×1×

Jungkook caminaba apresurado por el interior del establecimiento, entró a dos salones pero no tuvo éxito en su búsqueda. Debía apurarse, tenia el presentimiento de que debía que llegar antes de que algo pasara. Entonces divisó el último salón al final del corredor, esa era su única esperanza. Se detuvo firme frente a la puerta y la observó cerrada.

–Estas en problemas, cachorro – Musitó antes de empujar suavemente la entrada al lugar

No había nadie. Suspiró dejando salir la frustración de su cuerpo y cuando inspiró, el leve aroma a alfa le acaricio las fauces sutilmente. Allí estaba.

Abrió los ojos con una imperceptible sonrisa, observó con detenimiento todo el interior del salón y finalmente se detuvo al final de este, donde el armario se ubicaba. Jungkook no quería ser malo, pero el día no había ido demasiado bien en la universidad y tenía trabajos por realizar al volver a casa, así que caminó lo más silenciosamente que el piso de madera chirriante se lo permitió y cuando estuvo frente al mueble hizo todo lo posible para concentrarse.

El ambiente comenzó a llenarse de un fuerte y sensual perfume a canela y naranjas silvestres, el omega estaba expeliendo su aroma a través de sus poros en busca de su alfa, llamándolo. Solo era cuestión de segundos para...

–Grrr –El gruñido molesto del chico resonó a través del metal y llegó a sus oídos llenándolo de satisfacción, esa estrategia nunca fallaba

–Sé que estás ahí Yugyeom, sal por favor. Hay que ir a casa – Solo pudo escucharlo refunfuñar pero no había ninguna señal de que fuera a obedecerlo. En momentos como este es cuando deseaba poder tener alguna voz comando para obligarlo, como solían hacer los alfas con sus omegas.

Volvió a expeler las notas aromáticas de su aroma, pero esta vez con más potencia. Solo debía tener cuidado de no enviar un mensaje equivocado a cualquier otro alfa que pasara por allí, no quería generar confusiones entre los adolescentes de un instituto donde todos parecían tener el instinto y las hormonas a flor de piel. Quizás no tenía una voz comando pero tenía sus propias técnicas para convencer a su alfa.

Un golpe fuerte rompió el silencio, el ruido provenía desde adentro del armario y supo que el pequeño debía estar volviéndose loco.

–Sal o se pondrá peor – Murmuró y no dudaría en hacerlo si fuese necesario para sacarlo de su infantil encierro

Iba a potenciar solo un poco más el aroma cuando la puerta de entrada resonó por el impacto de alguien abriéndola ferozmente.

Un no tan pequeño alfa lo miraba como si fuese un cordero indefenso y él un lobo feroz y hambriento, podía notar la oscuridad de sus ojos, al parecer no fue tan cuidadoso como pensaba y había logrado alterar a quien no debía.

–Umh, lo siento. Yo... ¿Podrías retirarte? Estoy en algo en este momento – No iba a actuar indefenso cuando el que lo estaba intimidando -o al menos intentaba- era un chico de quince o dieciséis años con menos de un metro setenta. Él no tenía ya sus veintidós años para dejarse amedrentar por un puberto.

Pero este chico al parecer no pensaba como él, cuando cerró la puerta a su espalda y giró el pestillo del seguro para encerrarlos con una sonrisa bastante macabra. De pronto, ese metro sesenta y tanto parecían ser dos metros.

–No lo creo, bonito. Siento que el cielo envió esto para mi en mi cumpleaños – Murmuró entre dientes mientras avanzaba hacia Jungkook

–Bien. No creo que te guste lo que provocarás si sigues acercándote a mi de ese modo – Jungkook hizo un paso al costado y pronto tuvo al chico frente a sus narices. Podía oler el claro llamado de apareamiento en su aroma.

–No quieres hacer esto pequeño, no sería bueno para ti que tus padres sean llamados desde el hospital y menos en tu cumpleaños –

–Sé que puedo parecerte un niño, pero tengo algo muy grande entre mis pantalones que puede llegar a gustarte –

¿Era así de tonto cuando era un adolescente? Vaya, esperaba que no. Pero el tono lascivo del desconocido era obvio y aunque no le provocaba miedo, sí pensó en las dificultades que le estaba dando. Bien, quizás podría usar eso a su favor y darle una lección a dos niñatos caprichosos y, al parecer, descerebrados.

–No creo que sea tan grande como dices, menos si tengo en cuenta tu estatura. Ya sabes lo que dicen... – Las palabras se atoraron en la boca de Jungkook cuando el chico se pegó a su cuerpo y furtivamente buscó la glándula de su aroma paseando su nariz descaradamente por su cuello.

