O2O; entrega y deseo
Jungkook y Taehyung avanzaban a paso rápido entre los invitados, sus manos entrelazadas como si fueran el único ancla en medio del caos. Los murmullos y miradas curiosas de los presentes no importaban. Nada importaba, excepto irse de allí juntos.
—Oye, más despacio —el omega soltó una ligera risa ante la notoria desesperación de Jungkook.
La calle los recibió con el silencio y el aire fresco de la noche, pero el calor que emanaba de sus cuerpos hacía que cualquier brisa pasara desapercibida. Jungkook, con su mandíbula apretada y mirada fija, apenas podía contener la urgencia que lo quemaba por dentro. Tiró suavemente de la mano de Taehyung, guiándolo hacia su auto estacionado no muy lejos.
—¿A dónde vamos? —preguntó Taehyung con la respiración agitada, sus ojos brillando bajo la luz de las farolas. Sabía la respuesta, pero algo en su interior lo empujó a preguntar, buscando una confirmación.
Jungkook lo miró por un momento, sus pupilas dilatadas, y sin decir una palabra, se inclinó para depositar un beso en su frente. Un gesto suave, en contraste con el deseo feroz que estaba devorándolos a ambos.
—A mi departamento —dijo finalmente, su voz baja, ronca. Luego abrió la puerta del auto para él.
Taehyung, con las mejillas encendidas, subió al vehículo. Jungkook rodeó el auto con rapidez y se sentó al volante, sus manos aferrándose con fuerza a este como si estuviera luchando contra el impulso de lanzarse sobre el omega allí mismo.
Encendió el motor, pero sus ojos, intensos y oscuros, se desviaron hacia Taehyung una vez más antes de arrancar.
El ambiente en el auto era denso, cargado de una tensión que hacía que el aire se sintiera pesado, sofocante. Ninguno de los dos habló, pero la necesidad que compartían hablaba en silencio, a través de cada respiración entrecortada y cada mirada cargada de deseo.
Jungkook apretó el acelerador, cada kilómetro que recorrían parecía estirar el hilo invisible que los mantenía a punto de explotar. Las imágenes de lo que había ocurrido en el jardín no dejaban de pasar por su mente: la forma en que sus cuerpos se habían rozado, cómo Taehyung había jadeado contra su oído, cómo sus feromonas se habían desatado en una espiral de locura.
El recuerdo hacía que su cuerpo reaccionara de inmediato, la tensión en sus pantalones era una prueba palpable de lo poco que podía contenerse, y menos con Taehyung.
—Jungkook... —murmuró el peligris, apenas un susurro, mientras apretaba los muslos entre sí.
Sabía que estaba perdiendo el control; su cuerpo estaba respondiendo de una manera que no podía detener. El lubricante natural se deslizaba con facilidad, y sentía que cualquier contacto más lo haría perderse por completo.
—Lo sé, Taehyung... lo sé... —Jungkook respondió, con los nudillos blancos de tanto apretar el volante. Su voz sonaba desesperada, como si estuviera al borde de perder el control. No dejaba de pensar en lo que pasaría en cuanto llegaran.
La simple idea de tener a Taehyung completamente bajo su cuerpo, de sentirlo en todas las formas posibles, hacía que su mente se nublara.
Taehyung mordió su labio, observando de reojo el perfil de Jungkook, sus ojos oscuros y su mandíbula tensa. Sabía que tenía poder sobre él, que Jungkook se arrodillaría a sus pies y haría cualquier cosa que se lo pidiera. Esa realización le provocó un escalofrío, haciéndolo sentir más húmedo y caliente de lo que ya estaba.
—No puedo esperar... —admitió Jungkook en un susurro gutural, al estacionar el auto en el subsuelo de su edificio. Apenas apagó el motor, ya estaba abriendo la puerta y corriendo hacia el otro lado para abrirle a Taehyung.
—Jungkook —el omega dijo nuevamente su nombre, esta vez a modo de aviso, de cómo se sentía y lo que necesitaba con urgencia.
—Vamos... —Jungkook lo tomó de la mano, casi arrastrándolo hacia el ascensor. Las puertas se cerraron con un tintineo suave, y en ese pequeño espacio, el aire volvió a espesarse.
