O11; lo que siento y lo que soy

El suave roce del lápiz contra el papel era lo único que se escuchaba en la tranquila biblioteca. Taehyung, con el ceño levemente fruncido, trazaba líneas con concentración, a la vez que de reojo miraba su móvil para asegurarse de que el boceto iba como en la imagen.

El ambiente era más que perfecto para concentrarse, con el lugar sumido en un silencio casi sagrado. Los demás estudiantes de otras carreras parecían ocupados con sus propios asuntos, ubicados en mesas más alejadas, lo que le daba a Taehyung una sensación de aislamiento que, lejos de incomodarle, le resultaba reconfortante.

Sin embargo, una sensación extraña se había instalado en su pecho desde hacía unos minutos. No podía ignorarla. Era como si alguien estuviera observando a través suya… Y no era alguien cualquiera. Era él.

Desde su lugar, Jungkook lo observaba con tranquilidad. Sentado al otro lado de la misma mesa, el alfa apenas había mencionado palabra desde que llegó, limitándose a observarlo con una intensidad que parecía desarmar por completo a Taehyung.

Su cuerpo entero parecía reaccionar a la presencia de Jungkook, y su mente lo sabía: era el alfa quien provocaba esa inquietud, esa mezcla de nervios y curiosidad que lo hacía sentir cohibido.

—¿Vas a quedarte ahí en silencio todo el rato hasta que termine con mi boceto? — murmuró Taehyung de repente, rompiendo la calma con una pregunta que intentaba ser casual, pero que traicionaba la incomodidad que sentía.

Jungkook sonrió suavemente, su mirada intensa nunca apartándose del chico de cabello grisáceo.

—No lo sé. Supongo que dependerá de cuánto me diviertas —su tono era descarado, casi coqueto.

Taehyung sintió el calor subir a sus mejillas ante la respuesta. Intentó mantenerse serio, pero una pequeña sonrisa se asomó en sus labios, una que rápidamente trató de ocultar, bajando la mirada de nuevo hacia el papel.

Pero Jungkook no se la perdió.

—Ah, ahí está. Sabía que podía hacerte sonreír —dijo el alfa, más complacido que nunca, mientras cruzaba los brazos sobre la mesa y recostaba su cabeza sobre ellos, sus ojos brillando con una curiosidad y ternura que no se molestaba en ocultar.

Desde esa posición, Jungkook tenía una vista perfecta del perfil de Taehyung.

Lo observaba en detalle, contando mentalmente los lunares que adornaban su piel. Su mirada se detenía en la suave línea de su mandíbula, en sus mejillas ligeramente sonrojadas y en el cabello grisáceo que caía de forma desordenada sobre su frente.

Jungkook, sin poder resistir el impulso que desde hacía rato lo dominaba, alargó la mano lentamente. Su corazón latía con fuerza, y aunque su mente intentaba detenerlo, el deseo de tocarlo era más fuerte. Sus dedos rozaron la mejilla de Taehyung con una suavidad casi reverente, acariciando la piel que, tal como imaginaba, era cálida y suave bajo su toque.

Taehyung se quedó completamente quieto. La sorpresa lo dejó sin palabras por un instante, antes de que finalmente levantara la mirada para encontrarse con los ojos oscuros de Jungkook.

—¿Qué... qué estás haciendo? —susurró, su voz siendo apenas audible.

Jungkook se encogió de hombros, pero sus ojos seguían fijos en los de Taehyung, profundos y completamente sinceros.

—No pude resistirlo. Quería hacerlo desde hace rato.

El corazón de Taehyung latía con fuerza. El contacto, la manera en que Jungkook lo miraba, todo era demasiado abrumador. Y sin embargo, no apartó la mano del alfa.

Durante un largo momento, ninguno de los dos dijo nada. El silencio entre ellos no era incómodo, sino cargado de algo más, algo que Taehyung no quería nombrar. Porque si lo hacía, ¿cómo podría seguir fingiendo ser un simple beta cuando cada fibra de su ser lo traicionaba ante ese alfa?

Jungkook apartó su mano del rostro de Taehyung con un suspiro suave. Al instante, el peligris sintió que podía respirar de nuevo con normalidad.

Su pecho, que había estado tenso, se relajó un poco, aunque no del todo. La presencia de Jungkook seguía siendo pesada, intensa, y parecía rodearlo como una sombra imposible de ignorar.

Taehyung volvió entonces a concentrarse en su boceto, aunque ahora sus manos temblaban ligeramente al tomar el lápiz. Pero antes de que pudiera retomar su ritmo, la voz de Jungkook rompió el silencio una vez más.