Los brazos del chico lo sujetaron con fuerzas mientras lo olía sin reparo, Jungkook colocó sus manos en los hombros del otro en un vano intento por sepáralo, pero que igualmente terminó en fracaso porque ese pequeño tenía más fuerzas de las que aparentaba. Mientras el cuerpo ajeno se pegaba más y más al suyo, sintió la erección rozarle el muslo y frotarse lentamente contra él.

– ¿Todavía te parece pequeña? –Gesticulo contra su piel expuesta

– ¡Oye! – El mayor lo separó cuando hizo el intento de buscar su boca y notó los colmillos aflorando entre sus encías rojizas, pero antes de poder quitarlo completamente de él las puertas de metal resonaron y el gruñido furioso de Yugyeom los aturdió a ambos.

El, aún no presentado, alfa se abalanzó sobre el acosador y sus garras se clavaron sin vacilación en su muslo.

– ¡Yugyeom! – Jungkook gritó ayudándolo a volver en sí antes de que le arrancara la yugular al otro joven lobo. – Detente, esto no hubiera pasado si hubieras obedecido desde el primer momento – Riñó

El nombrado dejó al muchacho en el suelo completamente sorprendido y asustado, para enfocarse en el omega que lo regañaba desde atrás.

– ¿Qué? –Enfrentó –Ahora esto es mi culpa, bien. Siempre es mi culpa ¿Pero sabes qué, Jungkook? Estoy harto de que me trates como a un bebé. Ya no es divertido – Se acercó con el ceño arrugado y la mirada penetrante que lo desarmaba. Jungkook nunca iba a admitirlo, pero el pequeño alfa era malditamente sexy cuando se enojaba y sus cortos quince años lo hacían parecer un maduro lobo de treinta.

–Entiendo, no quieres ser tratado como un niño pero te escondes en los armarios cuando vengo a buscarte. –Asintió enfrentándolo –Si quieres ser tratado como adulto compórtate como tal – Sentenció cruzándose de brazos

Sus orbes estaban enfrentados y parecían lanzarse electricidad por medio de ellos, ambos firmes y confiados de tener la razón. Incluso ignoraron el hecho de que el otro chico se marchó molesto al grito de "Idiotas" mientras cerraba la puerta nuevamente.

–Oh, así que yo soy un niño. Pero eres tú el que me seduce con su aroma obligándome a maltratar a mi alfa para mantenerlo a raya y luego se deja manosear por el primero que se acerca. Si Jungkook, yo soy el infantil. –Replicó acercándose dos pasos más, dejando entre ellos una distancia de solo centímetros. A pesar de ser muchos años menor, Yugyeom era tan alto como Jungkook debido a su rápido desarrollo y ayudado por todos sus años de natación.

–Lo hago porque no quiero estar toda la tarde aquí y sé que tus hormonas pueden más que tu lógica – Escupió con cinismo, no iba a dejar que el cachorro le ganara en esta oportunidad, no cuando él era el mayor y tenía que mantener el orden

– ¿Y las tuyas, Kookie? Porque pude oler claramente cuando intentaste ocultar tu excitación hace un momento – Se movía hasta que su boca estuvo junto a su oído y el aliento caliente acariciaba el cuello del omega –Y puedo olerla ahora, cariño – susurró en su oído enviando olas y olas de calor hacia su piel que se erizaba por el mínimo roce de su alfa.

No iba a mentirse, él era débil a Yugyeom y soportar tantos años y celos sin el calor sensual de su niño no era nada agradable, estaba en un punto en el que el solo roce lo ponía tremendamente caliente. Ahora, el cachorro era un fino adolescente, tenía que aceptar que todos esos años de natación le había modelado el cuerpo deliciosamente. Él usaba litros y litros de supresores cuando iba a las competencias y siempre llevaba un caramelo para chupar mientras intentaba tener la boca ocupada y no gruñirle a las mocosas de sus amiguitas cuando gritaban como omegas en celo al verlo salir en sus apretados calzoncillos y el cuerpo brillante por la humedad de las gotas resbalando por su torso, recorriendo su dermis que provocaban querer secarlo... con la lengua.