Jungkook lo acorraló contra la pared del ascensor, sin soltar su mano.
—¿Estás consciente de lo que va a pasar? —su aliento era cálido contra la mejilla de Taehyung, y la forma en que lo miraba, hambriento, hacía que el omega se sintiera completamente vulnerable y al mismo tiempo deseado.
Taehyung asintió con rapidez, sin dudar.
—Sí, lo estoy. Quiero esto... te quiero a ti.
—¿Estás de acuerdo? —Jungkook acarició la mandíbula de Taehyung, su mirada penetrante.
—Sí, Jungkook... por favor... —la voz de Taehyung tembló, pero estaba lleno de certeza. Lo deseaba tanto como Jungkook lo deseaba a él.
Jungkook sonrió con satisfacción, y antes de que Taehyung pudiera procesarlo, lo besó con desesperación, con todo el fuego que había estado conteniendo. Sus manos bajaron a la cadera de Taehyung, apretándolas con fuerza, mientras el omega soltaba un gemido ahogado que resonó en el ascensor.
Los cuerpos de ambos se frotaron con una urgencia que desbordaba, y aunque el viaje en el ascensor fue corto, la intensidad hizo que cada segundo pareciera eterno.
Las puertas del ascensor se abrieron con un suave sonido, pero Jungkook no aflojó su agarre hasta que estuvieron justo frente a la puerta de su departamento. Con las manos temblorosas, ingresó el código y finalmente abrió, empujando a Taehyung dentro.
El sonido de la puerta cerrándose tras ellos fue un eco sordo, pero ni Jungkook ni Taehyung se detuvieron a escucharlo.
Jungkook acorraló a Taehyung contra la puerta con una fuerza suave, pero llena de desesperación. Sus labios volvieron a encontrarse, esta vez de una forma más sucia, más feroz. El beso estaba cargado de una necesidad que ninguna palabra podría describir. Ambos respiraban entrecortadamente, sus lenguas moviéndose con ansias, buscando más.
—Salta —ordenó Jungkook, su voz baja y ronca, el deseo evidenciado en cada sílaba.
Taehyung obedeció sin pensarlo, saltando lo justo para que Jungkook lo sujetara firmemente por los muslos, sus piernas rodeando la cintura del alfa, mientras sus brazos se anclaban alrededor de su cuello.
El contacto de sus cuerpos lo estaba volviendo loco.
Jungkook sintió el calor de Taehyung atravesar la tela de sus ropas, y con un gruñido gutural, se dirigió apresurado hacia la habitación.
La puerta de la habitación se cerró detrás de ellos con un golpe suave. Jungkook depositó el cuerpo de Taehyung con delicadeza sobre la cama perfectamente ordenada, el contraste de su propio caos interior con la pulcritud del lugar lo hizo detenerse un segundo.
Se subió a la cama con Taehyung, alargó una mano para encender la lámpara de noche, y la tenue luz amarillenta iluminó la figura del omega debajo de él.
Taehyung, de repente, se sintió expuesto. La forma en que Jungkook lo miraba, como si fuera la cosa más preciosa del mundo, le provocó una tímida incomodidad. Su piel comenzó a arder de la vergüenza, sus manos inconscientemente subieron a cubrir su rostro.
—Oye, —Jungkook susurró suavemente, capturando sus muñecas y bajándolas con delicadeza— no tienes que esconderte de mí —sus ojos eran cálidos, llenos de una mezcla de adoración y lujuria—. No vamos a hacer nada que no quieras.
Taehyung lo miró, con el pecho agitado, la inseguridad todavía en sus ojos. Pero entonces, acunando el rostro de Jungkook entre sus manos, habló con la voz suave, pero decidida.
—Lo quiero, Jungkook. Quiero esto... contigo.
Esas palabras fueron todo lo que Jungkook necesitaba. Volvió a capturar los labios de Taehyung, esta vez con una pasión renovada, pero también con ternura. Era como si cada beso dijera que este momento era solo de ellos, un espacio donde nada más existía.
