O3O; pasión desbordante
Taehyung, llevado por su celo y con los ojos entrecerrados, miró a Jungkook como si en ese instante no existiera nada más en el mundo. El calor invadía cada parte de su cuerpo, y la necesidad de ser tocado y tocar a su alfa lo envolvía en una nube de deseo que apenas lograba controlar.
—J-Jungkook… —murmuró, su voz temblando, mientras se acercaba a su novio y le tomaba el rostro con ambas manos, uniendo sus labios en un beso profundo y lento que pronto se convirtió en algo más voraz, lleno de esa urgencia incontrolable que lo consumía.
El alfa respondió el beso con la misma intensidad, envolviendo la cintura del omega con sus brazos de manera posesiva, acercándolo aún más, como si quisiera fundirse en él.
Cuando sintió los dedos largos y delicados del omega deshacer la toalla, Jungkook no pudo evitar suspirar pesadamente, anticipando el siguiente movimiento de su novio, mientras una lucha interna por controlar sus instintos comenzaba en su interior.
—Taehyung, sabes que si sigues, no podré contenerme… —susurró el pelinegro, con la voz entrecortada.
El omega sonrió con suavidad, pero en sus ojos había un brillo desafiante, un brillo que no había visto antes.
—Entonces, no lo hagas… —susurró meloso, arrodillándose lentamente mientras sus dedos trazaban un camino seductor por el pecho firme de Jungkook.
Jungkook lo miró con los labios entreabiertos y la respiración cada vez más pesada. Su autocontrol pendía de un hilo muy fino, mientras observaba a Taehyung acariciar su piel y besar con suavidad la punta de su miembro, arrancándole un suspiro ronco.
—¿Vas a seguir así, o piensas detenerme? —preguntó Taehyung en un murmullo cargado de picardía, disfrutando de cada reacción que lograba arrancarle al alfa.
—Lo estás haciendo muy difícil… —respondió Jungkook, llevando una mano temblorosa al cabello grisáceo de Taehyung, quien se inclinó para seguir dejando castos besos a lo largo de su miembro, sintiendo la calidez de su boca que le provocó un violento temblor en todo el cuerpo.
La cercanía y el momento hicieron que el tiempo pareciera detenerse para ellos.
Jungkook tragó saliva, intentando mantener la calma, pero la ternura en la mirada de Taehyung y lo seductor de su toque lo estaban desarmando poco a poco.
—¿Quieres que siga? —murmuró Taehyung, con una sonrisa traviesa, pero también con un toque de desesperación en su voz. Jungkook, sin poder apartar la mirada de aquellos ojos marrones, asintió lentamente, llevándose una mano al cabello, como si buscara controlarse.
—Sí. Sigue —respondió, en un susurro cargado de excitación, mientras deslizaba los dedos suavemente por el cabello ondulado de Taehyung—. Solo… no te esfuerzes demasiado.
Taehyung dejó escapar una pequeña sonrisa y comenzó a trazar nuevamente un camino de caricias y besos suaves sobre el miembro, explorando cada reacción de Jungkook con una atención casi devota.
Engulló entonces el miembro de su alfa y a medida que sus movimientos subían de intensidad, podía sentir cómo el mayor se tensaba, cómo su respiración se volvía más profunda, más pesada. Los dedos de Jungkook se aferraban a su cabello con fuerza, y un leve gemido ronco escapó de sus labios.
—Taehyung… lo haces increíble —murmuró, sintiendo cómo el control se le escapaba lentamente—. Eres increíble.
Con cada gesto, disfrutando de cada reacción, de cada suspiro que lograba arrancarle, Taehyung se sentía orgulloso de sí mismo. Y, en un momento de vulnerabilidad, Jungkook empuñó su cabello con ambas manos y comenzó a guiarlo con más firmeza, sus movimientos ya no tan contenidos, dejándose llevar por el impulso que lo dominaba.
—¿T-Te gusta… así? —preguntó Taehyung en un momento de respiro, alzando la mirada solo un instante, lo suficiente para ver el destello de deseo en los ojos de Jungkook.
—Más de lo que puedes imaginar —confesó Jungkook, su voz temblando mientras sus manos se aferraban a Taehyung nuevamente, incapaz de controlar el leve temblor que le provocaba el toque de su omega. El peligris no tardó en volver a su labor—. No pares, Taehyung. No pares…
Ambos parecían perderse en el momento, en un intercambio lleno de plena confianza y entrega.
La tensión, la calidez y el deseo los envolvían por completo, y, con cada movimiento, ambos comprendían que lo que compartían era mucho más profundo que las palabras que se decían.
Jungkook, aún con una sonrisa entre labios y los ojos brillantes, murmuró: —No sabes todo lo que provocas en mí, Taehyung… Me vuelves completamente loco.
Jungkook, sintiendo un intenso calor instalarse en su vientre bajo, apartó a Taehyung suavemente.
