Rescate
Étienne:
- ¿Qué te parece Ly? ‒pregunta Rosie mientras le muestra algunos libros, pero ella parece enajenada mirando su cuaderno mientras tamborilea con uno de sus dedos‒, ¿Ly?, ¿todo bien Ly? ‒le llama lo bastante alto sin llamar la atención. Tomo un libro y lo dejo caer frente a ella, la veo saltar y soltar un pequeño chillido‒. Eso no era necesario hermano ‒mi hermana me mira mal mientras aprieta suave la mano de Lydie.
- ¿Pasa algo? ‒me mira con el ceño fruncido.
- ¿Estas bien Ly? Pareces preocupada y tu vista esta pérdida en quién sabe dónde ‒podía oír la preocupación en su voz.
- Sí, fue algo que le dije a mi hermano, pero todo bien ‒le sonríe apretando su mano, puedo ver en el rostro de mi hermana que no le cree pero lo deja pasar.
El resto de la clase ella actuó así de raro, respondía de manera muy vaga, en un punto se habían separado, al parecer Lydie tenía algo que hacer, mi hermana había ido al baño y como ya se había tardado, me dispuse a buscarla.
- ¿Y qué me hará una niñita de tu nivel? ‒escucho la voz de una chica de uno o dos grados más arriba, al asomarme veo que se lo dice a Rosie, siento mi sangre hervir, poco me importaba que fuera una niña, comienzo a caminar hacia ella cuando la veo caer al piso.
- Metete con alguien de tu tamaño brabucona ‒la voz enojada de Lydie hacía eco‒, ¿no vas a hacerme o decirme nada a mí? Te reto a que me digas o hagas lo mismo que a ella ‒le grita furiosa, jamás había visto algo así, ni siquiera en un adulto, parecía fuera de sus cabales, la veo tomarla del cuello de la camisa, era impresionante la fuerza que tenía para ser tan pequeña, la veo sacudirla con rabia‒. ¡Hazlo maldita brabucona! ‒me acerco para detenerla, la chica estaba aterrada. Con cuidado hago que la suelte, era pequeña a pesar de que teníamos la misma edad, y casi no pesaba nada, pensé cuando la alce para alejarla, ella comenzó a patalear y manotear.
- Basta Lydie, basta ‒le hago una seña a Rosie para que me siga mientras nos alejamos.
- Déjame darle su merecido a esa estúpida, suéltame ‒se retorcía con desesperación.
- Calma Ly, estoy bien. ‒Rosie toma sus manos con suavidad, hace que le mire‒, estoy bien, no tengo nada ‒ella parece calmarse y asiente, la abraza y comienza a llorar, con cuidado la pongo en el suelo.
- Lo siento, es que me alteré mucho cuando vi que te molestaban, seguro me van acusar y los arrastrare a esto, de verdad lo siento ‒baja la vista triste, era impresionante que ahora estuviera así cuando hacía unos minutos estaba enojada.
- No te preocupes Ly ‒mi hermana la abraza intentando calmarla, la verdad es que no la entendía, en unos momentos parecía ser toda una noble, caminando y actuando como tal, pero en otras, parecía una chiquilla cualquiera.
- Llegue antes que tú y vi que la estaban molestando, así que puedo testificar que ellas comenzaron ‒ella se gira a verme con sorpresa, sus ojos malva estaban rojos por el llanto, verla así, tan frágil hizo que mi concepto de ella cambiara, al menos un poco.
- Gracias ‒sonríe mientras intenta contener el llanto, suspiro, que Dios se apiade de mí.
Lydie:
Étienne:
- ¿Qué te parece Ly? ‒pregunta Rosie mientras le muestra algunos libros, pero ella parece enajenada mirando su cuaderno mientras tamborilea con uno de sus dedos‒, ¿Ly?, ¿todo bien Ly? ‒le llama lo bastante alto sin llamar la atención. Tomo un libro y lo dejo caer frente a ella, la veo saltar y soltar un pequeño chillido‒. Eso no era necesario hermano ‒mi hermana me mira mal mientras aprieta suave la mano de Lydie.