—Entonces, dime, Taehyung... ¿cómo es tu familia?

Taehyung levantó una ceja, sin esperar que la conversación tomara ese rumbo. Dudó un segundo antes de responder.

—Bueno... mis padres son algo... complicados. Y tengo tres hermanos mayores.

—¿Todos alfas? —preguntó Jungkook, con curiosidad en la voz.

Taehyung asintió lentamente. —Sí, todos.

—Debe ser difícil ser el menor entre tantos alfas —Jungkook sonrió con simpatía, aunque sus palabras resonaban de una manera más profunda de lo que Taehyung quería admitir. No podía decirle la verdad, que no solo era el menor, sino también el único omega—. ¿Y qué hay de tus amigos? —continuó el pelinegro, inclinándose un poco hacia adelante.

La pregunta tomó a Taehyung por sorpresa, y por un momento, la incomodidad lo invadió.

—No... No tengo amigos. O, bueno, no los tenía hasta ahora —bajó la mirada, sintiendo que su confesión dejaba una parte vulnerable de él expuesta.

Jungkook asintió, sin decir nada durante unos segundos, como si procesara lo que Taehyung había dicho.

Luego, la siguiente pregunta llegó con tanta naturalidad que hizo a Taehyung casi atragantarse. —¿Y... has tenido alguna novia?

Los ojos de Taehyung se abrieron ligeramente, y su rostro enrojeció de inmediato.

—Eh, no... No me gustan las chicas —murmuró, sintiendo cómo la vergüenza le inundaba el rostro. Aunque claro, Jungkook no sabía que él era un omega, por lo que probablemente asumía que su preferencia por los chicos era algo que un beta no compartía fácilmente.

Jungkook ladeó la cabeza, sorprendido.

—¿No te gustan las chicas? —repitió, como si intentara procesar la información, pero sin dejar que la sorpresa lo dominara del todo.

Taehyung bajó más la cabeza, deseando que la conversación tomara otro rumbo.

—No.

—¿Y has tenido novio entonces? —preguntó Jungkook, sin perder la oportunidad de indagar más.

Taehyung negó con la cabeza, sintiéndose cada vez más avergonzado. —No... tampoco.

El silencio que siguió fue más pesado esta vez, aunque no incómodo. Jungkook lo miraba con una mezcla de interés y diversión, como si intentara juntar piezas de un rompecabezas que aún no lograba entender por completo.

Antes de que Taehyung pudiera procesar el nerviosismo que lo invadía, decidió tomar el control de la conversación.

—¿Y tú? —inquirió—. ¿Qué hay de ti? Quiero decir, ya te he dicho un poco sobre mí. Ahora es tu turno.

Jungkook arqueó una ceja, divertido. —¿Ah, sí? Yo pensaba que era yo quien hacía las preguntas —su tono burlón sacó una risa nerviosa de Taehyung, quien se cruzó de brazos con un puchero.

—Pues no. Ahora cállate y déjame preguntar a mí también. No es justo —replicó Taehyung, mirando al alfa con una mezcla de desafío y timidez.

Jungkook soltó una carcajada suave, observando con diversión cómo el chico se encogía de hombros con las mejillas infladas de frustración.

—Vale, pero con una condición.

Taehyung lo miró con sospecha. —¿Qué condición?

—Si respondo a tus preguntas, tendrás que darme un beso.

Los ojos de Taehyung se abrieron de par en par y su rostro se encendió en un rojo intenso.

—¡¿Qué?! No, ¡no voy a hacer eso!

Jungkook se encogió de hombros como si en realidad no le diera mucha importancia. —Pues entonces no responderé a ninguna de tus preguntas.

El silencio que siguió fue largo, mientras Taehyung lo miraba entre indignado y avergonzado, y Jungkook mantenía esa sonrisa burlona que tanto lo desarmaba. Finalmente, con un ligero enojo y las mejillas aún más abultadas por la frustración, Taehyung suspiró.

—Está bien... pero será solo un beso en la mejilla —aclaró rápidamente, apuntando con el dedo como si intentara imponer autoridad.

Jungkook sonrió, satisfecho. —Por algo se empieza, ¿no?

Después de esa conversación algo incómoda, Taehyung se removió en su asiento, todavía algo nervioso por el acuerdo que acababan de hacer.

Pero si había algo que su orgullo no le permitía, era retractarse. Si Jungkook iba a responder a sus preguntas, él cumpliría con su parte, aunque no dejaba de pensar en cómo haría para darle ese beso en la mejilla sin sentirse completamente avergonzado y posiblemente morir en el acto.

—Está bien... —Taehyung aclaró su garganta, tratando de parecer más seguro de lo que realmente estaba—. Voy a hacerte algunas preguntas. Quiero saber de ti.

