O18; angel
Jungkook se miraba al espejo, tirando incómodamente de los bordes de su traje. Las fiestas elegantes no eran lo suyo, y menos aquellas donde las conversaciones giraban en torno a negocios y alianzas familiares.
Pero ahí estaba, con su madre ajustándole la corbata, mientras él seguía quejándose.
-No sé por qué tenemos que ir todos. Ustedes ya saben que estas cosas no me interesan -refunfuñó Jungkook, mirando de reojo a su madre.
-Porque somos una familia importante, y debemos estar todos presentes -respondió su madre, sonriendo con dulzura mientras ajustaba un último pliegue de la camisa. -Además, ¿desde cuándo es un crimen verse elegante?
-Desde siempre -murmuró Jungkook, bufando.
Su madre rio entre dientes, sin realmente molestarse por su actitud. Ya estaba acostumbrada a los desplantes de su hijo menor cuando se trataba de eventos formales.
-A propósito -continuó ella-, una amiga mía quiere presentarte a su hijo esta noche. Es un buen muchacho, y su familia es muy respetable. Quizás en el futuro puedan formar lazos, ¿qué te parece?
Jungkook se tensó de inmediato, levantando las manos en señal de rendición.
-No, ni hablar. No quiero conocer a nadie. Estoy bien así como estoy -replicó rápidamente, importandole poco si sonaba grosero.
No necesitaba a nadie más. Ya tenía a alguien que llenaba cada rincón de su mente, aunque no se atreviera a decirlo en voz alta aún a pesar de que muchos ya se hacían una idea, incluso sus padres y hermano.
Su madre lo miró con una ceja levantada, claramente divertida por la reacción exagerada de su hijo, pero no insistió.
-Bueno, como quieras -dijo con un tono ligero-. Pero no te escapes durante la fiesta, ¿eh? Sé que las bebidas no serán de tu gusto, pero por lo menos intenta disfrutar de la noche.
-¿Disfrutar? ¿Con cócteles y música clásica de fondo? -Jungkook dejó escapar una risa sarcástica-. Prefiero una buena fiesta con música a todo volumen, bebidas fuertes y despertar sobre el techo de alguna casa.
Su madre solo negó con la cabeza, sonriendo aún por la ocurrencias de su hijo.
-Si tan solo fueras un poco más como tu hermano... -dijo en tono juguetón, justo cuando su padre entraba en la habitación.
-¿Ya están listos? -preguntó su padre, lanzando una mirada de aprobación hacia el atuendo de Jungkook.
-Casi, casi -respondió la mujer, haciendo un último ajuste en la corbata de su hijo.
Jungkook se cruzó de brazos, claramente incómodo, y miró hacia su cama donde su hermano mayor, vestido impecablemente en un traje negro, observaba la escena con una sonrisa burlona.
-Es raro verte así de arreglado, Jungkook -dijo su hermano, dejando escapar una risita. -Pareces un modelo de revista. ¿Seguro que vas a aguantar toda la noche sin arruinar ese traje?
-Vete a la mierda -gruñó Jungkook, fulminándolo con la mirada. El simple hecho de estar usando un traje diseñado a su medida le ponía de mal humor.
Su hermano soltó una carcajada, ignorando el insulto.
-Anda, no te enfades. No todos los días te vemos con una corbata sin que te desmayes -continuó, claramente disfrutando de molestar a su hermano menor.
-Ya, deja de molestarlo -intervino su padre, aunque una sonrisa tiraba de la comisura de sus labios. -Jungkook, te ves bien. Solo trata de no hacer una escena esta noche.
-Sin promesas -murmuró Jungkook, lanzando una última mirada resignada al espejo.
Su madre le dio una suave palmadita en el hombro antes de salir de la habitación junto a su padre. Jungkook se quedó unos segundos más, sintiendo el peso de la noche que se avecinaba.
Esperaba realmente poder disfrutar.
[...]
-Jungkook, cariño, ven a saludar -llamó su madre desde el grupo en el que estaba hablando alegremente con otra mujer.
Jungkook respiró hondo, forzando una sonrisa mientras se dirigía hacia ellos con las manos detrás de la espalda. Al llegar, su madre le colocó una mano en el hombro y lo presentó con entusiasmo a la mujer junto a ella.