Poco a poco, Jungkook comenzó a despojar a Taehyung de su ropa, tomándose su tiempo, cada movimiento calculado, pero lleno de una delicadeza que al mismo tiempo lo desesperaba. Cada botón que desabrochaba, cada prenda que retiraba, era acompañado de suaves susurros, halagos que hacían que la piel de Taehyung se erizara.
—Eres tan hermoso... —murmuró Jungkook, comenzando por su mandíbula, dejando un rastro de besos húmedos. Su boca descendió hacia el pecho, recorriendo cada rincón con devoción—. Tu cuerpo es perfecto.
El peligris gimió, sus manos apretando las sábanas mientras sentía los labios de Jungkook bajar lentamente por su torso. Cuando llegó a su abdomen plano, Jungkook se detuvo para observarlo, delineando su figura con las yemas de los dedos, como si estuviera memorizando cada curva.
—Tu cintura... —dijo, casi con asombro, mientras sus manos acariciaban la curva pronunciada de su cuerpo—. Es tan pequeña, tan perfecta... —No pudo evitar dejar escapar una risa baja, casi incrédula—. Joder, eres tan jodidamente hermoso. Y todo mío.
Taehyung gimió, sintiendo cómo el calor lo consumía desde dentro. Las palabras de Jungkook, su toque, todo lo estaba volviendo loco.
El alfa continuó su descenso, sus manos bajando hasta los muslos de Taehyung, sus dedos se hundieron en la carne suave, y una maldición apenas contenida escapó de sus labios.
—Tus muslos… —murmuró, con una mirada oscura y ardiente, mordiendo la zona—. Son malditamente adictivos.
Cada parte del cuerpo de Taehyung que Jungkook tocaba era como una promesa no dicha, y Taehyung se arqueaba bajo él, sus jadeos cada vez más rápidos. Pero entonces, la expresión de Jungkook cambió ligeramente, una duda fugaz pasó por su rostro mientras sus dedos seguían trazando las curvas del omega.
—Taehyung... —murmuró, con la voz cargada de emoción contenida—, ¿has hecho esto antes?
Taehyung, sonrojado hasta las orejas, asintió con la cabeza, su cabello gris desparramado sobre la almohada en desorden, respirando rápidamente. Jungkook, por un instante, se quedó inmóvil, la imagen de Taehyung, con las mejillas sonrojadas y la respiración agitada, clavada en su mente.
El pensamiento de que ya hubo alguien antes le provocó un leve gruñido, pero rápidamente lo desechó.
Con una respiración profunda, Jungkook enterró su rostro en el cuello de Taehyung, justo donde estaba su glándula olfativa, aspirando su aroma con una necesidad palpable.
—No me importa quién haya estado antes —su lengua rozó ligeramente la piel sensible de Taehyung, arrancándole un gemido—. Yo te voy a hacer sentir como si fuera la primera vez. Y la última también... porque no pienso apartarme de ti. Jamás.
Taehyung se arqueó contra Jungkook, su cuerpo temblando ante esas palabras, incapaz de responder con algo más que un gemido que reverberaba en la habitación.
El pelinegro se levantó de la cama, su respiración aún pesada mientras caminaba hacia el cajón cercano. Cuando regresó, sostenía un condón y una botella de lubricante, sus ojos fijos en Taehyung, quien yacía jadeante sobre la cama, su pecho subiendo y bajando rápidamente.
Jungkook se acomodó nuevamente sobre el omega, su cuerpo grande y musculoso cubriéndolo casi por completo. El peso y la cercanía de Jungkook lo hacían sentir protegido y vulnerable a la vez. Sus labios se encontraron de nuevo en un beso largo, profundo, lleno de deseo.
Mientras sus lenguas se entrelazaban, los cuerpos desnudos de ambos se frotaban el uno contra el otro, con una fricción que enviaba ondas de placer a través de ellos.
—Jungkook… —Taehyung apenas pudo susurrar, sus manos aferrándose a los brazos fuertes del alfa, sintiendo los músculos tensarse bajo sus dedos. El miembro de Jungkook, todavía cubierto por el pantalón, presionaba contra su vientre, duro y caliente, casi insoportable.
