexión rápido. Soltando un suspiro desanimado me acerqué despacio para dejar el café en el mismo sitió que me señaló con su mentón. Una vez lo dejé en la mesa que estaba cerca de su escritorio, coloqué mis manos al frente para mirarlo.

—¿Se le ofrece algo más, señor? —pregunté.

—Retirate —ordenó en seco.

—Como diga —tenía ganas de llorar. No quería irme, no al menos todavía estando así con él cuando puede remediarse —Con permiso —giré en mis talones para marcharme, pero al oírlo hablarme una vez más, me detuve enseguida.

—¡Espera! —pidió.

—¿Sí, señor? —de nuevo lo miré dandome la vuelta. El mayor corrió la silla con su trasero, me miraba con detenimiento, con asombro, como con cierta preocupación. Se aproximó a mí y en cuanto estuvimos frente a frente, me alzó la mirada tomándome por la barbilla con su mano, era increíble como sentir sus dedos en mi piel me producieron escalofríos.

—¿TaeHyung se atrevió a pegarte? —noté como apretó su mandíbula con enojo. Arrugué mi entrecejo confundida —¡Respóndeme! ¿Él te hizo este colorado en el ojo? —al sentir las yemas de sus dedos presionar sin lastimar mí golpe, fue en cuestión de un parpadeo que acaté de lo que hablaba.

—¡No!, no fue TaeHyung —lo defendí aunque no se lo mereciera —Esto fue un accidente. Se me cayó un libro en el...

—Llamaré a un doctor —al verlo dispuesto tomando el teléfono entre sus manos, mi mano se aferró de la suya para impedírselo.

—¡Jungkook! —más ampliamente le sonreí —No es necesario. Estoy bien, no es grave, creeme —tomé su mano entre las mías. Nuestra mirada se cruzó, nuestros ojos no querían separarse —Gracias por preocuparte —me sonroje un poco al mirarlo con dulzura.

No decía nada. Su mirada inquebrantable hablaba por él. Llevé un mechón de mi cabello detrás de mis orejas, quise hablarle, decirle cualquier tontería que me mantuviera ahí por unos minutos más, pero el moreno lo interrumpió todo.

—Ven acá —agarrándome por detrás del cuello, llevó mis labios a unirlos con los suyos. Correspondí el beso cruzando mis brazos en su cuello cuando su boca se abrió y abriendo la mia igual para entrar su lengua en mi cavidad. Cuanto anhelaba sentirlo tan de cerca, sentirlo tan mío. Era un sentimiento que ahora mismo no sabía ni tenía palabras para expresarlo.

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¡Holi! Otro capítulo editado con el celular, es una verdadera tortura. Pero como soy una escritora que no deja a sus lectoras sin contenido, aquí tienen otro capítulo de esta historia.

Esta historia solo tiene 13 capítulo, así que cuando vean que dice final, no se sorprendan.

¿Qué les pareció el capítulo? ¿qué me dicen del Jungkook de esta parte? Quiero leer sus opiniones.

Lxs sarangheo

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