×5×

Bambam siguió al extraño chico que insistía en tirar de él, estaban corriendo por las calles y aun no sabía el destino, estaba confiando completamente en un desconocido. Uno de los pocos consejos que su madre le había dado era exactamente lo contrario a lo que estaba haciendo. Pero una persona que te alimenta no puede ser mala ¿Verdad? Además, la sensación de afecto que sentía al ir de su mano era algo totalmente nuevo pero no por eso menos satisfactorio. Desde que tenía memoria se había valido por su cuenta, no conocía lo que era recibir un buen trato o la magnífica sensación de sentirse a salvo.

¿Eso era lo que sentían esos niños que corrían a los brazos de sus padres a salir de esos lugares a los que llamaban escuela? Bueno, no podía decir que era precisamente malo.

Antes de que pudiera reaccionar, el chico se detuvo abruptamente, haciéndolo chocar contra su espalda. Bien, ahora le dolía la nariz después de chocar con esa montaña de músculos. ¡Rayos, el tipo parecía una pared!

– ¿Yefestrom? – Preguntó curioso, no conocía esa zona pero estar parado al frente de una... ¿Cafetería? Bueno, no era muy cuerdo teniendo en cuenta de que el lugar aun permanecía cerrado. Pero la sonrisa en el rostro del mayor era autentica así que se permitió confiar – ¿Es que vamos a seguir comiendo? Porque si es así, no me desagrada la idea ¿Eh? –

Yugyeom rió ante la ocurrencia de Bambam, miró la hora en su teléfono celular, ignorando las llamadas que tenia de Jungkook y lo volvió a guardar. Ya casi era hora de su tío Jimin y su padre llegaran, mientras tanto se encargó de hacerlo entrar por la puerta trasera hasta el viejo cuarto de juegos.

Se deleitó en la mirada de asombro que se dibujó en Bambam y la posterior sonrisa que le regaló. Sintió como, poco a poco, sus manos unidas perdían el contacto mientras el menor recorría el cuarto estupefacto.

– ¿Estamos asaltando el lugar? Porque no me molestaría ser atrapado por jugar un rato con esta consola – Explicó con la sonrisa brillante dirigiéndose hacia el lugar donde estaban los juegos.

–No, aquí crecí. Es la cafetería de tío Jimin, mi papá administra otra un poco más en el centro – Explicó – ¿Sabes jugar? – Tiró de su mochila a un costado sentándose en un puff donde se hundió.

La ternura en la mirada de Bambam lo conmovió por completo ¿Cuántas cosas se había perdido por tener que vivir una vida de adulto? Quería saberlo todo acerca del otro y darle las oportunidades que no había tenido antes. Ahora se sentía un completo afortunado, a pesar de los problemas típicos de la edad que tenía con sus padres, podía ver claramente que había tenido la suerte que no muchos poseen.

El menor negó, pero estaba tan entusiasmado por aprender, que olvidó completamente el hecho de que estaba en la tarea de buscar un empleo para no ser una carga en casa de su tía. Vio cómo el mayor le ofrecía el control del juego y sin pensarlo dos veces dejó sus cosas para sentarse en el lugar disponible.

Yugyeom esperaba que Bambam se sentara a su lado, en el otro lugar disponible, ciertamente no se imaginó que el chico se ubicaría entre sus piernas, con el trasero en el piso y la espalda apoyada en su pecho. Pero no se quejaba, estaban cómodos y eso le facilitaría las explicaciones sobre como jugar.

La cercanía le produjo cierta satisfacción, podía percibir el aroma a shampoo de manzana de su cabello. Se tomó el tiempo de explicarle el funcionamiento de cada parte y el objetivo del juego, perdiéndose totalmente en las dimensiones de su diversión.

Sin notarlo, ya había personas deambulando en el local mientras ambos estaban perdidos en su mundo virtual. Cuando Bambam logró, con una maniobra inigualable, derrotar al personaje del mayor una estruendosa carcajada les advirtió a todos de su presencia.