Jungkook se apartó lo justo para arrodillarse entre las piernas de Taehyung, observando el cuerpo perfecto bajo él.
El omega estaba completamente expuesto, su mirada llena de deseo, pero también con un atisbo de nerviosismo. Jungkook esbozó una pequeña sonrisa, acariciando su muslo con suavidad.
—Voy a prepararte —dijo con una voz suave pero cargada de lujuria. Taehyung asintió, sus labios entreabiertos, su respiración acelerada.
Jungkook vertió lubricante sobre dos de sus dedos, el sonido viscoso llenando la habitación por un momento, antes de que sus manos descendieran hacia la entrada de Taehyung. Primero, acarició la zona con suavidad, sus dedos deslizándose en círculos lentos, provocando pequeños jadeos de Taehyung.
—A-Ah… —gimió el omega, su espalda arqueándose levemente cuando Jungkook finalmente introdujo un dedo, despacio, con cuidado.
Taehyung apretó la muñeca del alfa con una mano, sus ojos cerrados, mientras la otra mano se aferraba a la sábana. El alfa lo observaba con atención, buscando cualquier señal de dolor.
—¿Te duele? —preguntó Jungkook, su voz más suave que antes, casi ansiosa.
—No, es-estoy bien… sigue… —susurró Taehyung, su cuerpo temblando ante la sensación ya conocida pero más delirante de lo que recordaba.
Jungkook comenzó a mover su dedo, entrando y saliendo lentamente, aumentando gradualmente la velocidad. Los gemidos de Taehyung se hicieron más intensos con cada movimiento, su cuerpo empezando a relajarse bajo el toque del alfa.
Cuando Jungkook añadió un segundo dedo, Taehyung soltó un grito ahogado, su espalda arqueándose violentamente mientras un espasmo recorría su cuerpo.
—A-Ah, Jungkook… ahí… —gimió, su voz temblorosa, sus muslos temblando ante la sensación—. ¡Mhg! ¡S-Sí!
Jungkook sonrió, sus ojos oscureciéndose al ver la reacción de Taehyung. Sabía que había encontrado ese lugar sensible en su interior, y movió los dedos con más insistencia, saboreando cada gemido que provocaba. Pero también estaba al límite. Su propio cuerpo temblaba de necesidad, y la presión de su erección contra el pantalón se estaba volviendo insoportable.
—No puedo más… —murmuró Taehyung repentinamente, su voz saliendo entrecortada por los gemidos—. P-Por favor… Jungkook… quítate la ropa ya… y hazlo. Te n-necesito a ti.
Jungkook gruñó desde lo más profundo de su pecho, un sonido gutural que llenó la habitación.
En un movimiento rápido y desesperado, comenzó a despojarse de su ropa, arrancando la camisa blanca con tanta fuerza que varios botones salieron volando, pero no le importó. En cuestión de segundos, estaba desnudo, su miembro erecto y caliente, pulsando de necesidad.
Se colocó entre las piernas de Taehyung, sus manos temblorosas pero firmes mientras se ponía el preservativo bajo la atenta mirada del omega.
Taehyung no era capaz de apartar los ojos del alfa, su pecho subiendo y bajando con rapidez, mientras su mente estaba dividida entre la vergüenza y el deseo abrasador que sentía.
Jungkook levantó la mirada, sus ojos oscurecidos por el deseo, sus pupilas dilatadas. Lo necesitaba, más de lo que jamás había necesitado algo en su vida. Alineó la punta de su miembro con la entrada de Taehyung, su respiración pesada, conteniendo el aliento.
—Dime si te duele —susurró con la voz ronca de emoción contenida.
Taehyung asintió, sus ojos bajando para observar el miembro de Jungkook. Trago grueso al ver lo largo y grueso que era, las venas marcadas recorriéndolo. Su cuerpo tembló ligeramente, pero el deseo era más fuerte que cualquier nerviosismo. Jungkook comenzó a empujar lentamente, susurrando palabras suaves mientras ingresaba en el interior del omega.
El omega gimió, su espalda arqueándose, su boca abriéndose en un grito silencioso cuando sintió a Jungkook llenarlo lentamente.