-Hyeri, este es mi hijo menor, Jungkook. Ha crecido mucho desde la última vez, ¿verdad?
-¡Dios mío, sí! -exclamó la mujer de cabello corto y teñido de rubio. Sus ojos brillaban con nostalgia-. ¡Estás hecho todo un hombre! La última vez que te vi, apenas eras un niño. ¡Y mira lo guapo que estás ahora!
Jungkook se quedó perplejo, frunciendo ligeramente el ceño mientras trataba de recordar quién era esa mujer. No tenía ni la más mínima idea de quién podría ser. Su sonrisa se hizo más rígida, y solo consiguió asentir educadamente.
-Ah... gracias -murmuró, incómodo.
La mujer notó su confusión y rió suavemente.
-No me recuerdas, ¿verdad? Es normal, eras muy pequeño. Solía visitar tu casa a menudo... en fin, te presento a mi hijo, Seungmin -dijo señalando a un joven que estaba justo a su lado en silencio.
Seungmin, un omega delgado con el cabello castaño claro y un rostro de facciones suaves y tiernas, se inclinó ligeramente en un saludo, sus ojos evitando los de Jungkook al principio, hasta que los dos finalmente se encontraron con una breve pero incómoda mirada.
-H-Hola, Jungkook -balbuceó Seungmin, claramente nervioso-. Es un placer... conocerte...
-Sí... -respondió Jungkook, mirando a Seungmin sin expresión alguna en el rostro, casi aburriéndose mientras observaba cómo el omega intentaba encontrar las palabras adecuadas.
El silencio que siguió fue incómodo, tanto que su hermano, que había estado observando la escena a unos pasos, no pudo evitar intervenir.
-Oye, Jungkook, ¿no dijiste que querías algo de beber? -dijo de repente, apareciendo a su lado y dándole una palmada en la espalda que lo sacó de su trance.
-Ah, sí... sí, eso dije -dijo Jungkook con alivio, aprovechando la oportunidad para huir de la conversación.
-Si nos disculpan, mamá, señora Min -añadió su hermano, con una sonrisa inocente-. Iremos por algo de beber. Vamos, Jungkook.
-Sí -respondió rápidamente el pelinegro mientras ya comenzaba a caminar hacia la mesa de bebidas.
Su madre apenas alcanzó a decir algo antes de que ambos se alejaran: -No tarden mucho, ¡la cena pronto estará servida!
-Sí, sí, claro -respondió su hermano despreocupadamente, casi rodando los ojos mientras ambos seguían dirigiéndose hacia la mesa de bebidas.
Cuando finalmente se alejaron lo suficiente, Jungkook suspiró profundamente.
-Dios, gracias por sacarme de ahí. No sé cuánto más iba a poder soportar esa conversación -murmuró Jungkook.
-¿Te diste cuenta de lo nervioso que estaba el pobre chico? -rió su hermano, sirviéndose un vaso de cóctel mientras hablaba-. Literalmente estaba temblando. Creo que se le ha escapado el alma cuando lo miraste.
-Sí, parecía que iba a colapsar en cualquier momento -comentó Jungkook con una sonrisa ladeada, tomando un vaso de agua en lugar de alcohol.
-Lo más gracioso es que mamá claramente está intentando emparejarte con él. Seungmin parece ser justo el tipo de chico que le gusta para ti -dijo su hermano con un tono ligeramente burlón, dándole un codazo.
Jungkook bufó, rodando los ojos.
-Ni lo sueñes. No pienso caer en ese juego.
-Vamos, podría ser divertido. Míralo así: podrías pasar toda la noche burlándote de él y seguirías siendo el chico "encantador" a sus ojos.
Jungkook le lanzó una mirada incrédula mientras tomaba un sorbo de su bebida.
-No seas idiota, no voy a jugar con él -respondió, aunque no pudo evitar reírse levemente ante la ridícula idea-. Además, ya sabes que no estoy interesado en ese tipo de cosas.
-Oh, claro, claro. Lo había olvidado -dijo su hermano con una sonrisa de complicidad-. No hay espacio en tu corazón porque ya tienes alguien más, ¿no es así?
-Cállate -respondió Jungkook secamente, pero su hermano solo rió más.
