3. El amor y las dagas.
Olivia
No debí decir todo eso.
Frunzo el ceño e imploro paciencia al recordarlo.
Debí ser menos cruda...aunque debo admitir que cuando le dije que estaba marcando como completado cada tema que él iba a tocar, me sentí poderosa.
Poderosa e hiriente.
Suspiro sonoramente.
La señora que está sentada a mi lado me mira extraño y me remuevo en la silla con la mirada fija en la ventana.
¡Que vergüenza!
Lo sé y estoy tan frustrada que las emociones se me mezclan.
— Oh por Dios. — Dice el conductor y frena violentamente.
Me pongo alerta y al igual que la mayoría de personas me levanto para ver que fue lo que sucedió afuera.
Al salir del autobús reconozco a alguien tirado frente a este e inmediatamente corro hacia esa persona que no tiene ni un rastro de sangre.
Por lo menos.
— ¡Luke! — Grito hacia él.
Luke Becker es presentador de las noticias al igual que Nina y yo, sin embargo, nunca he compartido mucho con él, porque normalmente está en el set con Nina.
Sé que es amable y que una vez me ayudó cuando sentía que todo se estaba rompiendo a mi alrededor, así que ahora siento que debo ayudarlo.
Me agacho junto a él y se encuentra totalmente inconsciente.
Tomo su muñeca y palpo su circulación. Es lenta.
Y aunque no soy doctora, sé perfectamente lo que eso significa.
Debo llamar a una ambulancia.
Busco como puedo mi celular y marco con los dedos temblorosos el número de emergencias.
Una mujer me contesta, le digo lo que acaba de pasar y me cuelga luego de decirme que una ambulancia ya está en camino.
Todo pasa en cámara rápida y luego me encuentro en el hospital esperando que el señor Dalton llegue y que me den noticias de mi compañero.
— ¡Livvie! — El señor Dalton me llama y me levanto de la silla. — ¿Cómo está Luke?
Bajo la mirada.
— No lo sé, pero tuvo suerte de que el conductor del autobús frenara cuando lo vio caer al suelo.
— Por Dios. — Tapa su boca. — ¿Tú estás bien?
Asiento.
— Deberías irte a casa. — Me dice.
— Quiero esperar que dicen los médicos. — Muerdo mi labio inferior. — Me impactó un poco lo que pasó y quiero que él esté bien.
— Bien, pero prométeme que luego te irás...lo digo porque sé que los hospitales no te traen buenos recuerdos.
— Lo sé y lo haré.
Tomamos asiento y luego de esperar un rato y de evadir un par de preguntas sobre la reunión que tuve con Zack, llega un doctor.
— Familiares de Luke Becker. — Observa hacia todos lados y el señor Dalton se levanta e imito su acción.
— Él no tiene familiares en esta ciudad. — Le avisa. — Pero trabajamos con él.
— Yo fui quién llamó a la ambulancia. —Digo.
— Bien, entonces deben saber sobre el estado salud de Luke. — Mi jefe y yo nos miramos confundidos y negamos. — Si no lo sabían, pues debo decirles que Luke tiene insuficiencia cardiaca.
Suspiro.
No lo sabía y él no parece un hombre enfermo, es más, a veces se ve muy activo.
— ¿Quiere decir que su enfermedad está empeorando? — El jefe pregunta.
El médico asiente.
— No está asistiendo a su tratamiento con regularidad y lo necesita para continuar viviendo hasta que su nombre sea el siguiente para un trasplante de corazón. — Revisa la carpeta que tiene en sus manos. — También necesita reposo...y por lo que dice aquí, es periodista y esa profesión denota estrés.
No sé por qué, pero algo dentro de mí se encoje de tristeza y muerdo mis labios con fuerza.
¿Por qué me pasa algo por alguien que sólo me ha ayudado una vez?
— Lo entendemos...¿podemos verlo? — Pregunto.
— Sí y él estará en observación hasta mañana.
***
— Nunca hemos hablado mucho, pero puedes confiar en mí para lo que necesites. — Le digo a Luke y él asiente con una sonrisa.
— Toda la vida voy a estar agradecido de que me trajeras a tiempo. — Toma mi mano. — Deberíamos hablar más, Olivia. Eres una buena persona.
Sonrío de lado.
— No más que tú. — Observo su mano cauterizada. — No voy a olvidar lo que hiciste por mí ese día.
— ¿Aún lo recuerdas?
Alza las cejas y asiento.
— Claro, salvaste mi vida de muchas maneras en un sólo momento.
Niega.
— No hice nada. — Aparta la mirada. — Y debí estar más pendiente de ti después de eso.
Suelto una risita.
— Lo que hiciste fue suficiente, gracias. — Sonrío.
Nos miramos un rato a los ojos y nuevamente debo decirlo, no sé por qué tengo tantas emociones hacia él...
***
— No lo sabe nadie. — Charlie se cruza de brazos y hace un puchero. — Y puedo componer canciones en cualquier lugar, así que a mi representante le pareció genial que cambiara de aire.
Camino de un lado a otro de la habitación y me detengo mirándolo a los ojos.
— Eres el imbécil que vino hasta Londres huyendo del amor de su vida con la excusa de que compondrías canciones y, ¿no le dijiste a nadie más que a tu representante que estás aquí? — Entrecierro los ojos y él me mira suplicante. — Bien, no diré nada, pero por lo menos deberías mandarle un mensaje a Asher de que estás bien.
— ¿Qué demonios cambiaría eso? — Pregunta.
Suspiro.
Me siento a su lado.
