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"La habilidad para aceptar el presente, es la más importante"
Suspiró resignada.
No sabía la razón por la cuál se encontraba ahí, pero de lo que estaba segura es que no tenía el tiempo de buscar una opción lógica y razonable.
Los hombres frente a ella se quedaron estáticos.
-Entonces si me disculpan... - habló la pelinegra tratando de abrirse paso entre ellos caminando tranquilamente hacia donde creía estaba la salida.
Después de pasar frente a ellos con los nervios en auge pero por fuera una tranquilidad tan natural, uno de los hombres habló.
-¡Agárrenla!
Apretó los dientes y con el mismo rostro tranquilo comenzó a correr lo más rápido que sus piernas le permitían.
No se dejaría tocar por hombres que ni conocía ni quería conocer, creía que si quizás no hablaba entonces no destacaría y se olvidarían de ella tan rápido como siempre ocurría.
Por primera vez quiso seguir siendo invisible.
Vio la salida, daba a una calle que seguramente tendría gente, y si hay gente, hay policías. Si hay policías quizás alguien de buena fe le ayudaría. Si, ese fue el razonamiento al que llegó.
Pero dando la vuelta al callejón...
-¡Maldición..! -no tuvo tiempo para detenerse, simplemente soltó de su boca un quejido al sentir sus rodillas en el frío suelo y sus manos en algo blando. No tenía tiempo para fijarse en sus errores.
La persona bajo a ella la miraba con fastidio.
Aquel chico de cabellos celestes aún esperaba la disculpa de la chica por haber chocado con él. Peor aún, esta chica no se quitaba de encima.
-L-Lo lamento- volvió su mirada hacia la persona a quien tumbó, poniéndose de pie-Pero debo irm- No terminó de hablar por la simple razón de haber sido jalada del cuello por un par de hombres robustos.
El pánico se visualizó en el rostro de la chica.
El chico en el suelo miró la escena con disgusto, no quería problemas por el resto de ese día pues se encontraba de buen humor ya que su maestro le felicitó por su gran idea de infiltración a la U. A.
Ahora tenía que buscar a la persona que entraría como informante.
Se puso de pie y se dispuso a retomar su camino.
Hasta el momento en que el fastidioso grito de uno de los hombres colmó su paciencia.
-¡¡Ya deja de moverte maldita mocosa!!
No le gustaba el ruido, volteó hacia la escena y vio a la chica pateando al hombre en su espinilla, sin obvios resultados.
Ella parecía no darse por vencida, en su rostro mostraba enojo más que de miedo.
-¡¿Qué miras?! ¡¿Eres su amigo?!- gritó el hombre más alto.
-3... - susurró para sí mismo.
-¡¿HA?! ¿De qué hablas?
-2... -sonrió de una manera escalofriante hacia el hombre que le habló -1...
Los escalofríos le atravesaron el cuerpo.
-Game Over.
Rápidamente el chico tocó el estómago del mayor y este comenzó a desintegrarse a una velocidad increíble, el hombre asustado cayó al piso en cenizas.
El otro hombre que sostenía a la chica de su cuello volteó a ver la escena y con enojo la aventó hacia la pared.
-¡¿Qué fue lo que le hicis- El peliceleste no lo dejó terminar, pues lo tomó del rostro con cara de diversión.
Terminó de la misma manera.
Dos personas muertas frente a ella.
-Wow...
Y muchos más hombres salieron del callejón.
*★*
Se encontraban caminando en silencio.
-Soy T/N- decidió iniciar la conversación pues el ambiente era muy incómodo. El chico la miró de reojo y la ignoró -¿Cuál es tu nombre?.
Ella sabía ya lo conocía, no tenías que ser muy inteligente como para reconocer a Shigaraki Tomura, el principal villano del anime y la persona que mata a All Might sin piedad alguna a mitad de tomo.
Si bien, su suerte nunca fue buena, creía que por alguna razón le fue bien que se topara con alguien que tenía la facilidad de terminar las cosas rápido, efectivo ¡y sin heridas!.
En cambio no podía quitarse la duda de su cabeza.
"¿Qué hago aquí? "
La chica detuvo su paso de la nada, el celeste a su costado la miró extrañado.
-Espera aquí- soltó T/N sin expresión alguna al encontrar una tienda relativamente cerca.
El la miró desconcertado.
