De acuerdo al plan

Lydie:

Habíamos llegado primero a su casa y tras contarle lo que pasó a Rosie, habíamos ido en carruaje hasta la mía, de verdad que no deseaba decirle a mi hermano, pero él conocía personas y comenzaba a tener influencias, así que podría ayudarme.

- Pasen, los recibiré aquí ‒nos lleva a todos a su despacho, estaba alejado del de mi padre y aquí se entrenaba él.

Étienne comienza a relatar no sólo lo que había pasado hoy, sino en días anteriores, decir que mi hermano estaba molesto era quedarse corta, estaba fúrico y de no ser porque me había sentado a su lado y sujetado su mano, estoy segura que habría ido a buscarlo.

- Me importa bien poco que sea el maldito heredero, si te llega a tocar un solo cabello, lo mataré ‒niego asustada.

- No, Rosie y yo tenemos un plan, sólo necesito personas dentro de la academia que lo vigilen y me avisen de cualquier cosa, estoy segura que conoces a las personas adecuadas ‒él asiente intentando calmarse.

- ¿Estás segura que funcionará? ‒me mira preocupado, asiento.

- Tomará un poco de tiempo, pero será efectivo, te lo juro ‒le sonrío intentando parecer tranquilizadora.

- Bien, mañana mismo hablaré con mis contactos, ahora debes ir a descansar ‒asiento, besa mi frente‒. Étienne, no tengo manera de agradecerte lo que hiciste hoy por ella, no sé que planeaba ese idiota, pero algo bueno no era, no quiero ni imaginar lo que pudo ocurrirle a mi hermana ‒hago una mueca, Theo sabía toda la clase de abusos que pasé en mi vida pasada, así que estaba más que claro porque estaba enojado y preocupado.

- No tiene nada que agradecerme, no puedo cerrar los ojos ante actos tan viles ‒le sonrío, veo a Rosie sonreír con orgullo, saber que él estaba ahí me daba mucha paz‒, además, hemos llegado al acuerdo de no separarnos de ella, Rosie y yo también la cuidaremos ‒mi hermano asiente, tras eso nos despedimos de los gemelos y nos fuimos a dormir, mañana comenzarían las clases de Nadine, una vez que la emperatriz la escogiera y se anunciara de manera pública el matrimonio, se vería en la necesidad de cuidar sus actos, cualquier escándalo no sería perdonado por su madre, gracias al cielo si había algo que le importaba más a los emperadores que ellos mismos, era su imagen pública, era por eso que el emperador se había encargado de su segundo hijo nacido de una infidelidad, tenía la certeza que la emperatriz no lo sabía, su forma de actuar era diferente.

Por la mañana me despierto con la noticia de que han traído un centenar de lirios, al verlos lo único que había sentido era repulsión, y creo que Theo sintió lo mismo porque entre ambos comenzamos a destruirlos, sin duda alguna, era una buena manera de quitarse el estrés.

- Ahora si me voy feliz a la academia ‒sonrío con suficiencia, mi hermano ríe, tomo mi mochila y salgo de la mansión‒. Buenos días Frank ‒sonrío mientras subo, me sentía llena de energía.

Durante los siguientes meses no hubo descanso con las clases de Nadine, así como mis constantes platicas de ella con la emperatriz. Durante mi visita al palacio imperial había evitado quedarme con él lo más que fuera posible, por suerte había conseguido que una criada me siguiera cada que tenía que ir con él, le había comentado a la emperatriz que en Inglaterra no permitían que una señorita decente estuviera sola con un caballero respetable, ella había creído que era una buena medida ante el decoro y que su hijo no sería la excepción, era un caballero pero debía cuidar mi integridad, eso no le había parecido a ese idiota, pero debía acatar las instrucciones de su madre.

- Estás lista ‒el semestre estaba por concluir, habíamos pasado más de cinco meses puliendo hasta el último detalle‒, hoy por la tarde iré con la emperatriz, ya siente curiosidad por ti así que hoy será la tarde en que logre sacarle una invitación, recuerda cada pasó de cómo le gusta el té, eso será vital ‒asiente, sonrío, todo iba de acuerdo al plan.

- Por esa sonrisa puedo adivinar que todo marcha bien con tu plan ‒susurra bajo Étienne tras sentarse a mi lado, estábamos en la biblioteca de su casa, Rosie había ido a buscar unas telas, cosíamos ropa para muñecas de madera, era moda en Inglaterra y tras mostrarle, había quedado encantada.

- En efecto, saliendo de aquí debo ir con la emperatriz, hoy le sacaré la invitación para Nadine, ella está lista ‒sonrío con suficiencia‒, que ironía tan grande, antes la odiaba y ahora hasta le tengo cariño ‒dejo salir una carcajada, en mi otra vida había logrado mi muerte, y en esta, me la salvaba.