– ¿Cómo no ibas a saberlo, Yugyeom? Si te la pasas rodeado de niñatas excitadas – Contraatacó conteniendo sus latidos desenfrenado en su pecho y esforzándose al máximo para mantener controlada su excitación

– ¿Celoso? –

–Ni lo creas, no tengo quince años –

Golpe bajo, sabía que sus edades siempre serian motivos de inseguridades. Yugyeom se lo había dicho en varias ocasiones, siempre iba a temer que el omega se cansara de esperarlo y se enroscara con alguien de su edad, más digno y maduro que un simple adolescente de escuela. Y a pesar de que faltaba muy poco para su presentación, el alfa sabía que sus mentes estaban viajando en dos líneas paralelas que jamás se cruzarían ente sí, porque cuando Jungkook pensaba en estudiar, trabajar, viajar y proyectarse a futuro, él quería pasear, ver series y jugar videojuegos. Era cierto, el aún era un niño. La cabeza del alfa cayó y la cercanía se fue esfumando hasta generar kilómetros de espacio entre ellos aunque aún estuvieran uno frente al otro.

–Tienes razón, después de todo tienes veintiún años – afirmó, y aunque sus labios dibujaron una sonrisa, esa mueca parecía vacía y desganada. – Llévame a casa –

Jungkook se mordió la lengua, él no debía haber dicho eso. Sabía que era un tema sensible entre ellos y aunque ahora eran un extraño intento de pareja, no había la seguridad suficiente entre ellos. En ninguno, porque así como Yugyeom pensaba que Jungkook se cansaría de esperarlo, el mayor creía que su alfa podría caer ante los encantos frescos y juveniles de cualquier otro omega de su edad.

Ser pareja destinada ya no tenia un significado extraordinario en el mundo actual. Muchos ya habían abandonado esa creencia y andaban escépticos por la vida, buscando algún clase de amor que no diera demasiados problemas y les entibiara la cama por la noches.

Quiso detenerlo, tomar su mano y volverlo hasta quedar atrapado entre sus fuertes brazos de nadador y asfixiarse con el tenue aroma a alfa que ya expelía por sus poros y que solo era perceptible para él y tal vez robarle un beso, de esos que se habían dado en algunas ocasiones especiales como navidad, sus cumpleaños o durante sus celos. Roces simples pero cargados de sentido.

Pero no lo hizo.

En cambio, endureció su voz y comenzó la marcha hacia afuera donde su auto los esperaba.

El silencio era duro, estaba sobre sus hombros como un cepo aprisionador, pero el orgullo no cedía. Viajaron de la misma manera, el omega presionado sus manos en el volante para no detenerse y lanzarse sobre sus labios y el alfa conteniendo el mar de dudas que lo estaba haciendo naufragar.

–Llegamos – Informó Kook deteniéndose a las afuera de su departamento, donde vivía solo pero que no quedaba lejos de a casa de sus padres. Era un lugar necesario para un universitario que trabaja medio tiempo para subsistir mientras lograba su título, mantenerse bajo el mismo techo que sus padres con sus pequeños y ruidosos hermanitos no era una opción. Mucho menos desde que su gemelo se emparejó y emprendió su propia familia junto a su alfa y su pequeño sobrino. Él debía hacer lo mismo, buscar su lugar en el mundo.

A veces llevaba a Yugyeom allí, podían acurrucarse en el sillón bajo una manta y abrazarse mientras veían alguna película, acariciándose el cabello de vez en cuando -que era lo más lejos que habían llegado luego de los besos- pero que para él era suficiente. No iba a hacerle quemar etapas mientras pudiera evitarlo. Otras veces lo ayudaría con los temas que no entendiera en la escuela o simplemente compartirían una comida y luego lo devolvería con sus padres. Ellos sabían que eran pareja pero no iba a forzar los tiempos, ni siquiera eran novios formalmente.

–Creo que es mejor si me voy a mi casa – Espetó el alfa sin emoción alguna en su voz. Jungkook detuvo sus movimientos mientras lo miraba.

–Pero hoy veríamos una película, hasta adelanté algunas cosas en la universidad para tomarme algunas horas – Sabia que sonaba ridículo, pero a veces no podía evitarlo. Lo necesitaba más de lo que quería admitirlo, soportar sus celos en soledad era lo suficientemente malo como para privarse de su compañía también.

–Puedes verla sin mí – Le sonrió, pero era un gesto vacío.

Jungkook apretó su agarre en el volante y asintió. No tenia sentido forzar nada, a veces hay que soltar la cuerda y dejar de dañarse. No demoró en llevarlo hasta su casa, lo vio bajar con su mochila al hombro, caminando vagamente hasta que la puerta se cerró a su espalda.

Ni una mirada o un adiós.

¿Eso era lo que deparaba el futuro junto al pequeño alfa? Peleas sin sentido y berrinches infantiles... Queria volver a casa y dejar de pensar durante un tiempo. Necesitaba desahogar un poco de frustración y él sabia la manera exacta de hacerlo.

🐺🐺

Welcome, babys...
Lo piden, lo tienen 😊

Wonka dijo gozenlo 😉💕

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