Miró a su novio, que jadeaba con las mejillas sonrojadas, un brillo de saliva y fluidos yacían en sus labios. Taehyung iba a protestar por haberlo apartado, ligeramente confundido, cuando Jungkook le habló, su voz ronca pero cargada de dulzura.
—No quiero terminar así, Taehyung —murmuró, mirándolo intensamente—. Quiero tenerte… todo para mí. Y complacerte toda la noche.
Una sonrisa iluminó el rostro de Taehyung. Asintió sin decir una palabra, y de inmediato se puso de pie, despojándose con rapidez de toda su ropa en un movimiento ágil, sus ojos siempre fijos en Jungkook.
Permaneció allí, frente al mayor, unos instantes, dejando que el alfa lo observara. Los ojos oscuros y dilatados de Jungkook recorrían cada rincón de su piel, de pies a cabeza y Taehyung, con una mezcla de timidez y excitación, se mordió ligeramente el labio, sabiendo perfectamente el efecto que causaba en él.
Sin romper el contacto visual, Taehyung salió del armario y se acercó a la cama. Colocándose en cuatro, miró hacia atrás, su voz quebrándose ligeramente cuando lo llamó.
—Alfa… —la palabra salió como un susurro desesperado, lleno de anhelo.
Jungkook sintió un escalofrío recorrerle toda la columna, su autocontrol tambaleándose.
Caminó lentamente hacia la cama, sus ojos fijos en la hermosa figura de Taehyung. Colocó una mano firme sobre la piel cálida de su espalda, deslizándola suavemente hacia abajo hasta llegar a su cadera y finalmente colocarse sobre su redondo trasero.
El tacto firme y cálido arrancó un leve jadeo de Taehyung, pero fue el suave golpe de la palma de Jungkook sobre su piel lo que le provocó un pequeño gemido de sorpresa.
—¿Te gusta eso, Omega? —preguntó Jungkook, con una sonrisa apenas contenida, observando cómo su omega intentaba reponerse mientras dejaba caer su palma nuevamente sobre la piel sensible, arrancándole un gemido.
—M-Mucho —respondió el peligris, con la voz temblorosa, su mirada llena de expectación.
—Entonces, prepárate —susurró Jungkook, inclinándose sobre él, su aliento rozando la piel sensible de su cuello—. Porque esto recién empieza y tenemos toda una noche por delante.
Taehyung cerró los ojos por un momento, dejándose llevar por cada palabra y cada toque del mayor, sintiendo cómo cada caricia y cada roce construían un momento cargado de emociones y promesas compartidas entre ambos.
Jungkook se enderezó, sus manos firmes y seguras recorriendo cada centímetro de piel mientras su mirada se llenaba de un deseo cada vez más incontrolable. Taehyung temblaba bajo el toque de su alfa, su respiración era entrecortaba y sus manos se aferraban a las sábanas en un intento desesperado por encontrar algo de estabilidad.
El calor abrasador de su celo lo consumía, y cada caricia de Jungkook parecía encenderlo aún más.
Lo necesitaba. Lo necesitaba mucho.
—Alfa… por... por favor —murmuró Taehyung, su voz apenas un susurro entre jadeos. Su cuerpo entero rogaba por más, buscando el alivio que solo Jungkook podía darle.
Jungkook sonrió levemente, su voz ronca mientras hablaba al oído de Taehyung.
—No llores, bebé … te voy a dar lo que necesitas —le prometió, con una ternura que contrastaba con la intensidad de sus caricias.
A medida que sus manos continuaban explorando cada rincón de su omega, Jungkook se perdía en sus feromonas y la suavidad de su piel, luchando por contenerse mientras Taehyung se estremecía bajo su toque.
Cada pequeño gemido y suspiro que Taehyung dejaba escapar lo volvían loco, despertando sus instintos más primitivos en una necesidad de poseer y proteger.
De complacer a su omega.
Taehyung apenas podía soportar la espera; el calor en su interior solo aumentaba, y su voz temblorosa se convirtió en una súplica silenciosa mientras se aferraba con más fuerza a las sábanas bajo él. Sentía cómo Jungkook jugaba con su cordura, alargando cada caricia, cada roce, como si quisiera que ese momento no terminara nunca.
—Por favor… —rogó de nuevo Taehyung, su voz rota por el deseo y la desesperación, incapaz de contenerse—. A-Alfa... necesito...
Jungkook, aún con una chispa de control en su mirada, le acarició suavemente el cabello y susurró: —No te preocupes, te lo daré.
Jungkook, con una ternura palpable en cada movimiento, comenzó a explorar suavemente el interior de Taehyung con sus dedos, estos deslizándose entre sus paredes en una caricia que transmitía amor y deseo en partes iguales. Taehyung, sintiendo cada roce y la dedicación de Jungkook, se mordió el labio, intentando controlar los temblores que el alfa le provocaba.