- ¿Algún día me contarás el secreto detrás de tantas miradas cómplices? ‒me giro a verlo, me mira con seriedad, abro la boca para responderle que sí cuando Rosie llega.

- ¿Interrumpo?, ¿quieren que los deje solos? ‒niego sonriendo.

- Lo que voy a contarle a tu hermano lo sabes tú, así que no hay problema ‒ella asiente sonriendo.

Comienzo a relatarle todo, podía ver las diferentes emociones cruzar por su rostro.

- ¿Por eso te asusta tanto que te acorralen? Lo lamento Lydie, ese día que te jalé y cubrí la boca debiste pasarlo muy mal ‒niego apretando su brazo.

- Me salvaste la vida monsieur Lefebvre, además cuando supe que eras tú, no tuve más miedo, porque sé que no vas a hacerme daño ‒digo segura.

- ¿Por eso tu hermano te protege tanto?, ¿él sabe esto? ‒asiento‒, eso explica porque estaba tan aterrado y enojado cuando le conté ‒asiento sonriendo de lado.

- En mi otra vida siempre estuve sola, como Darice no tenía a nadie que me cuidará o protegiera, vi lo peor de la maldad humana, sobreviví por lástima y porque mi padre no pudo matarme ‒sonrío con fría burla‒, pero me cansé, no pude más y terminé con mi vida, sólo ahí encontré paz y consuelo, y cuando abrí los ojos aquí, recordando todo lo que tuvo que pasar, todo lo que sacrificó y al final la traicionaron, juzgándola como la villana, me juré que no permitiría que me dañaran de nuevo, sería fuerte y me opondría a ese destino, me juré que en esta vida yo no sería la villana, por eso me acerque a ustedes, tenía la corazonada que serían buenos amigos y no me traicionarían ‒les sonrío con cariño a ambos‒, y no me equivoque, no sabía si mi hermano me quería así que se lo pregunté nada más verlo, él me dijo que no, sólo no soportaba que hablara de ese estúpido príncipe, y no lo culpaba ‒dejo salir una pequeña carcajada‒. Ahora tengo más de lo que jamás tuve, dos amigos, un hermano que me quiere, tengo a Frank y a Cale, dos personas de confianza que no me van a traicionar, así que me siento bendecida ‒sonrío‒, por eso no puedo permitir que él me quite esta felicidad, en realidad nadie, juré proteger esto y eso haré ‒digo decidida.

- Te ayudaré ‒me sonríe con calidez, no puedo evitar que mi corazón lata errático, sabía que era guapo pero cuando sonreía así, bajo la vista avergonzada, debía calmarme‒. Aquí estaré para ti siempre ‒me giro a verlo, le sonrío.

- Gracias, lo apreció mucho ‒ambos asienten, me gustaban los momentos como este, lástima que duraban tan poco.


Étienne:

Tras decirme todo aquello se había marchado al palacio imperial, no dejaba de pensar en todo lo que me contó, claro que le creí, ni siquiera dudé de nada, todo tenía sentido, como había sabido lo de Bastián y el excaballero, las cosas con Nadine y su odio hacia Bénézet.

También pensaba en todo lo que sufrió en esa otra vida, se me rompía el corazón de pensar en lo indefensa que debió sentirse, en lo sola que debió estar, no sabía cómo lucía siendo Darice, así que sólo podía pensar en la chiquilla que conocí hace casi diez años, asustada, vagando sola, hambrienta, con frío, con dolor. Golpeo la pared, en esas horribles imágenes podía ver esos preciosos ojos malva sufriendo y sentía un dolor punzante.

- ¿Hermano? ‒Rosie se acerca preocupada, miro mi mano y noto la sangre en mis nudillos.

- Estoy bien, lamento haberte asustado ‒acaricio su cabeza, toma mi mano y me lleva al sofá, me hace sentar mientras va por un paño y agua‒. No dejo de pensar en todo lo que me contó, más que nada sobre su vida pasada, no puedo evitar ver a la Lydie de cinco años siendo golpeada o pasando hambre, ¿cómo pudieron ser tan crueles con ella? ‒no había podido detener las lágrimas que caían por mis mejillas, sentía tanta rabia, tanto odio hacia todos los que la dañaron, sentía pena y le dolía pensarla en peligro.

- También lloré cuando me lo contó, no frente a ella pero si después, ¿ahora entiendes por qué siempre estoy con ella?, ¿por qué no podría traicionarla? La quiero mucho, es como una hermana, y no permitiré que nadie vuelva a dañarla jamás, me lo prometí y lo cumpliré, y te agradezco que también desees hacerlo ‒limpia mis lágrimas y le sonrío, ella limpia mis nudillos.

- Lo haremos juntos hermana mayor ‒ella sonríe y asiente, ahora sería el doble de cuidadoso.

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