– ¡Abran paso al maestro de los maestros! ¡Tu sensei, el gran Bambam! – Exclamó mientras levantaba los brazos en un claro gesto de victoria mofándose del chico detrás de él – Doy clases los jueves, no cobro mucho. Pregunta por Bambam – Giró fingiendo sacar una tarjeta de su abrigo

Yugyeom rió bastante entretenido, hace mucho que no se divertía tanto. Recordaba cuando era pequeño solía pasar horas y horas encerrado allí con sus primos, pero hace mucho esos momentos habían quedado atrás. Se rio cuando comenzó a recibir cosquillas de parte del menor entonces decidió abrazarlo para inmovilizarlo mientras caían los dos al suelo entre risas y gritos, rodando de un lado a otro.

– ¿Yugyeom? – Los menores detuvieron su escandalo para girar a ver al adulto en la puerta con el ceño arrugado, totalmente confundido

–Hola papá – El alfa se puso de pie y tendió la mano al Bambam para que la tomara hasta que estuvieron uno al lado del otro – Mira, este es Bambam – Le dio un pequeño empujón hacia adelante para que lo saludara

–¿Bam... bam? – Dudo pasando su mirada entre uno y otro

–Sip, en realidad no es mi nombre pero es más sencillo – Sonrió extendiendo la mano para un apretón

–Ah ¿Si? ¿Y cuál es tu nombre, si se puede saber? –Una media sonrisa ladina se dibujó en el rostro del omega

–Kunpimook Bhuwakul –

–Oh... entiendo. Creo que entonces te llamaré Bambam – Asintió – ¿Son compañeros? –

–Sí, compañeros, colegas y compadres – Afirmó el menor, completamente entusiasmado

–No, papá. Somos amigos – Corrigió el alfa con una sonrisa

–Así que amigos... ¿De dónde se conocen? – Inquirió curioso

–Ah, eso. Bueno, Yugyeom es mi héroe personal – Se señaló a si mismo con un aire de suficiencia obligando al otro a sonrojarse por esa exclamación.

– ¿Así que héroe, eh? –

Yugyeom carraspeo recuperando la atención, no quería que su padre le hiciera una escena de padre orgulloso en ese lugar y sabía que SeokJin sería muy capaz de hacerlo.

–Bambam está en busca de un trabajo, se me ocurrió traerlo aquí ¿Sabes? –

SeokJin lo miró sorprendido, solo entonces comprendió aquello. Bambam era el chico por el que habían preparado un gran desayuno esa mañana, la calidez propia del orgullo le recorrió las venas y le ensanchó el corazón al saber que su hijo era consciente de las personas a su alrededor. Pero ¿Un trabajo? El niño frente a él no debía tener mucho más de quince años y él estaba absolutamente seguro de que un niño a su edad no debería pensar en trabajar.

–¿Y qué sabes hacer? –

–Lo que me pidan –

–¿Y eso te da tiempo para ir a la escuela? – El niño ladeo la cabeza como si no comprendiera el asunto – Bambam ¿Vas a la escuela no es asi? –

–Bueno, yo... – silencio

–¡Santa Luna piadosa! ¡Tu no asistes a la escuela! ¿Hace cuánto que no asistes? – Bambam no comprendía las preguntas ¿Ir a la escuela era necesario para ese trabajo? – ¿Nunca fuiste a la escuela? –

–Sé leer –Aseguró

–Pero no vas a la escuela, cariño –Jin destenso su rostro de horror y acercándose un poco le acaricio el cabello – Esta bien, te daré un trabajo pero tendrás que cumplir algunos requisitos –

Bambam sonrió al escuchar eso, no siempre era fácil conseguir un empleo a su edad. La mayoría de las veces se limitaba a hacer pequeños encargos por algunos centavos y en los mejores días él recibía una buena propina que le permitía comer cuando las cosas escaseaban. Pero un trabajo de verdad, con un sueldo... eso sonaba prometedor.