Hasta hacía unos momentos, aquella chica de ojos cafés se encontraba en una situación peligrosa donde seguramente obtendría un trauma, ya fuera por lo que le iban a hacer o por ser testigo de la muerte de varias personas de manera despiadada.
Pero en cambio, no mostraba temor alguno.
Al contrario, parecía estar hasta cierto punto, más tranquila.
¿Quién era esa persona realmente?
Una persona normal no tendría nunca ese tipo de reacción. Todos tendrían miedo en su rostro, no estarían sorprendidos, enojados o asustados por ver gente que fue asesinada frente a ellos.
La curiosidad lo comenzó a invadir.
Quizás ella era un villano.
Y más importante aún.
¿Por qué le hizo caso al quedarse ahí esperándola?
Se planteó la pregunta demasiado tarde, pues la chica salió después de unos cuantos minutos con un par de bolsas en manos.
Esta al alzar la mirada, inmediatamente se encontró con los ojos carmesíes viéndole inexpresivo.
-Oh, sigues aquí- le dirigió la palabra.
-Me dijiste que esperara- frunció su entrecejo con obvia molestia.
-Pero aún así no creí que fueras tan obediente- le miró a los ojos para seguido de eso rebuscar en una de sus bolsas.
Al parecer tenía algo que darle.
El mayor tan sólo chasqueo la lengua al darse cuenta de que parecía una mascota esperando a su dueño obedientemente.
-Me largo de aq- pero fue interrumpido.
-Ten- la chica le extendió una paleta de hielo justamente frente a su rostro-no sabía qué sabor es tu favorito, por lo que opté por tomar una de menta.
El peliceleste la miró con confusión, y seguido de duda hacia sus manos.
-¿Por qué..?
-Espera, - la chica se quito uno de los guantes que traía y se lo tendió al chico peliceleste-quiero probar algo.
Con un corto suspiro el peliceleste atendió la petición de la chica.
Tomando con cuidado aquel guante.
Enserio, ¿Qué estaba haciendo?, tenía muchas cosas que hacer en ese día.
Pero... si era sincero consigo mismo, le desconcertaba cada vez más la chica pelinegra con rostro casi inexpresivo que con cada reacción que mostraba, excavaba más a su interés.
La punta de tres de sus dedos tocaron la palma del guante.
-Tócalo con tus cinco dedos- volvió a pedir.
Si bien recordaba la novela, los guantes de la protagonista estaban hechos especialmente para gente con Quirks destructivos, como el de ella. Pero al tercer capítulo los termina rompiendo por luchar contra Stain, por lo que se vuelve inútil tenerlos por tan poco tiempo.
-... -el chico no era demasiado hablador y su mirada penetraba de manera amenazante a cualquiera que lo viera directamente, pero al menos no mostraba signos de hostilidad hacia la persona frente a ella, cosa que alivió a T/N.
-No dudes - por su parte, la chica tampoco era de muchas palabras, pero al parecer sabía cómo convencer a la gente.
De una forma molesta, pero lo lograba.
Mirandola con un rostro totalmente serio se dirigió de nuevo a la pequeña prenda que sostenía, colocando lentamente sus cinco dedos esperando que esta se desintegrase.
Cosa que no pasó.
La sorpresa no se hizo esperar por parte del peliceleste.
-¿Qué?- y esta vez para confirmar decidió tocar con la otra mano.
Y nada.
No se desintegraba por más que lo intentara, miró con rapidez a la chica frente a él.
-Son tuyos ahora- le tendió el otro guante- pueden parecer incómodos, pero en realidad se moldean perfectamente a la figura de tus manos que hasta da la sensación de tenerlas desnudas. También se pueden cambiar de color si es que el blanco no te gusta.
Parecía seguir confundido, su ceño se encontraba fruncido y la desconfianza comenzaba a crecer.
-Puede ser incómodo destruir todo lo que sea tocado por tus cinco dedos- suspiró-De vez en cuando sería bueno que los usaras, como para comer la paleta que te compré- y se la volvió a ofrecer- tómalo como muestra de gratitud por salvarme allá atrás.
Tomura pareció pensarlo unos segundos para tomar la paleta con el guante ya puesto.
La caminata prosiguió.
Si bien, la chica frente a él obviamente no tenía miedo alguno de su destructivo Quirk, podía tener dos significados.
Tiene un Quirk que contrarrestara el de él como uno de regeneración, o simplemente es una idiota.