— Tal vez nada, pero lo mejor es que intenten hablar sobre su situación. — Miro mis manos. — No tomes mi ejemplo.
— Livvie, no lo quiero perder. — Charlie se sincera. — Pero tampoco me quiero sentir así.
Lo miro a los ojos.
— ¿Cómo? — Enarco una ceja.
— Con miedo. — Parpadea varias veces. — Sabes que discutimos por estupideces, pero esta vez ni siquiera discutimos, solo hui, porque tengo mucho miedo de arruinarlo todo.
— No arruinarías nada. — Sonrío de lado. — Ese hombre te ama.
— Lo sé. — Asiente. — Me pidió matrimonio.
Abro los ojos con sorpresa.
¿Por qué nadie me cuenta nada?
— Entonces, ¿por qué temes?
Suelta una risa nerviosa.
— Porque tanto amor me hace preguntarme si lo merezco. — Baja la mirada. — Mis padres nunca me quisieron...la tía Lynn es la única persona que siempre estuvo para mí y...creo que un matrimonio me aterra, porque mis padres lo arruinaron todo...
— Eso no quiere decir que tú lo harás, ustedes son diferentes y desde que Asher te dijo todo eso frente a mí, supe que te amaba...la pregunta aquí es, ¿tú lo amas?
— Claro que sí. — Se sonroja. — Y amaría casarme con él...
— ¿Se lo has dicho?
Niega.
— Joder, ahora todo tiene sentido. — Me levanto del sofá. — Ahora debe estar pensando que no lo quieres y que el matrimonio te vale cero.
— ¿Qué? — Me mira alarmado. — Oh por Dios, tengo que llamarlo.
Saca su celular y para darle más privacidad me voy a la cocina.
Charlie no me dejó ni despertar, son las cuatro de la madrugada y no sé como pudo tomar un vuelo de tantas horas solo para hablar conmigo cinco minutos y tomar una decisión así.
Tal vez me convertí en la consejera de mis amigos, porque yo misma supe alejarme cuando debía...así que, no soy el mejor ejemplo, pero tampoco el peor.
— ¿Qué pasó? — Mi hermano entra a la cocina frotándose los ojos. — Escuché que abriste la puerta.
— Charlie acaba de llegar, está en la sala. — Le digo mientras busco en uno de los cajones mi té, el cual no encuentro. — ¿Sabes dónde está mi té?
Niega.
— Lo saludaré. — Camina hacia la sala.
— Está en una llamada importante, espera a que la termine. — Le digo.
Peter voltea a verme con pereza.
— Entonces me iré a dormir otro rato. — Bosteza.
Se dirige a las escaleras y las sube con lentitud.
— ¡Sueña con los angelitos! ¡Es decir conmigo! — Grito.
— ¡Cállate, Olivia! — Voltea a verme fastidiado. — Los vecinos se van a despertar.
— No más que cuando Millie duerme contigo. — Le saco la lengua.
Se sonroja y esta vez termina de subir las escaleras corriendo.
¿Ya he dicho que amo molestar a mi hermano?
***
Narrador Omnisciente
Charlie mira que Olivia esté lo suficientemente entretenida con Peter para continuar la conversación con su novio.
— La parte inicial del plan ya está lista, amor. — Suelta una risita. — Olivia cree que me voy a disculpar contigo...¿sabes si Jasper ya logró hacer su parte?
Al otro lado de la línea Asher sonríe.
— Me alegro que lo hayas logrado...ahora tienes que quedarte en su casa unos días...ya luego le diré que iré y todo eso. — Piensa en Jasper y cierra los ojos estresado. — El rubio no ha logrado nada, Frankie lo mantiene ocupado...
Charlie hace una mueca de asco.
— Son unos presumidos porque si pueden estar juntos estos días. — Comenta. — Pero bueno, lo importante es que debemos lograr que el cupido deje a la rubia.
— Estará complicado.
— Pero no imposible. — Charlie explica en contraposición.
— Te voy a extrañar. — Asher entorna sus ojos y hace un pequeño puchero a pesar de que su novio no lo puede ver.
— No más que yo. — Charlie imagina el gesto de Asher y sonríe con ternura. — Te amo mucho...nos vemos pronto para que cumplamos con la otra fase.
— Y como yo te amo más, iré pronto...ya quiero besarte y muero por estar junto a ti días enteros en la cama.
Charlie se sonroja.
— Pronto estaremos juntos...— Logra decir a pesar de que se siente acalorado.
— ¡Charlie, si quieres dormir un rato puedes ir al cuarto de invitados, yo me iré a dormir! — Olivia grita desde la cocina.
— ¡Está bien!
— ¿Olivia ya se va a dormir? — Asher pregunta.
— Puede ser. — Charlie le contesta con tono juguetón.
— Entonces, tal vez podríamos...
— Por mí está bien. — El pelinegro interrumpe a su novio.
Lo demás, queda por añadidura, pero estos dos ex-cupidos negros planean algo y más temprano que tarde, todo saldrá a la luz.
Mientras tanto, Jasper y Frankie están dormidos en las sillas del aeropuerto esperando al llamado para abordar el avión.
Están juntos y muy en el fondo, saben que todo terminó mal entre Zack y Olivia mientras ellos eran felices...los cupidos negros encontraron el amor, pero dos de ellos, quienes más juntos debían estar, ven desde lejos como el amor hace de las suyas frente a sus ojos.
¿Estarán juntos?
¿Se odiarán más?
¿Crearan su propio final después de esto?
Preguntas y más preguntas que posiblemente, no se respondan hasta que el amor y las dagas se hayan vuelto uno solo.
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