–Haré lo que sea ¿Por dónde empiezo? – Se movió alrededor del lugar recogiendo su mochila y el abrigo y se aliso la ropa para estar más presentable ante su nuevo jefe – Puedo barrer la acera, sacar la basura, arreglar la electricidad, destapar las cañerías o cargar las compras. Sé hacer de todo –

–Oh, cariño. Para empezar te presentaré ante el dueño de aquí y luego hablaremos de negocios ¿Bien? Recuerda las condiciones ¿Si? – El entusiasmo del chiquillo le parecía encantador –Por cierto, ¿ya sabes cuál es tu lugar en la jerarquía? –

–¿Eh? –

–Ya sabes, eres un alfa, omega... beta ¿Quizás? –

–Puedo ser lo que usted quiera que sea. Tengo un poco de cada uno, no habrá problemas con aquello – su cabeza asintió repetidas veces

–Está bien, solo era curiosidad – SeokJin miro a su hijo y notó que en su mirada no habían intenciones románticas con el chico sin embargo podía percibir una profunda admiración y calidez emanando hacia el pequeño Bambam – Te llevaré conmigo para que hablemos ¿Bien? Conocerás a Jimin y a Jaebum, a veces él y Yugyeom también ayudan en la cafetería – Le explicó llevándoselo hacia el salón para presentarlo a los demás.

××

Jungkook recogió un regalo para el pequeño Jinyoung y se encaminó hacia The Sun, su hermano lo esperaría allí.

No estaba de humor, la imagen de Yugyeom de la mano de otra persona volvía en cada parpadeo, doliendo como una espina que se clava en la piel, profundo. ¿Cuál había sido exactamente su error? Es lo que intentaba discernir. Había sido todo lo suave y paciente con su alfa, desde siempre había tenido aquella duda sobre cómo debía actuar y, hasta la pasada noche, creyó estar haciéndolo todo bien.

Ser siete años mayor le abrió un abanico de posibilidades, él conocía las experiencias antes de que su pequeño compañero las atravesara.

Entonces siempre quiso cuidarlo, como cuando Yugyeom empezó la escuela secundaria, Jungkook estuvo en la puerta de su casa cada mañana y se encargo de tener referencia de cada profesor y materia para dárselas y que pudiera llevar un buen ritmo de estudio. Siempre iba con un enorme bolso a las competencias de natación porque sabia que su alfa solía olvidar cosas como su gorra o los tapones y otras simplemente cargaba con el botiquín de primeros auxilios. Se ocupaba de conocer a sus amigos, acompañarlos a sus reuniones de estudio, buscarlo y retirarlo de los lugares en los que tenia que buscar un libro a medianoche y mucho mas.

No había sido fácil, no era fácil mirar a Yugyeom como una pareja cuando desde siempre había sido una especie de niñero o más bien su hermano mayor.

Demonios, él ni siquiera se imaginaba teniendo sexo sin sonrojarse. Pero lo deseaba.

¡Por una mierda que sí!.

No soportaba estar demasiado tiempo a su lado sin que su trasero empezara a lubricar y dilatar preparándose para recibirlo ¿Pero qué podía hacer? Si incluso SeokJin le pedía que lo cuidara, él no podía fallarle a su padre. ¿Qué pensaría el omega si supiera que una de las tantas tardes en las que queda a cargo del menor él lo corrompe haciéndole conocer el amor carnal y desgarrador que lo embarga?

No, había demasiadas personas esperando cosas de él.

A veces pensaba que era el único deseando al alfa de esa manera, porque jamás había notado alguna intención sexual en el menor a menos que su aroma influyera en sus hormonas directamente. Pero incluso las pocas veces que se habían besado era todo muy casto y tierno y, no lo malinterpreten, eso no le molestaba en absoluto, pero le daba la clara idea de que el único sexualmente frustrado, era él.

¿Cuánto más debía esperar?