-Oye, lo entiendo. Pero algún día tendrás que contarme quién es el afortunado... o la afortunada. A este paso, mamá va a seguir intentando organizar citas incómodas hasta que le digas que ya tienes a alguien.
-No es asunto suyo, de todos modos -murmuró Jungkook, aunque no pudo evitar que su mente viajara a cierta persona que preferiría tener a su lado en esa fiesta.
-Lo que digas, hermanito. Pero te apuesto lo que quieras a que antes de que termine la noche, mamá va a volver a insistir a que hables con Seungmin -dijo su hermano, levantando su vaso como si brindara por su predicción.
Jungkook suspiró pesadamente y se sirvió un vaso de whisky esta vez.
-Ojalá eso no pase -dijo antes de tomar un gran trago.
La velada continuó entonces en su curso, tranquila, sin mayores sorpresas, mientras Jungkook y su hermano se alejaban un poco del bullicio y se sentaban en uno de los cómodos sillones dispersos por todo el jardín.
Las luces colgantes parpadeaban suavemente sobre ellos, creando un ambiente relajado.
De repente, su hermano le dio un ligero codazo en las costillas, señalando discretamente con la cabeza hacia la entrada del jardín.
-Mira quiénes acaban de llegar -susurró, con una mezcla de curiosidad y sorpresa.
Jungkook levantó la vista y sintió que su corazón se detenía por un breve segundo. Allí, en la entrada, la familia Kim saludaba a los dueños de la casa con grandes sonrisas. Eran cinco personas en total: cuatro hombres y una mujer, todos vestidos impecablemente.
El alfa apenas podía respirar cuando vio a Taehyung, sonriendo tímidamente y con las mejillas rojas mientras la anfitriona lo saludaba efusivamente.
Su hermano continuaba hablando, aunque su voz se sentía lejana para Jungkook en ese momento.
-No esperaba ver a los Kim aquí. Son muy reservados, rara vez asisten a este tipo de eventos, a menos que sean realmente importantes -dijo su hermano, cruzando los brazos mientras observaba a la familia-. Son una de las familias más poderosas, pero prefieren mantenerse en privado. Es raro verlos aquí.
Jungkook tragó saliva, todavía sin poder apartar la vista de Taehyung, quien lucía más radiante de lo que lo había visto nunca.
El contraste entre su timidez y la presencia imponente de su familia alrededor de él era sorprendente. La mente de Jungkook estaba nublada, pero su hermano seguía hablando, como si no notara la reacción del menor.
-¿Sabías que ambos padres son alfas? -preguntó su hermano, arqueando una ceja-. Kim Taesung, el padre, es famoso por su complicada y polémica historia. Después de enlazarse con Sungjae, su pareja, su cuerpo cambió drásticamente para poder tener a sus hijos. Una locura, ¿no? Nunca pensé que eso fuera posible.
Jungkook, aún aturdido, solo pudo responder en automático
-No, no lo sabía.
-Sí, es uno de esos chismes que más circulan entre los millonarios -continuó su hermano, encogiéndose de hombros-. Tiene sentido que no asistan a menudo a eventos públicos, supongo. Hay demasiadas habladurías sobre ellos, y se nota que prefieren mantener su privacidad.
Jungkook no decía nada, solo escuchaba mientras su hermano continuaba señalando a los miembros de la familia Kim.
-Mira, ese es el mayor, Kim Seunghyun, es un alfa puro. Y luego está el segundo, Kim Seojun, también alfa. La tercera, Kim Minji, alfa también. Y por último ahí está el menor... -su hermano hizo una pausa dramática, señalando a Taehyung con la cabeza-. Kim Taehyung, el menor y único omega de la familia.
El corazón de Jungkook casi se detuvo al escuchar esa última palabra.
-¿Qué...? -murmuró, girándose hacia su hermano con los ojos muy abiertos-. ¿Omega? Pero si... Taehyung es un beta.
Su hermano lo miró como si hubiera dicho algo ridículo.
-¿Beta? -repitió incrédulo-. ¿De dónde sacaste eso? Taehyung es un omega, y no cualquier omega. Es un omega puro. Eso es prácticamente de conocimiento común entre la gente rica.