Jungkook se acomodó en su silla, apoyando su mentón en la palma de su mano con una sonrisa juguetona en los labios.

—Te escucho.

—Uh... ¿Tienes hermanos? —preguntó Taehyung, comenzando con algo sencillo.

—Sí, un hermano mayor. También es alfa, como yo.

—¿Te llevas bien con él?

—Cuando no intentamos matarnos mutuamente, sí, bastante bien —Jungkook rió suavemente ante su propia broma, mientras Taehyung rodaba los ojos, aunque no pudo evitar que una sonrisa se asomara en sus labios.

—¿Y tus padres? —continuó Taehyung, tratando de sonar casual.

—Son geniales. Algo estrictos a veces, pero me apoyan en todo —Jungkook respondió con tranquilidad, pero sus ojos seguían fijos en Taehyung, como si disfrutara de cada pequeña reacción que lograba sacar de él.

—Mm... ¿Algún amigo cercano aquí en la universidad? —Taehyung hizo la siguiente pregunta, sin saber muy bien por qué le interesaba tanto.

—Sí. Jimin, Hoseok, Namjoon, Jin y Yoongi, ya sabes de ellos. Aunque últimamente hay alguien que me interesa más que cualquier otra persona —respondió Jungkook, dejando un misterio en el aire que Taehyung trató de ignorar.

—Ah, ya veo... —Taehyung murmuró, bajando la vista hacia su cuaderno antes de formular su siguiente pregunta—. ¿Alguna vez te has metido en problemas? Quiero decir, más allá de las típicas peleas de alfas.

Jungkook soltó una risita. —Vamos, ¿parezco alguien que se meta en problemas?

Taehyung lo miró de reojo.

—Un poco.

Jungkook lo observó con diversión antes de responder. —Bueno, tal vez un par de veces. Nada serio.

Taehyung asintió, tratando de encontrar una pregunta que lo guiara hacia algo más personal. Tras un momento de duda, finalmente se atrevió.

—Y... ¿alguna vez te ha gustado alguien?

Jungkook, que había estado relajado y despreocupado, de repente se enderezó ligeramente.

Sus ojos se clavaron en Taehyung, y en ese momento, el ambiente que los rodeaba pareció volverse más denso, como si cada sonido en la biblioteca se hubiera apagado por completo. Taehyung sintió un extraño escalofrío recorrerle la espalda bajo la intensa mirada de Jungkook.

—Sí —respondió Jungkook, su voz baja pero clara.

Taehyung parpadeó, sintiendo que la curiosidad se apoderaba de él.

—¿Quién es? —su voz apenas era un susurro, como si la pregunta no solo fuera para satisfacer su curiosidad, sino también para llenar el incómodo silencio que de repente había caído entre ellos.

Jungkook mantuvo su mirada fija en la de Taehyung, sus ojos oscuros buscando algo más allá de la simple pregunta. Luego, sin vacilar, esbozó una pequeña sonrisa, ladeando un poco la cabeza.

—Eres tú, Taehyung.

El corazón de Taehyung dio un vuelco. Su mente tardó unos segundos en procesar lo que acababa de escuchar.

—¿Q-qué? —balbuceó, sintiendo que la vergüenza subía de nuevo por su cuello hasta encender sus mejillas. Estaba seguro de que lo había oído mal—. ¿Estás... bromeando?

Jungkook no apartó la mirada, su expresión completamente seria. —No, no bromeo. Me gustas, Taehyung.

El silencio entre ellos se volvió abrumador, cargado de significados no dichos y preguntas sin respuesta. Taehyung no sabía qué hacer, qué decir. Su mente estaba en blanco, pero su corazón palpitaba con fuerza, casi dolorosamente.

¿Cómo había llegado a esto? Él era un omega, uno que estaba escondiendo su verdadera identidad como si se avergonzara de ser un omega. No podía permitirse tener estos sentimientos. Y, sin embargo, allí estaba Jungkook, mirándolo con tanto cariño y sinceridad que lo desarmaba por completo.

Taehyung abrió la boca para decir algo, pero ningún sonido salió. Al final, solo bajó la cabeza, sintiendo que su mundo acababa de dar un giro que no sabía cómo manejar.

El silencio que se instaló entre ellos parecía volverse eterno. Taehyung no se atrevía a levantar la vista, su corazón golpeaba con fuerza en su pecho, como si quisiera salir de allí. Finalmente, sin mirarlo, decidió romper el silencio.

—No deberías... no deberías tener sentimientos hacia mí —susurró, su voz apenas un murmullo.