¿Y si Jungkook nunca despertaba el interés de ese tipo en el menor? Tampoco era una buena cosa sentirse tan poco deseado como omega. Él a la edad de Yugyeom ya tenía las hormonas alborotadas pero había logrado reprimir esas sensaciones el mayor tiempo posible, y cuando no pudo más conoció a su amiga beta, quien no tenía ningún problema en ayudarlo a aliviarse.

–Tio Kookie – Balbuceó el pequeño Jinyoung al entrar.

Antes de que Jungkook pudiera ir por él, Jimin salió detrás del mostrador y lo cargó llevándose a la cocina para presumirlo con Jin

–Acaban de secuestrar a mi sobrino en mis narices – Se quejó para luego saludar a su hermano gemelo. Taehyung lucia tan jovial y fresco como siempre y eso se debía a que su alfa, a pesar de los años, era un compañero inigualable y su relación era digna de envidiar

–No te preocupes, cuando papá comience con los besos y tío Jin a pellizcarle las mejillas llorara por venir con nosotros.–

Jungkook suspiró, sentándose en frente del mayor – Tienes una hermosa familia, Tae –

–Asi que... Problemas con tu pareja ¿Eh? – Dedujo

–Ni siquiera sé si puedo llamarlo así, por mucho que el destino haya querido unirnos, él y yo estamos totalmente en diferentes sintonías – Suspiró, sirviendo algo de café en la taza de Taehyung

–Yo creo que el único problema de ambos es que aún no se dan cuenta del otro, ninguno es consciente de su pareja y por lo tanto no están actuando de esa manera – Taehyung se veía tan maduro y sofisticado que era imposible de imaginarse que alguna vez fue el terrible hermano gemelo – Pero no creas, Kookie, que los problemas con Yugyeom se acabarán algún día. Incluso si pueden superar esto, vendrán otras cosas y solo hay un método para salir adelante –

–¿El divorcio? – Bromeó

–La comunicación y el sexo – Afirmó – Tienes la suerte de ser el encargado de guiar a tu alfita por esos caminos y estoy seguro que ambos van a disfrutar mucho descubriéndolo – Jungkook casi escupió la bebida cuando el mayor le guiño un ojo

– ¿Estás escuchando lo que me dices? – Susurró – Es muy pequeño para estas cosas. –

–No seas mojigato Park Jungkook, obtuve mi primera vez y mi marca a los quince años, es la edad de Yugyeom y te aseguro que lo disfruté mucho – Argumentó sin una pizca de pudor – Ademas... recuerdo a un pequeño muy parecido a mi que tampoco era tan ajeno a eso, digo... fuiste el primero en escuchar a nuestros padres en la intimidad y deducir de qué se trataban esos ruidos –

El menor de los omegas sintió su piel arder ante el recuerdo. Era tan pequeño e ingenuo como para creer que sus padres, Yoongi y Jimin, estaban jugando a las luchas hasta que oyó al omega pedir más y más duro. Y eso solo significaban dos cosas: o era masoquista o estaban haciendo bebés como los conejos del canal de animales.

– ¿Dices que debo ser claro con el e iniciar nuestra relación eróticamente? –

–Solo si la comunicación marcha bien. Tu ¿Lo deseas no es así? –

–Lo hago – Murmuró con los labios sobre la taza

–Bien, entonces averigua si el cachorro lo hace. –

Jungkook comprendió, divagó un poco entre la nueva información para luego ser interrumpido una vez más.

–Kookie, y por favor, deja de cuidar de él como si fuera tu pequeño hermano, es perturbador – Rió mientras fingía un escalofríos.

Estaba bien, esos eran buenos consejos, a pesar de todo, Taehyung, siempre sabía qué decir con respecto a esos temas. Él era el omega casado y con la familia feliz así que le daría crédito por eso.

××

3/4

Son las 3:20 am :'3

Estoy subiendo esto con los ojos cerrados :'v Bendito sea el aUtocorrector

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