Jungkook sintió que el mundo se le venía encima. Las palabras de su hermano resonaban en su cabeza, pero no podía procesarlas del todo.
-¿Omega...? -repitió en voz baja, sin poder disimular su confusión.
-Sí, omega -confirmó su hermano con naturalidad-. ¿Cómo no lo sabías?
Jungkook abrió la boca para responder, pero no encontró las palabras. Todo encajaba ahora: la atracción inexplicable, las pequeñas cosas que no tenían sentido cuando pensaba en Taehyung como beta.
-Yo... -Jungkook se detuvo, claramente perturbado. El hecho de que Taehyung fuera un omega y que él no lo supiera, cuando había pasado tanto tiempo cerca de él, lo golpeó con fuerza.
-Espera, ¿de verdad pensabas que era un beta? -dijo su hermano, riéndose levemente-. Hermano, no puedo creerlo. ¡Eso sí que es nuevo! Tú, con todo lo observador que eres, ¿ni siquiera notaste las señales?
Jungkook solo negó con la cabeza, demasiado aturdido como para formular una respuesta coherente. Jungkook cerró los ojos, tratando de aclarar sus pensamientos. Había pasado todo ese tiempo pensando que Taehyung era un beta, y ahora esto...
-No puedo creerlo... -susurró para sí mismo, su mente en un caos mientras su hermano le daba otra palmada en el hombro.
-Vamos, no es tan malo. De hecho, podría hacer las cosas más... interesantes -dijo su hermano con una sonrisa traviesa-. Quizás ahora entiendas por qué te sientes tan atraído por él.
Jungkook lo fulminó con la mirada, aunque no pudo negar que su hermano tenía razón. Todo lo que sentía por Taehyung cobraba un nuevo sentido.
-No te metas -respondió Jungkook, apretando los dientes.
-Tranquilo, solo digo -rió su hermano, disfrutando claramente de la situación.
Jungkook tomó un largo trago de su bebida, todavía procesando todo lo que acababa de descubrir.
Durante los siguientes minutos Jungkook observaba a Taehyung desde la distancia, con una expresión seria y una postura firme, pero por dentro, su mente giraba a mil preguntas.
El hecho de que Taehyung fuera un omega explicaba tantas cosas... La inexplicable atracción que siempre había sentido hacia él, y la reacción intensa, territorial y posesiva de su lobo cada vez que estaba cerca. Ahora entendía por qué, en aquella fiesta en su casa, había percibido el aroma dulce a fresas y chocolate: le pertenecía a Taehyung.
Su lobo rugía dentro de él, inquieto, pidiendo a gritos que se acercara al chico, quien estaba apartado, lejos de la multitud. Taehyung se veía tan fuera de lugar, solo, avergonzado quizás, como si no supiera qué hacer allí, sin conocer a nadie.
Parecía un ángel.
No llevaba el típico traje negro que la mayoría de los hombres vestían en ese tipo de eventos. No, Taehyung había optado por algo completamente distinto.
Su pantalón blanco de lino caía con elegancia, suelto pero perfectamente ajustado a su figura. Arriba, llevaba una túnica, también de lino, cruzada en el torso dejando un poco de su vientre expuesto, ceñida en la cintura, pero con mangas anchas que le daban un aire etéreo. El blanco puro de su atuendo contrastaba maravillosamente con su cabello gris, ondulado, que caía sobre su frente de manera descuidada pero hermosa. Cada detalle lo hacía ver casi irreal, como una visión divina en medio del jardín.
La belleza de Taehyung lo estaba volviendo loco. Sin pensarlo demasiado, Jungkook decidió acercarse a él.
Se movió con determinación, sus pasos silenciosos mientras se dirigía hacia el otro lado del jardín, donde Taehyung permanecía de espaldas, aparentemente perdido en sus pensamientos.
-¿No vas a hablarme, Taehyung? -la voz de Jungkook rompió el silencio entre ellos.
El cuerpo de Taehyung se tensó de inmediato al escucharlo, como si lo hubieran sorprendido haciendo algo prohibido. Pero no se giró. Jungkook pudo ver cómo sus hombros subían un poco, claramente nervioso, pero el omega no se movió ni un centímetro.