- ¿Pasa algo? ‒me mira con el ceño fruncido.
- ¿Estas bien Ly? Pareces preocupada y tu vista esta pérdida en quién sabe dónde ‒podía oír la preocupación en su voz.
- Sí, fue algo que le dije a mi hermano, pero todo bien ‒le sonríe apretando su mano, puedo ver en el rostro de mi hermana que no le cree pero lo deja pasar.
El resto de la clase ella actuó así de raro, respondía de manera muy vaga, en un punto se habían separado, al parecer Lydie tenía algo que hacer, mi hermana había ido al baño y como ya se había tardado, me dispuse a buscarla.
- ¿Y qué me hará una niñita de tu nivel? ‒escucho la voz de una chica de uno o dos grados más arriba, al asomarme veo que se lo dice a Rosie, siento mi sangre hervir, poco me importaba que fuera una niña, comienzo a caminar hacia ella cuando la veo caer al piso.
- Metete con alguien de tu tamaño brabucona ‒la voz enojada de Lydie hacía eco‒, ¿no vas a hacerme o decirme nada a mí? Te reto a que me digas o hagas lo mismo que a ella ‒le grita furiosa, jamás había visto algo así, ni siquiera en un adulto, parecía fuera de sus cabales, la veo tomarla del cuello de la camisa, era impresionante la fuerza que tenía para ser tan pequeña, la veo sacudirla con rabia‒. ¡Hazlo maldita brabucona! ‒me acerco para detenerla, la chica estaba aterrada. Con cuidado hago que la suelte, era pequeña a pesar de que teníamos la misma edad, y casi no pesaba nada, pensé cuando la alce para alejarla, ella comenzó a patalear y manotear.
- Basta Lydie, basta ‒le hago una seña a Rosie para que me siga mientras nos alejamos.
- Déjame darle su merecido a esa estúpida, suéltame ‒se retorcía con desesperación.
- Calma Ly, estoy bien. ‒Rosie toma sus manos con suavidad, hace que le mire‒, estoy bien, no tengo nada ‒ella parece calmarse y asiente, la abraza y comienza a llorar, con cuidado la pongo en el suelo.
- Lo siento, es que me alteré mucho cuando vi que te molestaban, seguro me van acusar y los arrastrare a esto, de verdad lo siento ‒baja la vista triste, era impresionante que ahora estuviera así cuando hacía unos minutos estaba enojada.
- No te preocupes Ly ‒mi hermana la abraza intentando calmarla, la verdad es que no la entendía, en unos momentos parecía ser toda una noble, caminando y actuando como tal, pero en otras, parecía una chiquilla cualquiera.
- Llegue antes que tú y vi que la estaban molestando, así que puedo testificar que ellas comenzaron ‒ella se gira a verme con sorpresa, sus ojos malva estaban rojos por el llanto, verla así, tan frágil hizo que mi concepto de ella cambiara, al menos un poco.
- Gracias ‒sonríe mientras intenta contener el llanto, suspiro, que Dios se apiade de mí.
Lydie:
Había esperado por el resto del día a que me llamara el decano, pero eso no pasó, algo que me alivió un montón, más que nada porque los hermanos Lefebvre estaban involucrados.
- Ly, no quiero ser pesada ni entrometida, pero todo el día has estado extraña, ¿segura que está todo bien? ‒me mira preocupada, supongo que podría decirle también.
- Rosie, si te digo algo, prometes escucharme hasta el final y sobre todo, mantener la mente abierta, ¿lo harás? ‒ella asiente, suspiro y comienzo a relatarle lo mismo que le conté a mi hermano, sólo que esta vez deje los nombres y las explicaciones de los aparatos para el final.