A pesar de la impaciencia que lo quemaba por dentro, sabía que Jungkook se estaba tomando su tiempo, asegurándose de que cada caricia, cada beso, le transmitiera seguridad y confianza.
—¿Estás bien, Tae? —preguntó el pelinegro, su voz baja, mientras sus dedos exploraban con suavidad el cálido y estrecho interior de su omega.
Taehyung asintió varias veces, su respiración siendo entrecortada, levantando ligeramente sus caderas en un movimiento involuntario, buscando aún más contacto, más intensidad.
—Sí, Jungkook… estoy más que bien —respondió el peligris, dejando escapar un suspiro tembloroso—. Pero… por favor… te necesito. Te necesito a ti —su voz estaba teñida de desesperación, y sus palabras hicieron que Jungkook sonriera levemente, notando cuán desesperado estaba por sentirlo.
Jungkook observó por unos cortos segundos cómo sus dedos se perdían en el interior del omega, embelesado ante la vista.
Retiró sus dedos, y el lubricante natural escurrió ligeramente por las piernas de Taehyung quien gimió desesperadamente al perder el contacto cálido del mayor que lo mantenía mínimamente con los pies sobre la tierra.
El peligris dejó escapar un gemido largo y profundo cuando sintió el enorme y largo miembro de su alfa ingresar en él con fuerza y rapidez, haciéndole difícil siquiera respirar. Sintió entonces la respiración del mayor sobre su oreja, provocando temblores en todo su cuerpo, contrayendo sus paredes alrededor del miembro del alfa que gimió ronco.
—Mierda, Tae —jadeó, perdiendo momentáneamente la cabeza—. Relájate —comenzó a repartir besos sobre sus hombros, buscándolo que se relajara.
Taehyung tenía los ojos cerrados con fuerza, el dolor y el placer provocaba que la llamarada en su interior se intensifique.
—M-Muévete, puedes ha-hacerlo —pidió entre suspiros entrecortados.
La habitación se transformó entonces en un torbellino de emociones y sentidos.
Jungkook, con los ojos oscuros y la respiración entrecortada, se movía sobre Taehyung con una intensidad que parecía consumirlos a ambos. Los gemidos agudos del omega resonaban entre las cuatro paredes, mezclándose con el sonido de sus cuerpos chocando. Taehyung, perdido en un mar de sensaciones, se aferraba a las sábanas, clavando sus uñas en la suave tela blanca.
—Más... J-Jungkook, más....—suplicaba Taehyung, su voz ronca por el deseo.
Jungkook, sintiendo el calor de su omega y el anhelo en su voz, aumentó el ritmo de sus embestidas. Su lobo interior rugía, demandando el control total, pero Jungkook lo contenía, consciente de que debía cuidar de su pareja en este momento tan vulnerable.
Quería que Taehyung recordara cada momento de este encuentro, no solo como una necesidad física, sino como una conexión profunda entre ellos.
—Estoy aquí, mi amor —susurró Jungkook, con la voz ronca y sensual, mientras depositaba besos húmedos en el cuello de Taehyung, rozando ligeramente sus dientes en la zona tan delicada y vulnerable—. Estoy aquí.
El omega, sintiendo el aliento cálido de Jungkook en su piel, se estremeció de placer. Se sentía completamente seguro entre los brazos de su alfa.
Poco a poco, el ritmo de sus movimientos comenzó a cambiar. Taehyung, con un movimiento que sorprendió a Jungkook, se giró y se colocó sobre él.
Con una sonrisa juguetona, introdujo el miembro de su alfa en su interior y comenzó a rebotar sobre él, buscando con desesperación la liberación.
Jungkook, mirando hacia arriba, no pudo evitar sonreír ante la determinación de su omega. Sus grandes manos se aferraron a la pequeña cintura de Taehyung, guiándolo con suaves movimientos.
—Eres tan hermoso —murmuró Jungkook, sus ojos fijos en el rostro de Taehyung.
—T-Tú también —respondió Taehyung, entre gemidos entrecortados.
El clímax los alcanzó con una rapidez vertiginosa. Sus cuerpos se tensaron, sus músculos se contrajeron y soltaron, y un gemido unísono escapó de sus labios y, en ese momento de éxtasis compartido, se sintieron mucho más unidos que nunca antes.
Cuando la tormenta de pasión finalmente amainó, Jungkook y Taehyung se quedaron abrazados, recuperando el aliento. El sudor resbalaba por sus cuerpos, y sus corazones latían con desenfreno.
—Te amo, Jungkook —susurró el peligris con su voz llena de cariño, sus párpados cerrándose lentamente.
—Y yo a ti mucho más —respondió Jungkook, besando suavemente la frente de Taehyung.
En la penumbra de la habitación, rodeados por el calor de sus cuerpos y el eco de sus respiraciones, Jungkook y Taehyung se permitieron descansar un poco antes de que el celo del omega se intensificara nuevamente.
creo que se me hizo costumbre
aparecer y desaparecer jsjsjsjs
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