Jungkook, sin perder la calma, se agachó ligeramente, acercando su rostro al oído de Taehyung, tan cerca que su aliento rozó su piel.
-¿No vas a mirarme? ¿O es que debo obligarte a hacerlo? -murmuró, su tono bajo y lleno de un desafío suave, casi juguetón.
Taehyung tembló. Lo sintió, y eso solo avivó el fuego dentro de Jungkook.
Lentamente, casi con miedo, Taehyung comenzó a girarse, hasta que sus ojos encontraron los de Jungkook. Los labios de Jungkook se curvaron en una sonrisa, y el omega solo pudo murmurar con voz temblorosa.
-J-Jungkook...
-Hola -respondió Jungkook, su voz baja pero cargada de una confianza que solo hizo que Taehyung se pusiera más nervioso.
-¿Qué... qué estás haciendo aquí? -preguntó Taehyung, su voz apenas un susurro mientras su mirada se desviaba de la de Jungkook, claramente nervioso.
Jungkook se encogió de hombros, su sonrisa creciendo un poco más.
-Lo mismo que tú, supongo. Aunque parece que no te estás divirtiendo mucho.
Taehyung parpadeó, sorprendido. El tono relajado de Jungkook solo hacía que su corazón latiera más rápido. ¿Por qué estaba actuando así? ¿Y por qué lo estaba haciendo sentir tan vulnerable?
-N-no esperaba verte aquí... -Taehyung intentó sonar tranquilo, pero su voz lo traicionó.
-¿Ah, no? -el alfa ladeó la cabeza, sin dejar de mirarlo directamente a los ojos-. ¿Por qué? ¿Te incomoda?
Taehyung tragó saliva, claramente sintiendo que algo en el aire había cambiado. Pero lo peor no era solo la presencia de Jungkook. No. Lo peor era que, por la forma en que lo miraba y hablaba, Taehyung estaba seguro de que lo había descubierto.
Jungkook ya sabía que es un omega.
-¿T-Tú...? -intentó decir, pero las palabras no salieron.
Jungkook, con la misma sonrisa tranquila, se acercó un paso más, acortando la distancia entre ellos, lo suficiente para que Taehyung sintiera su calor y su olor.
Tierra mojada y vino.
-¿Yo qué? -preguntó Jungkook, su tono suave pero insistente.
Taehyung sintió como si el aire en sus pulmones se desvaneciera. Sabía que no podría escapar. No ahora.
-Jungkook... -murmuró de nuevo, su voz salió temblorosa. El alfa frente a él no dejaba de sonreír, y eso solo lo hacía sentir más acorralado.
-Vamos, Taehyung -dijo Jungkook, con un susurro que parecía acariciar sus oídos-. No tienes que temerme.
Pero la verdad era que Taehyung no solo le temía. Le temía al poder que Jungkook tenía sobre él, a la fuerza con la que sus emociones florecían cada vez que lo veía. Y ahora, con su secreto ya descubierto, todo parecía derrumbarse poco a poco.
Jungkook lo miraba como si supiera exactamente lo que estaba pasando por su mente, pero se mantenía en calma, casi disfrutando de la tensión que había entre ellos.
-¿Es por eso que me evitabas todo este tiempo? -preguntó Jungkook suavemente, sus ojos penetrantes no dejando que Taehyung escapara-. Porque... eres omega.
Taehyung abrió los ojos de par en par, sintiendo cómo sus piernas casi cedían bajo el peso de sus nervios. ¿Era una pregunta? ¿O Jungkook ya lo sabía con certeza?
-Yo... no... -intentó decir, pero las palabras no salían. El miedo, la confusión, la atracción... todo se mezclaba dentro de él de una forma abrumadora.
Jungkook, viendo lo perdido que estaba, decidió darle una salida.
-Tranquilo, Taehyung. No estoy aquí para cuestionarte nada -dijo suavemente, levantando una mano como si quisiera calmarlo-. Solo... quería verte.
La sinceridad en su voz desconcertó a Taehyung, pero también le dio un respiro, aunque fuera pequeño. No estaba seguro de qué hacer o decir, pero algo en los ojos de Jungkook le decía que, estaba a salvo con él.
imagen de cómo está más o
menos vestido Tae en este cap
(no es exactamente así)
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