- Vaya ‒la escucho decir tras unos minutos de silencio, estaba muy nerviosa‒, pero te creo, todo lo que me dijiste suena demasiado para sólo ser un invento, lamento que tuvieras que pasar por eso en tu otra vida, ahora veo porque reaccionaste tan mal con lady Tremaine, no te preocupes, no diré nada ‒me abraza suave, le regreso el abrazo aliviada‒, y claro que te ayudaré a salvar al segundo príncipe, le diré a Étienne que vaya con nosotros, no le diré todo esto pero sé que no me dejará ir sola ‒me guiña un ojo y rio bajito, asiento.
- Aquí estás, ah, quisiera hablar contigo en privado, es sobre ese asunto ‒dice mi hermano suave, niego.
- Le acabo de contar todo a Rosie, ella me ayudará si tú no quieres hacerlo ‒sonrío de lado, debía hablar con el cochero y con el chico del establo, ellos nos ayudarían.
- Bueno, te creo por completo y te ayudaré, dime cuando lo haremos ‒no puedo evitar la sonrisa en mi rostro, me pongo de pie y lo abrazo con fuerza.
- Gracias hermano ‒chillo emocionada, no me enviarían al loquero.
Rosie se encargaría de convencer a su hermano sin decirle mucho, le había dicho que yo le explicaría.
- ¿Cómo sabes eso? ‒me mira entrecerrando los ojos, había tenido tiempo de planear bien mi mentira.
- A veces me toca ir a palacio, algunas ocasiones no puedo escaparme del príncipe, y en una de esas ocasiones escuchamos por error una conversación sobre un hijo ilegítimo, y algo de una torre, le pregunté a Bénézet y él me dijo que estaba encerrado ahí su hermano pero no podía decirle a nadie, casi lo había olvidado, me parece muy injusto que este encerrado, los hijos no deberían cargar con los errores de los adultos ‒digo bajo, podía pensar en mi misma para este caso, no había pedido nacer ni mucho menos vivir con ellos, y en lugar de intentar darme una buena vida, se olvidaron por completo de mí, descargando sus frustraciones y mediocridad, sacudo la cabeza alejando aquellos recuerdos‒, no es justo y creo que merece ser libre ‒los tres me miran con sorpresa, como si pudieran ver a través de mí.
- Supongo que ya elaboraste un plan ‒mi hermano sonríe de lado divertido, asiento.
- Le diré a Frank que nos lleve, llevaremos comida y ropa de Theo, que ya tengo lista, también le diré a Cale, el chico que se encarga de nuestros caballos, necesitamos toda la ayuda posible, además ellos son leales a mí, y lo digo por nuestro padre más que por ti o por alguien más, hermano ‒él asiente comprendiendo.
- ¿Y cuándo iremos? ‒me sorprende la pregunta de Étienne, no creí que de verdad fuera a ir, pero bueno, Rosie tenía razón, no la dejaría ir sola.
- El sábado, padre saldrá y nuestra madre no le importa que hagamos, pero debemos salir temprano, viajaremos hasta Conswhile y eso está algo lejos ‒todos asienten, suspiro con alivio.
El sábado llegó bastante rápido, mi padre había salido una hora antes que nosotros, tras notificarle a mi hermano partimos junto a Cale, llevaba jabón, comida, ropa y herramientas, mismas que habían sido patrocinadas por Cale.
Conforme avanzábamos me sentía nerviosa, miraba cada tanto por la ventana en espera de reconocer el lugar, sólo Rosie y mi hermano sabían cómo conocía la ubicación, en mi vida pasada, cerca de los ocho años habíamos ido Bénézet y yo, el pobre chico había estado en los huesos y creo que medio muerto.
Cuando diviso el bosque, hago que Frank se detenga y vaya por aquel camino feo, si antes estaba nerviosa, ahora era peor, no dejaba de moverme en mi lugar. Poco después diviso una pequeña torre.
- ¿Es ahí señorita? ‒escucho a Frank preguntarme, asiento emocionada.
- Sí, detente cerca de unos árboles, eso nos ocultará ‒por la ventana veo que asiente, se detiene donde le dije, bajo casi corriendo, llevaba algo de comida y las herramientas, no me detengo a comprobar si me siguen, corro sin detenerme hasta la entrada, sabía que no había mucha protección ya que eran muy pocos los que sabían acerca de este lugar, así que no me sorprendió no encontrarme a nadie.