Él apuntaba más a la segunda.
-Una persona normal en una situación como esta habría llamado a un héroe.-T/N paró en seco- ¿Por qué no lo hiciste?- le preguntó esperando su reacción, Sorprendiéndose de paso.
La chica miraba el suelo con seriedad y una extraña sensación de soledad.
-Es cierto, aquí existen los héroes... ¿Cierto? - susurró.
T/N aún no podría creerlo, ¿De verdad se encontraba dentro de esa novela de la que se encargaría de seguir? Debía ser una simple broma.
Una jodida broma.
Ante la respuesta de la chica decidió cambiar la pregunta.
-¿Por qué no me tienes miedo? Podrías morir en menos de cinco segundos si eres tocada por mi.
Silencio.
Ella también se lo preguntaba.
En cambio, Tomura no parecía ser una mala persona en ese momento.
Decidió confiar en sus instintos, ya que la voz que normalmente escuchaba en aquellas situaciones ya no estaba.
-Te lo agradezco de verdad...-soltó de la nada -Gracias por salvarme- volteó a verlo con una leve sonrisa en el rostro.
De verdad se sentía agradecida.
Su primer día en ese mundo fue lo suficientemente agitado como para agotarla a muerte, un mar de pensamientos negativos como es costumbre pasaron por su cabeza en el momento de ser seguida y casi asesinada.
Si no hubiera sido por él, seguramente no la hubiera contado para el día siguiente.
-De verdad no te entiendo- procedió a morder la paleta que la chica le regaló.
Ni ella misma se conocía.
¿Por qué dar indicios de crear una relación con una persona que seguramente haya matado a cientos de personas?.
Si su objetivo era vivir tranquilamente conforme la novela estaba escrita, tenía que encontrarse en cada uno de los eventos ocurridos. ¿Eso era los ir de verdad quería? Ella sabía que la novela era de acción, tragedia y romance, lo que más detesta.
El primer evento fue todo un éxito. Aunque se halla adelantado medio año y no halla sido de la manera en que debería haber sido.
Pero a T/N no le importaron esos pequeños detalles.
Lo que más le inquietaba en esos momentos...
-Tienes los labios muy secos- Miraba sus labios sin expresión.
Le incomodaba ver la falta de nutrición en aquella piel, sobre todo en los labios que normalmente es el atractivo natural en una persona.
Bueno, no es como si ella no lo considerara atractivo, seguramente con el debido cuidado de su piel y su cabello, se vería mucho mejor.
Rebuscó por segunda vez en su bolsa, encontrando lo que necesitaba.
Estiró su mano una vez más hacia el rostro del chico peliceleste.
-No aceptaré un rechazo- Mostrando un bálsamo labial y una crema humectante.
Lo había comprado para ella con la tarjeta que siempre traía en el traje, pero el chico frente a ella parecía necesitarlo más.
-Después de ducharte. Y el bálsamo después de comer, no lo olvides.
Tomura se le quedó viendo y con molestia lo tomó.
A T/N le pareció graciosa la reacción del peliceleste, no solía ver gente tan malhumorada, más que ella en realidad.
-Ah... - suspiró resignada.
El cabello de la pelinegra se movía por el viento de manera casi incesante mientras miraba hacia el cielo.
¿Qué debería hacer a partir de ese día?, no sabía cuánto tiempo estaría atrapada en ese sueño.
Tampoco sabía cómo regresar a su mundo, por lo que buscar maneras que seguro sería inútiles no parecía ser una opción.
Tan sólo debía dejar pasar el tiempo hasta que se diera cuenta de cómo remediarlo.
Aunque en realidad, ya no sabía si de verdad quería regresar.
Al menos en ese mundo estaba siendo notada, algo que le parecía extraño pero no le disgustaba.
Al costado de ella se quedó mirando expectante el peliceleste, la chica parecía tener muchos pensamientos en su cabeza o dificultades. Cosa que le intrigaba.
-Ni yo misma me comprendo- por fin soltó con un tono neutro.
Esta lo volteó a ver con sus opacos ojos cafés a sus orbes tal rubíes del peliceleste -La próxima vez que nos veamos, que sea en una ocasión tranquila- T/N se despidió agitando su mano.
T/N estaba dispuesta a irse.
Tenía mucho que aprender de esta nueva vida.
Aceptar la actual realidad.
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