Jungkook se dejó caer sobre el cuerpo de Taehyung cuando finalmente estuvo completamente dentro, su pecho presionando contra el de él, sintiendo cómo las uñas del omega se clavaban en su espalda. El dolor agudo se mezclaba con el placer intenso que recorría su cuerpo, arrancándole un gruñido que sonaba desde lo más profundo de su garganta.
—Dios… Taehyung… —jadeó, su respiración agitada en el oído del menor.
Sus labios comenzaron a dejar besos húmedos en la piel suave de su rostro, bajando hasta su mandíbula y luego su cuello. Allí se detuvo un poco más, succionando la piel hasta dejar marcas rojizas, sabiendo que serían visibles al día siguiente, una señal de que era suyo.
Taehyung, por su parte, temblaba bajo el peso y la intensidad de Jungkook, su cuerpo ajustándose alrededor de él de una manera que lo hacía sentir lleno, invadido por el calor del alfa.
—M-Muévete, Jungkook… —murmuró Taehyung, su voz rota por el deseo y la necesidad—. P-Por favor, muévete.
Jungkook levantó la cabeza para mirarlo, sus ojos oscuros y brillantes por el placer contenido.
¿Quién era él para negarse?
Sin decir una palabra, apoyó ambas manos a cada lado de la cabeza de Taehyung, usando sus brazos para sostenerse y empezar a moverse. Al principio, sus embestidas fueron lentas, profundas, cada movimiento enviando ondas de placer a través de ambos.
El cuerpo de Taehyung reaccionaba instintivamente, cerrando los ojos con fuerza mientras intentaba reprimir los gemidos, pero era imposible. El miembro de Jungkook rozaba cada punto sensible en su interior, obligando a su cuerpo a arquearse, sus manos aferrándose con fuerza a las sábanas.
—J-Jungkook... —gimió entre dientes, su voz temblando—. Mmm...
—Estás tan… estrecho… —gruñó Jungkook, cerrando los ojos mientras el placer lo abrumaba. Cada vez que empujaba dentro de Taehyung, sentía el calor, la suavidad resbaladiza que lo volvía loco. Era demasiado, pero no quería detenerse. Quería más, necesitaba más.
Taehyung mordió su labio inferior, intentando sofocar sus gemidos, pero cuando Jungkook empezó a aumentar el ritmo, moviéndose más rápido y con más fuerza, no pudo hacer mucho para evitarlo.
Su espalda se arqueó violentamente cuando la punta del miembro de Jungkook golpeó ese lugar dentro de él, el punto exacto que lo hacía ver estrellas.
—¡A-h!, ¡Jungkook… allí… por favor… más rápido! —suplicó, su voz entrecortada por los gemidos—. P-Por favor, por favor, por... por f-favor...
Jungkook gruñó, sus manos bajando para aferrarse a la cintura de Taehyung. Con una fuerza controlada, empezó a mover el cuerpo del omega, haciendo que sus caderas chocaran contra su pelvis con cada embestida. Ambos gimieron, sus respiraciones descontroladas llenando el aire.
—Mierda, Taehyung… se siente tan bien… —jadeó Jungkook, sus ojos fijos en las expresiones de placer puro en el rostro de Taehyung—. Te amo tanto… me vuelves jodidamente loco…
Cada palabra de Jungkook provocaba un espasmo en el cuerpo de Taehyung, y cuando el alfa comenzó a golpear su punto dulce una y otra vez, sin detenerse, el omega no pudo aguantar más. Sus gemidos se volvieron más desesperados, su cuerpo temblando sin control.
—¡Ah… Jungkook…! —gritó Taehyung, su cuerpo convulsionando cuando finalmente alcanzó su clímax. Su orgasmo fue explosivo, abrumador, y se sintió completamente perdido en el placer mientras sus manos se aferraban a los brazos de Jungkook con fuerza, su cuerpo temblando violentamente.
Jungkook seguía embistiendo, jadeando, buscando su propia liberación. Estaba cerca, tan cerca que casi podía sentir el calor arder dentro de él.