- Lydie, espera ‒escucho a Theo gritar, niego mientras intento abrir la puerta, maldigo al ver que estaba cerrada con un enorme candado, pongo la pequeña bolsa de cuero para sacar la ganzúa y la pequeña barra de metal. Comienzo a manipular la cerradura, casi grito de emoción cuando se abre, lo quito y arrojo antes de entrar, comienzo a subir las escaleras casi volando‒. Demonios Lydie, como corres ‒escucho que jadea cansado, miro a todas las celdas mientras paso, creo que la suya era la última. Casi salto de gusto cuando doy con él.
- ¿Hola? ‒susurro bajo, no veía bien por la oscuridad, como me gustaría un teléfono o una linterna, busco en mi bolsillo la vela y los cerillos‒. No te haré daño, he venido para ayudarte, no temas ‒digo mientras enciendo la vela, en ese momento mi hermano y los demás llegan, le entrego la vela antes de sacar las herramientas para abrir el candado.
- Ni siquiera voy a preguntar de donde aprendiste eso ‒escucho a Theo decir mientras trabajo, vivir tanto tiempo en casas ajenas y en la calle, te enseñaba algunas cosas, sobre todo cuando encontrabas hijos de puta que te encerraban sin comer. Sonrío al ver que se abre, lo tiro al suelo junto con las cosas, abro la puerta y entro tras quitarle la vela a mi hermano, camino con cuidado, podía ver paja, estaba frío y la oscuridad era apabullante. Me acerco más y a lo lejos noto un pequeño bulto, me apresuro a él, parecía muy débil, le acomodo en mis piernas.
- ¿Q-Quién? ‒temblaba, susurra bajo, me quito la capa y lo envuelvo suave, tomo la vasija y con cuidado vierto agua en su boca.
- Tranquilo, todo va a estar bien, te vamos a sacar de aquí ‒veo como mi hermano se acerca, le toma con cuidado, me pongo de pie y alumbro el camino, estaba preocupada de haber llegado tarde.
Pronto vemos las escaleras y con cuidado bajamos, abro la puerta para que salga. Caminamos al carruaje, Frank lo toma para que mi hermano pueda subir y así tomarlo de vuelta, lo acomoda en el sillón y me acerco para verlo, estaba pálido hasta la muerte, tenía muchos moretones y estaba demasiado delgado, abre los ojos y sólo puedo ver terror, se remueve asustado.
- No, no ‒chilla asustado, alzo las manos para mostrarle que no tengo nada.
- No te haremos nada, te vamos a llevar a un lugar seguro, mírame ‒le digo suave, se pega a la pared del carruaje‒, tengo agua y comida ‒le muestro la fruta y la vasija, los mira y luego a mí, de nuevo las cosas y a mí, me acerco y toma la vasija bebiendo el agua con rapidez, después casi me arranca la fruta de las manos, come con desesperación, le acerco el pan y el queso, come con ganas‒. Vamos Frank ‒susurro golpeando el techo con la vela, siento como comienza a moverse, le había dicho por donde debía ir, me acerco y lo abrazo suave, pobre bebé.
- Nome ‒lo siento aferrarse a mí, el pobre tenía sólo cuatro años.
- Soy Lydie, Theo, mi hermano ‒comienzo a señalar‒, y mis amigos, ella es Rosie y su hermano Étienne, Cale, todos hemos venido a salvarte y llevarte a un lugar seguro ‒lo meso suave, me daba mucha pena.
- Done ‒quiero llorar de ver su mirada tan triste y apagada, sus ojos ámbar eran oscuros.
- Un lugar llamado Conswhile, ahí te van a cuidar muy bien y jamás te harán daño, te lo prometo ‒beso su cabeza y lo arrullo, nos detendríamos en un lago a dos pueblos de nuestro destino, suspiro cuando le siento dormir, lo habíamos conseguido, estaba a salvo.
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