Jungkook, sorprendido por la declaración, frunció el ceño y preguntó suavemente,

—¿Por qué no?

—Porque soy un beta, Jungkook —respondió el peligris, su tono lleno de resignación, como si esa simple afirmación fuera suficiente para justificar todo.

Jungkook, ahora un poco molesto, frunció más el ceño y su voz se volvió más firme.

—¿Y qué tiene que ver eso? No me importa que seas un beta, Taehyung. Incluso si fueras un alfa, estoy seguro de que me gustarías igual.

Taehyung apretó los labios, sacudiendo la cabeza. —No sabes lo que estás diciendo...

—Probablemente no —admitió Jungkook, respirando hondo—. Pero lo que siento, lo que mi lobo siente cada vez que estoy cerca de ti, es real, Taehyung. Me gustas. Ya te lo dije antes, y lo digo de nuevo. Si no sientes lo mismo, lo aceptaré. Pero por favor, no me alejes de ti. No te alejes.

Taehyung no sabía qué hacer. El torbellino de emociones en su interior lo estaba devorando. También sentía esa atracción, ese deseo de estar cerca de Jungkook, pero sabía que no podía ceder.

No era correcto.

No podía arriesgarlo todo por un impulso. Se suponía que era un beta, alguien que debía mantenerse al margen para no despertar sospechas, para que su secreto no fuera descubierto.

Si se revelaba que era un omega, lo echarían de la universidad.

Desde pequeño, su sueño había sido entrar en esa universidad, la misma donde sus padres se conocieron. Sus padres, ambos alfas, habían luchado contra las normas y prejuicios que condenaban su relación, y él los admiraba profundamente por su perseverancia.

Si ellos pudieron seguir juntos, a pesar de todas las negativas y críticas que recibieron en el camino por un largo tiempo, ¿podría él hacer lo mismo? Si aceptaba los sentimientos de Jungkook... ¿debería decirle la verdad? ¿Decirle que en realidad era un omega? ¿Cómo reaccionaría Jungkook si lo supiera?

Esas preguntas lo invadieron, llenándolo de ansiedad. Su mente no paraba de girar una y otra vez, cada pensamiento más confuso que el anterior.

Jungkook pareció percatarse de su agitación, y con un suspiro, bajó la cabeza.

—Perdón —murmuró con tristeza—. Soy un imbécil... por ser tan impulsivo.

Taehyung levantó la vista al oír el tono de Jungkook, y su corazón se encogió al ver la expresión abatida en su rostro. El alfa parecía realmente afectado.

—Ya no hablaré más del tema, no te preocupes —añadió Jungkook, poniéndose de pie con un esfuerzo visible—. Te dejaré terminar con tu trabajo. Lo siento si te incomodé —hizo un amago de girar y marcharse, pero sus hombros estaban caídos, como si una parte de él se sintiera rechazada.

Antes de que Jungkook pudiera dar un paso adelante, Taehyung reaccionó de manera instintiva.

Se levantó rápidamente de su silla, y en un impulso, corrió hacia él, rodeándolo con sus brazos con fuerza. Apoyó la cabeza en su pecho, cerrando los ojos con fuerza, como si ese simple gesto pudiera calmar el caos que lo envolvía.

Jungkook se quedó quieto, sorprendido. Un millón de emociones comenzaron a instalarse en su ser, pero sobre todo, la confusión y una chispa de esperanza.

—Jungkook... también me gustas... —murmuró Taehyung contra su pecho, su voz temblorosa pero firme—. Pero tengo miedo.

Jungkook sintió la felicidad apoderarse completamente de él. Su pecho se hinchó al escuchar esas palabras, y sin darse cuenta de lo que significaban realmente las últimas palabras de Taehyung, solo se centró en el hecho de que sus sentimientos eran correspondidos.

Con delicadeza, Jungkook levantó una mano y la posó sobre la espalda de Taehyung, acariciándola suavemente, como si quisiera calmarlo.

—Está bien... No tienes que tener miedo, Taehyung. No voy a presionarte. Estaré aquí, a tu lado, como quieras, cuando estés listo.

Pero aunque sus palabras eran sinceras, Taehyung sabía que la situación era mucho más complicada de lo que Jungkook podía imaginar. Porque no era solo el miedo a los sentimientos, sino el miedo a lo que implicaría contarle la verdad.

¿Qué pasaría cuando Jungkook supiera que no era un beta, sino un omega?

El corazón de Taehyung latía con fuerza, mientras seguía abrazado a Jungkook, preguntándose si algún día tendría el valor de revelarle su secreto.

espero que les esté gustando
la    historia,   si    hay   algún
error  no duden  en  decirme
🙌

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