Justo antes de llegar al límite, salió de Taehyung rápidamente, quitándose el preservativo y masturbándose con fuerza sobre el estómago del omega. Sus movimientos eran desesperados, sus jadeos roncos llenando la habitación hasta que finalmente se derramó con un gemido gutural, su semen cubriendo el abdomen tembloroso de Taehyung.
Jungkook gimió, su cuerpo cayendo pesadamente sobre el del omega, quien lo abrazó con fuerza, ambos respirando agitados, intentando calmar sus corazones acelerados.
—¿Estás bien? —murmuró Jungkook contra el cuello de Taehyung, sus labios aún dejando pequeños besos en la piel caliente del omega.
—Sí… muy bien… —respondió Taehyung, su voz suave, pero satisfecha—. ¿Y tú?
—Nunca he estado mejor.
El silencio envolvió la habitación, solo interrumpido por las respiraciones suaves de ambos, aún recuperándose de lo que acababan de compartir.
El pelinegro se mantuvo inmóvil por unos minutos, sintiendo el peso relajado de Taehyung sobre su pecho luego de cambiar posición. Su piel aún estaba cálida, y los latidos de su corazón comenzaban a disminuir su ritmo frenético.
Jungkook levantó la cabeza un poco, observando a Taehyung. Sus párpados pesaban, y parecía estar a punto de quedarse dormido, los labios ligeramente separados, el cabello desordenado cayendo sobre su frente. Con una sonrisa suave, Jungkook se deslizó fuera de la cama, cuidando no despertarlo, y fue al baño en busca de una toalla húmeda.
Cuando regresó, el peligris apenas se movía, solo un ligero murmullo escapó de sus labios cuando Jungkook empezó a limpiarlo con suavidad, quitando los restos de sudor y de su reciente clímax del abdomen y piernas de Taehyung.
Taehyung se estremeció ligeramente bajo su toque, pero no dijo nada más, quedándose cada vez más dormido. Jungkook sonrió ante su expresión relajada, y una vez que lo tuvo limpio, fue él quien se encargó de su propio cuerpo, usando otra toalla para limpiarse antes de dirigirse al baño para una ducha rápida.
El agua caliente golpeó su piel, relajando sus músculos tensos. Cerró los ojos, dejando que el vapor lo envolviera mientras pensaba en lo que acababa de suceder.
Taehyung. Su Taehyung.
No pasó mucho tiempo en la ducha, sólo lo justo para sentirse limpio. Salió secándose el cabello y volviendo a la habitación. Estaba a punto de preguntarle a Taehyung si quería ducharse también, pero lo encontró profundamente dormido, abrazando una almohada con fuerza, su respiración suave y rítmica.
Jungkook sonrió para sí mismo, admirando por un momento la escena frente a él. Taehyung se veía tan tranquilo, tan vulnerable en su sueño, y esa vista hizo que su corazón latiera con calidez.
El alfa se acercó en silencio, apagando la lámpara sumiendo la habitación en la penumbra y con cuidado, le quitó la almohada que Taehyung abrazaba, reemplazándola con su propio cuerpo.
Se acomodó detrás de él, envolviendo al omega con sus brazos y atrayéndolo hacia su pecho. Los brazos de Taehyung, delgados y cálidos, terminaron descansando sobre su vientre, y Jungkook soltó un suspiro más que satisfecho.
Le dio un beso suave en la cabeza, inhalando el aroma familiar que ahora lo calmaba más que cualquier cosa.
—Te amo mucho, Tae —susurró, su voz baja y llena de ternura. Acarició el cabello gris de Taehyung con suavidad, observando cómo su respiración se mantenía estable—. Dulces sueños, amor.
Cerró entonces los ojos, dejando que el cansancio finalmente lo alcanzara. El cuerpo de Taehyung se acomodaba perfectamente contra el suyo, y eso le daba una paz indescriptible.
Con una última sonrisa en sus labios, Jungkook también se dejó llevar por el sueño, sus brazos aún firmemente alrededor del omega, como si no quisiera soltarlo nunca.
perdón por la demora en
subir este capítulo, estuve
haciendo algunas tareas
de la facu pero ya está aquí
el cap, espero les guste. 🤍
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